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Las 100 preguntas a Walter Montillo: cómo hacer de la resiliencia una bandera, en la cancha y en la vida
Su comienzo en el baby fútbol no fue demasiado prometedor: metió un gol en contra y salió a festejarlo como si fuera a favor. Pero el tiempo lo enderezó, y así el chico nacido en Lanús, moldeado en Gerli y terminado de formar en San Lorenzo fue ídolo en Chile y Brasil y reclamado por Neymar para jugar en el Santos. Walter Montillo tiene la foto de Lionel Messi ingresando por él en un partido de la selección, consiguió completar un contrato de 3 años en China, se retiró porque las lesiones no lo dejaban en paz, volvió 6 meses después, se rompió los ligamentos cruzados, pero se repuso y brilló para darle a Tigre el único título de su historia y ganar el premio al mejor jugador de esa Copa. Durante la pandemia perdió a su abuelo y a su padre por coronavirus y, mientras a los 36 años recorre los últimos pasos de su carrera en la Universidad de Chile, sigue peleando día a día para que los chicos con capacidades diferentes, como su hijo Santino, vivan un mundo inclusivo de verdad.
1. –¿Quién es Walter Damián Montillo?
–Una persona simple, con valores y respeto hacia las personas. Como jugador creo que tuve una linda trayectoria y siempre me entregué al máximo siendo lo más profesional posible.
2. –¿Dónde te criaste?
–Nací en Lanús, y la familia de mi mujer también es de Lanús, así que siempre que podemos, cuando estamos en Argentina, nos damos una vuelta por el barrio. Vengo de una familia humilde, laburante, nunca nos faltó nada ni a mí ni a mis dos hermanas. No tuve la necesidad de trabajar, me dediqué a estudiar y a jugar al fútbol.
3. –¿De quién eras hincha de pibe?
–De River. Por mi viejo, pero sobre todo por mi tío y padrino Daniel, que era socio y me llevaba seguido al Monumental a ver los partidos. Recuerdo sobre todo la final de la Libertadores del 96. Mi tío falleció de cáncer muy joven, a los 33 años, y en ese momento dejé de ir. Hasta dejé de ver los partidos, sentía que me faltaba algo, me golpeó mucho su muerte.
4. –¿Se pierde ese sentimiento de la infancia?
–Se va yendo, sí. Cuando entrás a jugar en las inferiores de un club, ves el fútbol desde otro lado, te debés a la camiseta que defendés. También siempre me tiró el barrio, y hoy te digo que soy simpatizante de Lanús. Mis hijos son hinchas de Lanús y de la U, tienen un equipo en cada país.
5. –¿Quién era tu ídolo?
–Siempre me gustó mucho Pablo Aimar. Como él o el Pipi Romagnoli ya no hay. Me gustaba mirar lo que hacía Pablo, por dónde se movía, los controles orientados que tenía, su capacidad de ir para adelante. Pablo no lateralizaba nunca, siempre arrancaba de frente a la cancha y encaraba a los centrales o al 5, era muy vertical. Nunca llegué a hablar con Pablo, sí pude mandarle una camiseta de regalo a través de un amigo en común. Es lo único en lo que me parezco a Messi: el ídolo de la juventud (risas).
6. –¿Eras de pedir autógrafos?
–Seeee, siempre con mucha vergüenza. Esperábamos a los jugadores que salían con los autos en la ciudad deportiva de San Lorenzo, pero en esa época no existían los celulares, así que aspirabas a un autógrafo y nada más, pero al final nunca me animaba a pedir, por mi timidez. Estaban Passet, mismo Gorosito, que después fue mi técnico en San Lorenzo y en Tigre. Por eso hoy trato de parar para cumplir con los hinchas, siempre que sea con respeto. Igual, las generaciones actuales tienen mucho menos vergüenza que nosotros.
7. –¿Es cierto que tu comienzo en el baby fútbol fue bastante poco prometedor?
–Ja, ja, era muy chiquito, tenía 5 años creo. Jugaba en Defensores de Arena, un club cerca de casa, pero mi mejor amigo jugaba para La Fuente, nuestro rival. Mucho no entendía las reglas, así que mi amigo metió un gol y yo hice lo mismo que él… en el mismo arco, ja, ja, en contra, y encima lo salí a gritar, seguramente se habrán reído todos. Evidentemente no entendía nada.
8. –¿Por qué empezaste a jugar a la pelota?
–A mi viejo siempre le gustó el fútbol, era director técnico de algunos equipos de baby de la zona, y me llevaba, y así le fui agarrando el gusto. Uno va desarrollando ciertas habilidades que te ponen más cerca del sueño y no paré más. Después de jugar en el baby pasé al Club Villa Modelo de Gerli, de ahí salieron Javier Zanetti, los Milito y Gustavo López. Era cancha de 11, y yo jugaba de volante central, aunque no tenía mucha marca. Igual, prefería el baby, porque tenía más contacto con la pelota, la podés poner debajo de la suela, en cancha grande no es tan sencillo.
9. –La habilidad, el talento y la capacidad para gambetear, ¿se traen de la cuna o se pueden aprender?
–Creo que esas cosas se traen de nacimiento. Uno ve a pibes muy chicos jugando y algunos marcan mucha diferencia con el resto, o sea que son condiciones que se traen, después en el día a día las podés mejorar y potenciar, eso sí.
10. –Apodo de pibe.
–Siempre me dijeron "Monti", no tuve otro apodo. "Ardilla" me lo puso Walter Nelson, pero nadie en el fútbol me llama así, la verdad, mis compañeros me dicen "Monti".
11. –¿Cómo llegaste a San Lorenzo?
