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Lionel Messi se va de Barcelona: la "rescisión consensuada" y lo que el City está dispuesto a ofrecer a cambio
El segundo intento de Manchester City por contratar a Lionel Messi parece que será el definitivo. En la carrera de tres clubes para quedarse con La Pulga, los ingleses están un par de vueltas adelantados sobre los más inmediatos perseguidores: PSG de Francia e Inter de Italia. Los italianos no tienen el músculo financiero para pagar un contrato multimillonario. Y los parisinos, cuyo director deportivo, el brasileño Leonardo, preguntó por las condiciones para quedarse con el crack argentino, no cuentan con el factor Guardiola: el entrenador catalán es fundamental para que el todavía capitán argentino elija Manchester por sobre París o Milán.
El todavía capitán de Barcelona habría hecho tres llamados a Pep Guardiola, entrenador del conjunto inglés, luego de la debacle contra Bayern Munich en la Champions League. El último de ellos, tras la decisión de dejar el club de toda su vida y comenzar un ciclo deportivo en otro lado. Esa relación es la principal apuesta del City, que no tenía ni siquiera en el radar al jugador argentino. El burofax le abrió la puerta a lo impensado.
Más que al dinero, el futuro de Messi fuera de Barcelona está atado a lo deportivo. A nadie de su entorno le escapa que tiene 33 años y que será complicado que otros clubes hipotequen sus finanzas por el contrato de un futbolista. Traducido: lo más probable es que La Pulga gane en Manchester menos dinero del que embolsaba en Barcelona. Sobre todo porque, además, los ingleses tienen sobre sus cuentas los ojos auditores de la UEFA. En los últimos meses, el Fair Play Financiero estuvo muy cerca de eliminarlo de la próxima Champions. Y sin Champions no hubiera habido posibilidad real de tener a Messi.
Una vez que en Manchester supieron que la voluntad del crack de Rosario era emigrar, la maquinaria de los escritorios comenzó a funcionar. El Guardiola de los despachos del City es Ferrán Soriano, otro catalán. Es el secretario ejecutivo del club; el responsable de las negociaciones con los futbolistas, sus representantes y los clubes vendedores.
Ahí, el problema: Barcelona no quiere ni vender ni subastar. Sólo está dispuesto a una salida por la cláusula de 700 millones de euros. El City no puede excederse: debe justificar sus inversiones. Por eso, y luego del burofax, considera a Messi jugador libre. Si no lo es, lo dirá la Justicia catalana en unos meses. El futbolista obtendrá su certificado internacional provisorio e irá adonde quiera. Si no hay acuerdo con Barcelona, su precio lo fijará un juez.
En las oficinas del Etihad Stadium, acostumbradas a gritar los goles del Kun Aguero, comenzaron a hacer cuentas. Recuerdan que el portugués Cristiano Ronaldo, dos años mayor, abandonó Real Madrid rumbo a Juventus a cambio de 100 millones. Y sin la recesión provocada por la pandemia del coronavirus. Como pagar la cláusula nunca fue una opción (ni para el City ni para ningún interesado) apareció el burofax. La cláusula de salida unilateral y gratis, que Barcelona desconoce y, por eso, ya respondió con otra carta documento. La solución intermedia es la "rescisión consensuada", que dejaría contento al jugador (se iría a un proyecto deportivo que lo ilusiona), a los compradores (porque no pagan la cláusula, sino un valor muy inferior) e incluso al club vendedor, porque podría sacarle el jugo a Messi hasta el último minuto: jugadores para potenciar su plantel.
Desde Manchester hablan de avanzar con un contrato por dos temporadas. Y que contemplaría la posibilidad de salir al término de la primera si alguna de las partes no está conforme. Messi podría elegir el equipo que quisiera dentro de la escudería del City (en New York City FC, por ejemplo, se retiró el italiano Andrea Pirlo). Además de la edad del argentino, el City tampoco puede planificar a larguísimo plazo porque el contrato de Guardiola se vence en junio del año que viene.
La junta directiva de Barcelona sabe que ver a Messi con la camiseta del City puede ser una afrenta para todos los culés. Por Guardiola, por Soriano y por Txiki Beguiristain, director de fútbol del equipo inglés y ex jugador azulgrana. Por eso, el presidente del club catalán, Josep María Bartomeu, jugó ayer una de las últimas cartas que le quedaba: dio a entender a través de los medios de comunicación que si Messi decía públicamente que su problema era con el presidente y que sin él continuaría en el club, Bartomeu dejaría el cargo. Fue una manera de trasladarle la presión al futbolista y a su entorno. Sin embargo, La Pulga no recogió la invitación. Se rumoreó durante toda la jornada que hablaría en España, y que le explicaría a esos miles de hinchas y socios por qué había decidido abandonar el club de su vida. Hizo silencio.
El rango más alto del organigrama de Barcelona que habló en las últimas semanas con Messi fue Ronald Koeman. El entrenador, con apenas unas horas al frente del equipo, vio cara a cara al emblema del club. Y los detalles de la comunicación trascendieron instantes después del final del cónclave. Se dijo que Messi le había dicho que estaba "más fuera que dentro" del proyecto deportivo del club. La duda terminó de transformarse en certeza con la siguiente llamada de Koeman: mediante un diálogo telefónico de 112 segundos le dijo a Luis Suárez que no tenía lugar en el plantel y que la intención era rescindirle el año de contrato que le quedaba. Nadie en Barcelona juzga esa movida como inteligente: más allá del nivel actual de Suárez, su lugar en la historia (tercer máximo goleador de Barcelona) ameritaba otro final. Y más aún si la idea de Bartomeu y su junta era mantener a Messi contento. Terminaron de enojarlo.
El burofax puso a Manchester City en una situación con la que sus dueños árabes ni soñaban. La planificación deportiva no incluía a La Pulga en el plantel. Saben que son los favoritos para conseguir la transferencia del año. No pagarán 700 millones de euros. Si Messi cambia Barcelona por Manchester habrá jugadores del City que harán el camino inverso. Uno de ellos es Gabriel Jesús, el delantero brasileño, suplente de Aguero, que estaba llamado a tener más minutos en la próxima temporada. Con la eventual llegada de Messi también ganaría el Kun: será más titular que nunca.
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