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Lucas Barrios: “Si no te adaptás a la cultura del lugar, es muy difícil trascender”
Jugó en 9 países y tres continentes; a un paso de los 40, cuenta sus historias con Klopp, Messi, Lewandowski, Maradona y Ancelotti, entre otros
- 15 minutos de lectura'
Mayo del 2020, el mundo está detenido por la pandemia. El encuentro por Zoom se extiende por 12 minutos. Se los ve al brasileño Dedé, a los alemanes Mats Hummels y Mario Götze, al polaco Jakub Blaszczykowski, al turco Nuri Sahin… y a Lucas Barrios. Son alrededor de 15 futbolistas, piezas vitales para el bicampeonato del Borussia Dortmund en las Bundesligas de 2011 y 2012. Entre ellos, también se anota el jefe: Jürgen Klopp. Es una charla entre amigos, siempre en alemán. “En 2011 estaba muy borracho, pero se me vio normal. En 2012, ni me acuerdo de nada. ¿Ven lo que hace el alcohol con las personas? No tomen, de lo contrario se perderán recuerdos de los momentos más importantes de sus vidas”, revela Klopp y estallan las risas. Participa Barrios con su destacable alemán.
En un momento de la videollamada, Klopp le pregunta a Lucas por Diego Maradona. Es que la ‘Pantera’, la apuesta que le había cumplido con 49 goles en 102 partidos en el Dortmund, por entonces jugaba en Gimnasia y Esgrima La Plata. “Jürgen es un loco lindo –agrega Barrios–. Un entrenador muy intenso, que te pide estar al 100% siempre y sacrificarte por el equipo. Vive así hasta los entrenamientos y cuando estás con él te acostumbrás a eso”. Las vueltas de la profesión… Klopp, que en 2015 se marchó de Dortmund rumbo a Liverpool para encender otra revolución, el próximo domingo se despedirá en Anfield Road tras nueve temporadas en la Premier League.
Y Lucas Barrios sigue jugando. Vibró en el Mundial de Sudáfrica, con la Champions League, la Copa Libertadores, el Mundial de Clubes, la Bundesliga, la Ligue 1, el Brasileirao, la Liga Premier de Rusia, la Superliga de China, el torneo chileno, el mexicano, el argentino y ahora está tan entusiasmado con el campeonato paraguayo que ni se atreve a ponerle fecha de vencimiento a su carrera, aunque este año vaya a cumplir 40.
¿Pero si Barrios se había retirado? Es cierto, en septiembre de 2022… pero a los tres meses regresó. “Nunca había jugado en Paraguay... también por eso volví”, ensaya. Iba a dirigir, ya se había recibido de entrenador en ATFA, en Buenos Aires, y estaba recorriendo lugares del mundo, visitando a entrenadores. “Me había reunido con Ancelotti, con Abel Ferreira en San Pablo y estaban otros encuentros programados… pero de nuevo me puse en modo jugador”, detalla. Ni siquiera había dejado de entrenarse cuando lo tentaron desde Trinidense, que acababa de ascender. Retornó para jugar en la tierra adoptiva… Se lo debía a Petrona, su madre de sangre guaraní. Enseguida estuvo a la altura y un semestre más tarde lo contrató Sportivo Luqueño, el club número 19 de su carrera.
-Y ahora… ¿hasta cuándo jugarás?
-Y ahora en Luqueño será el día a día. Cuando me retiré, lo había pensado, había sido programado… y volví. Entonces será el día a día, iré viendo cómo me siento. Estuve parado un mes y medio por una operación en la rodilla por la rotura de meniscos y ya me siento bien, volví a jugar, tengo minutos y me siento muy bien. Ahora prefiero no mirar mucho más adelante.