–Fue medio de casualidad, no lo busqué. Yo me había probado antes en El Porvenir, porque un amigo del barrio me pidió que lo acompañara, y después en River, y en los dos clubes me rechazaron. A River me llevó mi tío, que como era socio había conseguido una prueba, estuve 1 o 2 semanas yendo a Ciudad Universitaria y no quedé. Es muy difícil sobresalir así, tenés 10 o 20 minutos por ahí, hay un montón de pibes y no es fácil para los examinadores, seguro se les pasan varios.
12. –¿Te bajoneaste?
–La verdad que no, lo tomé como una experiencia, y seguí jugando en el club Villa Modelo. Y un tiempo después se dio uno de esos golpes de suerte: fuimos a jugar un amistoso contra San Lorenzo a Pintita, detrás de la Quemita, y ahí ya fue distinto, porque jugás un partido entero y con tus compañeros, que te la pasan, y entonces podés mostrarte. Nunca supe ni imaginé que eso era una prueba, pero se ve que a Doria y a Biondi, los técnicos de San Lorenzo, les gusté y nos ficharon a mí y a otro chico.
13. –¿La mayoría de tus compañeros de categoría quedó en el camino?
–Curiosamente, no, llegamos a primera casi todos los chicos de mi categoría, algo que no es usual. De esa Sexta División en la que entré, menos el arquero y el lateral derecho llegaron todos. Estaban Gonzalo Rodríguez, Pablo Zabaleta, Jonathan Bottinelli, el Marciano Ortiz, Pitu Barrientos, Damián Luna, Pipi García, casi todos hicieron una gran carrera.
14. –¿Te sacudieron mucho en las primeras prácticas, como solía pasar con los habilidosos?
–Lo normal, pero sin maldad, era el derecho de piso que pagabas al subir, un proceso que había que pasar; Morel Rodríguez y Pablo Michelini te hacían sentir un poquito el rigor. Yo nunca fui de protestar, me levantaba y seguía jugando. Eso cambió un poco ahora, puede volar alguna patadita pero mucho menos que antes.
15. –¿Quién te subió a la primera?
–Tuve pocas inferiores en San Lorenzo, menos de dos años, y pasé a formar parte del selectivo. Ahí me vio Pellegrini y me hizo concentrar por primera vez y me llevó al banco de suplentes en un partido contra Estudiantes, en La Plata. El Ingeniero me habló bien, me pidió que estuviera tranquilo y me dijo que me iba a poner un ratito. No se dio: perdimos 4-1 y con un resultado tan adverso prefirió no exponerme, algo totalmente lógico. Encima fue su último partido en el club. Siempre le estaré agradecido por darme la chance de conocer el mundo profesional siendo tan joven, con 18 años recién cumplidos. A los dos meses, igual, en la primera fecha del torneo siguiente, debuté en cancha de Central, con Rubén Insúa como entrenador. Entré en el segundo tiempo por Romagnoli.
16. –Enseguida ganaste la Sudamericana 02, que al final terminó siendo tu único título continental.
–Así es. Estuve en la lista en esa Copa, fui al banco en los primeros partidos, pero no tuve la suerte de jugar ni un minuto. La sumo en mi currículum, pero es la que menos disfruté porque los otros títulos los gané jugando. Obviamente estaba contento por la conquista de un título internacional para el club, que siempre le había costado mucho, y porque algunos de mis compañeros de inferiores habían participado de la campaña, pero salir campeón jugando se disfruta de manera diferente.
17. –¿Qué gusto te quedó de tu paso por la Sub 20?
–Es una experiencia hermosa ponerse la camiseta de la selección, aunque sea en juveniles, y ni hablar de lo que significa estar en un Mundial. En 2003 se había lesionado el Pipi Romagnoli y tuve mucha continuidad con Pipo (Gorosito) de entrenador, y eso me permitió llegar a la selección y estar en el Mundial de Emiratos Árabes, donde nos eliminó Brasil en la semifinal. La pasamos genial, estuvimos un mes en Emiratos, éramos 5 o 6 chicos que llegábamos desde San Lorenzo de aquella Sexta División, y había jugadores importantes como Mascherano y Cavenaghi.
18. –Tuviste dos etapas en San Lorenzo pero sin rendir como lo hiciste en Brasil y Chile, ¿eso te dejó un sabor amargo?
–Tuve una primera etapa en la que jugué seguido, con Pipo (Gorosito), pero si después jugué poco es porque había otro mejor que yo. Obviamente me hubiera gustado jugar más y destacarme más, pero algo me habrá faltado. En ese sentido soy muy autocrítico y no me gusta echarle la culpa a otro. Hay que trabajar más, y listo. Y si no, buscar la chance en otro lado, como hice cuando salió el préstamo a Morelia.
19. –Hablando de Morelia, ¿es más fácil jugar en el fútbol mexicano?
–Fácil no es en ningún lado. El fútbol mexicano es dinámico, intentan jugar y eso está bueno. No me adapté a tantos cambios de clima y altura, y no lo pongo como excusa, pero me pasó eso. Además, a Darío Franco, el técnico que me había llevado, lo echaron antes de que empezara el torneo. Igual, no reniego de nada de lo que viví: son experiencias que te hacen crecer, como jugador y como persona, en este caso fue la primera vez que estuvimos solos con mi señora, sin la familia cerca.
20. –¿Por qué, al volver a San Lorenzo casi no tuviste chances con Ramón Díaz, y muchas veces ni concentraste?
–Terminó el préstamo en Morelia, volví al club y pasó que San Lorenzo había salido campeón con Ramón, el equipo estaba armado, había una base y el técnico tenía a sus jugadores de confianza. En esos casos es más difícil ganarse el puesto, yo la tenía que remar de atrás. Jugué muy poco, pero insisto: ese tipo de cosas, si uno las sabe aprovechar, te hacen crecer. Estuve un semestre casi sin jugar, apareció la oportunidad de la U de Chile y terminé tomando una muy buena decisión, porque en la U di un gran salto en mi rendimiento y se relanzó mi carrera.
21. –¿Por qué elegiste Chile?
