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Los futbolistas que vuelven por el amor a la camiseta: cuando el sentimiento gana por goleada
Con el factor económico, en parte, resuelto, la íntima historia de Cvitanich, el Burrito Martínez, Melano y otros jugadores que regresan a los clubes en los que surgieron o brillaron, motivados exclusivamente por el corazón
Hay múltiples motivos. Cuando se abandona el nido, detrás de un sueño de un futuro mejor. Cuando se regresa a casa, detrás del cobijo del sentimiento. Los futbolistas argentinos, en nuestro medio, suelen volar en busca de las grandes ligas, un salto económico y el progreso que sólo revitaliza chocar contra los mejores. Cuando aterrizan, reclaman afecto. Nostalgia, pasión, familia, amigos, contención bajo el calor del hogar. No regresan para reinventarse, les resulta indiferente el caos organizado, la AFA derrumbada, y el misterio de cuándo vuelve a rodar el balón. Vuelven motivados por el latido de su corazón. En este mercado, se destacan Darío Cvitanich , de 32 años, en Banfield, Juan Manuel Martínez , de 31, en Vélez y Lucas Melano , de 23, en Belgrano. Los tres, casualmente, abandonan los Estados Unidos: un país que lo tiene todo, menos el mejor escenario para la pasión por el balón. Hay muchos más: Renato Civelli en Banfield , Ariel Rojas en River . Como ocurrió, meses atrás, con Lisandro López en Racing , Gonzalo Bergessio en San Lorenzo y tantos otros. ¿Por qué vuelven? ¿Y por qué vuelven, casi siempre, a su casa?
“Estoy feliz, contento de haber regresado. Remueve muchos recuerdos mi vuelta. Me reencontré con mi gente, con la que compartí toda mi vida. Vengo a dar una mano, no sólo en lo futbolístico. Estoy más viejo, me fui hace nueve años…”, cuenta Darío Cvitanich, que revela otro secreto: de algún modo, todos los que recuperan el aroma del primer amor tienen el desafío del liderazgo y el sentido de pertenencia. Así, de un día para el otro. La conducción de un grupo, por un lado; la transmisión de lo sentimental, por el otro.
Cvitanich es un ejemplo esencial. “Más allá de lo futbolístico y que espero estar a la altura, quiero poder dar una mano en el club, con los chicos. Es un plantel joven con muchos pibes salidos de las inferiores. Soy de llegar temprano a los entrenamientos, disfruto mucho de estar en el club. Tomar mates y desayunar tranquilo, medio de viejo...”, reconoce. La fuerte ascendencia en los jóvenes y el disfrute de detalles que otros espacios no ofrecen.
–¿Por qué volviste? ¿Y por qué a Banfield?
–Tuve muchos motivos importantes para mi vuelta. La familia influyó mucho. Y siempre dije que si volvía a la Argentina, era a Banfield. El cariño mueve.
Darío abandona el paraíso de Miami (y el club FC), para mezclarse en los avatares del día a día en Luis Guillón y la crisis de Banfield, que no es otra que la del fútbol todo. Algo parecido a lo que ya vive Juan Manuel Martínez, que deja Real Salt Lake, también en la Major League Soccer, a pesar de que le quedaba un año de contrato. Más allá de una incipiente polémica, ganó el corazón: regresó a Vélez, también por la fuerza de la contención. “Uno de mis perros tiene cáncer y le estamos haciendo quimioterapia. Le dieron seis meses de vida. Entonces, rescindí el contrato y estaba con el pase en mi poder. Dada la situación de Vélez y el cariño que le tengo, porque el club no tiene la posibilidad de pagar préstamos o comprar refuerzos por sus problemas económicos, dije ‘voy, juego seis meses, se me va el perro y después continúo con mi carrera, mis desafíos personales y mis sueños por cumplir”, comentó, días atrás.
La contracara, según los especialistas, es la inseguridad (que en la mayoría de los destinos futboleros que integran no sufren en la misma proporción) y, sobre todo, la hostilidad del hincha. La pasión desmedida, el extremo que tantos otros prefieren evitar. En el mundo de la psicología y en el ámbito interno de lo futbolero, coinciden en un par de factores esenciales. Determinantes para comprender la dimensión de los que apenas se van, ya sueñan con retornar. Un caso típico de diván. Los amigos, la sobremesa, los abrazos... Las ovaciones y, también, los sinsabores. El fútbol, como siempre, es el reflejo de la vida misma.
Muchos creen necesario determinar dos cuestiones. Hay que definir, primero, en qué momento vuelven; y para qué. La mayoría de los casos de futbolistas, regresan porque le quieren devolver a sus primeros amores todo lo que le dieron en un comienzo. La posibilidad de debutar en primera, el puntapié de sus carreras. Los primeros años nunca se olvidan, como un amor de pareja: siempre se vuelve al primer amor. Algo idílico, idealizado. Que, a veces, dura un suspiro: el caso Tevez con Boca es un ejemplo extraordinario.
“Desde el mismo momento en que me fui, pensé en volver. Pero fue al llegar al fútbol italiano cuando sentí que faltaba poco para volver, porque eso era lo que quería”, contó, el día de su presentación, un año y medio atrás. Abrumado, duró un suspiro.
Como Cvitanich y el Burrito, Melano también se desprende de la Major (jugaba en Portland Timbers) y recupera el sillón de su hogar, Belgrano. “Desde que me fui, siempre soñé con regresar”, repite, como tantos otros. Y apenas cuatro años atrás se quitó la camiseta celeste. A préstamo, por un año. Cuando tomará vuelo otra vez, inmediatamente empezará a soñar con volver. Una rueda que nunca acaba. La sentimental. “Y hay que agregarle el sentido de pertenencia. Ese plus que todos los técnicos buscan para sus equipos. Lucas es uno de ellos”, agrega Leonardo Madelón.
“Estoy de chico en Belgrano. Se dieron todos los factores para volver. Estar con la familia, los amigos y todo lo que tengo acá suma y tira muchísimo. Fue muy importante también para ellos. Para mí, será clave tenerlos acá. Mi hermanito (Agustín) está en las inferiores, en la Pre AFA. Se puso muy feliz cuando le conté que volvía...”, describe. Hay otros casos: Ariel Rojas dejó Cruz Azul y volvió a River (“allá se sorprendieron por el dinero que resigné para estar acá otra vez”), Federico Carrizo –todavía en Boca–, quiere volver a Rosario Central. Meses atrás, Lisandro López volvió a Racing, en donde es figura y emblema y Gonzalo Bergessio regresó a San Lorenzo, en donde lucha por recuperar su estilo y el gol. “El cariño de la gente fue muy importante para mi vuelta”, contó tiempo atrás Bergessio y confirmó esa otra fortaleza: la pasión, el fanatismo, la familia. Jugar con el corazón contento.
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