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Los 5 años de Gallardo en River: los secretos detrás del obsesivo DT con la "guardia alta" desde los 15 años
"Guardia alta" es uno de los conceptos más significativos del ciclo de Marcelo Gallardo que hoy cumple cinco años desde su asunción el 6 de junio de 2014. Pero, lejos de haberlo incorporado durante su trabajo en River, es una forma de vivir el día a día que comenzó a los 15 años por una serie de sucesos que le cambiaron la forma de ver las cosas. Y que empezaron a moldear al excelso jugador y al estratega entrenador que ganaría 18 títulos en su casa de toda la vida.
"Cuando tenía 15 años me robaron dos veces en diez días, me marcó mucho. Una vez fue en Ricchieri y General Paz, esperando el micro de la Selección para ir a Ezeiza con la Sub-17. Cinco o seis chicos de Zona Oeste, en vez de ir hasta Viamonte, nos juntábamos en Liniers y nos tomábamos un colectivo hasta Ricchieri y General Paz. Hacíamos 200 metros hasta la parada y nos levantaba el micro de la AFA. Una vuelta nos desencontramos en Liniers y fui solo. Y en esa caminata entre los árboles de la Ricchieri, con mi bolsito en el que llevaba un par de botines, una toalla, un shampoo y un par de ojotas, me metieron un cuchillo y me robaron el bolso, las zapatillas y la remera que tenía puesta. Quedé solo con el jean", recordó el Muñeco en "Gallardo Monumental", el reciente libro del periodista Diego Borinsky.
Toda mi vida estuve con la guardia alta. Sé de donde vengo y las cosas que debimos pasar. Nada me resultó fácil. Salgo a la calle y estoy con la guardia alta, soy un tipo alerta
"Así como estaba, en cuero, descalzo, blanco y temblando, me subí al micro de la Selección. A la semana me pasó de nuevo en la estación de Haedo: me robaron un reloj y la cadenita de oro que me habían regalado cuando me retiré del baby. A partir de ahí, lo mío fue estar en alerta permanente, salía a la calle y miraba para todos lados. Hasta llegué a tener una especie de TOC: entraba a cualquier lugar y en un abrir y cerrar de ojos tenía un pantallazo de la gente que había, armaba el mapa en mi cabeza. Siempre le digo a Sandra (Rossi, médica especialista en neurociencias del plantel) que el entrenamiento para mejorar la visión periférica yo lo hice en la vida, caminando en la calle (risas)", agregó Gallardo.
"La vida te pone a prueba todo el tiempo. Yo me levanto cada día, salgo a la calle y sé que estoy a prueba, que algo puede suceder y por eso uno debe estar alerta. Mi vida siempre fue así. Cuando se hizo todo el mambo de la guardia alta, que muchos opinadores quisieron llevarlo para el lado que les convenía... durante toda mi vida estuve con la guardia alta, de eso se trata. Sé de donde vengo y las cosas que debimos pasar. Nada me resultó fácil, eh. Salgo a la calle y estoy con la guardia alta, soy un tipo alerta", cerró el Muñeco. Una historia que lo potenció y que, años más tarde, lo ayudaría a conseguir el lugar de gloria que ocupa hoy.
Historia y secretos del ciclo más ganador de la historia de River
"Creo que nací para esto. Para asumir los grandes desafíos". Gallardo no titubeó ni un segundo en su presentación como director técnico de River aquel 6 de junio de 2014. Pasaron cinco años y sus palabras parecen un presagio absoluto de lo que el entrenador demostraría desde el banco de suplentes. Claro que conseguir siete títulos internacionales y tres locales para erigirse como el más ganador no se encontraba ni en los mejores sueños, pero el Muñeco se preparó para asumir el cargo como debía, armó un grupo de trabajo que sintiera como nadie el ADN riverplatense y alcanzó lugares históricos que el club nunca había saboreado.
Antes de colgar los botines, Gallardo ya tenía decidido iniciar el curso de entrenador en la Escuela de Técnicos de Vicente López, pero decidió llamar a su amigo Matías Biscay -se conocieron en las inferiores de River- para que lo acompañara, pese a que estaba radicado en España. Así, se recibieron en 2010 y cuando desde Nacional de Uruguay lo tentaron en 2011 para asumir el equipo tras el retiro, no dudó: sus dos primeros integrantes del cuerpo técnico fueron Biscay y Hernán Buján, con quienes comparte, según sus propias palabras, "una relación casi de hermandad" y una enorme pasión por la banda roja.
Su primer paso como DT fue corto, pero exitoso: en la temporada 2011/2012 fue campeón del Torneo Apertura y del Campeonato Uruguayo con Nacional, logrando buenos números (ganó 23 partidos, empató siete y perdió nueve). Y a partir de allí se tomó dos años de extensa preparación para que el próximo desafío lo agarrara bien parado.
"Estuve dos años preparándome. Me tocó dirigir Nacional ahí nomás de retirarme, y como no había podido hacer el duelo de jugador, después de un año decidí descansar y tomarme un tiempo para prepararme. Mi idea rea parar un año, se hicieron dos y después de tanto prepararme dije: 'Ahora quiero trabajar'. Estaba con todo ese caudal para volcar y de golpe se dio lo que en ese momento no esperaba: que River se cruzara en mi camino. Y dije: es el momento para volcar toda esa energía. Después pasó todo lo que pasó, que fue muy fuerte", contó en mayo del año pasado en una charla con hinchas a través del concurso "Conocé a tu ídolo" que promueve el club de Núñez y que se transcribió en "Gallardo Monumental".