–Porque me buscó un club grande como la U, porque me llamó Arturo Salah, un entrenador de mucho prestigio, porque compraban el pase y porque en San Lorenzo no jugaba. Nunca pensé en que la liga argentina está un escalón más arriba que tal o cual, como dicen muchos, a mí nunca me gustó desmerecer otras ligas ni hablar sin conocer. Lo cierto es que fui a un club muy importante, el técnico me dio la posibilidad de jugar todos los partidos y el equipo anduvo muy bien, entonces uno se puede destacar más y encontré mi mejor versión. Por suerte, todos los entrenadores me dieron la posibilidad de jugar en la U: Salah, Pepe Basualdo, Markarian y Pelusso.
22. –Ganaste el Apertura 09 y llegaron a la semifinal de la Libertadores 2010 con un golazo tuyo al Flamengo, les faltó poquito.
–Fue la tercera vez que el club llegaba a semifinales de Libertadores y encima eliminando en cuartos a un Flamengo lleno de estrellas. Habíamos ganado 3-2 en el Maracaná y en la revancha, en Santa Laura, estadio de Unión Española, perdíamos 1-0 y metí un lindo gol para empatar, quizás el gol más lindo de mi carrera. Veníamos muy embalados, muy bien, pero justo se cortó la Copa por el Mundial de Sudáfrica y al regreso nos eliminó Chivas en nuestra casa. Habíamos empatado en México, pero en Chile jugaron mejor que nosotros y nos ganaron 2-0. Una pena, realmente.
El golazo de Montillo a Flamengo
23. –Encima ese campañón vos lo hiciste yendo y viniendo a la clínica, por las complicaciones con el nacimiento de Santino.
–Mis dos hijos más grandes nacieron en Chile: Valentín, en 2008 y Santino, en 2010. Santino nació con síndrome de Down, nos enteramos en el momento del parto. Tenía la enfermedad de Hirschsprung, un problema en el intestino que obligó a operarlo enseguida porque no podía defecar. Estuvo 70 días en terapia intensiva y fue operado 5 veces en esos primeros dos años de vida, incluyendo una operación de corazón. Fue bravísimo, la pasamos muy mal realmente.
24. –¿Se te cruzó por la cabeza dejar de jugar?
–En ningún momento se me cruzó largar todo. Yo no podía hacer mucho, estaba todo en manos de los médicos. Iba a la clínica, lógicamente, pero no me podía quedar a dormir muchas veces, además tenía a Valentín, de 2 años, y había que cuidarlo. Mi señora se la re bancó, mi suegra acompañó, y los médicos hicieron lo suyo. Y el club nos abrazó a todos con mucho afecto, eso nunca lo olvidaré, y también en parte ese fue siempre un motivo para que deseara volver a la U en algún momento. En esos meses, el fútbol para mí fue una válvula de escape.
25. –¿En qué cosas sentiste ese abrazo del club?
–Se pusieron a disposición, me dieron total libertad de jugar o no, de tomarme el tiempo que necesitara. Lo de la gente fue espectacular: armaron una cadena de oración, entre otras cosas. Hubo un partido contra Alianza Lima por la Libertadores, en la cancha de Colo Colo, en que Santino pudo ir por primera vez al estadio: entré con él envuelto en una manta y todo el estadio nos ovacionó. Es como que la gente lo conocía, por todo lo que se iba informando, pero lo quería ver. Y en una época sin redes sociales, yo quería mostrar que estaba bien y agradecer el apoyo, por eso lo llevé. Fue muy fuerte, muy emocionante lo que vivimos, y todo esto hace también que uno se vaya enamorando de la institución.
26. –De la U de Chile pasaste a Cruzeiro, ¿vos pediste la 10?
–Nunca pido una camiseta en especial. Se dio todo muy rápido: Chivas nos ganó esa semifinal de Libertadores, al día siguiente fui a Belo Horizonte y a la semana estaba jugando contra San Pablo. Yo ya había firmado el contrato antes: fue una buena oferta para el club y era un desafío deportivo interesante para mí.
27. –¿Pesa mucho la 10 de un equipo brasileño?
–Es una camiseta diferente, emblemática, como lo es también en la Argentina, en ese sentido no cambia demasiado. A mí me encantó usarla, estaba feliz, porque es una camiseta que me gusta. Después, en cuanto al peso, para mí pesan todas igual. Si yo fuera un defensor central y me dan la 10, sí, por ahí sentiría presión, yo qué sé, pero en casi todos los equipos en que jugué, usé la 10, entonces no me cambiaba nada.
28. –En Cruzeiro jugaste muchos partidos y metiste muchos goles (119 y 36) en poco tiempo (2 años y medio), ¿a qué se debió?
–A que teníamos un equipo que jugaba bien a la pelota, y a que en Brasil se juega cada 3 días, entre el estadual, el brasileirao y la Copa de Brasil, y a que tuve la suerte de no lesionarme. Me gustó mucho el campeonato brasileño porque se ataca, la mayoría de los equipos salen a jugar y no tanto a meterse atrás. Es un fútbol dinámico, de ida y vuelta, en el que prevalece la técnica por sobre lo físico, y entonces encontrás más espacios. Y a mí se me abrió el arco en esos años.
29. –¿Ahí empezaron los festejos tipo galope de caballo?
–En Cruzeiro, sí, porque con mis compañeros jugábamos a un juego de caballos en la Play. Se venía un partido con Corinthians, uno dijo: "Hoy vas a meter un gol, festejalo como caballo". Eso hice y quedó para siempre, fue bastante original.
Diez golazos de Montillo en Cruzeiro
30. –En esos años, varios argentinos se hicieron ídolos en Brasil: Sorín, Conca, D’Alessandro, Guiñazú, vos, ¿por qué creés que se dio?
