Madre e hija, y también representantes exitosas en el fútbol: de Estados Unidos desembarcan en la Argentina

Shalimar Reynal, y su hija Victoire Cogevina Reynal tienen aires de celebridades. Sin embargo, nadie apostaría a que detrás de esa prestancia se esconden dos mujeres dedicadas a representar jugadores de fútbol en varias ligas importantes, que negocian cara a cara con algunos de los hombres más ricos del mundo. “Somos muy futboleras, por eso decidimos transformar nuestra pasión en una empresa”, admite Shalimar. “Pero no nos consideramos botineras…”, aclara rápidamente, en tono jocoso, Victorie. Agudas, insinúan su pericia para actuar en un ambiente dominado por hombres.

Un año atrás, Shalimar y Victorie fundaron SR All Stars en los Estados Unidos, convirtiéndose en las primeras mujeres en manejar una agencia global de representación, imagen y publicidad de jugadores de fútbol. Su irrupción les posibilitó que dirigentes de la talla de Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, o Rodolfo D´Onofrio, de River, les brindasen su apoyo para futuras negociaciones. “Todo nació de manera muy casual”, explica Shalimar, que es hija del empresario William Reynal, el fundador de Austral Líneas Aéreas, fallecido en 2015. “Por pedido de Darío Salas, ex arquero de River, asesoré con muy buenos resultados a Osvaldo “Ossie” Alonso (mediocampista cubano de los Seattle Sunders de la Major League Soccer) y, por recomendación de él, muchos de sus compañeros vinieron a verme. Pero recién el año pasado nos convencimos con Vicky de arrancar con la agencia y brindar formalmente un servicio integral para futbolistas”.

Las oficinas centrales de RS All Stars están en Miami. Sin embargo, con la idea de penetrar más en los mercados sudamericano y europeo, planean desembarcar pronto en Buenos Aires, Asunción y Madrid. Entre los jugadores que representan sobresalen el uruguayo Nicolás Lodeiro (ex Boca), el paraguayo Miguel Almirón (ex Lanús), los argentinos Héctor “Tito” Villalba, Yamil Asad y Pablo Batalla (actualmente en el Bursaspor de Turquía) y los chilenos Mauricio Pinilla, José Valdivia, Paolo Díaz, Jean Beausejour y Gonzalo Jara. Además manejan la imagen de Carles Puyol, ex capitán del Barcelona, Mario Kempes e Iván Zamorano.

“Cuando emprendés algo serio en Estados Unidos tenés garantizado el éxito. Es un lugar de oportunidades. Haber arrancado a trabajar con la MLS nos ayudó rápidamente a aprender cómo manejarnos y algunas las reglas del negocio. Si nos hubiésemos iniciado en Argentina todo nos habría costado más”, asegura Shalimar. “Siempre fuimos conscientes de que debíamos arrancar en silencio y lograr solidez para que no nos aplastaran. Ser una empresa americana nos da respeto, pero también crea ciertos recelos. Es un ambiente competitivo y, muchas veces, desleal”.

Ser mujeres en un ámbito tan machista no necesariamente les juega en contra, aseguran madre e hija. “Ser mujer nos ayuda a entender mejor al jugador. Para nosotras ellos son nuestra prioridad”, señala Victoire. “Shalimar los trata como a mí, como si fueran sus hijos. No son sólo son una transacción financiera. Son mucho más que eso. Trabajamos alrededor de sus necesidades, los contenemos afectivamente y los asesoramos en lo financiero. Nuestro vínculo excede lo futbolístico. Por lo general, los representantes masculinos no hacen eso. No podemos llevar un jugador argentino a Estados Unidos y olvidarnos de él, una vez que se muda, porque no sabe el idioma”.

“Que seamos mujeres lo hace todo más sensible”, agrega Shalimar. “A nosotras nos gusta estar en todos los detalles. Somos multifacéticas. Y a los jugadores les gusta porque se sienten contenidos. En los clubes, cuando nos reciben, nos suelen brindar todas las comodidades. Sin embargo, a la hora de negociar es siempre de igual a igual. Cuando hay plata en el medio, poco importa el género. Pero los dirigentes hombres nos respetan porque saben que hacemos las cosas bien”.

Como en la familia, los roles de Shalimar y Victoire están bien definidos en las tareas laborales. La madre (54 años, licenciada en economía y relaciones internacionales) es la encargada de las negociaciones con los clubes y los contratos de los jugadores. Su hija encabeza el equipo que se ocupa del manejo global de la imagen del deportista y la administración de sus cuentas en las redes sociales. “Mamá es la más rigurosa y la menos flexible a la hora de negociar. Cuida tanto a sus jugadores que los asesora hasta en las inversiones que realizan para asegurar su futuro”, asegura la joven empresaria de 26 años, que trabajó en el mundo de la moda y la publicidad antes de incursionar en la representación de futbolistas.

Perfume de seducción: les gustaría contar con Alario y con Dybala

Fanáticas de River y Racing, respectivamente, Shalimar y Victorie son dos empresarias que están haciendo su camino en el fútbol y no temen descubrir sus preferencias. “Me hubiese gustado manejar la carrera de Lucas Alario”, se confiesa Shalimar. “Su salida desprolija de River dejó en evidencia lo mal asesorado que está. Lucas es un jugador de ideal para un club grande de la Premier League de Inglaterra. Su venta a Alemania es el claro ejemplo de lo poco que le interesa la carrera del jugador al representante”. A Victoire le gustaría “trabajar con Paulo Dybala. Me encantaría. Futbolísticamente es un crack y tiene mucho para explotar en términos de imagen y publicidad. Está al nivel de aceptación de Ronaldo o Neymar en redes sociales. Las marcas se fijan mucho en eso y él, a mi entender, no está explotando bien esa posibilidad”.

Encontrá resultados de fútbol en vivo, los próximos partidos, las tablas de posiciones, y todas las estadísticas de los principales torneos del mundo.

Ir a Canchallena

Conforme a los criterios de

Conocé más

El Capitán América. Pochettino quiere cambiar la historia del Central Park con Messi como socio e inspirado en las mujeres

"No tengo palabras". La batalla por una medalla: acusaciones y pelea en la justicia detrás de la foto más icónica de París 2024

Vidas paralelas. El jockey que cautivó como cantante en un reality volvió a las pistas y dio el batacazo en la Melbourne Cup