-¿Y qué técnico serás? Te dirigieron Klopp, Martino, Renato Gaucho, Maradona, Marcello Lippi en China…
-… Con el que más trabajé fue con Jürgen, con Klopp. Y él te deja muchas cosas. Está en todos los detalles, no solamente los futbolísticos, sino también se involucra con tu vida personal. Te hace sentir como en casa. Naturalmente, yo no sabía alemán al llegar y él me pidió especialmente que lo aprendiera, quería que pudiese comunicarme con mis compañeros. Recuerdo que nos había puesto psicólogos a todos, y siempre a los sudamericanos nos preguntaba cómo estábamos porque asumía que frente a otra cultura la adaptación se podía dificultar. Todo eso hacía que te sintieras protegido por Jürgen. Después, soy muy agradecido con el ‘Tata’ Martino por haberme llevado a la selección paraguaya, como también soy un agradecido del ‘Bichi’ Borghi, de Gareca, de Gustavo Quinteros, como también de Renato Gaucho, de Cuca… y tantos que me estaré olvidando, porque tuve muchos, muchos.
UNA PANTERA EN LA REPÚBLICA.
— IVAN ALEXIS (@ivan_alexispy) June 13, 2023
Lucas Barrios 🇵🇾 (38) jugará en #Luqueño en este 2° semestre de 2023, el delantero estará bajo los órdenes del DT Julio César Cáceres 🇵🇾 (43), que de esta manera suma a su primer refuerzo.
En su paso por #Trinidense logró:
19 PARTIDOS
04 ⚽ - 01 🅰️ pic.twitter.com/xplLxIWVZC
-Jugaste por todo el mundo: nueve países y tres continentes, de Chile a China, de México a Europa. ¿Qué cambia de un lado al otro?
-… Claro que pueden cambiar las culturas, las atmósferas, las hinchadas… pero llega un momento en el que las exigencias son iguales en todos lados. Por ejemplo, cuando fui a China apenas empezaba un proyecto de expansión, y fueron jugadores como Drogba, Anelka y tantos más, como Tevez y Mascherano… Y ahí comprendí, como en ningún otro lado, que debés adaptarte a la cultura del país, a su gente y a tus compañeros, tratando de tener un diálogo con ellos. Sin todo eso, es muy difícil trascender. En cualquier lugar que estés, tenés que lograr estar cómodo con ese lugar. Porque eso, después, se lleva al vestuario y a las canchas.
-¿Qué club disfrutó del mejor Barrios?
-Creo que dos, Colo Colo y Dortmund, más allá de que la Copa Libertadores la haya ganado en Gremio, y que haya ganado el Brasileirao y la Copa de Brasil con Palmeiras. Pero no me cabe duda de que en Colo Colo y en Dortmund fue donde más rendí. Estaba joven, y fue un momento crucial en mi carrera al dar el paso a Europa. Había terminado como el máximo goleador del mundo [en 2008 hizo 37 tantos en 38 partidos y se convirtió en el Mejor Goleador Mundial, galardón que otorga la Federación de Historia y Estadística de Fútbol (IFFHS], pero se dudaba un poco porque los había hecho en Sudamérica. Pero puedo corroborar todo en Europa saliendo bicampeón de la Bundesliga y siendo una de las principales piezas del equipo. Miro para atrás y aquello me llena de orgullo, porque no fue fácil, no hay muchos argentinos ni paraguayos que hayan jugado en Alemania.
-¿Y si tuvieras que elegir un título en tu carrera? Las Bundesligas con el Dortmund, la Libertadores 2017 con Gremio, el Brasileirao 2016 con Palmeiras…
-No, no. ¿Sabés? Mi título favorito es haberle ganado a la vida, haber nacido en un barrio de San Fernando y haber pasado por todo el mundo. Poder demostrarles a los chicos que patean en un potrero que, con concentración, dedicación y profesionalismo, se puede llegar a los lugares que uno se propone. No es fácil, pero con esfuerzo se puede. Ese es mi mayor logro, haberme superado más allá del peso de un título. Haber podido aprender alemán, inglés, portugués… Nada es más importante que haberme demostrado que podía.