–Porque fueron profesionales y anduvieron muy bien, se ve que a los entrenadores les gustaba lo que podíamos dar los argentinos. Cruzeiro es un club muy grande al que quiero mucho. Cada vez que voy a Belo Horizonte o me entrevistan de medios brasileños, siento el gran cariño que me tienen. A mí, además, esa etapa me dio la chance de llegar a la selección mayor con Sabella.
31. –¿Se enojaron los hinchas de Cruzeiro cuando pasaste a Santos?
–En el momento se enojaron unos cuantos, porque yo era un poco ídolo en Cruzeiro y me fui de un día para el otro. No fui a un clásico rival, eso jamás lo hubiera hecho, pero me había llegado una chance linda: Neymar me llamó para que fuera a jugar con él y luego los clubes se pusieron de acuerdo en lo económico. Es normal en el fútbol que a la gente no le guste perder a sus jugadores más queridos, pero siempre fui con la verdad y expliqué lo que ocurría. Pasado el tiempo, cada vez que fui a Belo Horizonte sentí el cariño de la gente.
32. –¿Cómo fue lo de Neymar?
–Nos enfrentamos un par de veces en Brasil, también con la selección. Y en 2012, cuando intercambiamos la camiseta al terminar un Cruzeiro-Santos, me dijo que le gustaría que fuera a jugar con él. Yo pensé que era un cumplido, una frase de ocasión, pero después me mandó llamar al vestuario y ahí me dijo que los directivos se iban a comunicar conmigo por esos días. Y así fue. Hablé después con Muricy Ramalho, el entrenador, me comentó que me venían siguiendo hacía rato; luego comenzó la negociación y Cruzeiro recibió una buena suma de dinero. Así que un gran porcentaje de esa transferencia se la debo a Neymar.
33. –Ahí usaste la 10 de Pelé, no es chiste, porque Neymar usaba la 11.
–La 10 del Santos es una camiseta histórica que te carga con más responsabilidad, pero como te decía antes: si yo fuera el 3 del equipo y me dan la 10, sería una locura, pero es mi posición de siempre. Por supuesto que estaba el juego mediático por ser argentino, por la disputa Pelé y Maradona y toda esa historia, pero lo tomé con mucho respeto e intenté hacer lo mejor con humildad.
34. –Para completar el combo, en Botafogo te dieron la 7 de Garrincha.
–Cuando llegué al club la 10 la tenía un chico llamado Camilo, y yo no tenía intenciones de quitarle la camiseta a nadie. Me preguntaron si quería vestir la 7, que para ellos tenía un significado especial porque era la que usó Garrincha y dije que sí, que era un honor para mí que me la ofrecieran. Lamentablemente en Botafogo no pude jugar demasiado porque sufrí muchas lesiones musculares.
35. –Si me decís que la 14 de Tigre la usaste por Cruyff, ya sería un combo completo.
–En Tigre pasa algo que no pasa en ningún lado del mundo y es que el que decide qué número vas a usar es el utilero. Sobraba el 14, el utilero me empezó a dar la ropa con el 14 para entrenarme y quedó ese.
36. –Fuiste al Santos por pedido de Neymar, pero se fue a los 6 meses al Barcelona, ¿ahí no le pediste que te lleve?
–No, ja, ja, ya ahí era otra cosa, no daba, pero nos encontramos en un amistoso Barcelona-Santos y me trajo la camiseta. Aunque sólo compartimos 6 meses en Santos, disfruté mucho jugar con ‘Ney’ e hicimos una linda amistad. Y es el día de hoy que nos mantenemos en contacto. En esa época, él jugaba bien abierto por los costados, así que yo se la tiraba ahí adelante y desequilibraba, hacía lo que quería.
37. –Habrás visto cómo los rivales lo querían revolear por sus canchereadas, ¿o no?
–Como rival yo lo padecí, pero Neymar juega siempre igual, y tira los mismos chiches, así vaya 1-0, 4-0, o incluso perdiendo, no lo hace por cancherear, lo hace porque siente el fútbol así.
38. –¿Qué se siente que te elijan dos años el mejor enganche en Brasil?
–Mucho orgullo, claro. Estuve dos veces en el once ideal, una compartiendo equipo con Conca y otra con Ronaldinho. De Brasil me traje 23 premios individuales, están bien guardaditos.
39. –¿Qué diferencias podés marcar entre los campeonatos argentino, chileno y brasileño?
–El brasilero es más abierto. Como te decía, la mayoría de los equipos atacan y les gusta jugar bien al fútbol, además hay 12 equipos grandes que aspiran al título, que tienen potencial para atacarte. Son pocos los que se meten atrás, no te dejan jugar y buscan salir de contra. Está bueno que sea así. El chileno es parecido al argentino, muchos equipos que te arman las dos líneas de 4 y se cierran, incluso sigue existiendo la marca personal. Ojo: no digo que esté mal, cada uno se adapta a sus posibilidades y a lo que pretende el entrenador. Pero si me das a elegir, me gusta más cómo se juega en Brasil.
40. –¿Qué se siente que Messi haya sido tu suplente en un partido de la selección por Eliminatorias?
–Nada. Leo venía de una lesión, no estaba para jugar los 90 minutos y por ese motivo fue al banco y me tocó entrar a mí como titular, fue una circunstancia. Yo estaba feliz y orgulloso de vestir la camiseta de la selección, eso sí, pero lo otro fue un detalle.
41. –¿Messi alcanzó a Maradona?
–Para mí, Messi es el mejor de todos, quizás porque a Maradona lo vi por videos nada más. A Messi lo vi desde un comienzo y sus números hablan por sí solos.
42. –¿Qué sensación te quedó de los dos partidos que compartiste la cancha con él?
