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Lucas Zelarayán, campeón en la MLS: "Me faltan un par de años para ser el símbolo que fue el Mellizo en Columbus”
Hacía 12 años que Columbus Crew no era campeón de la MLS de los Estados Unidos. En 2008, se consagró y Guillermo Barros Schelotto, que un año antes había dejado Boca porque Rodrigo Palacio se había quedado con su puesto, fue nombrado MVP (Jugador Más Valioso).
El último 12 de diciembre, el equipo de Ohio venció en la final 3-0 a Seattle Sounders y se coronó con el aporte decisivo de otro argentino, el cordobés Lucas Zelarayán, autor de dos goles y una asistencia, producción suficiente para ser designado MVP de la definición disputada en el MAPFRE Stadium. "Este título es el más importante en lo personal por el protagonismo que tuve todo el año en el equipo. En Tigres alternaba. Hubo finales en las que era titular, en otras iba al banco y no entraba. Los tres campeonatos que gané en México los viví un poco desde afuera", expresó Zelarayán en una entrevista vía Zoom.
De 28 años, el "Chino" está de vacaciones en su Córdoba natal, reencontrándose con sus raíces: "En mi barrio de Córdoba capital me recibieron con pasacalles que decían ‘Felicitaciones campeón’. Yo vivo enfrente de una plaza. Todo el barrio sabía cuándo llegaba. Había mucha gente en la plaza, fue algo muy lindo y emocionante. Es mi gente, mi barrio, mi familia, los amigos de la infancia, la plaza Residencial Oeste, en la que di mis primeros pasos en el fútbol, cerca del estadio de Belgrano".
Su descanso tendrá otra parada que añora desde que en 2015 es un futbolista migrante: "Soy de Córdoba ciudad, pero mi papá se crio en San Francisco del Chañar (a 207 kilómetros de la capital), en el campo, cerca de Santiago del Estero. Cada fin de año lo voy a visitar, también están mis tíos. Tengo esa conexión ciudad-campo-pueblo. Ir al pueblo de mi papá me sirve para desconectar, disfrutar de la familia. Se arman guitarreadas que me recuerdan a mi infancia. Me crie en medio de guitarreadas, son cosas que me llenan de felicidad y me hacen recargar las pilas para volver a la pretemporada a mediados de enero y arrancar con todo".
Dos goles y una asistencia para ser campeón y MVP
Zelarayán es uno de los tantos jugadores que pasaron durante el exitoso ciclo de Ricardo Zielinski en Belgrano. El Ruso, consultado por LA NACION, recuerda cómo fue su evolución en el Pirata: "Al Chino lo subimos de las divisiones inferiores cuando tenía 16 años. Es un jugador distinto, con características que no abundan en el fútbol argentino, con un talento natural, de los que nacen de vez en cuando. Fuerte de cabeza y en la toma decisiones. Excelente persona y compañero. Tenía demasiados atributos como para que le fuera bien. Se consolidó y sobresalió. Conmigo jugaba libre, necesita estar cerca del arco contrario porque es determinante. Sabíamos que tenía un destino de club grande o de una venta al exterior. Lo tuvimos poco. En un momento lo quiso River, hubiese funcionado bien porque los buenos jugadores lo hacen en todos lados".
Autor de seis goles y dos asistencias en sus 17 partidos en la campaña del título de Columbus, Zelarayán hace la devolución del comentario de Zielinski: "El Ruso es una persona muy importante en mi carrera porque fue quien me hizo debutar en primera. Yo era muy chico y tenía muchas cosas por mejorar, me fue llevando de a poco. Me enseñó a ser un jugador más completo. Y también me ayudó a sumar características importantes, como el esfuerzo por el equipo. Y la parte defensiva, que yo no tenía. Me convirtió en un futbolista más completo, me sirvió para jugar en otras posiciones. Desde el primer momento me dijo que tenía que ser más multifuncional. Cuando me puso, me dio confianza y ya no me sacó. Fue el que me dio el empujón para ser el jugador que soy. Sigo a sus equipos, a Atlético Tucumán le deseo lo mejor".
Jugar en el equipo del que es hincha reforzó un sentimiento que mantiene a la distancia: "A Belgrano siempre lo sigo, veo todos los partidos. El día de la final, jugábamos a las 8 y a las cuatro de la tarde estaba viendo el partido contra Barracas Central. Parece una locura, pero bueno, soy fanático y siempre estoy pendiente. Viví años muy lindos entre 2013 y 2015 y es una lástima que después el club haya descendido por un montón de cuestiones. Belgrano siempre la remó desde atrás y no tengo dudas de que pronto va a volver a primera, que es donde se merece estar".
El campo familiar en San Francisco del Chañar es un cable a tierra
–¿Qué queda de ese jugador que surgió en Belgrano?
–La alegría de entrar en una cancha, algo que me acompaña desde chico. Amo el fútbol. Y también mantengo el potrero, las ganas de ir hacia adelante y buscar el arco rival, crear situaciones de gol. Eso lo traigo desde chico, trato de no perderlo nunca.
–Fue un año muy raro por la pandemia. ¿En Columbus se dio todo más rápido de lo que pensabas?
–Fue increíble cómo salió todo. Era todo nuevo para mí: el país, el idioma, los compañeros. Difícil al principio, me costó la adaptación, también por el clima, que es mucho más frío. Nunca había jugado con temperaturas tan bajas. Después vinieron los entrenamientos en casa por la pandemia. Cuando empezó a volver la competencia veía que teníamos equipo para competir, pero ni soñaba con hacer dos goles en la final y ser campeón en mi primer año. Me parecía inexplicable después de todas las dificultades que tuve al principio.
