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El día después: los ex futbolistas que vuelven a clases para no vivir colgados de su propio póster
Estacionaba sobre la vía Roberto Sarfatti, tomaba los libros que había dejado sobre el asiento del acompañante y entraba puntual a la Università Commerciale Luigi Bocconi, en Milán. "Activo menos pasivo, igual a patrimonio neto era todo lo que me acordaba de contabilidad... Ya era hora de retomar los estudios", recuerda. Javier Zanetti no quería privilegios ni vivir de recuerdos. Podía descansar en la leyenda, podía decir que su estatua que custodia uno de los salones del estadio Giuseppe Meazza era un aval suficiente para ser el vicepresidente de Internazionale. Pero desde que se retiró a mediados de 2014, y por los siguientes tres años, eligió volver a clases.
El histórico lateral del seleccionado fue un aplicado alumno de management deportivo. "Cursé materias como finanzas, marketing, recursos humanos, responsabilidad social, comunicación interna y relaciones internacionales, entre otras", detalla. Concurría a las aulas como uno más, aunque no lo era. Todos lo sabían, especialmente los compañeros fanáticos del nerazurro que compartían la clase con... ‘Il Capitano’. Zanetti daba el presente, levantaba la mano, presentaba sus trabajos y rendía. No es el único ejemplo. Hay varios. Ex futbolistas que entienden que otra formación los invitará a una nueva dimensión. Ciudadanos populares, claro, pero que prefieren que las puertas no se abran solamente por la portación del apellido.
Actualmente, cada vez que se entera de una nueva capacitación, o se dictan cursos afines, Zanetti reingresa a la Università Commerciale Luigi Bocconi. "La carrera me permitió ver el fútbol desde los 360 grados, me amplió la mirada. Para que el equipo que juega funcione bien, necesita de otro equipo afuera que trabaje de manera muy profesional, alineándose a los objetivos del club. Y es clave que esté integrado por personas que, además de demostrar sus cualidades en cada materia, tenga valores humanos muy importantes", cuenta Zanetti, que después de entregarse a metódicas clases de inglés, ya siente que puede animarse a tomar la iniciativa con más frecuencia en las charlas.
"Cuando jugaba, para mí todo terminaba con el partido. Aprendí que atrás debe haber una organización igual de importante. Siempre supe que los méritos debían repartirse entre muchas más personas que los futbolistas, pero nunca pensé que era tan complejo..., parece mentira pero, si alguien que no juega se equivoca en algo, puede hacer caer todo. Hay muchas cosas para hacer, el fútbol tiene mucha dinámica, ofrece muchas facetas. La experiencia es muy valiosa, pero la formación, también, para interactuar con otra gente; gente de todo el mundo, miradas diferentes en medio de reuniones importantes. Ahora veo al fútbol desde otro lugar", relata Zanetti, que con la llegada de la 'nueva normalidad' en Italia, pudo retomar la agenda de visitar un par de días la Pianettina, el centro de entrenamientos de Inter, y otros, ocupar su oficina en la sede del club, sobre Corso Vittorio Emanuele II, en Milán.
El de Mauricio Pochettino es un caso muy particular. Describe sus sensibilidades. Después de despedir al futbolista en 2006, como ídolo de Espanyol y campeón de la Copa del Rey, Pochettino se propuso estudiar. Al año siguiente, él con 35, hizo el Máster de Sports Management en la EAE Escuela de Administración de Empresas, sobre la calle Aragón, en Barcelona, muy cerca del parque Joan Miró. "Cuando los futbolistas estamos en la burbuja pensamos que sabemos todo. Esa soberbia nos hace ignorantes, y lo digo con respeto porque yo me sentía así. Cuando jugás crees que podés ser mejor entrenador que tu entrenador..., no tiene límites tu soberbia. Pero después llega la cruda realidad. Yo cuando terminé de jugar tuve la curiosidad de ver el mundo real y decidí meterme en una escuela de negocios y comportarme como un chico becado más, como los que venían de Brasil, de México o eran de Cataluña. Viví un año maravilloso. Ya no era el jugador de fútbol: tenía que ir a clases y preparar trabajos y estudiar con gente normal. La relación con gente diferente a la que yo había conocido en los últimos 20 años me ayudó a comprender mejor a la sociedad".
Y con sinceridad, confiesa que también le sirvió para la carrera de entrenador que, quizás, por entonces ni él se imaginaba. "En el campo profesional me dio herramientas para saber cómo se puede gestionar un club, pero, sobre todo, humanamente me ayudó a poner los pies sobre la tierra. Porque el mundo del fútbol te hace inevitablemente vivir en una burbuja, te lleva a confundir los valores. El hecho de haber terminado mi carrera como futbolista y ponerme a estudiar como cualquier otra persona me volvió a la realidad. Porque al final, el futbolista y el entrenador no viven en la realidad del 99% de los seres humanos, están en una burbuja y cuando esa burbuja se pincha, te das un buen golpe. ¿Por qué, entonces, tenemos que esperar a que se pinche? El futbolista tiene tiempo y debe aprovecharlo, no sólo para entrenar, sino para desarrollar su mente y ampliar su cultura. Afuera hay una realidad difícil y es importante tener los pies en el suelo".
