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Lionel Messi llegó con su Balón de Oro, pero la figura fue Walter Benítez, el arquero criado en el monte chaqueño
Leo presentó el trofeo en el Parque de los Príncipes, donde Paris Saint-Germain empató sin goles con Niza y se destacó el guardavallas que sueña con llegar al seleccionado
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Las grandes celebraciones sociales y las fiestas burbujeantes levantan el ánimo, pero no son el mejor preámbulo para el deporte de alta competencia, de elite. Sin salir de París, en las últimas 48 horas, Lionel Messi saltó del escenario del Theatre Chatelet al césped del Parque de los Príncipes. Del smoking con lentejuelas negras a la camiseta N° 30 del Paris Saint Germain. Del séptimo Balón de Oro a la pelota de cuero sintético a la que no le pudo transferir su brillo futbolístico en el empate 0-0 ante Niza. Entre la premiación y la obligación profesional, ni siquiera un entrenamiento por la gastroenteritis que lo afectó el martes.
Un partido por la 16a fecha de Liga de Francia en el que no fue figura ningún argentino del equipo líder, sino el arquero visitante, Walter Benítez, el chaqueño de 28 años que lleva más de cinco en el club de la Costa Azul. En la continuidad de los agasajos del lunes, Messi presentó el Balón de Oro sobre el terreno unos minutos antes del comienzo del encuentro. Lo hizo junto con Gigi Donnarumma, distinguido por France Football como el mejor arquero del año.
Antes de ingresar, en el pasillo que conduce a la cancha, Messi ya estaba inquieto porque se encimaba demasiado el acto con el comienzo del cotejo. Micrófono en mano, Messi habló de manera sucinta para un estadio colmado: “Es muy especial [el Balón de Oro] por ser el primero en París, en este club. Es un honor y ojalá me ayude para conseguir los objetivos que nos propusimos”.
Messi había empezado la noche con una sonrisa y después de los 90 minutos se metió en el vestuario con un gesto más adusto, mirando el piso. Nunca queda conforme si no gana y no marca diferencias. Sin el lesionado Neymar, el esquema de Mauricio Pochettino se ajustó más a un 4-4-2, con Leo y Mbappé en una doble punta en la que ninguno de los dos ejerció de centro-delantero.
De arranque, Messi se recostó sobre la derecha y combinó seguido con Ángel Di María, que profundizaba más pegado a la banda. El orden y la solidez defensiva de Niza expuso las dificultades de PSG, más dependiente de los destellos de alguna de sus figuras que de una partitura colectiva.
A Messi le faltaron potencia y explosión en los últimos 30 metros. Un par de remates rebotaron en el zaguero Dante, intentó con un tiro libre por debajo de la barrera que igual rebotó en los pies de un rival y Benítez no tuvo inconvenientes para controlarle un disparo cruzado. Pese a todo, Pochettino, que sorprendió con su desconocimiento de que River había sido campeón, tuvo una mirada positiva: “A Messi lo vi bien, tuvo ocasiones en la segunda parte, los goles ya van a llegar”. Por la Ligue 1 convirtió uno en ocho encuentros.
PSG no pudo con Niza
Con una cuota de eficacia más baja que la que mostraba en España, Messi estuvo más cerca de enriquecer la faceta de asistente, tras los tres pases-gol que el domingo dio en el 3-1 a Saint-Etienne. Ante Niza dejó en situación de definición a Kylian Mbappé y a Di María, pero ambos chocaron con las estupendas tapadas de Benítez. Tras ganarle el mano a mano al delantero francés, reaccionó para despejar con un pie antes de que llegara Gueye. En el comienzo del segundo tiempo, fue una muralla para Di María, que entraba libre e intentó un tiro cruzado que fue bloqueado por la pierna derecha de Benítez. Ya en el final, cuando PSG había sumado a Mauro Icardi en su desesperada búsqueda del gol, Benítez se quedó con un córner de Messi.
Formado en Quilmes, Benítez mantuvo la valla invicta en seis de las 16 jornadas. Al final del encuentro, entrevistado por ESPN, agradeció el apoyo y la confianza que le tienen los hinchas de Niza, que viajaron en un buen número a París. “Fue un partido difícil y un buen resultado para nosotros. Supimos manejar los tiempos, ser fuertes y sólidos”, agregó.
Entrevistado hace un año por La Nación, Benítez soñaba con convertirse en un caso similar al de Dibu Martínez. El de un arquero de muy buenas condiciones que, sin una gran exposición mediática en nuestro país, es captado por el director técnico del seleccionado. Cuando se lo consultó quién debía ser el arquero de la Argentina, se animó en medio de su timidez: “No sé, ojalá sea yo”.
En 2013 disputó un Sudamericano Sub 20 que no consiguió la clasificación al Mundial. Conserva la ilusión de ser convocado alguna vez, si bien está cerca de obtener el pasaporte europeo, lo cual le abriría una posibilidad en el seleccionado de Francia, donde el entrenador Didier Deschamps sigue su evolución.
Messi presenta el Balón de Oro en el Parque de los Príncipes
Criado en el monte chaqueño, en Quilmes debutó con Ricardo Caruso Lombardi. Agradecido y encariñado con el club que le abrió las puertas de Europa, Benítez comentó que se quedó hasta la madrugada francesa para ver por Internet la clasificación por penales del Cervecero a las semifinales del Reducido de la Primera Nacional. “Fue un gran alegría, pero no podía gritar mucho en casa porque tenía al bebé durmiendo”, comentó.
Amante del puesto, dice que eligió el N° 40 para su buzo porque sueña con atajar hasta esa edad. Como hincha de San Lorenzo no descarta alguna vez defender esos colores (”Son los mismos que los del Niza”). En París no fue la noche de Messi ni de Mbappé ni de Di María. Benítez, con 1,91m, reflejos, arrojo y bien protegido por su defensa, fue la figura que más se hizo ver.
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