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Las dos caras del juego, entre la alegría y el desconsuelo
Rafaela le ganó a Colón 1-0 y festejó que mantuvo la categoría; el equipo sabalero jugará en la B Nacional
ROSARIO.- ¿Por dónde empezar? Por patentar el momento del final y el racimo de jugadores de Atlético de Rafaela dándole gracias al cielo, por el desahogo de la permanencia en primera o el lento caminar de Adrián Bastía consolando a cada uno de los jugadores de Colón, sus ex compañeros hasta no hace mucho tiempo, tiesos de tanta tristeza. O fijar la vista en Ezequiel Videla, llorando y arrodillado, casi al borde de un abismo espiritual. Cada instante resume vivencias y angustias. Es que así se vive el fútbol. Una línea divisoria separa a los ganadores de los perdedores con una cruenta impronta. El fútbol argentino hizo suya esta despiadada versión del deporte. La historia de este partido se jalona de enormes desaciertos. La estadística fría dirá que ayer Colón perdió la categoría por la caída 1 a 0 ante Rafaela, y evitará afirmar que, probablemente, la haya entregado tiempo atrás.
En ese tiempo, a Colón la fascinación por estar cerca del poder le nubló los objetivos, creyó que la alta exposición de su ex presidente Germán Lerche lo subiría a un pedestal único. Era un club ejemplo, con cuentas claras, con horizontes despejados. El periodismo también colaboró con esa mirada. El hincha sufre, pero tampoco suele hacer críticas en los momentos dulces. Y todo se derrumbó de golpe. Seis puntos le descontaron por no pagarle 860.000 dólares a Atlante de México por el pase de Juan Carlos Falcón. Una cifra irrisoria en el circo del fútbol argentino terminó siendo la roca que lo depositó en el fondo del mar. Fue la demostración de que nada era como lo pintaban.
Esa misma historia tiene otro capítulo. Aquella decisión de Sergio Marchi, titular de Futbolistas Argentinos Agremiados, de llevar al plantel a tomar una decisión de no presentarse a jugar precisamente ante Rafaela, encuentro que habría definido esta discusión sin llegar al extremo de la angustia. ¿Pueden seguir confiando plenamente los jugadores después de este desenlace? Si ellos no se ocupan de los asuntos públicos, terminan sufriendo consecuencias privadas.
Claro que también existen otras tramas de este film de terror para los colonistas, de "music hall" para los rafaelinos. La que tiene que ver con la dignidad y la hombría. Por un lado, Burruchaga y sus seguidores: jamás una palabra de más, hidalgos en la victoria, serenos cuando la mano vino cambiada, honestos ante cada desafío, inmutables cuando la racha negativa los puso contra las cuerdas.
En Colón sobresale un nombre, Diego Osella, corazón, hombría y lucha. Ese hombre que se vistió de "Trapattoni", tal como lo califica un amigo cercano, para alcanzar un logro que mereció junto a sus muchachos, aunque no pudo. También queda espacio para el aplauso. A la gente de Rafaela, por un seguimiento conmovedor. En la victoria todo es alegría y se entierran -al menos por un tiempo- los errores. También el reconocimiento para la gente de Colón, que ovacionó a sus guerreros, de pie, secándose las lágrimas sin proferir ningún insulto. Fue la prueba de que, en la derrota, también se puede ganar y ser un ejemplo.
UN TRIUNFO MÁS QUE JUSTIFICADO
ROSARIO.- Rafaela sigue en primera porque supo jugar un gran partido, bien planteado y con ningún punto bajo en sus individualidades. De haber jugado con esta solidez en el tramo final, ni se hubiese asomado al acantilado del descenso. Rafaela atacó y jugó con alternativas, hizo la diferencia con el cabezazo de Depetris y dejó escaso el resultado. No aumentó el 1-0 y sólo por eso, sufrió en el final, cuando Alario tuvo el empate, pero su remate se fue alto. Colón, con la partitura de Osella, que renunció tras el partido, puso el corazón y esta vez no le alcanzó ni tuvo reacción. Pero hubo justicia al fin y al cabo.