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Lautaro Martínez: la pasión por el básquet, Racing, la selección y el sueño de jugar con Messi
Juega Golden State, y Lautaro Martínez lo sabe. Trata de no perderse los partidos, intenta seguirlos desde su casa, en la computadora o en el celular. Especialmente si juega Stephen Curry, el base de los Warriors que despierta admiración en Lautaro Martínez. Lautaro nació, creció, en Bahía Blanca. En el barrio Villa Mitre, y la pared de su casa lindaba con el club, el Tricolor, al que alguna vez llevó sus diabluras el ‘Loco’ Hernán Montenegro. El básquetbol lo atraviesa. Su hermano Jano, el menor de los tres varones Martínez, es base de Villa Mitre en el Torneo Federal. "Disfruto tanto de mirar básquet como de ver partidos de fútbol. Me entretengo mucho mirando básquet. Es un deporte que me encanta, lo jugué mucho tiempo. Si no estuviese jugando al fútbol, estaría jugando al básquet. Me he entrenado en ambos deportes y finalmente elegí el fútbol", confiesa Lautaro. El que lanzando al aro participó de un homenaje a Andrés Nocioni, el que se emocionó con la visita de ‘Pepe’ Sánchez a la concentración de Racing, el que admira a Manu Ginóbili ... El que algún día buscará sumergirse en el fantástico mundo de la NBA como un espectador más.
Pero Lautaro Martínez juega al fútbol. Cuando hace un año le convirtió con la Academia tres goles a Huracán, esa misma noche se fue a cenar con los emisarios que había enviado Internazionale. Al pase solo le faltaban detalles. ‘¿Qué número te gustaría llevar?’, le preguntaron. De inmediato recibieron la respuesta: ‘¡el 10!’. Trataron de persuadirlo de que, como presentación, a los 20 años, le convendría evitar las expectativas que despierta una cifra de fábulas. ‘Si está libre, sin ninguna duda quiero llevarlo’, insistió. Y estaba libre: lo había dejado el portugués João Mário, entonces cedido a West Ham United. En este mercado de invierno volvió João Mário..., y se enfundó en la casaca número 15. La 10 ya tenía dueño.
A los 16 años, Lautaro Martínez dejó Bahía Blanca por Avellaneda. A los 20, aterrizó en Milán. "El salto más duro fue aquel, cuando me fui de mi casa. Irme de Bahía Blanca me costó: separarme de mis viejos, de mis cosas, de mis hermanos. Con el más grande, Alan, con el que me llevo apenas 10 meses, hacíamos todo juntos: uno salía a andar en bicicleta y el otro salía atrás; íbamos al colegio juntos; jugábamos a la pelota en el mismo club, casi con los mismos compañeros... Racing me sirvió para seguir madurando, fui creciendo, y entonces fue más sencillo este salto. Ya en mis dos últimos años en Buenos Aires vivía solo y eso me obligó a crecer más rápido. ¿Por qué? Cuando llegué a Racing, en la pensión tenía todo resuelto: la alimentación, los cuidados, no gastaba un peso... Ya cuando vivís solo debés organizarte distinto, los horarios, las compras, la administración de la plata, la limpieza del departamento...", describe.
No estudia italiano ni tiene profesor, pero ya se desenvuelve casi con naturalidad. Mauro Icardi y el uruguayo Matías Vecino destraban toda barrera idiomática. "Maduré en esos años en Racing, sin dudas que maduré. Pero eso no quiere decir que no me cueste afirmarme en Italia. Llegué con 20 años, estoy lejos de Argentina y eso tiene sus consecuencias. Se habla otro idioma, se vive de otra manera, se maneja otra moneda, y debo adaptarme para integrarme socialmente. Los hinchas y la gente del club, que me han recibido muy bien, me ayudan mucho". La temporada de Internazionale tiene altibajos, los objetivos importantes han quedado lejos. La lupa sobre la temporada de Lautaro arroja 20 partidos y cinco goles (Napoli, Cagliari, Frosinone y Benevento –2–), con un detalle imposible de sortear: apenas cuatro veces completó los 90 minutos.
–Estrella en Racing, en Internazionale frecuentemente ocupás un lugar en el banco. ¿Lo tomás como un aprendizaje que te impone el calcio?
–He llegado a un club muy grande, entre muchos jugadores de calidad, y frente a un gran delantero, Mauro, que está delante de mí. Pero yo peleo todos los días para ser titular y conseguir un lugar. Siempre voy a entrenarme de la misma manera, aunque no juegue.
