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Lucas Robertone ya no tiene los rulos de Ronaldinho ni es noticia porque va a ver a Boca: se luce en Vélez y le renovaron el contrato hasta 2021
Lucas Robertone fue noticia el jueves pasado porque renovó su contrato con Vélez hasta junio de 2021. Es cierto, en medio de semanas donde parece que todo es atrapado por el Boca vs. River, el presente futbolístico de este chico de 21 años no tiene la misma repercusión que las finales de la Copa Libertadores, pero la extensión de su vínculo con la entidad de Liniers deja una enseñanza alentadora para el fútbol argentino: la capacidad y el esfuerzo les ganaron a los detalles vulgares, a las circunstancias excepcionales que puede tener la vida de un futbolista.
Robertone nació en Concordia, Entre Ríos, empezó a jugar al fútbol a los ocho años en el club Salto Grande y cuando tenía 12 le puso el ojo Vélez. Llegó a Liniers en 2013, recién lo ficharon con edad de novena división. Sufrió bastantes adversidades en el camino, desde jugar en la categoría de Liga Metropolitana (y no de AFA), hasta que lo bajen de la reserva de nuevo a la cuarta división, pero ahora es una de las figuras de un equipo de Gabriel Heinze que hace hablar más al mundo futbolero por su juego que por los resultados. Porque Vélez merece tener más puntos de los que cosechó en la Superliga y entre los méritos de Heinze está Lucas Robertone, que parece ser un mediocampista completo desde sus características. Se desdobla para marcar y tiene despliegue para ir de un área al otra, les hizo goles a San Martín de Tucumán, Banfield, Temperley, River y pese a no ser alto (1m73) hasta cabecea bien (le marcó a San Lorenzo con un cabezazo en la última fecha, pero estaba en posición adelantada). La pegada la trajo de nacimiento, aunque ahora busca perfeccionarla. Ya el semestre pasado se quedaba después de hora junto con Mauro Zárate y Nicolás Domínguez practicando tiros libres. Lo subió a primera división Marcelo Gómez, luego tuvo altas y bajas con De Felippe, pero su despegue fue bajo el ala de Heinze.
Ya en inferiores Robertone hacía goles de tiro libre (casi le convierte por esa vía a San Lorenzo en la última fecha, pero su intento dio en el palo derecho de Navarro) y como en juveniles jugaba de enganche, se dejaba el pelo largo y lo tenía enrulado, sus compañeros, entre ellos Vargas y Nico Domínguez, lo llamaban Ronaldinho. Por aquél entonces, el puesto que más le gustaba desempeñar era de doble 5 (de los dos medio centros, el más ofensivo, el que se desprende) y tenía como referentes a Juan Román Riquelme y Fernando Gago. Fue alcanzapelotas del actual Nº 5 xeneize en el paso que éste tuvo por Vélez (2013) y mientras esperaba para devolver rápido la pelota desde el otro lado de la línea de cal, detrás de los carteles de publicidad, miraba con lupa cada gesto o decisión que tomara Gago. Veía los partidos y además quería aprender detalles del puesto.
Uno de los movimientos que más trabaja en los entrenamientos del Vélez actual son los "ataques al espacio". Vélez muchas veces juega sin un 9 de referencia como puede ser Rodrigo Salinas o Luis Amarilla. Y ahí es donde toma protagonismo Robertone, que puede jugar, dentro de un esquema 4-2-3-1, en cualquier sector del mediocampo, aunque moviéndose más adelantado, más pendiente de finalizar que de arrancar las jugadas saliendo desde el fondo. También puede ser "falso 9". O interior cuando Heinze utiliza el dibujo 4-3-3.
Su primer contrato en Vélez lo firmó el 6 de mayo de 2016. En mayo pasado, su exposición tomó notoriedad porque se lo vio en su día libre en la Bombonera, viendo Boca vs. Unión. La situación generó algún revuelo durante esos días, pero el primero que salió a respaldarlo fue Heinze, aunque le dio un consejo: "Primero me pondría contento porque si fue a la cancha a ver un partido es porque le gusta el fútbol. Segundo, es su tiempo libre y si puede ir con su familia a disfrutar de lo que es esto, que es un deporte hermoso, que vaya. Tercero, ¿qué le aconsejaría como padre? Que solo vea el momento de adónde ir y le aconsejaría que hay muchos tontos que opinan y que le pueden hacer daño. Le diría que tenga cuidado, que está delante de muchos tontos que usan las redes sociales para descalificar".
Y después estuvo el respaldo de los dirigentes, que no se agarraron de esa situación (a la que pudieron desde sus roles calificar como un error) para que eso borre todo lo que el chico estaba haciendo como profesional en Vélez, desde la hora de entrenar y formar grupo con sus compañeros de la categoría 97 hasta de jugar, crecer y hacer goles que le sirvan al equipo para ganar confianza y puntos. Solo así, Robertone pudo tener la continuidad que todo juvenil necesita para despegar su potencial, que todavía no llegó a su techo. Y por eso ahora la renovación de su contrato tiene doble valor. Porque el chico hizo muchos méritos dentro de la cancha para que eso ocurra, y porque ir a ver a otro club a la cancha no debería ser suficiente argumento para ponerle un freno a su ilusión. Noticia que ahora, con su renovación hasta 2021, y con la mente en la futura selección, tiene otro valor. Porque es un mediocampista con características que cualquier entrenador desearía tener y la Argentina está en una etapa de recambio fuerte después de todo lo vivido durante el último mundial.
"Estoy muy contento por renovar. Siento mucho afecto por este club, por la cantidad de años compartidos, es un sentimiento que uno no puede evitar. Desde el día que debuté en Vélez, lo único que me propuse fue jugar bien para devolverle al club la confianza que me habían dado", dijo Robertone tras la firma de la extensión del vínculo.
Robertone renovó el contrato con Vélez y eso no generó revuelo en las redes. Fue una muy buena noticia para el fútbol argentino, aunque no tuvo la necesidad de salir en las tapas de los diarios.
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