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Luis Zubeldía: "No hay que creer que si no se juega como Barcelona, no sirve el fútbol"
Charla a fondo con el DT argentino de 36 años que dirige a Independiente Medellín
MEDELLÍN, Colombia.- Luis Zubeldía mueve la pelota con su pie derecho y se la pasa al izquierdo para frenarla con la suela de unos botines negros con detalles blancos. Están gastados y son de esos que ya no se ven. "Los tengo hace tiempo, son muy cómodos. No se consiguen más estos, ja", dice el entrenador de Deportivo Independiente Medellín en el inicio de la charla con LA NACION. Es que mientras habla, parado sobre la cancha del predio que el club colombiano inauguró hace unos meses en Llanogrande, Río Negro, no puede dejar quieto el balón. Lo mueve para un lado y para el otro.
"Estoy muy contento. Me sorprendí con cómo se manejan en el DIM, y cómo la ciudad tiene tanto fanatismo por el fútbol y tanto cariño por la Argentina. Me hablan del tango, de los jugadores de las décadas del 30, 40 y 50. Se nutren mucho, te dicen cosas de (Osvaldo) Zubeldía, de (Carlos) Bilardo, de muchos entrenadores y tienen un respeto absoluto. Yo busco eso del fútbol: aprender y formarme", señala Zubeldía. Su llegada a Medellín parece una voltereta del destino: es tocayo de Don Osvaldo, el técnico que revolucionó el fútbol colombiano y fue campeón en 1976 y 1981 con Atlético Nacional, el rival de siempre.
El DIM es el sexto club de un entrenador que convive con la paradoja de ser un joven veterano: a los 36 años, lleva casi 10 dirigiendo, tras pasar por Lanús, Barcelona de Ecuador, Racing, Liga de Quito y Santos Laguna de México, aún sin lograr títulos. "Es lo que me tocó. A esta altura llevo casi 350 partidos dirigidos. Es muchísimo y lo hubiese querido como jugador. Pero el fútbol te sigue sorprendiendo y por eso me gusta conocer distintos ambientes", cuenta Zubeldía. Tal vez por eso no puede dejar de mover la pelota mientras habla: en sus entrañas, el joven futbolista de Lanús que debió retirarse a los 23 años por la osteocondritis disecante en su rodilla izquierda, todavía tiene signos vitales.
Cuando dijo adiós en 2004, tras ser una promesa de las selecciones juveniles, estudió periodismo deportivo, hizo el curso de DT y trabajó con la sexta y la quinta división del Granate. En 2005 pasó a ser ayudante de Ramón Cabrero en primera, logrando el primer título de la historia del club en el Apertura 2007. En junio de 2008, quedó al frente del equipo a los 27 años, un récord para el fútbol argentino.
"Me gusta más el fútbol dinámico que el esquemático, aunque me cataloguen como estructurado. Los jugadores que con posesión y lectura pueden resolver situaciones moviéndose en el terreno, valen por mil. Y valoro eso de mi equipo: somos flexibles, nos desarmamos con los toques, sin condicionarnos y sin que nos identifiquen el esquema. Siempre hay que estar sustentado por un orden, pero no rígido. A veces, el desorden termina siendo el orden, porque no sos referencial ni previsible y te adaptás", explica el técnico del DIM, que está segundo en el Torneo Apertura de Colombia y busca un lugar en los octavos de final de la Copa Libertadores en el Grupo 3 con River, Emelec y Melgar.
"En el fútbol argentino es normal que te cataloguen, a mí me pasó. A veces te toca dirigir un plantel donde no podés armar grandes cosas y tenés que generar igual un equipo competitivo, pero sin una identidad. Lo sufren hasta los clubes grandes", destaca Zubeldía. "Yo veo que los entrenadores hablamos de nuestras formas y morimos con esa, sin blanquear que a veces hay que jugar sin la posesión de la pelota, por ejemplo. ¿Cómo hago para hacer entender eso si parece que está mal hacerlo? No hay que creer que si no se juega como Barcelona, no sirve el fútbol. No hay sólo una línea, es un pecado pensar así".
Pese a la distancia, la Argentina está lejos de su cabeza. "No extraño al fútbol argentino, ya lo conozco y no encuentro novedades. Me motiva experimentar. Me formo con nuevas ideas, diversidad de jugadores, cantidad de partidos y lo que voy adquiriendo. Así renuevo ilusiones, aunque desde lo económico sea lo mismo. Deseo conocer el mundo y seguir aprendiendo".
Hoy, Zubeldía no tiene hijos y vive en Colombia con su mujer. "Dirigiendo en el exterior tengo que pagar precios altos, como que mi señora no pueda insertarse de lleno en un trabajo o sufrir la vejez de nuestros seres queridos. Cuando vuelvo, es un año menos. Mis viejos tienen 60 y pico de años y los veo cada seis meses o un año, es bravo. Todos los hijos en algún punto somos egoístas, pero porque es lo que nos toca vivir a nosotros. Por suerte puedo elegir".
Un DT requerido
A finales del año pasado, su nombre apareció entre las posibilidades para ser el técnico de una selección argentina Sub 20 a la deriva. "Me llamaron para dirigir, pero como vi el asunto, opté por no agarrar. Era un gran compromiso en un gran desorden. Veía una estructura pobre en lo dirigencial que fallaba y no me creí capacitado. Ahora se empieza de cero y ojalá que la AFA se haga fuerte estructuralmente", señala, y agrega que le sorprendió negativamente la decisión de no optar por alguno de los 44 proyectos presentados para los juveniles a la hora de elegir un técnico.
"Fue una falta de respeto y me dolió mucho por personas que estaban muy ilusionadas. Te moviliza porque es la selección. Yo me críe con eso y te ves en la obligación de aportar lo poco o mucho que sabés. Pero hay que ver si sos capaz de naufragar en un mundo desordenado. Yo no me creía tan bueno y no sé cómo hay gente que decide trabajar así", reflexiona. "No tengo como objetivo trabajar con juveniles, aunque se puede dar en algún momento. Pero sé que hay que darle prioridad a la selección. Países como Ecuador, Colombia o Venezuela son fuertes porque tienen políticas diferentes: los clubes están obligados a ceder a sus jugadores, y eso nosotros lo ignoramos".
¿Cómo vive el presente de Lanús? "Siempre valoro a mi maestro Cabrero, lo ha sido y lo será todo para mí. Y también a la dirigencia, tanto a Alejandro Marón como a Nicolás Russo. Verlo a Lanús así es emocionante, pero son resultados consecuentes, no es lotería. Por algo a la mayoría de los técnicos les fue bien. La AFA necesita nutrirse de los mejores para armar una estructura fuerte y Lanús ha sido el mejor de la última década, ya sea en cuanto a ganancias, resultados deportivos, formación... y no lo digo solo porque soy hincha. Está a la vista".
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