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Ingresó a pie y caminó hasta el banco de suplentes. Uno, dos, tres pasos. La frente en alto y el pecho inflado. Aunque cada tanto miraba al césped, como pidiendo que esta tarde sí se le diera el triunfo. Que Gimnasia y Esgrima La Plata lograra sumar sus primeros puntos, justo frente a River. Con un buzo más celeste y una gorra especial, con el Che Guevara en el costado izquierdo.
Para Diego Maradona no era un partido más el de la tarde del sábado. Pero no eludió elogios hacia Marcelo Gallardo, que le había demostrado mucho afecto en sus declaraciones de la semana previa al encuentro. "Es un buen técnico que le va bien y se lo merece", destacó el Diez con cariño.
Marcelo Gallardo, Diego Maradona y el Che Guevara. pic.twitter.com/hClD7kPKNu&— chomi [R][R] (@chomickirio) September 28, 2019
Te merecés todo lo que ganaste
El abrazo entre ambos entrenadores fue conmovedor, intenso y duró varios segundos. "Te merecés todo lo que ganaste", le dijo Diego. "Te quiero hermano", le respondió el Muñeco. Cuando se separaron, el DT de River quedó emocionado. "Yo ya dije todo lo que siento por Maradona. Para los que crecimos con él, siempre estará mi admiración por el enorme jugador que nos dio tantas alegrías", resumió.
Yo ya dije todo lo que siento por Maradona. Para los que crecimos con él, siempre estará mi admiración por el enorme jugador que nos dio tantas alegrías
Poco después, comenzó el partido. La presencia en el bosque de Dalma y Gianinna le sumaron más emoción a un contexto especial. La llegada de Diego a Gimnasia representó una caricia para la gente, un plus para la economía y una cuota de motivación para el plantel. Todo eso ya se dijo.
Lo que necesitaba el Lobo, de una vez por todas, era ganar. Cortar la racha negativa. Ponerle un despertador a la pesadilla. Porque el equipo tripero no solo arrastraba una pésima seguidilla en la Superliga, también llegaba con la urgencia de robustecer un promedio casi diminuto. Y para colmo River tenía la cabeza más en el futuro que en el presente. Por la Libertadores y por Boca, claro. Esa es la prioridad para el Millonario y el conjunto de Maradona tenía que aprovecharlo. Era su deber. No pudo. No supo.
A Gimnasia siempre le hacen el primer gol. Le pasó en las siete fechas anteriores y le pasó esta tarde. Es una de las fallas que Diego no pudo corregir y en esta ocasión le añadió el agravante de que empezó 0-2. Así es muy difícil. Prácticamente imposible.
El más activo en el banco no fue Maradona, quien observó las acciones sentado y se paró en situaciones puntuales para dar indicaciones. El que estuvo más cerca del campo de juego fue Sebastián Méndez, ayudante de campo principal; el Gallego lo vivió enchufado y por momentos bien cerca de la línea lateral de la cancha. Los ánimos de ambos se movieron al ritmo del encuentro y los dos pasaron del entusiasmo a la bronca y de la bronca a la resignación.
El golpe de efecto del ídolo, por ahora, no repercutió en el juego. El Lobo conserva sus groseras fallas defensivas, sigue sin utilizar un 5 tradicional y el ataque no mejora.
Cuando terminó el partido y el 2-0 a favor de River era cosa juzgada, Maradona analizó esta nueva derrota, la séptima seguida de Gimnasia y la tercera desde que asumió Diego: "Con River no se puede, te esconde la pelota y estamos al horno. Para colmo, en la que tuvimos, tuvimos mala suerte. Ahora hay que seguir trabajando. Hay que meter mano en todos lados."
Antes de meterse en el vestuario, Maradona se acercó a los hinchas, unió sus palmas a modo de rezo y les pidió disculpas por esta nueva derrota.