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Manuel Lanzini y Pity Martínez, dos número 10 de River que jugarán ante Boca con el corazón en la mano
Historias de dos protagonistas especiales, que saben lo que es festejar en un superclásico
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Los dos saben lo que es ganar en la Bombonera. Los dos saben lo que es marcarle un gol a Boca. Los dos saben lo que es llevar la número 10 de River en la espalda. Los dos conocen a la perfección el ADN y el paladar millonario. Los dos volvieron en el pasado mercado de pases para reencontrarse con el club. Los dos saborean el partido del domingo como un duelo especial, diferente. Y los dos esperan dar un golpe sobre la mesa para reencontrarse con el hincha. Manuel Lanzini y Gonzalo “Pity” Martínez volverán a formar parte del superclásico. El primero lo hará después de nueve años y con altísimas chances de formar parte del equipo titular. Y el segundo volverá a hacerlo a poco menos de cinco años de la histórica final de Madrid. Impacto emocional.
De acuerdo a los trabajos que ha hecho Martín Demichelis en la semana, Lanzini se perfila para ser titular en el 4-2-3-1 que cranea el técnico de River para el domingo. El enganche que llegó libre desde West Ham de Inglaterra jugó 311 minutos en los seis partidos de la Copa de la Liga con cuatro titularidades (siempre fue reemplazado) y dos ingresos desde el banco y aún no pudo convertir ni asistir. Con un promedio de 52 minutos por juego, aún se espera por su mejor versión: ni él se ha encontrado con su fútbol con continuidad ni el DT le ha encontrado el mejor rol en el equipo.
Pero el pasado le guiña al ojo al número 10 de River para el clásico. “Ni loco me pongo la de Boca, yo quiero jugar en River”, le dijo Manu a su papá Héctor cuando aún era un niño. Fanático millonario, no aceptó pasar al Xeneize cuando Ramón Maddoni, histórico cazatalentos del club, puso los ojos en él para sumarlo a las divisiones menores. Así, tras sus pasos por Academia Kaly de Ituzaingó, 4 de Mayo de San Antoio de Padua y 77 Fútbol Club de Morón, en 2003 aterrizó en River después de no completar las pruebas en Vélez con tan solo 10 años. Cuando llegó a Núñez, Lanzini comenzó jugando como volante izquierdo, pero lo fueron adelantando hasta convertirlo en enganche.
A lo largo de su primera etapa en el club, Lanzini jugó 91 partidos, marcó 13 goles y ganó dos títulos –Final y Súper Final 2014– entre 2010 y 2014 en River, que en la temporada 2011/2012, tras el descenso a la B Nacional, lo cedió por un año a Fluminense. Luego, después de jugar el primer partido del ciclo de Marcelo Gallardo el 27 de julio de 2014 ante Ferro por la Copa Argentina, fue vendido a Al Jazira, de Emiratos Árabes Unidos, por unos seis millones de dólares. Y ahora, después de una larga y exitosa etapa por West Ham con 226 partidos oficiales con 32 goles, 28 asistencias y un título, tiene la oportunidad de volver a escribir otra página dorada en los superclásicos.
Es que durante ese lapso con la banda roja, el 10 se hizo fuerte en los superclásicos: convirtió el gol más rápido en la historia del duelo a los 46 segundos en el empate 1-1 del Torneo Final 2013 en la Bombonera; y anotó un golazo para ganar 2-1 en el Torneo Final 2014 y romper una extensa racha de diez años sin triunfos millonarios como visitante ante Boca. Pero, además, también festejó con otro tanto en un amistoso en el verano de 2014 en Córdoba para ganar 2-0 en el inicio de un exitoso año.
Perfilado para ser titular, Lanzini vivirá una jornada especial en la Bombonera, al igual que lo hará Gonzalo Martínez, uno de sus reemplazantes naturales que tendrá su lugar en el banco de los suplentes. El Pity, que selló su regreso en agosto pasado tras casi cinco años, regresó a las canchas el domingo pasado ante Banfield: sumó 20 minutos para empezar a recuperar terreno ya que su último partido oficial había sido el 17 de febrero con Al-Nassr antes de sufrir una rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda.
Con el alta médica hace más de un mes, Martínez está en un lógico proceso de reacondicionamiento futbolístico por su extensa inactividad. Es que en su paso por Arabia Saudita solo jugó 58 encuentros (42 de titular) con 3.789 minutos completados y 13 goles desde septiembre de 2020. Es decir, selló un promedio de 19 juegos por año y 65 minutos por partido. ¿Qué ocurrió? En marzo de 2021 sufrió la rotura del ligamento colateral externo de la rodilla derecha y recién retornó en diciembre; luego, estuvo sin acción desde junio a diciembre de 2022 por una pericarditis previa al parate por el Mundial de Qatar; y en febrero de este año sufrió su segunda lesión ligamentaria.
Pero, por fuera de los chispazos de su talento que ya mostró frente a Banfield en el Sur, la presencia del Pity en la Bombonera es una inyección anímica para River. Porque el actual número 18 siempre se ha hecho fuerte en los superclásicos. Los disfruta, los entiende, los juega con otra energía. Entre 2015 y 2018, Pity jugó 12 superclásicos oficiales con 5 triunfos, tres empates y cuatro caídas en los que marcó cuatro goles y recibió una amonestación. Además, también tiene historial positivo en amistosos con cinco éxitos y tres caídas.
Dentro de ese historial se encuentran tres de las cinco eliminaciones consecutivas en el ciclo de Marcelo Gallardo, ya que jugó los octavos de final de la Copa Libertadores 2015; la final de la Supercopa Argentina 2017; y la final de la Copa Libertadores 2018. En todas fue determinante: en 2015 recibió la falta de Leandro Marín para el penal que se transformó en el único gol de la serie; en 2018 hizo el primer tanto de penal en el 2-0 en Mendoza para ganar la Supercopa; y en la histórica final de ese mismo año le dio la asistencia a Lucas Pratto en el primer gol del 2-2 de la ida en la Bombonera y convirtió el emblemático 3-1 en Madrid para gritar campeón.
Ahora, Pity volverá a la Bombonera, donde hizo valer su hidalguía, su coraje y su atrevimiento para esta clase de cruces. Con un desparpajo propio de su talento, quedó grabada su imagen ingresando en la primera final de la Libertadores 2018 mirando a las tribunas xeneizes con una desafiante calma y una sonrisa que anticipaba lo que podía venir. Y porque en el ámbito local supo lo que es festejar en ese territorio: convirtió en el triunfo 3-1 del Torneo de Primera División en 2017; y anotó en la victoria 2-0 en la Superliga en 2018.
Nunca jugaron juntos, pero ahora los une el mismo sentimiento: Lanzini y Martínez tendrán la oportunidad de volver a jugar un superclásico, ese evento tan especial en el que quedaron grabados a fuego. River los necesita. Y los espera.
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