–Venías de México. ¿Con qué fútbol te encontraste?
–-La MLS es una liga mucho más física. También mejoré en ese aspecto. Se juega más rápido. Me tuve que adaptar a varias situaciones, hasta la pelota es diferente. En Monterrey el clima es caluroso, pasa los 40 grados, y cuando llegué a Columbus hacía -5 grados, con nieve. Parece que no, pero son cosas que influyen en la adaptación.
–¿Te pesó ser la contratación más cara (8 millones de dólares) en la historia del club?
–Cuando se dio la transferencia, al principio, hasta que empezó el torneo, hubo un poco de nerviosismo, ansiedad, presión. Había mucha expectativa. Salía por todos lados. En la ciudad había carteles, todos esperaban que fuera el mejor desde el primer partido. Motiva, pero no deja de ser una presión. Todo se fue dando, ni hablar de cómo terminó el año.
MVP argentinos de Columbus: el Mellizo en 2008; el Chino en 2020
MVPs [R][R] pic.twitter.com/tIF69WviZW&— Columbus Crew SC (@ColumbusCrewSC) December 13, 2020
–¿Ya lo alcanzaste al Mellizo Guillermo Barros Schelotto en la escala de idolatría en Columbus?
–(Se ríe). No sé, no creo. Guille pasó varios años en el club y lo quieren mucho. Tuve la posibilidad de hablar con él cuando se hizo la burbuja en Orlando. Nos cruzamos, me habló del club. Me dijo que me iba a gustar la ciudad, me dio su número de contacto por cualquier cosa que necesitara. Después del título me escribió para felicitarme. Todavía me faltan un par de años para ser el símbolo que fue el Guille en Columbus.
–Te quedan dos años más de contrato, con opción a un tercero. ¿Una experiencia en el fútbol europeo no figura en tus planes?
–La verdad que estoy muy feliz en Columbus por cómo se dio el año. A partir de febrero vamos a disputar la Champions de la Concacaf, que es muy importante porque clasifica para el Mundial de Clubes. El club va a estrenar un nuevo estadio, impresionante, con un centro de entrenamiento de nivel europeo. Son cosas que quiero aprovechar y disfrutar, pero sé que en el fútbol no hay que cerrarle la puerta a ninguna propuesta, sobre todo pensando en lo mejor para mi familia. Uno nunca sabe lo que puede pasar a corto o largo plazo.
Two goals + one assist. No stopping him tonight.@Lucazelarayan31 is the 2020 #MLSCup MVP pres. By @Audi! [R] pic.twitter.com/uEzjVOxlzw&— Major League Soccer (@MLS) December 13, 2020
–¿Alguna otra cosa que te llamó la atención de la MLS?
–El primer impacto que tuve fue al poco tiempo de llegar, en un evento en Los Angeles al que van todos los jugadores para una serie de entrevistas durante dos días. La organización es impresionante. Fuimos una de las primeras ligas en volver en medio de la pandemia. Estuvimos un mes en la burbuja de Orlando, parecía imposible, pero nos sentimos muy cuidados y seguros. El trato al futbolista es muy bueno, se le da mucha importancia.
–En un momento se interesaron en vos River, Independiente y Racing. ¿Te quedaste con las ganas de jugar en un grande de la Argentina?
–No sé si me quedé con las ganas. Obviamente que son clubes que seducen a todo jugador, pero el destino quiso otra cosa. Hace unos años no tenía pensado estar en la MLS, donde estoy muy feliz, me volví a sentir un jugador importante en la cancha. Se comenta mucho lo que fue la final que ganamos, no me arrepiento de nada.
–¿Cambió tu ubicación en el campo?
–En Tigres ocupé diferentes posiciones. En Columbus me pusieron de media-punta, detrás del N° 9, como una especie de enganche natural, que es donde más cómodo me siento. Por eso me volví a sentir el jugador que era en Belgrano, con un equipo que me banca y de alguna manera juega para mí.
–¿Cuáles son tus referentes?
–De chico siempre seguí mucho a Riquelme. Tenía 13, 14 años y Román estaba en su mejor momento. También a Pablo Aimar, aunque no tuve tantas posibilidades de verlo en la Argentina. Son dos modelos de enganche, yo trataba de ver videos y copiarles cosas.
–¿Qué te dejó el paso por el fútbol mexicano?
–Los cuatro años en Tigres me hicieron crecer como jugador y persona. Era mi primera experiencia en el extranjero, lejos de mi familia. Maduré mucho. A nivel futbolístico competía todos los días por el puesto con jugadores de selección, como lo son el chileno Eduardo Vargas, el ecuatoriano Enner Valencia. Compartí plantel con Guido Pizarro y Nahuel Guzmán, que estuvieron en el seleccionado argentino, más siete u ocho de la selección mexicana. Era una competencia día a día. A veces era titular, en otras alternaba. Haber estado cuatro años me ayudó a ser un jugador más completo y maduro.
–¿Qué deseo te queda por cumplir en el fútbol?
–Sin dudas, el mayor deseo de todo futbolista: llegar a la selección argentina. Sé que es difícil por el nivel de varios muchachos, pero uno trabaja para eso y no pierde la ilusión de ser convocado alguna vez.
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