–Que estuvo buenísimo. Contra Venezuela se dio una jugada en la que veníamos tocando, Messi me pasó por atrás, yo no lo vi y pateé al arco. Enseguida se acercó y me hizo el comentario en voz baja, a la cortita, como tiene que ser. Eso habla de un buen compañero. A mí no me gustan los que te levantan los brazos o te hacen gestos delante de la gente. Después vi la jugada por la tele y tenía razón, entraba en mejor posición que yo. Y en cuanto al juego noté que busca mucho al "hombre poste", que se la devuelvan de una para sacarse a un rival de encima. Puede gambetearse a varios en velocidad, pero buscando la devolución del "hombre poste" lo hace más fácil. Se ve seguido cuando juega: se la rebotan y la pelota queda muerta para que pueda definir.
43. –¿Por qué te fuiste a jugar al Shandong Luneng de China?
–Santos me había comprado hacía un año, y en China arregló Cuca, que me había dirigido en Cruzeiro y luego fue campeón de la Libertadores con el Atlético Mineiro. Cuca me empezó a llamar y a llenar la cabeza. Tenía una muy buena relación con él, tanto adentro como afuera de la cancha, y eso pesó. Me decía que fuera, que iba a estar bueno, que estaba armando un equipo para ganar un campeonato que no se conseguía hacía 5 años. Yo ya tenía 30, me agarró con las defensas bajas y acepté.
44. –¿Te costó mucho la vida ahí?
–Fue una experiencia diferente, el primer año se nos hizo muy difícil sobre todo para la familia, por Santino, porque allá al síndrome de Down lo consideran una enfermedad, pero después nos adaptamos. El presidente no me dejaba ir ante diferentes ofertas y el Shandong Luneng terminó siendo el único club de mi carrera donde finalicé mi contrato: fueron 3 años en total, y pude ganar 2 títulos. La considero una gran experiencia, no me arrepiento para nada.
45. –¿Cómo es el campeonato chino? ¿Hay presión por ganar, va gente a la cancha, el nivel de juego es aceptable?
–Mirá: presión existe en todos lados, y más para los extranjeros, que teníamos que demostrar por qué nos habían llevado. No es una presión como la de Sudamérica, que te cae la barra si no ganás tres partidos. Hay equipos buenos y no tan buenos, como en todos lados, pero a mí me gustó la experiencia en lo personal: fui a trabajar, a tratar de hacer mi papel, y jugar no es fácil en ningún lado, porque se emparejó mucho; además todos los equipos tenían cuatro extranjeros de nivel europeo. A nosotros nos iban a ver entre 20 y 30 mil personas, y si era un clásico o partido de Champions de Asia, por ahí llegabas a 40 mil.
46. –¿Probaste algún bicho raro en las comidas?
–Allá comen bastante sopa de tortuga, tienen una variedad impresionante de verduras, le meten pato a todo; para ellos es como la carne, pero nosotros nos mantuvimos con la comida occidental en los hoteles, y después mi mujer es chef, así que se la arregla bastante bien en la cocina.
47. –Cuando volviste de China para jugar en Botafogo, ¿ya pensaste que no ibas a poder cumplir tu sueño de jugar otra vez en la U de Chile?
–En ese momento quise establecerme en Chile, pero el entrenador de la U buscaba otro tipo de jugador, entonces se abrió la puerta de Botafogo y firmé por un año, a ver si se podía dar en 2018, porque siempre quise volver acá. Pero me retiré, luego me rompí la rodilla y después sí, Caputto me pidió para venir. Ya pensaba que no se iba a dar.
48. –¿Cuánto tuvieron que ver los 3 años en China con tu retiro prematuro en 2017?
–No influyeron para nada, porque en China jugué seguido. Recuerdo que incluso fuimos a hacer la pretemporada a Brasil y enfrentamos a equipos brasileños y competimos bien. A mí no me gusta cuando se menosprecia el trabajo de otras ligas. En su momento, Tevez lo expresó públicamente, dijo que fue de vacaciones a China. Yo no estoy para nada de acuerdo con esas declaraciones: uno trabaja y debe poner a las instituciones por delante. Si no le fue como quiso o esperaba, es otra cosa. En el fondo el fútbol no es fácil en ningún lado.
49. –¿Por qué decidiste retirarte en 2017, con 33 años recién cumplidos?
–El tema fue así: en Botafogo sufrí 5 lesiones musculares en 4 meses, no le encontrábamos la vuelta y me sentía muy mal. Después de pensar mucho llegué a la conclusión de que me estaba haciendo mal a mí, a mi familia y al club. Nunca había vivido una situación así, de no poder jugar porque era un desgarro detrás de otro. Yo había sido un refuerzo importante para la Libertadores y escuchar que estaba "robando" no me gustó para nada. No necesitaba la plata para vivir, no quería cobrar un salario que sentía que no me pertenecía, y como por un tema impositivo ellos no podían dejar de pagarme, decidí irme a mi casa y no jugar más.
50. –¿Lo tomaste como algo definitivo?
–En ese momento pensé que era para siempre. Con el tiempo está claro que me apresuré, que tomé la decisión de manera impulsiva porque no quería seguir cobrando el salario, quería respetar al club.
51. –¿Cuánto tiempo tardaste en arrepentirte?
–Ninguna de las personas que me rodeaban estaban de acuerdo con mi decisión. Ni mi mujer, ni mi representante, ni mis amigos más íntimos coincidían con lo que había hecho. Esa segunda parte del 2017 nos quedamos en Río de Janeiro, porque los chicos estaban en el colegio. Yo me tomé un mes sabático para relajar un poco y sacarme el fútbol de la cabeza, porque me estaba haciendo mal. Y al mes me fui a reunir a Buenos Aires con el profe Vilamitjana y el doctor Prada e iniciamos un plan para ponerme bien y ver si podía retomar en 2018. Yo nunca paré de entrenarme, pero hicimos algo más específico para tratar de encontrar el problema que ocasionaban mis lesiones musculares.
52. –¿En qué pensabas cuando anunciaste tu retiro, que te largaste a llorar?