Ese primer desafío pudo haber sido Newell's, porque el Muñeco estuvo muy cerca de aceptar esa propuesta. Pero un llamado del manager Enzo Francescoli, la persona que le vio el potencial a Gallardo, con el aval del presidente Rodolfo D'Onofrio, cambió su rumbo. "Newell's me parecía algo muy interesante entre las posibilidades que tenía, por idea y metodología de laburo. Estuve a segundos de una respuesta, de decir 'sí acepto', pero me tomé 24 horas para pensarlo. Ameritaba que lo hiciera por el tiempo que venía esperando. Me tomé un día y en mi viaje de vuelta a Buenos Aires paré en Cardales para tomar un café y recibí el mensaje de Enzo. Se dio muy rápido después", reveló hace unas semanas en el Podcast de Juan Pablo Varksy.
Aquel 6 de junio de la asunción, el Muñeco sentó las bases de su trabajo en la institución: "El conocer la cultura de este club me hace sentir y saber que hay un lindo camino por recorrer. Me siento con mucha energía y muchas ganas. Estoy muy ilusionado y no puedo desatender la cultura futbolística de River. Intentaré representar su rica historia de la mejor manera posible". Y durante cinco años pudo plasmar una intensa competitividad.
Empatía, mentalidad ganadora, inteligencia, comunicación directa y constante, unión de grupo, sentido de pertenencia, hábitos diarios para fortalecer la dinámica del equipo, compromiso con los compañeros, intensidad en el entrenamiento para potenciarse los días de partido, exigencia continua para subir la vara, entendimiento de los ejercicios de las prácticas para crecer... las aristas de trabajo de Gallardo y su cuerpo técnico son largas y variadas.
Quizás por eso tiene 19 personas trabajando en su equipo: cuatro preparadores físicos, cuatro kinesiólogos, tres médicos, un entrenador de arqueros, un masoterapeuta, un nutricionista, un psicólogo, un videoanalista y un jefe de prensa. Una estructura consolidada en la que el plantel profesional se apoya para el día a día y para la preparación de los partidos: los jugadores destacan siempre que el DT sabe anticipar como nadie virtudes y defectos de los rivales. "Lo que nos dice Gallardo, después sucede, es como si jugara antes los partidos", reconoció Franco Armani hace unos meses en LA NACION.
Eso lo logra a través de su intuición y del minucioso trabajo previo, ya que el cuerpo técnico graba y examina los entrenamientos propios y tienen informes detallados de cada rival, que son preparados siete días antes por el PF César Zinelli. Además, tras cada partido, tienen los 90 minutos editados (por jugador y situaciones) por el videoanalista Nahuel Hidalgo, quien también les brinda los dos últimos juegos completos del próximo rival, también editados por situaciones y futbolistas. Todo se complementa con el uso del software "Wyscout", que permite hacer todo el trabajo de seguimiento de partidos, equipos y jugadores de todo el mundo.
Exigente y metódico, Gallardo, el DT más ganador de la historia de River, llega al predio de Ezeiza a las 7.30 (siempre primero) y puede irse tanto a las 17 como a las 22, porque vive luchando contra la obsesión. Es una palabra que no le gusta, pero sabe que la lleva consigo. "No sé que palabra me definiría, pero un poco obsesivo cada uno es en lo que hace, te tiene que gustar. Si te apasiona lo que hacés... El tema es que eso no te genere confusión, saber que en la vida hay otras cosas que son importantes. Trato de desconectar cuando llego a mi casa, no quedarme enganchado. O aunque sea disimular", reconoció en LA NACION en 2017.
Pese a los 10 títulos en su espalda y haber depositado al Millonario en los máximos planos internacionales como nunca antes en 118 años de vida, el Muñeco siempre apuesta a más, nunca se duerme en los laureles de lo logrado. Y trabaja día y noche para mejorar.
No solo lleva siempre las carpetas y las anotaciones consigo, sino que lee distintos libros que potencien su rendimiento (quedó encantado con "Legado", de James Kerr, sobre el éxito de los All Blacks) y mira mucho pero mucho fútbol, al punto tal de observar un 80% en vivo de la fecha del torneo argentino durante el fin de semana, además de complementar con ligas europeas. Lo que no mira, es porque su trabajo no se lo permite. Un DT que siempre piensan en grande y que, posiblemente, todavía tenga mucho más camino por recorrer.
El legado más allá de los títulos
Uno de los conceptos que más se le escucha a Gallardo es que su legado no solo se vea representando en alegrías futbolísticas. El entrenador sabe que en ningún otro lugar encontrará el sentido de pertenencia y las ganas de potenciar a la institución que le genera estar en River. Por eso quiere dejar una herencia plasmada más allá de las vitrinas.
Así, ideó la remodelación y ampliación del River Camp para que la Reserva, la cuarta y la quinta también se entrenen allí, impulsó la creación del predio que hoy el club tiene en Hurlingam -inaugurado a inicios de 2018- para las divisiones menores e impuso a fines de 2017 -su última renovación de contrato hasta 2021- un punto clave para continuar: el desarrollo de una plataforma infanto-juvenil que le permita al club volver a ser pionero en inferiores.
De esta manera, conoce el presente de todas las categorías formativas, tiene asiduas reuniones con el director del proyecto Gustavo Grossi para conocer los avances, reimpulsó el reclutamiento de futuros talentos en el país y Latinoamérica y suele pasar los fines de semana viendo los partidos de los más jóvenes.
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