Nicolás Burdisso, después de completar el secundario, comenzó a estudiar Administración de empresas. Llevaba un año y ocho meses de una carrera que lo atrapaba..., cuando abandonó. "Era junio de 2000, ya había debutado en la Primera de Boca, estábamos jugando la Libertadores y faltaba mucho. Cuando me presentaba a rendir los exámenes, debido al auge de Boca, me hacían pasar directamente... y así no tenía sentido, dejé", cuenta. "Lo lamenté, me gustaba mucho, y a la vuelta de la vida, ahora, como secretario técnico, me encontré con muchas de aquellas nociones".
Burdisso realizó el curso de director deportivo, en Coverciano, la sede de la Federación italiana, en las afueras de Florencia. Junto con 48 compañeros, entre ellos Stefano Sorrentino, ex arquero de Palermo y Chievo, y Emanuele Calaiò, ex atacante de Napoli. "Es presencial, concurrís 8 horas por día, y como está homologado por la UEFA, es esencial para poder trabajar en Europa. De lo contrario, no podés abrir una negociación, ni siquiera podés presentarte en un club. Es importantísimo y se lo recomiendo para todos aquellos que puedan hacerlo. Te enseña una parte que a todos nos falta: qué es el Fair Play financiero, qué es la responsabilidad jurídica, cuáles son los aspectos administrativos y legales principales...", detalla el ex manager xeneize.
Fernando Cavenaghi se retiró en 2016 después de hacer más de 220 goles. En su futuro cercano asoma la representación de futbolistas. Pero como él mismo le cuenta a LA NACION, "hay que estar preparado para todo. Como dice el dicho, el saber no ocupa lugar". Primero, realizó la Diplomatura en Dirección Deportiva de Fútbol, que dicta el Instituto Universitario de River. "Fueron ocho clases presenciales que te abren hacia una perspectiva interdisciplinaria. Se focalizan en bases como el trabajo mancomunado, una planificación innovadora y el marketing, la imagen y la comunicación como herramientas de gestión", cuenta Cavenaghi, que debió completar la diplomatura con un proyecto teórico y un trabajo práctico.
Cavenaghi fue por más. Y otros futbolistas, retirados o incluso en actividad, también. Se trata del ‘Método Wake Up’, una capacitación de siete meses, online, que otorga el título de Asesor deportivo con orientación al fútbol profesional, certificado por la Fundación El Futbolista, de Agremiados. ¿Cuándo nació? En 2015. ¿Quién lo creó? Pablo Lugüercio, el ex delantero de Racing y Estudiantes. "En realidad es una idea compartida con mi socio, el licenciado Raúl Salas, que actualmente lidera el departamento socio-deportivo de Estudiantes. Si bien haber jugado te habilita a dar un consejo, no es suficiente. El éxito en la carrera profesional no garantiza convertirse en un buen acompañante de los que se encuentran en situaciones de menos desarrollo deportivo. No alcanza con saber, es necesario saber cómo hacerlo. La idea es valorizar la experiencia que tiene el futbolista, apreciar todos esos años de carrera, y ayudarlo a darle un marco para su utilidad. Creemos en la capacitación, es imprescindible, pero siempre sin perder de vista esa experiencia que acumuló el jugador. Es muy difícil que un futbolista cierre su carrera y se anote en la facultad, entonces nosotros pensamos en esta opción para ayudarlo a continuar su formación".
Israel Damonte. Leandro Gracián, Sebastián Saja, Gabriel Mercado, Marcos Angeleri, Vanina Correa –arquera de San Lorenzo– y Laura Sampedro –defensora de Independiente–, entre otros y otras, formarán parte de la segunda camada, que en pocas semanas comenzarán sus estudios. "¿Qué pasa con los que no llegan? ¿Con los que pasaron más de 20 años siendo profesionales y de repente no encuentran su lugar en la sociedad? Si no sos técnico, o quizás alguno de los pocos manager –porque presidente hay uno solo en la Argentina–, el fútbol no le hace lugar al ex futbolista. El club no les hace espacio en otra área. Muchos se terminan volcado a la representación, pero tampoco hay lugar para todos. Y nosotros queremos quebrar con eso, queremos darle las herramientas al ex futbolista para que se sienta seguro y pueda ejercer una función a partir del increíble bagaje que acumuló en su trayectoria", completa Lugüercio.
El 'Doctor' Sócrates, médico y filósofo. Carlos Bilardo se recibió de ginecólogo mientras jugaba. El chileno Manuel Pellegrini también completó la carrera de ingeniero civil. Apenas tres ejemplos entre varios. Valiosa y esforzada iniciativa, la de compatibilizar los tiempos. Como Gerard Piqué, que en la Universidad de Harvard realizó un máster sobre los negocios del entretenimiento, medios y deporte; como el defensor italiano Giorgio Chiellini, doctorado en Administración y Dirección de Empresas; como el polaco Robert Lewandowski que se graduó de licenciado en Ciencias del Deporte. Antes del retiro o después, de descubrir otras fronteras de trata. "Cuando el jugador se despidió, me propuse ser escuchado por mis ideas, por mis proyectos, y no por quién había sido. Para eso tenía que estudiar, y tengo que seguir aprendiendo", resume Zanetti. Para salir de la cancha también hay que prepararse. Se trata de entrenarse para otro partido que está por comenzar.
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