-Tuviste como compañero a Mario Götze, un nombre que estará por siempre en la memoria de los argentinos por su gol en la final de Brasil 2014.
-Siempre nos tratamos con mucho profesionalismo, Mario es un amigo. La vida te lleva por lugares tan extraños que estando en China o en Rusia uno va cambiando de teléfonos y hace tiempo que no charlamos, pero seguramente con el equipo de ‘las leyendas del Dortmund’ nos volveremos a cruzar y lo joderé un poquito. Recuerdo que él era chico en el Dortmund cuando nosotros, Nelson [por Haedo Valdez] y yo viajábamos en las ventanas FIFA para jugar con nuestra selección y nos cargaba si enfrentábamos a un europeo… sin sospechar él lo que la vida le tendría reservado con ese gol en la final de una Copa del Mundo.
-Viviste de cerca el despegue de Lewandowski, que supo ser suplente tuyo en el Dortmund.
-Yo creo que en un equipo no hay suplentes ni titulares, siempre tenés que estar preparado para cuando te toque jugar. Robert era muy joven, tenía 22 años, hacía poco que había llegado de Polonia y le tocó entrar cuando yo me lesioné en la final de la Copa América de 2011. En el anterior campeonato habíamos jugado seis meses juntos porque se había lesionado Shinji Kagawa, y lo hicimos muy bien. Él un poquito más abajo y yo más adelantado. Apenas pudo, demostró lo que es hoy: un goleador de raza. De Robert yo rescato su poder de superación; él fue criticado al principio en Dortmund, pero pudo dar vuelta la situación a través del esfuerzo; él llegaba siempre dos o tres horas antes del entrenamiento y se iba último. Era joven, pero muy maduro a la vez. Tenía un objetivo muy claro en la cabeza.
-Se ha enojado porque sintió que algún Balón de Oro era para él... No se entregó el de 2020, y cuando esperaba el de 2021… quedó segundo de Messi.
-Sí... pero Messi es Messi. No tengo dudas de que Robert se ha merecido en algún momento el Balón, pero Leo es Leo. Y Leo siempre estará para romper récords. Ya saco campeón al Inter Miami, no tengo dudas de que lo va a sacar de nuevo campeón y fijate ya los números que tiene en MLS. Con Messi pasa que te genera determinadas expectativas y él llega y las supera todos los años. Ojalá siga jugando muchísimos años más.
-Le marcaste dos goles a la Argentina en la Copa América 2015…
-Jugué dos veces contra la Argentina y le hice dos goles en ese torneo, uno en cada partido. Tuve la oportunidad de cambiar la camiseta con Leo y la tengo en mi museo. Tengo mucho respeto por Argentina, tengo mucha familia allí, y también me debo a Paraguay; siempre he tratado con respeto a todo el mundo. En esos partidos he tenido a mis familias enfrentadas, pero fue una alegría convertir más allá de algunas críticas que son inevitables. Pero siempre fui respetuoso y no desconozco mis orígenes. Como siempre decimos con ‘Orti’ [Néstor Ortigoza], nosotros estamos muy agradecidos con el ‘Tata’ que nos hizo la invitación para jugar con Paraguay y estamos muy identificados con el país porque hicimos historia al llegar a los cuartos de final en el Mundial de Sudáfrica, una instancia que nunca se había alcanzado.
-¿Cuáles son las sensaciones al tenerlo cerca a Messi en una cancha?
