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Lionel Messi, Ángel Di María y su último viaje mundialista: de rivales en el Monumental al cuarto de la “perdición” en Pekín
Con la ruta clasificatoria hacia el 2026, la Argentina abre la defensa del título a las 21, contra Ecuador; una amistad que atravesó todas las tempestades
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Hasta para José Pekerman fue indisimulable la bronca. La Argentina estaba por viajar al Mundial de Alemania y en una de las últimas prácticas los titulares perdieron con los chicos, con los sparrings. El capitán Juan Pablo Sorin se acercó al pibe que les había hecho el gol y lo felicitó. Un flaquito que había debutado en la primera de Rosario Central unos meses atrás, días antes de la Navidad de 2005. Un tal Di María. Lionel Messi estaba ahí, también fastidioso, pero por una traicionera lesión en los isquiotibiales de la pierna derecha que lo había sacado de las canchas. Malhumorado a los 18 años porque su primera Copa del Mundo se le venía encima y él no jugaba. Di María y Messi cerca, muy cerca, pero sin ninguna conexión. Como dos extraños.
Unos días después iban a compartir por primera vez en sus vidas la cancha. Y no cualquier cancha, el estadio Monumental. Sucedió el 24 de mayo de 2006… pero fueron rivales. Desconocidos y adversarios, hoy parece risueño tratándose de los mejores socios de, al menos, la última década de la selección. Esa noche la Argentina se despidió del país con un amistoso ante el Sub 20, que contó con Marchesín, Federico Fazio, ‘Papu’ Gómez y, entre otros, Di María. Messi ingresó a los diez minutos del segundo tiempo por Mascherano y así espantó los fantasmas de 79 días de inactividad. Ninguno recuerda haber cruzado nada con el otro. Apenas Ángel memoriza las bromas de sus amigos rosarinos, que después le reprocharon no haberlos encarado a Burdisso, Ayala y Heinze. Y su tímida defensa: “Miguel [Tojo, el técnico], me dijo que no fuera para adelante”. Cargadas, chicanas. Cosa de pibes, en definitiva.
Hugo Tocalli estaba en la vida de ambos, por entonces, y le confirma a LA NACION que la atracción llegaría un poco más adelante. Después de esa noche, Messi partió a Alemania y ‘Fideo’ continuó su proceso en la Sub 20 que un año después, en Canadá 2007, ganaría el último título mundial de la Argentina en la categoría. El inicio de las complicidades llegaría en una tierra muy muy lejana, en Oriente. En el campo de deportes de la Universidad de Donghua, en Shanghai. China. Los dos rosarinos. Separados por apenas 235 días al nacer… y la amistad apareció en China. Después de esa primera práctica no se iban a separar más. ¿Bautismo oficial juntos? El 7 de agosto de 2008, en el Shanghai Stadium, se pasaron la pelota en la victoria por 2 a 1 ante Costa de Marfil… pero a partir del minuto 63, cuando ingresó Ángel.
La experiencia no pudo comenzar mejor: campeones olímpicos en Pekín. Con gol de Di María y asistencia de Messi en la final contra Nigeria. Sergio Batista, que los reunió, le confiesa a LA NACION que de inmediato fueron compinches. Adentro de la cancha, sí, y afuera también. Hubo un lugar clave para el encuentro, y un personaje perfecto: la habitación del ‘Pocho’ Lavezzi, que se concentraba con ‘Fideo’ y había sido el primer compañero de cuarto en la vida albiceleste de Messi en el Sudamericano Sub 20 de Colombia 2005. Era la pieza del caos, sí, del descontrol, de la “perdición”, bromeaban. La Argentina no se alojó en la Villa Olímpica, solo pasó un día de visita. Todo el plantel se reunía en el bunker de los canallas. Ambiente ideal para romper distancia, para integrar a aquel Messi, todavía introvertido, aunque ya se trataba de una celebridad que al año siguiente alzaría el primero de sus siete Balones de Oro.
La final olímpica se jugó el 23 de agosto de 2008. Ese día, poco antes de subirse todos al micro que llevaría al plantel al estadio, al Nido de Pájaros de Pekín, Alfio Basile, entrenador de la mayor, anunció los convocados para la séptima fecha de las eliminatorias sudamericanas. Bautismo para Di María, primer llamado. Messi también, claro, y Leo ya sumaba 30 partidos y nueve goles en la selección. No alcanzaron a extrañarse, porque entre el gol de emboquillada ante Nigeria y el encuentro con Paraguay por la ruta clasificatoria apenas hubo dos semanas. Sí, el partido fue el 6 de septiembre de 2008…, sí, ayer se cumplieron 15 años. Sólo ellos dos siguen en actividad.
