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Licha López, el símbolo de Racing que tomó la posta de Diego Milito y que se despidió en el minuto 15 ante Godoy Cruz
El 9 jugó su partido 228 con la camiseta de la Academia ante el Tomba, pero como no llegaba bien desde lo físico Gago lo puso para que tenga su homenaje; un referente que ganó títulos, le hizo goles a Independiente y dejó una huella imborrable
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Fue la vez número 228 que Lisandro López saltó a un campo de juego con la camiseta de Racing. Y será la última. Fue enfrente a Godoy Cruz, en busca de un triunfo que le permita a la Academia clasificar a la Copa Sudamericana y en busca también del gol 80 con el club de su vida, Licha tendrá su función de despedida como ídolo académico. Tuvo lo segundo, la gran ovación cuando dejó el campo de juego a los 16 minutos. El capitán llegaba tocado desde lo físico, pero igual el entrenador Fernando Gago lo puso para que tuviera su homenaje en el minuto 15. Acto seguido, lo reemplazó por Javier Correa, que marcó el 1-0. Antes de eso, hizo un gol, pero en posición adelantada. Hubiera sido la despedida ideal, pero Licha estaba en off-side.
Las palmas de los hinchas se pusieron rojas de tanto aplauso. Los ojos, húmedos. Es una jornada de emociones. No era el contexto ideal para el capitán, que atraviesa un año personal delicado. Tampoco para Racing, que vivió un 2021 para el olvido. Pero eso no pesó. Sí los antecedentes: las dos vueltas olímpicas, los seis goles en los clásicos ante Independiente, el convertirse en el máximo goleador del club en los últimos 45 años, el legado color celeste y blanco que queda sobre ese césped que pisó por última vez.
Solo un jugador tan particular puede despertar tanta pasión. Lisandro López casi no hizo inferiores. Antes de llegar a Racing se había probado en Boca, San Lorenzo, Vélez, Lanús, All Boys, Rosario Central y Newell’s. “No era justo que me prueben en 20 minutos con diez pibes más que no conocía. ¿Cómo me iba a mostrar así? Psicológicamente era horrible”, explicó alguna vez. Licha desembarcó en Avellaneda con 18 años recién cumplidos.
La salida de Licha en el minuto 16
Era el 2001, un año especial para el país y para la Academia: fue campeón después de 35 años. El Cilindro fue el segundo estadio que conoció de Primera, además del Eva Perón de Junín. “Ahí me enamoré de Racing”, dice el N° 15. Fueron dos décadas de amor recíproco, de generar un lazo profundo que lo convirtió en el último ídolo del club.
Su primer partido fue en quinta, ante Argentinos: hizo los tres goles de un empate 3 a 3. Al año siguiente, Mostaza Merlo lo citó para la pretemporada en México pero sufrió una lesión que retrasó su debut en Primera. El estreno llegó en el Clausura 2003. Fue Ángel Cappa en el torneo posterior quien lo sostuvo en Primera. “Recuerdo a un pibe tímido fuera de la cancha y con una notable personalidad cuando jugaba. Rápido, con una gambeta hacia adelante, tenía los dos perfiles y encontraba el gol con facilidad. Era de esos jugadores que se ponen solos y siempre responden a la confianza del entrenador”, rememora ahora el técnico, desde España.
La ovación de los hinchas en el minuto 15 ante Godoy Cruz
En el Apertura 2004 fue el goleador del torneo, algo que no lograba un jugador de Racing hacía 35 años. Autocrítico incluso con 21 años, llegó a definir su juego en ese semestre así: “Estoy jugando muy mal, no puedo gambetear ni a mi abuela”. En la Superliga 18/19, quince años después, Lisandro volvió a ser el máximo artillero del fútbol argentino. En medio siglo, fue el único jugador de la Academia que logró esa distinción. Esos logros pueden alcanzar para marcar por qué fue un jugador de elite. Pero hay más muestras. Van otras dos: cuando Real Madrid pagó 36 millones de euros para llevarse a Karim Benzemá del Lyon, el club francés fue a buscar a Lisandro como reemplazante. Cuando Lionel Messi arrancó su camino con la camiseta argentina, el 17 de agosto de 2005, entró en reemplazo de López.