-…. Uhhh, es muy difícil marcarlo… ¿Yo? Sí, yo, porque a veces tenía que bajar a marcarlo, a presionarlo cuando él la tenía, y me limpiaba de una. Tiene una velocidad increíble, es muy inteligente, siempre está mirando los espacios que puede atacar… En la Argentina lo hemos criticado, bueno, aunque yo no me incluyo porque siempre lo banqué, siempre confié en él y sabía que en algún momento iba a ganar algo con la selección. Es muy difícil mantener el nivel que él sostiene desde hace años. Mirá, así como me tocó compartir momentos con Diego, que tenía una humildad enorme, también las veces que estuve cerca de Messi, en la cancha o en un vuelo, pude apreciar que también es un chico muy humilde. Conocí a los dos más grandes y compartí algo con ellos. Para mí siempre será inolvidable.
-Hablás de un vuelo con Messi… ¿Cómo fue eso?
-Yo venía siempre a pasar las Fiestas a Sudamérica con mi familia. Un 1° enero, a la noche, volvía a Francia porque estaba jugando en Montpellier. Montpellier está a dos horas de Barcelona e íbamos en el mismo avión. Leo iba adelante. Y a la mañana, cuando nos levantamos, le pedimos una foto con mi hijo. Fue muy amable… y yo no podía creer que me conocía. Yo lo había enfrentado con la selección, es cierto, pero que me conociera, que me preguntara cómo estaba, cómo andaba mi carrera, me asombró y me alegró.
-Jugaste contra Messi y te dirigió Maradona. ¿Qué te quedó de él?
-Diego me apreciaba… era muy humano. Cuando llegué a Gimnasia lo vi de la mejor manera, pero ya a lo último, cuando se nos fue, lo veíamos poco. Siempre era muy humilde, nos cuidaba, amaba ser parte de nosotros, estar ahí… Cuando apareció la pandemia ya no nos podía acompañar tanto, pero cuando se liberó volvió a estar con nosotros, nos visitaba. Después, pasó lo que pasó y fue una tristeza enorme. Venía a kinesiología y nos reíamos, contaba historias… Era tan especial, empezabas por admirarlo y en un momento te descubrías charlando con él como si fuese alguien cualquiera. Y eso era mérito de él que te lo permitía.
Lucas ahora vive en Asunción, pero el museo de su trayectoria está en Buenos Aires. Sobran camisetas, claro. La de Messi está encuadrada. Después hay varias favoritas, pero prefiere no hacer distinciones. ¿La de Sergio Ramos, quizás? “Hay muchas, muchas”, sonríe. Dos veces se enfrentó con Cristiano Ronaldo, versión merengue: en la fiesta del centenario del Dortmund y en la final del Mundial de Clubes 2017, Lucas en Gremio. “Había una cola enorme esperándolo, lógico…”, recuerda. Esa quedó pendiente.
-¿Mito o realidad? Mourinho te pidió para Real Madrid y Florentino bajó el pulgar…
-No tengo ni idea, solo sé que hubo un interés del Madrid cuando Higuaín se lesionó la columna y tuvieron que operarlo de una hernia de disco, a principios de 2011. Pero en Dortmund ya estaba hablando que yo no tendría salida. Estaba muy bien en ese momento y Klopp no quería que me fuera de ninguna manera: estábamos primeros en el Bundesliga y poco antes me habían renovado el contrato. No te voy a mentir, era el Madrid, hubiese sido lindo… pero estábamos concentrados en el campeonato y unos meses después lo íbamos a ganar.
-En tu carrera tuviste por compañeros a Lewandowski, Hummels, Gündoğan, Perisic, Reus, Gabriel Jesus, Ze Roberto, Götze...
-Uhhhh, sí, son un montón… Y jugué con el arquero Weindenfeller, con Daniel Ginczek, con Nuri Sahin, con Arthur en Gremio… con todos los muchachos de la selección de Paraguay y con todos los que me estoy olvidando. Para mí fue un placer haber tenido tantos compañeros importantes.
-¿Y cómo se ordenan los egos?
