Lisandro López: el partido que esperaba el “talismán”, otra vez en Racing y frente a Independiente

La de Lisandro López en los clásicos de Avellaneda es una historia que ya lleva casi 18 años. Y que lo tiene a él como protagonista. Parecía que había tenido su capítulo final el 9 de febrero de 2020, en el clásico que Racing se llevó por 1 a 0, con gol de Marcelo Díaz y nueve jugadores en el campo. Luego vino la pandemia. La pausa. Los estadios vacíos. La sorpresiva despedida de Licha, que decidió viajar a Estados Unidos para cerrar su carrera en la MLS. La muerte de su padre y la internación de su madre cambiaron los planes del ídolo. Con 38 años, pegó la vuelta. Y este domingo, a las 20:15, cruzará a la mitad roja de Avellaneda para jugar contra Independiente por decimosegunda vez.

Tras el partido del domingo, el Rojo pasará a ser el rival al que más enfrentó Lisandro en toda su carrera, en la que también vistió las camisetas de la Selección, Porto, Lyon, Al-Gharafa e Inter de Porto Alegre. Le convirtió seis tantos, el equipo al que más goles le anotó con la Academia. Sólo le hizo más al Lille, de Francia, como futbolista del Lyon: nueve gritos en siete juegos.

En 2005

Más allá de sus goles, su sentido de pertenencia y los dos títulos que consiguió, Licha se ganó el bronce de ídolo de Racing en estos clásicos. Once choques: cinco triunfos, tres empates, tres derrotas. Y esos seis goles que lo convirtieron en el sexto jugador de la historia de Racing que más le convirtió al rival de toda la vida. Está a dos de Llamil Simes, el que encabeza la lista. En ese ranking no lo acompaña ningún jugador contemporáneo: los otros cuatro son Demetrio Conidares, Omar Orestes Corbatta, Albérico Zabaleta y Alberto Fassora, todos de la década del 60 para atrás. Es que la historia reciente en el clásico de Avellaneda venía oscura para Racing hasta el último lustro. Y el delantero tiene mucho que ver en eso: en los ocho partidos que se jugaron desde su regreso en 2016, sólo dos quedaron para Independiente; los otros seis fueron cuatro para Racing y dos empates.

En 2016

En febrero de 2016 regresó tras pasear sus goles durante más de una década por Europa, Brasil y Qatar. Su primer tanto en esa etapa fue un indicio de lo que le esperaba en ese retorno “al club de su vida”, como lo llama. En el último minuto inventó una chilena que valió el empate 1 a 1, cuando todo pintaba para festejo local en el Libertadores de América. Es el gol favorito de su carrera. Aunque reconoce que tuvo suerte: “Ni en un entrenamiento, ni en inferiores, ni en mi pueblo había tirado una chilena”.

Ya en su primera etapa, antes de la venta al Porto, Licha había demostrado ser de esos delanteros que dan un plus en los partidos decisivos. En la victoria de Racing por 3 a 1 ante Independiente, en el Clausura 2004, en la cancha de Lanús, marcó el tercer gol que definió el juego. Y al Clausura siguiente se repitió el mismo resultado, también con López como el jugador que selló el partido, esta vez en el Cilindro.

Pero en su segundo capítulo fue superador, como lo anunciaba esa chilena. En la cancha de Independiente, Lisandro también dejó otro momento icónico para el clásico de Avellaneda. Fue en febrero de 2019, cuando Racing ponía a prueba su condición de puntero de la Superliga. Con el partido 1 a 1, pateó con convicción el penal que le devolvió la ventaja a la Academia. Pero valió más la asistencia que le dio a Zaracho para el tercer gol, después de una corrida mítica en la que dejó en el camino al arquero Martín Campaña con un autopase. Aún le quedaban cinco fechas al torneo, pero algunos futbolistas reconocieron que después de esa noche ya se sintieron campeones. “Que de la mano/ de Licha López/ todos la vuelta vamos a dar”, cantó el plantel en el vestuario La escena se volvió viral. Al 15, chúcaro, no le gustó que trascendiera ese momento de intimidad.

En 2016 (II)

Su mejor partido ante Independiente fue en el Cilindro, por la Superliga 2016/17. En la semana se había cargado la mochila de responsabilidades, con una conferencia de prensa en la que aseguró que el equipo no estaba jugando bien, una sinceridad poco frecuente en el fútbol argentino. Los flashes se posaron sobre él. Les sonrió con dos goles y una actuación sobresaliente.

La importancia del capitán en este tipo de partidos no sólo se mide en el césped. En la derrota por 1 a 0 como local por la Superliga 17/18, Licha fue suplente. Diego Cocca decidió no tocar el equipo que venía de ganar en la Bombonera y dejó al ídolo en el banco. Una decisión fuerte. Y una caída dolorosa, que derivó en la renuncia de Cocca a los dos días.

En la previa del clásico que definió el chileno Díaz, López también jugó. Racing llegaba en un ambiente caldeado, con un inicio de ciclo de Sebastián Beccacece cargado de tensiones. En ese cuerpo técnico todavía recuerdan una charla de Lisandro que cambió el ánimo del vestuario, el clic necesario para ese momento.

En 2019

Algo de eso intuye Juan Antonio Pizzi. El capitán no jugó el sábado pasado, ante Sarmiento de Junín, cuando dejó la concentración de imprevisto por el fallecimiento de su abuela. Tampoco estuvo en la práctica del miércoles, por motivos personales. Pizzi igual le dará la cinta de capitán y le hará un lugar en el equipo, por Ignacio Piatti. Será el segundo partido como titular desde su regreso, apenas el séptimo en todo 2021. Pero es un clásico de Avellaneda. Y Lisandro López tiene que estar.

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