Un golazo a Independiente
Pero lo que hará que esta tarde de sábado el Cilindro de Avellaneda tenga la forma de una lágrima es la identificación que logró con Racing a lo largo de estas dos décadas. Cuando fue vendido al Porto, en 2005, un grupo de hinchas le llevó de regalo a su casa una bandera que decía “hasta pronto L15sandro”. Prometió volver y cumplió. El regreso se dio en 2016, en un club que jugaba la Copa Libertadores, con Diego Milito como emblema. “Licha es un jugador de elite, con una calidad extrema, que además tiene un sentido de pertenencia enorme por haber nacido en la institución. Al volver al club demostró la jerarquía que tuvo a lo largo de su carrera. Más allá del liderazgo dentro de la cancha, supo pregonar ese sentido de pertenencia al transmitir cómo es esta institución, qué es lo que espera la gente de Racing de un jugador”, cuenta Milito, que compartió las dos etapas de López en Racing.
Milito fue quien le legó la cinta de capitán tras su retiro, para que Lisandro deje de ser un jugador excepcional y se transforme en bandera o tatuaje para los hinchas. Se obsesionó con la vuelta olímpica. Y fue la locomotora del campeón de la Superliga 18/19, con el equipo de Eduardo Coudet.
Licha tuvo la capacidad de ser el líder de un grupo que absorbió el sentido de pertenencia que pregonaba su capitán. Fue, al cabo, lo que hizo durante toda su carrera. Cuando a Hugo Lloris, el capitán de Francia que levantó la Copa del Mundo en Rusia 2018, un cronista argentino le preguntó por quién hincha en Argentina respondió: “Ni Boca ni River. Racing, por Licha”.
A Lisandro López alguna vez lo definieron como un perro verde en el mundo del fútbol. Más de la mitad de su carrera la hizo sin representante: él arregló los contratos y eligió los clubes. Tottenham, Chelsea y Juventus son algunos de los gigantes de Europa que lo fueron a buscar, pero no hubo éxito en las negociaciones. Completó el secundario y hasta se anotó en la carrera de Ciencias Económicas en la facultad de Junín, cerca de su tierra, Rafael Obligado, el pueblo que es considerado la Capital Nacional de la Galleta.
Otro golazo a Independiente
“Yo tengo la suerte de haberlo conocido a Licha de muy chico porque somos de la misma categoría. Cada día, cada práctica, la aprovechó para ir en busca de ser un mejor futbolista. Esa es su virtud. Es una persona muy particular, que se siente cómodo con las cosas simples y con buen corazón. Siempre que habla se abre sin tener un doble discurso”, lo describe Gastón Fernández, que marcó una época junto a López cuando festejaban los goles con una coreografía improvisada a la que se sumaba Mariano González.
A veces Licha se aparece en las prácticas vestido con boina y alpargatas. Sus compañeros lo cargan: lo llaman el Viejo. No usa aros, ni botines colorinches. Tampoco redes sociales: “Son una herramienta espectacular de comunicación y de pelotudez. No quiero ser parte de eso”. Siempre anduvo con el pelo corto y el mismo festejo: se lleva el dedo a la sien para recordar que pensar es indispensable.
Entre todas esas rarezas, aún guardaba una más para el cierre de su carrera: cuando todo indicaba que a punto de cumplir 39 años el de este sábado sería su último partido como jugador, sorprendió con un anuncio: “La única posibilidad que prometí evaluar es la de Sarmiento de Junín, por una cuestión de que tengo que vivir ahí por mi situación personal”. Este 2021 había comenzado con Lisandro López al borde del llanto al anunciar su despedida del club para seguir su carrera en el Atlanta United, donde lo esperaba su amigo Gabriel Heinze. Una situación personal -falleció su padre, su madre atraviesa un delicado cuadro de salud- lo trajo de nuevo a Argentina. A Racing.
El regreso del público tras las restricciones que impuso la pandemia le dio la posibilidad de tener esta despedida en un Cilindro lleno de cariño. Luego de las vacaciones decidirá si es el final o seguirá su carrera en Junín, con un detalle: Sarmiento juega en Primera. Puede ser la primera vez que este camino conjunto que duró dos décadas los encuentre en veredas enfrentadas. Es una escena que nadie querrá imaginar este sábado cerca de las 19, cuando Lisandro López entregue su última gota de transpiración color celeste y blanco y todo un club le diga gracias.
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