Lionel Messi brilla en PSG, pero continúa el foco en su forma física de cara al Mundial de Qatar

El segundo tiempo de PSG-Maccabi Haifa promediaba los 26 minutos cuando Lionel Messi comenzó una corrida por la derecha, desde la mitad de la cancha, y se detuvo casi inmediatamente. La Pulga levantó la mano, se tomó el muslo izquierdo y se sentó sobre el césped del Parque de los Príncipes. En plena euforia mundialista y faltando apenas cuatro semanas para el debut contra Arabia Saudita, más de uno, incluyendo el Kun Agüero que reaccionaba al partido en su stream, temió lo peor: una lesión que lo margine de la Copa del Mundo. Pero esas dudas se disiparon rápidamente: al número 30 se le había salido el botín. Rápidamente se ató los cordones, se volvió a poner de pie y continuó jugando sin problema los 20 minutos que le restaban a aquel encuentro, que terminaría en un aplastante 7-2 para el local, en el que firmó un doblete.

Ese fugaz episodio simboliza, quizá, la ansiedad generalizada del público con respecto al estado físico de algunas de las estrellas que viajarán a Qatar en noviembre. Ya se ha confirmado que algunos grandes jugadores, como N’Golo Kanté, Diogo Jota y Reece James, sufrieron percances físicos que les impedirán formar parte de la máxima cita del fútbol, y las ligas europeas no frenarán su acción hasta que falten apenas seis días para el inicio de la competencia. La preocupación por el estado de forma de Messi, al igual de otros jugadores argentinos que sí se encuentran luchando contra lesiones como Leandro Paredes, Ángel Di María, Joaquín Correa y Paulo Dybala, tiene su lógica.

Pero a la Pulga siempre lo caracterizó su hambre por querer jugar todos los minutos que su cuerpo le permitan, incluso en partidos de menor trascendencia o significado, como el de este martes, de un PSG que necesitaba solo un punto para clasificar a octavos de final de la Champions League. Y a cada partido que pasa queda más evidenciado que el campeón francés necesita más a su número 30 de lo que él necesita jugar para su equipo. Durante el período en que una lesión en su pantorrilla lo mantuvo fuera de las canchas, incluyendo el duelo contra Benfica en el que se tuvo que retirar de la cancha, los parisinos empataron sus únicos tres encuentros de toda la temporada. A su regreso, volvieron a ser la máquina de ganar que acostumbró ser en el presente curso, y en aquella visita de Maccabi, el argentino fue el protagonista de nuevo.

Messi fue el foco de todas las jugadas ofensivas de un PSG que, en algunos tramos, se sintió incomodado por el equipo israelí. Sin embargo, en cada ocasión que la pelota caía sobre los pies del número 30, el local se acercaba notablemente al arco rival. Fue su excelso remate de tres dedos lo que abrió el marcador con 18 minutos sobre el reloj, y más tarde su pase en profundidad dejó a Neymar en una posición ideal para marcar el tercer tanto del equipo. Antes de que terminara el primer tiempo, Messi incluso pudo firmar un gol característico suyo, enganchando desde la derecha, eludiendo su marca y rematando a colocar al primer palo del arquero; para entonces, PSG ya ganaba por 4-1. Incluso fue su asistencia a Carlos Soler, que entró al semicírculo del área para definir, la que cerró el resultado final de 7-2.

Ese rendimiento sumamente productivo confirma que, tras una temporada 2021/22 caracterizada por problemas físicos, tácticos y de adaptación, Messi vuelve a arrojar cifras que se asemejan a lo que acostumbró durante el resto de su carrera. Aquella noche se convirtió en apenas el segundo jugador en Europa en alcanzar los dobles dígitos en goles y asistencias (acumula 11 y 12, respectivamente), después del joven Cody Gakpo, de PSV (12 y 10), en tan solo 16 encuentros. Sus contribuciones se acercan incluso a las del delantero excluyente de la actualidad, Erling Haaland, que registra 22 tantos y 3 pases-gol en Manchester City. Incluso lo supera si se suman también los goles marcados en sus selecciones en el presente curso (4 para la Pulga, uno para el noruego). Si sigue a este ritmo estará encaminado a retomar su número habitual de 25 goles por temporada, parámetro que alcanzó por última vez en su último año en Barcelona, cuando anotó 38 veces.

Tras aquel bache luego de su llegada a París, la selección argentina puede volver a jactarse de que irá al Mundial no solo con uno de los mejores jugadores del mundo, sino también uno de los que se encuentra en mejor forma a nivel de desempeño. Es entendible, entonces, la necesidad de “cuidarlo” ante el miedo por no tenerlo a disposición para el mes más importante del año en el deporte, tan solo un desgarro lo pondría en una carrera contrarreloj para recuperarse. Por otra parte, cuando el nivel en el que se encuentra es tan superlativo, la mejor manera de llegar en condiciones a Qatar es seguir jugando, seguir siendo importante en su equipo, seguir marcando goles. Es lo que Messi pregonó desde el inicio de su carrera, mientras el cuerpo le siga dando abasto.

El resumen del partido de Messi

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