–¿Evaluaste irte a jugar a Betis en este mercado de invierno?
–No estaba enterado de nada. Por las noticias que leí, creo que fue el presidente de Betis el que preguntó. Pero nadie me dijo nada. Siempre pensé en Inter, estoy muy feliz acá y me encanta cómo me tratan el club y la gente. Cada oportunidad que me dan, trato de aprovecharla y de convertir goles.
–¿Incluso con el entrenador Luciano Spalletti es buena la relación?
–Entre él y yo está todo muy bien, se arregló todo. Le expliqué que mi papá fue jugador, que yo nací adentro de un vestuario, me crié en una cancha y esa pasión está en la familia. Mi papá se equivocó [se refiere al tuit que escribió en noviembre pasado: "Por cagón te pasa, seguí así que se te va acabando la suerte"], es cierto, pero bueno, es humano. Saltó por su hijo. Pero está todo bien, yo me entreno y espero mis momentos y mi desafío es aprovechar las oportunidades que me dan.
–¿Ya no hay entre vos y los jugadores europeos dos segundos de diferencia, como dijiste el año pasado después de tu primera gira con la selección?
–Sí, sí... Estoy entrenándome de la mejor manera, me siento cómodo. Eso se va a ir notando cada vez más en el campo, en la medida en que vaya entrenándome y jugando. Pero a mí Sampaoli nunca me dijo que me vio lento. A mí nadie me explicó que estaba dos segundos atrás, y me dolió quedar afuera del Mundial de Rusia. Pero ya está.
–¿Cuáles son las principales diferencias que encontraste entre la Argentina y el fútbol europeo?
–La calidad de los campos de juego y los métodos de trabajo, tanto en los entrenamientos como en todos los detalles que se revisan en la semana. Nada se deja librado a la suerte.
–Racing marcha puntero a solo ocho fechas del final de la Superliga. ¿Cómo lo vivís desde Milán?
–Sigo la campaña con mucha expectativa, estoy muy pendiente siempre. Me conecto y escucho las trasmisiones de los partidos hasta la madrugada. Hablo siempre con Pillud, con Javier García, con Neri Cardozo, y también con exjugadores como el ‘Pulpo’ González y Leandro Grimi, porque ellos me ayudaron mucho en mis primeros pasos en la primera división. Racing siempre será especial en mi vida. Fue el club que me dio la oportunidad de crecer futbolísticamente. Me dio todo, hasta me ayudó a terminar la escuela secundaria. Claro que también extraño el cariño de la gente, porque me llevé los mejores recuerdos de Racing.
–¿Qué representa Zanetti en Inter?
–‘Pupi’ es la historia de Inter. Todos sabemos lo que significa, es una leyenda y es el vicepresidente del club. Apenas puse un pie en Milano, me llamó. Y estaba en la oficina de Inter esperándome para darme la bienvenida, para contarme todo y dejarme todo en claro. El está constantemente llamándome, preguntándome cómo estoy, cómo me siento y qué necesito. Siempre me dice que siga entrenándome, juegue o no juegue, que deje todo por el compañero. Que no cambie mi forma de entrenarme porque tenga más o menos minutos. Siento que ‘Pupi’ me conoce bien, por algo confiaron en mí y estoy acá.
–Reemplazaste a Higuaín en tu debut en la selección, casi como en un traspaso generacional. Sumás cuatro partidos y un gol en el equipo. ¿Cómo creés que seguirá esa historia?
–Me llena de ilusión la selección y voy a tratar de hacer el mejor trabajo posible para convencer a Scaloni de que me llame y para quedar en la lista que jugará la Copa América este año. Este cuerpo técnico conoce lo que es la selección porque ha jugado en ella. Nos han transmitido lo que ellos vivieron. Somos muchos jóvenes los que tenemos la oportunidad y deberemos aprovecharla.
–¿Messi?
–Yo le pediría a Messi que jugara de por vida. Ojalá vuelva a la selección, y ojalá al que le toque ser su compañero lo ayude. Es el mejor futbolista del mundo, es nuestro, lo tenemos nosotros y hay que aprovecharlo. Siempre y cuando él sea feliz, desde ya. Alguna vez soñé con compartir un vestuario con Diego Milito, con ‘Licha’ López... y un día me tocó hacerlo con Messi y esos grandes jugadores de la selección. Todavía no pude compartir oficialmente ni un minuto con él en la cancha, porque en la gira previa a Rusia no jugó, y después del Mundial, tampoco. Tengo pendiente estar en la cancha con él, es un objetivo. Estar al lado de Leo debe ser fantástico.
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