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Leandro Desábato: el reto de construir a Estudiantes y la herencia de Alejandro Sabella
LA PLATA.– "Cuando deje el fútbol, que no falta mucho, me gustaría tomarme dos o tres meses para descansar un poco, pero también para capacitarme: ir a Europa, hablar con directores técnicos, mirar entrenamientos", confesaba Leandro Desábato en su anterior entrevista con LA NACION, en marzo de 2017, época en la que todavía era jugador aunque ya se proyectaba como entrenador. Tras el retiro, cumplió su plan al detalle.
Así finalizaba aquella nota: "Se desconoce la fecha. Sin embargo, tarde o temprano, Desábato será el DT de su casa: Estudiantes de La Plata". Eso también ocurrió: exactamente tres años después, se hizo cargo del plantel superior del Pincha.
Todo parecía ideal: el merecido descanso, una formación de calidad, un año de experiencia en Reserva con buenas campañas y luego la oportunidad de dirigir la Primera. Pero apareció un imponderable que trastocó el escenario por completo: la pandemia. Por más esfuerzos que hizo para llegar preparado, nadie le explicó cómo oficiar de técnico a la distancia. El ‘Chavo’ asumió en marzo, dirigió un partido y se paró el fútbol. De repente, lo que había imaginado se esfumó. Durante casi cinco meses (hasta el regreso a los entrenamientos de la semana pasada) tuvo que realizar teletrabajo.
Mientras riega el pasto y piensa que nunca había estado medio año sin volver a Cafferata, su pueblo, a Desábato le suena el celular. Atiende y comienza una nueva charla.
–Tuviste entrenadores de renombre: Alfaro, Cai Aimar, Simeone, Sabella, Berizzo, Russo y Pellegrino, entre otros. ¿Quiénes fueron tus maestros?
–A lo largo de mi carrera tuve grandes formadores y un maestro que fue Sabella. Es un entrenador que al jugador le llega por su conocimiento futbolístico y también por su costado humano. Muchos entrenadores se preocupan por la idea y dejan de lado si el futbolista la entendió. Alejandro se preocupa por las personas y entonces sus dirigidos se brindan al máximo. Para mí, es como un padre.
–¿Y otros que te hayan marcado?
–Alfaro y Simeone fueron muy importantes. Gustavo fue un pionero de mi formación porque lo tuve cuatro años en el comienzo de mi carrera y me identifico con varias de sus ideas. Y al ‘Cholo’ no lo tuve tanto, pero fue el primero al que le vi desarrollar un modelo de entrenamiento europeo: una metodología que acá era novedosa. Más allá de los tres que mencioné, todos me dejaron algo.
–¿Al debut como DT de primera, llegaste con la preparación que pretendías o te faltó algo?
–Sí. Leí bastante, viajé a Europa, observé entrenamientos de allá, y tuve charlas con técnicos de experiencia como Pochettino, Sabella, Pellegrino y Nelson Vivas.
–¿Qué leíste para prepararte?
–Fui leyendo diferentes libros: de liderazgo, de manejo de grupos y de entrenadores. De los últimos, ahora se me vienen a la cabeza tres: "Creer" del ‘Cholo’ Simeone, "El legado" y uno sobre el italiano Maurizio Sarri (ex DT de Juventus).
–Y en las conversaciones con los técnicos que mencionaste, ¿de qué temas hablaron?
–De diversas cuestiones futbolísticas: desde cómo planificar una semana de entrenamiento hasta cómo plantear un partido hipotético. Si bien fueron charlas, con mucho intercambio, para mí lo fundamental pasó por prestar atención a lo que decían ellos. Es muy importante escuchar a los que saben y tratar de absorber conceptos.
–Lo que ninguno te dijo es cómo ser entrenador en el medio de una pandemia y con un parate tan largo...
–Hablamos de todo, menos de eso, desde luego. Lo bueno es que en esa situación particular estuvimos iguales: los consagrados, los que tienen experiencia y los que recién estamos empezando.
–¿Cómo trabajaste durante estos meses, sin poder estar en contacto con los futbolistas?
–Decidimos que los jugadores tuvieran un contacto permanente con los profes y el objetivo del entrenamiento fue mantener la parte física. También contaron con un equipo de apoyo o coaching, que apuntó a la contención. De mi parte, lo que hice fue hablar por teléfono periódicamente para saber cómo estaban ellos y sus familias. Nos centramos en dos cuestiones: lo físico y lo humano.
–De fútbol, entonces, nada…
–¡No! No consideramos que fuera el momento para hablar de táctica porque no había ninguna certeza. ¿Qué hubiésemos ganado con decirles cómo vamos a jugar si aún hoy no sabemos ni cuándo ni contra quién lo haremos? En estas semanas tendremos tiempo de inculcar nuestra idea.
–¿Y cuál es esa idea? ¿Cómo te gustaría que juegue Estudiantes?
