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Después de 70 interminables años, la espera de Newcastle llegó a su fin. El club financiado por Arabia Saudita terminó con una larga sequía y celebró su primer gran trofeo nacional en siete décadas, al ganarle el domingo por 2-1 a Liverpool en la final de la Copa de la Liga inglesa. Un resultado que prolongó una semana nefasta para los Reds, que venían de ser eliminados en la Champions League.
Dan Burn y Alexander Isak anotaron los goles a los 45 y 52 minutos, respectivamente, para sellar la victoria en el histórico escenario de Wembley. El suplente Federico Chiesa descontó para Liverpool en el tercer minuto de descuento y le puso una pizca de dramatismo al último tramo del encuentro, pero Newcastle supo resistir. El equipo londinense anotó así por primera vez su nombre en el palmarés de la Copa de la Liga, a expensas de Liverpool, que era el defensor del título y tiene además el récord de conquistas (10) en esta competición. Alexis Mac Allister fue titular en Liverpool, reemplazado a los 22 del segundo tiempo por Cody Gakpo.
“Cuando llegué aquí ya dije que quería inscribir mi nombre en la historia. Ahora podemos decir que volvemos a ser campeones. Este uno de los mejores días de mi vida”, señaló Bruno Guimaraes, el capitán y volante brasileño de Newcastle. Las Urracas habían logrado su último título nacional en la FA Cup de 1955. Ganó después una competición internacional, la extinta Copa de Ferias en 1969, aunque ese torneo no tiene consideración oficial por parte de la UEFA. Este es el primer trofeo que consiguen desde que fueron adquiridos por el fondo soberano de Arabia Saudita en 2021.
Newcastle se acostumbró a rozar la gloria y a sufrir momentos dolorosos, como las derrotas consecutivas en la final de la FA Cup en 1998 y 1999, y la caída ante Manchester United en la final de la Copa de la Liga hace dos años. Después de cinco finales perdidas a nivel de copas nacionales, por fin llegó el final del hechizo.
En esta ocasión, Newcastle fue un merecido ganador contra un Liverpool que ha sido amplio dominador en la Premier League esta temporada, con apenas una derrota y 12 puntos de ventaja sobre Arsenal, a falta de once fechas para el final del campeonato.
Pero, para los dirigidos por el entrenador Arne Slot, esta ha sido una semana aciaga, ya que venían de quedar eliminados en los octavos de final de la Champions League, al perder contra Paris Saint-Germain en una definición por penales, después de que habían ganado el primer partido en suelo francés.
Liverpool sale muy tocado anímicamente de esta semana, y se ve obligado ahora a concentrarse en la Premier League, en la que parece tener cerca la reconquista del título, después de cuatro temporadas de reinado del Manchester City.
“No es verdad que ellos tuvieran más hambre que nosotros ante este partido. Simplemente, todo fue hacia donde ellos querían, con muchos duelos por alto. Ahí son más fuertes que nosotros”, evaluó el neerlandés Arne Slot.
El dominio de Newcastle en la final del domingo, como si sus jugadores tuvieran grabado a fuego el mensaje que se leía en el inicio del partido en una gran pancarta: “Escriban sus nombres en los libros de historia”. En la primera mitad, Liverpool fue claramente superado y dejó una imagen irreconocible, completamente inofensivo. Su primer tiro al arco, y ni siquiera entre los tres palos, llegó instantes antes del descanso.
Poco antes, el Newcastle se había adelantado con un cabezazo de ‘Big’ Dan Burn, en un tiro de esquina lanzado por Kieran Trippier. Burn, de 32 años, festejó así de la mejor manera el anuncio el viernes de su primera convocatoria con la selección de Inglaterra. En la segunda mitad, Liverpool parecía de entrada más despierto, pero Newcastle lo dejó helado cuando el sueco Alexander Isak fusiló a Kelleher, tras recibir una asistencia de cabeza de Jacob Murphy.
El Newcastle, sexto de la Premier League, completó a partir de ahí un trabajo defensivo perfecto, que frustró una y otra vez a un Liverpool que no encontraba cómo reengancharse al partido. Cuando lo consiguió, ya era demasiado tarde. Un pase entre líneas permitió a Chiesa quedar mano a mano con el arquero y anotar el descuento.
El silbatazo final dio pie a la gran fiesta del Newcastle, con su entrenador Eddie Howe saltando en el césped de Wembley. “Han sido muchos años de dolor. Estábamos deseando ganar este trofeo. Estuvimos magníficos”, se enorgulleció el técnico, de 47 años.
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