–En que no quería terminar una carrera de tantos años de esa manera. Yo sentía vergüenza por no poder demostrar en Botafogo lo que había demostrado en los otros clubes donde había jugado, por eso digo que fue una decisión impulsiva: no escuché a nadie, me escuché a mí solo. Sufría mucho entrenándome tres veces por día, haciendo pileta a la noche, cualquier cosa. Fue una locura, y por eso me quebré al anunciar mi retiro.
Montillo anuncia su retiro del fútbol en junio de 2017
53. –¿Cómo apareciste en Tigre?
–Ese mercado de fines de 2017 se hizo difícil, no tuve propuestas concretas. Yo me había retirado por lesiones y nadie quería asumir el riesgo de contratarme. Estaba en la Argentina, porque necesitábamos que Santino estudiara en un colegio en castellano, habíamos tomado esa decisión familiar para que pudiera seguir evolucionando, pero casi toda mi carrera la había hecho afuera, y nadie en mi país estaba muy al tanto de mi nivel. El Lobo Ledesma y Mariano Herrón habían sido mis compañeros en San Lorenzo, se enteraron, me hablaron y me convencieron. Me gustó su proyecto, el modo de trabajar, y me sumé a la pretemporada.
54. –Volviste después de 6 meses y en la pretemporada te rompiste los cruzados.
–Increíble: nunca me había roto la rodilla. Venía bárbaro en la pretemporada, me sentía bien, estaba contento, había conocido a Maxi Levo, el kinesiólogo que había dado en el clavo para que no sufriera más los problemas musculares. Y en el último amistoso de la pretemporada, fui a disputar una pelota con un chico de Morón, y se me quedó trabado el botín en el pasto. Enseguida me di cuenta de que me había pasado algo feo.
55. –¿Lo primero que pensaste es que no tenía sentido volver a jugar?
–Me puso triste la situación, pero me lo tomé bien. Yo le tenía más miedo a las lesiones musculares que a la rodilla, aunque parezca loco, porque esos problemas musculares en su momento no me dejaban entrenar y me habían empujado al retiro. Maxi Levo me dijo que no me volviera loco, que él me iba a ayudar; también me tranquilizó Dani Martínez, el médico de la selección al que conocía de las juveniles, me dijo que él me iba a operar y saldría todo bien. Y a los seis meses estaba jugando otra vez. Por suerte esta lesión me agarró fuerte en lo mental, estaba convencido de que quería volver y tenía cerca a la gente de mi grupo de trabajo, a diferencia de Brasil, donde estaba solo. En el fútbol hay que ser resiliente, confiar en lo que uno puede dar y saber que las lesiones son "parte de".
56. –¿Cuál es el peor momento en una lesión tan larga?
–En una lesión muscular, a los 12 días estás corriendo. En una rotura de ligamentos de rodilla sentís que en los primeros 3 o 4 meses no mejoraste nada, vas muy de a poco. Y cada ejercicio que hacés te duele, y además perdés mucha masa muscular. Una lesión de cruzados te tiene que encontrar bien de arriba porque si no, es muy jodido. Por suerte yo estaba bien de la cabeza.
57. –¿Cómo resolviste tus problemas musculares?
–Fue clave Maxi Levo, que entiende mucho de dónde vienen las lesiones y se metió de lleno en mi causa. A mí nunca me gustó hacer mucho gimnasio porque sentía que llegaba cansado al partido y Maxi me enseñó una serie de ejercicios que no conocía y que sigo haciendo hasta el día de hoy que fueron fundamentales para prevenir lesiones. En mi última etapa en Botafogo, la que determinó mi retiro, yo entraba a jugar sin pensar en el partido sino en que con un pique me podía lesionar. Es muy difícil jugar así. Maxi me hizo trabajar la parte excéntrica de los isquiotibiales y gemelos, laburos muy dinámicos que me resolvieron ese problema y hoy me hacen sentir muy bien.
58. –Como un pequeño detalle que no conociste en 15 años de carrera te puede cambiar el panorama, ¿no?
–Así es, y además son ejercicios sencillos. Cuando salió lo de la U este año le propuse a Maxi que viniera a Chile a trabajar conmigo, pero justo lo llamaron de Boca, y obviamente ahí no hay competencia. Me puso muy contento porque para él es un crecimiento profesional enorme.
59. –¿Te dio pena que el Lobo Ledesma se haya tenido que ir por los malos resultados y vos no pudieras ayudarlo debido a tu lesión?
–Me quedó esa espina, sí, porque el Lobo tenía una metodología de trabajo y de juego muy buena, de ataque, con un gran cuerpo técnico. Perdimos puntos increíbles, pero era un Tigre que llegaba mucho. El Lobo sabe que me dolió no poder ayudarlo. De hecho, cuando salimos campeones de la Copa Superliga le mandé un mensaje agradeciéndole. Ojalá tenga pronto una nueva chance como entrenador, se lo merece.
60. –¿A Gorosito lo viste en algún momento perder su paz franciscana?
–Muy poquito, alguna vez puertas adentro quizás tuvo alguna expresión de nervios, pero casi nada. Yo lo tuve en San Lorenzo en el comienzo de mi carrera y el año pasado en Tigre, ya en el final, y siempre fue un tipo positivo, no es de gritarles a los jugadores ni de estarles encima. Le tengo un gran aprecio.
61. –¿Te sirvió que haya jugado en tu puesto?
–Pipo es de los pocos entrenadores que jugaba con enganche. Que él haya sido enganche a mí me ayudó mucho, porque sabe lo que puede generar un 10 y siempre se la jugó por poner uno, dos y hasta tres enganches en algunos casos. Y, aparte, me enseñó pequeños secretos del puesto.
62. –Si en su momento te hubieran propuesto: "descender con Tigre y ser campeón de la Copa Superliga o salvarte y no ser campeón", ¿qué elegías?