–Lo que voy a decir parece una pavada, pero no lo es: queremos construir un equipo. Consideramos que es la etapa indicada para lograr eso. El club estuvo años detrás del objetivo de terminar su cancha y hoy tiene un estadio hermoso. Listo, ahora Estudiantes tiene que encontrar un equipo que sea regular y creíble; algo que, a mi entender, no puede aparecer desde hace rato. Ese es nuestro desafío: construirlo. En cuanto a lo conceptual, tres cuestiones me parecen fundamentales: que sea ordenado, dinámico y que lo colectivo esté por encima de los nombres. No me encasillo en defensivo ni ofensivo porque me gustaría que el equipo no desatienda ninguna de las dos facetas del juego: que se sepa resguardar y que tenga herramientas para lastimar al rival.
–¿El sistema lo tenés?
–Si bien me la paso pensando de qué manera jugar, el esquema me lo van a terminar dando los futbolistas; todavía no está el plantel definitivo. Yo en Reserva jugaba 4-3-3, que es un sistema que me gusta, pero tenía los jugadores para hacerlo. Después, cuando me faltó en ofensiva, usé el 4-3-1-2. Puede ser alguno de esos o también podría ser un 5-3-2. Yo tengo en la cabeza la idea de juego y no me gusta atarme a un solo sistema. El dispositivo aparecerá con los entrenamientos.
–No mencionaste el 4-4-2, que fue el que mejor le funcionó a Estudiantes en los últimos 15 años…
–Cuando nombré al 4-3-1-2 fue pensando en un sistema flexible: 4-4-2 a la hora de defender y 4-3-1-2 para atacar, con un volante central que se suelte un poco. Ya Riquelme no está más y es muy difícil ver a un enganche como antes, desentendido de la recuperación. Nosotros, en 2006 y 2009, hemos salido campeones con un 4-4-2 que mutaba a 4-3-1-2: Verón arrancaba como N° 5 y se soltaba; no la pedía de espaldas como Riquelme. Incluso el mismo esquema podría transformarse en un 4-4-1-1, con un delantero que retroceda un poco. Puedo pensar mil variantes y de hecho lo hago permanentemente, pero no puedo definir el dibujo hasta no trabajar un tiempo considerable con los jugadores.
–¿Está bien que hayan regresado los entrenamientos o había que esperar un poco más?
–Está perfecto. No entendía por qué no los permitían si estaban previstos con grupos reducidos, en lugares abiertos y con un protocolo. Un partido oficial lo veo lejos y me parece lógico, pero que no pudiéramos entrenar no me entraba en la cabeza.
–Los cuerpos técnicos están manejando un combo difícil: receso extenso más ansiedad acumulada. ¿Cómo lo manejan ustedes?
–Nada es sencillo. La primera dificultad fue empezar de forma paulatina y sin pasarnos de rosca, algo que no resulta fácil porque todos llegamos con unas ganas bárbaras de trabajar. La puesta a punto será progresiva para evitar la mayor cantidad de lesiones. Para mí tiene que haber seis semanas como mínimo de preparación, antes de la competencia, porque de lo contrario puede ser perjudicial para los jugadores que son los principales protagonistas. El parate se hizo demasiado extenso y al futbolista se le hizo un daño grande.
El día que anunció su retiro
–¿Y el próximo torneo cómo te lo imaginás?
–No tengo dudas de que el nivel será inferior. Si bien todos vamos a tratar de llegar lo mejor posible, pasó mucho tiempo y el juego pagará parte de las consecuencias. Los futbolistas no son robots y estuvieron casi medio año sin entrenar de una manera ideal. Lo técnico no lo trabajaban desde marzo.
–La ‘Gata’ Fernández se retiró en pleno parate. ¿Mascherano cómo está?
–Él pudo estar en Santa Fe y allá la cosa estuvo más liberada; salió a correr bastante y eso es mejor que entrenar en una casa. Está con ganas y muy involucrado con el proyecto.
–Sumaron a Nicolás Pasquini y Leandro Díaz, pero la llegada de José Sosa parece imposible. ¿Te gustaría tenerlo?
–Claro que sí. Es un jugador de jerarquía y que conoce el club. Es de esos futbolistas que aportan un salto de calidad.
–¿Qué te genera que el otro entrenador de la ciudad sea Maradona? Mayor responsabilidad, presión, una motivación extra…
–A mí no me cambia nada. A pesar de que tengo amigos que son de Gimnasia y están contentos de tenerlo en su club, lo mío pasa por otro lado. La motivación que tengo es estar en el lugar que quiero y mi responsabilidad es hacer todo lo que esté a mi alcance por el bien de Estudiantes. Si tengo una presión, es esa.
Desábato saluda, corta y continúa con el riego. Ahora y solo por un rato no piensa en lo mucho que extraña a su pueblo. Por la cabeza del ‘Chavo’ pasan sistemas tácticos y apellidos de futbolistas; y aunque sabe que no llegará a ninguna conclusión definitiva, disfruta del ejercicio. De golpe, se siente satisfecho. Se sonríe. Ya tiene el croquis del equipo: en las próximas semanas intentará construirlo.
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