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Lionel Messi, el "jugador esencial" para que Barcelona aspire a los títulos
Hace 10 días, parado solo dentro de la cancha, con los brazos en jarra y la mirada elevada hacia la inmensidad del Camp Nou, Lionel Messi dejó una frase que reflejó en sus redes sociales: "Cómo lo extrañaba… ¡Qué ganas de volver a jugar acá!". Y 101 días después de aquel 1-0 a Real Sociedad con un penal convertido por él, Messi disputó un partido en su casa futbolística. En tiempos de pandemia, Barcelona debería declarar a Messi "jugador esencial" para sus aspiraciones de ganar títulos. Con el regreso de la competencia oficial, para el N° 10 no hay cuarentena. Es el único futbolista de campo que disputó los dos encuentros completos, el del sábado (4-0 a Mallorca) y el de este martes (2-0 a Leganés). El otro que estuvo en los 180 minutos es el arquero Ter Stegen.
Para Messi no hay rotación, él se encarga de dosificar esfuerzos durante el desarrollo, de agitar cuando es necesario a un equipo que incurre en largos pasajes de intrascendencia, de dominio monótono. Messi tira del Barça y mientras tanto se paró en el umbral de los 700 goles. Con el penal que marcó ante Leganés llegó a los 699 oficiales, entre Barcelona (629) y el seleccionado argentino (70). Tendrá la posibilidad de alcanzar la cifra redonda el próximo viernes, en el Sánchez Pizjuán, frente a Sevilla, su víctima predilecta, con los 37 tantos que le hizo a lo largo de 15 años, más que a Atlético de Madrid (31), Valencia (28) y Real Madrid (26). El rosarino es el máximo anotador, con 21, cifra con la que por decimosegunda vez consecutiva alcanzó y superó el piso de los 20 goles en la Liga.
Al borde de los 33 años -los cumple el 24 de este mes-, Messi aseguró la victoria con una jugada que era más habitual cuando tenía veintipico. La típica aceleración mientras va dejando marcadores en el camino, a base de gambeta y también de fuerza para zafar de manotazos y patadas; arrancó cerca del círculo central y en el esprint dos rivales estuvieron cerca de voltearlo, hasta que entró al área y cayó ante el leve contacto de un defensor. Penal más que dudoso, pero Messi siempre vende lo que él quiere: aguantó a pie firme las duras embestidas en el comienzo de la jugada y dentro del área se desmayó cuando intentaban cerrarle el paso. El árbitro Juan Martínez quizá interpretó que Messi se merecía el penal, aunque la sanción no se ajustara a reglamento. El volante visitante Roque Mesa se quejó: "No hay que ser árbitro para darse cuenta de que no fue penal". En la retina del juez habrá quedado que el rosarino había sido blanco antes de un par de faltas que merecieron tarjeta amarilla. Bustinza lo había agarrado con un tackle de rugby a la cintura para que no se escapara y Awaziem le entró fuerte abajo.
No era la primera vez que Messi marcaba en un partido a puertas cerradas en el Camp Nou. En octubre de 2017, cuando se impidió el ingreso del público por los disturbios en las calles a causa del referéndum sobre Cataluña, hizo dos en el 3-0 a Las Palmas. Festejó el penal de una manera singular, luego de que Piqué le cuchicheara algo al oído: de cara a la cámara, con un brazo en la cintura y el otro levantado mostrando el índice.
¿Pudo haber llegado anoche a los 700 tantos? No le sobraron oportunidades, especialmente porque Barcelona cayó varias veces en el grueso entramado rival. Un cabezazo en el primer tiempo salió desviado y en el segundo ejecutó un tiro libre que el arquero Cuéllar atajó sin complicaciones.
El juvenil Ansu Fati, que es representado por Rodrigo, hermano de Messi, puso en ventaja a Barcelona con un remate cruzado a la entrada del área. Iban 42 minutos y era el primer tiro al arco de un equipo que tenía una posesión que orillaba el 80 por ciento.
La diferencia de jerarquía individual hacía la diferencia. Una desigualdad que también se refleja en otros datos: en el banco local estuvo Braithwaite, autor de seis goles para Leganés en el segundo semestre de 2019 y contratado por el Barça por la lesión que había sufrido Luis Suárez. El club de la periferia de Madrid también se desprendió de otro delantero titular, el marroquí En-Nesyri, que pasó a Sevilla, y el goleador de la temporada, Oscar Rodríguez (con seis), estaba suspendido. Así y todo, Lenglet tuvo que sacar sobre la línea a los 10 minutos una definición de Guerrero, que suma apenas tres encuentros. Pese a esta orfandad ofensiva, el argentino Guido Carrillo fue suplente e ingresó en los últimos 20 minutos.
"No estamos todavía sutiles con la pelota", fue el análisis del técnico Quique Setién, mientras un "Messi esencial" se encarga de mantener a Barcelona en el primer puesto de la Liga, con cinco puntos de ventaja sobre Real Madrid -el viernes, ante Valencia-, y tiene a la vista el gol 700.
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