–Elijo lo primero, entre otras cosas porque hay que hacerse cargo de las cosas que pasaron. Nosotros tal vez no merecíamos descender, pero sí el club, por lo hecho en los últimos 3 años. Nos tocó a nosotros poner la cara y no tuve problemas, no se me cayeron los anillos por haber descendido, no le cambia nada a mi carrera ni a mí como persona. Intentamos salvarnos jugando al fútbol y no se pudo.
63. –Y salir campeón no se compara con nada, supongo.
–Queda en la historia del club para siempre, hasta que venga otro y levante una Copa. Que la primera estrella de la institución se la hayamos puesto nosotros habla de lo mal que funciona el sistema de los promedios en el fútbol argentino. No es por poner excusas, pero me parece una prueba contundente.
64. –¿Te costó decirle a Gorosito que te ibas cuando había un compromiso de quedarse todos en el Nacional B para ascender a Tigre?
–A Pipo le había dado la palabra de quedarme en el club y me quedé. De hecho, la U de Chile me buscó a mitad del 2019 y les dije que no, que me quedaba por ese compromiso que había con el grupo. Después me volvieron a buscar a fin de año y la U es una institución a la que siempre quise volver. Y entendía que no había tenido un gran torneo en el Nacional B, no me sentía cómodo en la categoría, y decidí irme.
65. –¿Te fuiste mal?
–Para nada. Hablé con Pipo, le expliqué que estaba en una edad para tomar decisiones, y no hice nada por atrás. Respeté a Tigre, porque había una cláusula de salida, y la U la pagó. Y respeté a mis compañeros, a los que llamé uno por uno para avisarles. Me pude despedir de todos, eso me deja tranquilo. Siento que no le debo nada a nadie, que actué en buena ley. No quería dejar pasar la última oportunidad de retirarme en un club al que me había propuesto volver en algún momento.
66. –Al menos tus hijos te vieron jugar en la Argentina y en un gran nivel, incluso te eligieron el mejor jugador de la Copa Superliga.
–Valentín, el más grande, cada vez que íbamos de vacaciones a la Argentina, me decía: "¿Por qué en nuestro país no te conocen?". La verdad que salió bien, hasta me pudo ver campeón en un club que nunca lo había logrado. Cada vez que pasemos por el estadio y veamos la estrella, será una alegría doble.
67. –¿Te sorprendió el recibimiento de la gente de la U en el aeropuerto a comienzos de año?
–Siempre supe el cariño que me tuvo la gente de la U, pero como ya habían pasado 10 años de mi salida, no sabía si ese cariño seguía siendo el mismo. Por eso me sorprendió la cantidad de gente que vino a recibirme y la euforia que mostraron. Fue muy lindo y, a la vez, me sumó una gran responsabilidad para estar a la altura de lo que la gente pide.
El recibimiento de los hinchas de la U de Chile a Montillo (2020)
68. –Te tocó volver en un momento difícil, con predominio de la Católica en los últimos años, y con riesgo de descenso para el club.
–Es verdad: la U la pasó muy mal el año pasado, estuvo en puestos de descenso. Como se formularon los promedios, acá había que ponerse la camiseta y demostrar rápidamente. Ponerse la camiseta y sumar puntos para salir de la situación incómoda. Por suerte arrancamos bien antes de la pandemia y estamos con esperanzas de hacer un gran torneo y pelear arriba, ahora que vuelve el campeonato.
69. –¿Es difícil que te dirija un ex compañero como Caputto?
–Con Hernán somos amigos, y los dos sabemos separar bien la amistad fuera del campo del respeto adentro. Sigo las órdenes que me da para jugar, y las veces que me tuvo que sacar, me sacó y no hubo ningún problema. Esa es la única manera de mantener la amistad, sabiendo separar bien las cosas.
70. –¿Cómo te sentiste en los primeros meses del año, antes del parate por la pandemia? ¿Tan bien como en Tigre?
–Sí, por suerte sí. Hay un gran grupo, con mucha gente que trabaja desde mi otra etapa, me siento como en casa. Estoy feliz de haber vuelto, y estos meses de receso me vinieron bien porque a comienzos de año se dilató el pase por cuestiones burocráticas y llegué sin pretemporada. Me pude poner a punto físicamente.
71. –Tu día más feliz y tu día más triste en el fútbol.
–Siempre que salís campeón sentís una gran felicidad, la sensación de trabajo hecho. Esa posibilidad de coronar lo que uno fue construyendo en la casa es única. No puedo elegir un título por sobre los demás. El día más triste fue cuando anuncié mi retiro, en Botafogo.
72. –El mejor DT que tuviste y el peor.
–El mejor fue Alejandro Sabella: lo tuve en la selección, no demasiado tiempo, pero me enseñó mucho. Además, un señor con todas las letras. Peor técnico no sé, con el que peor relación tuve fue con Mariano Echeverría, en Tigre.
73. –Los mejores amigos del fútbol.
–Con Jeremías Caggiano nos hicimos muy amigos cuando él jugaba en la Católica y tenemos relación hasta hoy. El Pipa Estévez es otro amigo, lo mismo que el Flaco Juan Manuel Olivera, Mauricio Victorino y Emanuel Centurión.
74. –¿Es cierto que llevás una planilla de datos con tus partidos?
–Siempre me interesó el tema de las estadísticas así que desde que empecé mi carrera paso mis datos a una planilla Excel: fecha, partido, rival, entrenador de mi equipo y del rival, cuántos minutos jugué, asistencias, goles, los datos básicos. Hoy es más fácil encontrar todo eso en internet, pero a mí siempre me sirvió para hacer un balance del año, ver si me faltaba algo y qué debía mejorar. Después de cada partido o el día siguiente cargo los datos.
75. –¿Gol o asistencia?
–Asistencia. Se asocia más a mi juego, los datos lo marcan así: tengo 130 asistencias y 97 goles, si no recuerdo mal. Ojo, es hermoso meter un gol, no lo niego, pero disfruto mucho más cuando un compañero viene a darme un abrazo, o me señala a modo de agradecimiento, cuando lo habilito para que convierta. Internamente es muy gratificante para mí.