De Ángel a Leo en aquel Ecuador vs. Argentina crucial rumbo a Rusia 2018
Los dos como titulares, otra vez en el Monumental, pero en el mismo equipo. Con Abbondanzieri, Demichelis, Heinze, Zanetti, Riquelme y Tevez entre los compañeros. Pero Tevez se hizo expulsar a la media hora y el ya tambaleante Basile –a su ciclo le quedarían tres encuentros más– hizo cambios después del entretiempo: uno de ellos, el ‘Kun’ Agüero por Di María. Terminó 1-1 el duelo contra los paraguayos dirigidos por ‘Tata’ Martino. Resultó breve el estreno de ‘Fideo’, corta la sociedad con Messi..., nadie podía sospechar la complicidad que despertaba. Desde esa noche han compartido 108 partidos en la selección, con 64 victorias, 31 empates y apenas 13 derrotas.
Claro que el camino no sería tan despejado como asomaba en Pekín. Ese dorado se transformaría en opacidad. Se encadenaron frustraciones desde Sudáfrica 2010 hasta Rusia 2018, extremos atravesados por las Copas América de 2011, 2015 y 2016, más el Mundial de Brasil 2014, héroes igual entonces, luego desacreditados. Si dos futbolistas recibieron burlas y maltrato por el tribunal popular en la Argentina, fueron ellos. Messi llegó a renunciar, pero rápido retomó el camino de la obstinación. Di María e refugió en terapia. Ninguno canjeó el sentimiento. Incluso, cuando Di María se descubrió afuera del ciclo de Scaloni estalló en los medios. Una declaración de amor y pertenencia. Ninguno se permitió desertar.
“En momentos críticos de la selección, desde mi familia me han dicho: ‘¡Tranquilo, cómo te vas a poner así si lo tenés a Leo al lado! Si a él lo critican más que a todos ustedes juntos, lo matan en todos lados pese a que ganó todo, hay que seguir peleándola, seguir mirando para adelante…’ Tener la familia de tu lado es clave. Y si Leo insiste, intenta, no se derrumba… nosotros también debemos hacerlo. Es difícil no querer vestir más esta camiseta”, le contaba Di María a LA NACION en 2018. Estaba convencido, y el éxito todavía no aparecía en el horizonte. Se aprecian, se respetan, se buscan en la cancha. Después, hasta hubo curiosidades entre ellos: Di María alguna vez llevo la cinta de capitán, y hasta la 10 de Messi. ¡Sí! Ausente el dueño natural, en noviembre de 2015, en un clásico contra Brasil, Fideo cargó con el honor.
Con la Copa América de Brasil 2019, y aquel tercer escalón, ambos empezaron a torcer las sospechas callejeras. Desde entonces, todo tomó propulsión. Messi se convirtió en estatua. Y Ángel, el destratado por buena parte de una nación por las traicioneras lesiones, se volvió un talismán: gol en la final de los Juegos Olímpicos, gol en la final de la Copa América, gol en la final de la Finalissima y gol en la final de la Copa del Mundo. ¡Póquer! En las cuatro veces, con Messi en la cancha. Con el ‘Extraterrestre’, como le dice a veces, o con el ‘Enano’, como le dice casi siempre.
De la Pulga a Fideo, en la final de Pekín 2008
Serán amigos para siempre, cuando las canchas apenas sean un recuerdo. “Para mí es un privilegio haber pasado tantos años con el mejor de la historia. Haber tenido esa conexión y lograr lo que logramos juntos, es lo más lindo que me pasó en el fútbol”, contó Di María. Y cuando Ángel se marchó de PSG en 2022, Leo escribió en sus redes: “Fue un placer haber compartido este último año con vos en París. Nos conocemos hace mucho tiempo, pero no es lo mismo estar el día a día a vernos cada tanto. Me confirmaste lo que ya sabía, que sos una gran persona. Todo impresionante”. Aquellos chicos se hicieron hombres.
La ‘Pulga’ nació el miércoles 24 de junio de 1987, y ‘Fideo’ llegó al mundo el domingo 14 de febrero de 1988. ¿Donde? Los dos en el Hospital Italiano de Rosario. Nunca se cruzaron en los torneos de fútbol infantil de la Asociación Rosarina, no hay planilla, no hay nada, y eso que el espíritu de detective del colega Carlos Durhand, del diario La Capital, revisó todo. Pero estaban predestinados. Esta noche abrirán su quinta eliminatoria juntos. No habrá otra, es la última. El Mundial 2026… queda lejos, ahora no importa. ¿Secretos? “Siempre hay que darle una opción de pase, tratar de siempre estar cerca de él. Tratar de dársela cerca del área o de tres cuartos de cancha hacia adelante, porque ahí aparece su mejor versión. No tengo mucho más para decir, es muy fácil”. Lo firma Di María, el mejor socio del ‘Enano’.
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