-Entre muchos jugadores importantes hay mucha más humildad de lo que la gente creer. Todos saben que están más o menos en el mismo nivel y eso ya provoca respeto. No hay por qué pelear. Después, obviamente tenés tus amigos más cercanos, como pasa en cualquier profesión. Pero hay un fin común que es el grupo y la institución, y eso provoca alineamiento. Si vos no sos buena persona en el fútbol, es muy difícil que te vuelvan a abrir las puertas de un lugar por el que pasaste.
-¿Qué rival te asombró más…? Y no vale Messi.
-De mi último tiempo en Europa me asombró Mbappé, que era muy joven y todavía estaba en Mónaco. Ahora lo veo y, claro, aquella sensación que yo tenía, él se ocupó de confirmarla. Enfrenté a Leo, a Cristiano Ronaldo… y de mi última época en Europa, Mbappé me sorprendió un montón.
-Ya sin Messi y Cristiano para llevarse el Balón de Oro, ¿llegará el tiempo de Mbappé, Haaland, Bellingham…?
-No te olvides de uno que está en un gran momento: Vinícius Júnior. Es determinante, él va a estar peleando ese lugar.
-Pero no querrás sufrirlo el 1° de junio en Wembley, en la final de la Champions entre Real Madrid y tu Dortmund. ¿El club llegó más lejos de lo que te imaginabas?
-Dortmund es un especialista en creer en los proyectos. Pasó con Jürgen, después con Thomas Tuchel y también con otros entrenadores, donde el equipo quizás no pasaba por un gran momento en la Bundesliga, pero terminaba haciendo una buena Champions. Hoy el club siguió creyendo en Edin [el alemán Terzic, el entrenador], más allá de que la Bundesliga del año pasado la perdió en la última fecha. Eso es un proyecto. Y llegaron los exjugadores Sven Bender y Nuri Sahin para ayudarlo como segundos entrenadores… Y también está como director deportivo Sebastian Kehl, que salió campeón con nosotros, que jugó los Mundiales 2002 y 2006 con Alemania, y conoce al Dortmund como la palma de su mano. A mí no me parece extraño que el Dortmund esté en ese lugar, y me alegra muchísimo que Mats [Hummels] siga vigente, siga haciendo goles importantes, y estoy seguro que el Dortmund la va a pelear a la final. Enfrente estará un Madrid muy complicado, porque siempre es el Madrid y está acostumbrado a estas instancias. Y además, tienen a un entrenador muy astuto. Hay que tener respeto, pero el Dortmund puede ganar la Champions y ya lo demostró en la final de 1997, cuando derrotó a la Juventus de Lippi que tenía a Zidane, Del Piero, Vieri, Deschamps y a tantas figuras. El Dortmund va a dejar la vida porque hace mucho tiempo que quiere volver a ganar la Champions… Ya la perdió en 2012 con el Bayern y va a dar todo para recuperarla.
-Mencionás a Ancelotti como un plus del Real. Lo fuiste a visitar en tu fugaz retiro…
-Sí, fue muy amable, me recibió la ciudad deportiva de Valdebebas, en Madrid. Es asombrosa su sencillez para explicarte las cosas. Es muy inteligente, por eso hace tanto que está en el Madrid y ha ganado todo lo que ha ganado, antes, y con el Madrid también. Cree siempre en su grupo, en su plantel, y cuentan que gestiona planteles como nadie. Construye armonía, y me dicen que es muy querido por sus jugadores. La mayor virtud de Carlo es el manejo de grupo, y fijate que todos sus jugadores y exdirigidos lo adoran. Sabe guiar al éxito a futbolistas con mucho recorrido y con mucho nombre. Cuando un futbolista quiere mucho a su entrenador, da la vida por él.
-¿Y vos por quién diste la vida?
-Tuve a muchos entrenadores y a varios les guardo cariño. Y sigo en contacto con ellos. Pero sin lugar a dudas al que más quise es al ‘Tata’ Martino. Siempre le voy a estar muy agradecido por haberme dado la posibilidad de jugar en la selección de Paraguay y por todo el afecto con el que me trató.
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