Manchester United - Manchester City: un derbi lento y sin goles que no tuvo ni ritmo de Premier League

Manchester United y Manchester City no se sacaron ventajas. Ambos equipos jugaron con miedo a perder el clásico disputado en Old Trafford por la fecha 12 de la Liga Premier. Hubo 20 remates a los arcos, pero casi ninguno llevó real peligro para los arqueros, señal inequívoca de los peligros que tuvieron los dos para crear juego. El resultado no le sirve a ninguno: el United quedó séptimo con 20 puntos, un punto por encima de su rival, que llegó a las 19 unidades.

El derbi nunca se armó. Se jugó siempre con el freno de mano puesto y prueba de ello es que apenas hubo dos tarjeta amarillas: a Harry Maguire, del United y a Fernandinho, de Manchester City. Ninguno de los dos supo cómo resolver el cerrojo defensivo que le propuso el rival. United careció de una referencia ofensiva (jugó sin 9 todo el primer tiempo, y en la segunda parte adelantó a Marcus Rashford), mientras que el conjunto dirigido por Pep Guardiola dependió siempre de lo que pudiera crear Kevin De Bruyne.

La jugada más clara de todo el encuentro fue del City. Y ocurrió a los 34 minutos de juego, tal vez el único momento de todo el partido en el que el equipo de Guardiola atacó con la voracidad de un conjunto de rugby buscando un try. Aceleró Gabriel Jesús, encontró a De Bruyne y el belga, de primera y de memoria, ubicó a Riyadh Marez vacío por la derecha. El argelino remató con el arquero David De Gea encima. El español le ganó el duelo. Luego, De Bruyne elevó a las nubes el rebote.

El United tuvo insinuaciones. De pelota parada, sobre todo. Su mejor jugada fue anulada por offside de Rashford. El ataque había concluido con un evidente penal de Kyle Walker al propio Rashford. Pero el VAR revisó la jugada, puso las líneas del offside en tiempo real y comunicó la revisión de la jugada en cuestión de segundos: posición adelantada y todo anulado.

Guardiola se cansó de gritarles a los suyos la consigna del día: "¡Por afuera! ¡Por afuera!". El entrenador español entendía que el negocio de su equipo era por las bandas. Pero Cancelo-Sterling (por la izquierda) y Walker-Mahrez (por la derecha) rara vez fueron un tándem. Las pocas veces que Sterling llegó a zona franca de ataque quedó mano a mano con Lindelof, y le ganó en velocidad. Ni eso hizo que sus compañeros lo buscaran con más asiduidad.

Los minutos pasaron y el ritmo lento y pausado permaneció. El portugués Bruno Fernandes, el armador del United, intentó un par de veces desde afuera. Manchester City hizo control de pelota y dejó consumir el reloj. Como si ambos equipos estuvieran conformes con el empate sin goles en un clásico que no tuvo nada del ADN de un partido de la Premier. Fue un partido de pases inofensivos, lateralizaciones y miedo a perder. Un clásico que no estuvo a la altura de la expectativa que había generado ni de la jerarquía individual de sus protagonistas.

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