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En deuda: los últimos refuerzos no trajeron soluciones para San Lorenzo
De Bergessio a Coloccini y Salazar, la mayoría de los futbolistas arribados al club en los tres mercados de pases más recientes no funcionó entre los titulares y terminó siendo, más bien, piezas de recambio, sin peso
La disyuntiva volvió a ponerse sobre la mesa una vez que San Lorenzo quedó eliminado en los cuartos de final de la Copa Libertadores frente a Lanús . Con la bronca por la derrota a cuestas, el interrogante por parte de los simpatizantes volvió a escucharse, esta vez en los pasillos de la Fortaleza del Sur: “¿Por qué el Ciclón trae ‘incorporaciones’ y no ‘refuerzos’?”. Y si dos de estos sustantivos aparecen remarcados es porque los hinchas consideran que la mayoría de los futbolistas arribados en los últimos tres mercados de pases no consiguieron acoplarse dentro de los titulares y fueron más bien piezas de recambio. De hecho, en el último encuentro de San Lorenzo en el torneo más relevante del continente no contó con ningún titular incorporado dentro del lapso mencionado.
Los últimas altas a las que San Lorenzo pudo sacarles claros dividendos se dieron en el inicio de 2016: bajo la tutela de Pablo Guede, asomaron en Boedo Fernando Belluschi, Nicolás Navarro, Ezequiel Cerutti y Paulo Díaz. Los cuatro lograron consolidarse y con buenos desempeños fueron herramientas vitales en buena parte de los encuentros del Ciclón en el último año y medio.
En enero de 2017, las incorporaciones fueron Robert Piris da Motta y Rubén Botta: el primero, con escaso rodaje; el segundo, todavía sin concretar lo que alguna vez insinuó en Tigre. Ya a mitad de año, en el último mercado de fichajes, San Lorenzo desembolsó U$S 5.200.000 por los pases de Alexis Castro (compró el 80% en U$S 1,800.000), Gabriel Gudiño (U$S 1.700.000 por su totalidad) y Víctor Salazar (también el 80% en U$S 1.800.000). A estas tres llegadas se añadió la de Gonzalo Rodríguez, quien arribó libre desde Fiorentina. En tanto que Nicolás Reniero (Almagro) y Facundo Quignón (Newell’s) regresaron de sus préstamos. Todos con pocas pruebas en el club, esperan por su oportunidad y varios de ellos asoman como apuestas. Lo que sí es preocupante es que durante el último año y medio hubo otros nombres que nunca pudieron consolidarse e inclusive algunos se fueron de la entidad con declaraciones polémicas. Los experimentados Tino Costa, Gonzalo Bergessio y Fabricio Coloccini llegaron a la institución a mediados de 2016 y tuvieron diferentes disputas con Diego Aguirre. Los primeros dos se marcharon y el marcador central entrenó a contraturno con otro grupo de futbolistas marginados. Ya sin el uruguayo en el club, los dirigentes definieron esta semana que Coloccini comience a practicar nuevamente con el plantel de primera. A esta nómina se le suman otros jugadores que vinieron con cartel internacional pero nunca consiguieron estar a la altura de las circunstancias, como Mathías Corujo. De mimado de Aguirre pasó a ser duramente criticado por los hinchas y en su último tramo quedó afuera de la lista de convocados permanentemente. Con continuidad en el seleccionado uruguayo, ahora encontró su espacio en Peñarol.
Un tanto exagerado, un simpatizante del Ciclón se quejó en Lanús tras la derrota por la Copa: “Siete de los ocho goles de River los hicieron sus refuerzos. ¿Y nosotros?”, expresó en relación a los cinco tantos de Ignacio Scocco y los dos de Enzo Pérez a Jorge Wilstermann. Lo que sí es cierto es que –a diferencia de otros clubes grandes– el ensamble de piezas le resultó costoso a San Lorenzo. Y si se pone en la balanza ambos rubros, sufrió mucho más con las partidas de jugadores clave (Néstor Ortigoza, Julio Buffarini, Emmanuel Mas, Sebastián Blanco y Martín Cauteruccio) que con las alegrías que pudo obtener mediante las incorporaciones.
En julio, una frase de Aguirre, hoy ex entrenador de San Lorenzo, quedó retumbando en las entrañas del estadio George Capwell de Guayaquil, una vez que su equipo había derrotado a Emelec 1-0. El uruguayo se mostraba ilusionado. “Vamos a tener algunos nuevos jugadores y esperamos futbolistas que le brinden jerarquía al plantel”, declaró. Y el uruguayo se explayó en la nacion. “Tal vez los rendimientos de los refuerzos no fueron los esperados. No quiero meterme con lo que pasó de un año hacia atrás. Quizás había expectativas más altas con los jugadores que llegaron y por diferentes circunstancias no rindieron. A muchos les pasó que no tuvieron continuidad y eso los afectó, otros sufrieron lesiones. Mirándolo desde afuera, por ahí no estuvieron a la altura de lo que esperaban los hinchas y los dirigentes”, resaltó. Lo concreto es que el Ciclón apuntó más hacia las apuestas que a la jerarquía.
Con un resultado favorable que presagiaba un desenlace más holgado, San Lorenzo sufrió y apeló a las manos de Nicolás Navarro para meterse en los cuartos de final. A pesar de la llegada de Gonzalo Rodríguez, Castro y Gudiño, Aguirre apenas retocó su equipo para la revancha con Emelec (Castro ingresó por Mercier). El tucumano Salazar fue titular en ambos partidos pero luego volvió al banco de suplentes y el lateral quedó nuevamente en poder de Paulo Díaz. No obstante, parecía que se abría una etapa de mayor competencia por ganarse un espacio dentro de los once titulares. No sucedió. Castro asomaba como reemplazante de Ortigoza –jugando unos metros adelante de Franco Mussis y al lado de Belluschi–, aunque sus minutos fueron escasos. Por el lado de Gudiño, siempre arrancó desde atrás y todavía no logró los méritos suficientes para intentar desplazar a Cerutti. Posiblemente, de todos los apellidos mencionados, quien mayor provecho le sacó a sus minutos fue Reniero, autor de un gol frente a Cipolletti y de un penal en la definición frente a los ecuatorianos.
Hoy, más allá de algún retoque, los once del Ciclón acostumbran a salir de memoria. Con la lesión de Mussis (sufrió la rotura del ligamento cruzado anterior y colateral interno de la rodilla izquierda, además de una fractura “al nivel del platillo tibial externo”; estará seis meses afuera) surgen opciones para Piris da Motta o Quignon.
Suele decirse en el mundo del fútbol que cuando llega un nuevo entrenador, todos los futbolistas parten desde cero. En San Lorenzo comenzará una nueva etapa, en la que todos los integrantes competirán por ganarse la titularidad. Quedará por dilucidar si esa pelea interna será mucho más fuerte que hasta ahora.
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