76. –¿El enganche es una especie en vías de extinción?
–Salen menos enganches, eso es evidente. Hay muchos equipos que optan por un dibujo táctico diferente, como también se han dejado de usar los wines, por ejemplo. Es una lástima, porque se trata de una posición hermosa, pero hay entrenadores que privilegian la fuerza y la velocidad y ahí pierden lugar los enganches.
77. –¿Seguís poniéndote muy nervioso en la previa de los partidos?
–Sí, y a esta altura no creo que pueda cambiarlo. Me pasa antes de un partido de campeonato y de Copa Libertadores, pero también antes de un amistoso de pretemporada. Debe ser una alerta mía para estar atento a lo que va a venir. Es una mezcla de nervios y de ansiedad por no estar a la altura de lo que uno puede dar, cierto temor a no jugar bien, a no responder. Todo eso se me va apenas empieza el partido, o mejor dicho, en la entrada en calor.
78. –La pasás mal en la previa...
–No sé si mal, pero lo cierto es que en el fútbol tenemos mucho tiempo muerto, muchas horas de concentración para pensar el partido, para jugarlo un montón de veces. Te pasan videos de cómo juega el 5 de ellos, de la pelota parada, de las virtudes y defectos del equipo rival, es un montón de información para resolver todo en 90 minutos, y en esas horas la cabeza va más rápido que el cuerpo. A mí, por lo menos, me pasa eso.
79. –"Pocas veces pude disfrutar del fútbol", declaraste hace poco. ¿Es así, realmente?
–Pocas veces pude disfrutar durante un partido, a eso me refería, salvo que vayas ganando 5-0 y ya sepas que no lo pueden dar vuelta. Vivo los partidos muy metido y concentrado, entonces en ese momento no lo disfruto. Después, en mi casa, sí, y también en los entrenamientos con mis compañeros. Pero ojo: si ganás, el post partido lo disfrutás un día, porque al siguiente ya tenés que estar pensando en el partido que viene. Y si salís campeón lo disfrutás una semana, o dos, porque después ya arranca el siguiente campeonato. Al menos eso me pasa a mí.
80. –¿Te vas a retirar a fin de año o seguís uno más?
–Cuando firmé por la U declaré que mi idea era jugar este 2020 y retirarme a fin de año. Eso siempre tuve en mi cabeza. Obviamente esta pandemia modificó un poco las cosas, porque estuvimos 6 meses parados. Yo me estoy sintiendo muy bien, veremos cómo me va en el regreso al campeonato y también es muy importante qué piensen mi señora y mis hijos, a quienes saqué de la facultad y de sus colegios respectivamente. Es una decisión familiar que seguramente tomaremos cerca de fin de año.
81. –¿Pensás ser entrenador después del retiro?
–No. Por ahí hago el curso, pero para aprender, no quiero ser entrenador. Es una responsabilidad muy grande y, si lo querés hacer bien, tenés que estar atento a todo. No lo disfrutaría.
82. –¿Qué vas a hacer, lo tenés claro?
–Ya estoy en un proyecto llamado ByP Argentina que iniciamos con Sergio Irigoitia, mi representante de toda la vida, y en el que también está Jeremías Caggiano. Nuestra idea es ayudar a jugadores jóvenes que están cerca de la primera, que sea algo más que la representación: colaborar para que terminen el colegio, ponerles un profe a disposición para cuando lo necesiten, asesorarlos con dietas, contenerlos. Sergio nunca representó a muchos jugadores, y nuestra idea es seguir esa línea: que sean pocos y poder dedicarnos a ellos y hacer un lindo trabajo. Y si no llegan a ser futbolistas profesionales, que estén preparados para la vida, por eso los impulsamos a que terminen el colegio y tengan una ocupación.
83. –¿Ya estás trabajando en eso?
–Sí, hace casi 2 años. Estoy en contacto con los chicos, pero no me meto en la parte comercial porque sigo siendo jugador de fútbol. No me gusta hablar de "representación", porque eso es encasillarse, y nosotros aspiramos a un proyecto más abarcativo. Tenemos a un muchacho editando en las redes sociales (Instagram: @bypargentina) y varios chicos trabajando con nosotros. El más grande es Lautaro Montoya, de Estudiantes de Buenos Aires, y después tenemos a Iván Alvariño en Boca, a Lenny Lobato, el único brasileño en el fútbol argentino, a Martín González en Lanús, a Angel Gillard, Tobías Giusti…
84. –Fuiste noticia en la cuarentena porque fallecieron primero tu abuelo y después tu papá, ¿cómo lo procesaste?
–Mi abuelo tenía más de 90 años, pero estaba bien de salud, así que no esperábamos un desenlace así; fue sorpresivo. No llegaron a hacerle el test, pero suponemos que fue de coronavirus porque después se contagió mi viejo, que sí se confirmó que falleció por coronavirus. Hay que cuidarse, este virus no es joda.
85. –No pudiste viajar para velarlos.
–No. Aunque lamentablemente con mi viejo no tuvimos una relación como hubiera querido, fue duro, porque uno está a la distancia y ni siquiera pude despedirlo. A veces me acuerdo de algunas cosas, me da tristeza y me pongo a llorar, cuando estoy solo. Pero después arranco, porque hay que seguir, tengo una mujer y tres hijos que me necesitan.
86. –¿A qué te referís con que no tuvieron una relación como hubieras querido?
–A que estuvimos seis años distanciados, casi sin vernos, una bola que se fue haciendo cada vez más grande y que no supimos frenar. Cada familia es un mundo, y lamentablemente ni mis viejos ni yo tuvimos la capacidad para cortarlo. Por suerte, después de mucho tiempo sin vernos, el año pasado nos pudimos encontrar. Y estábamos viendo cómo volver a la civilización familiar y darnos una segunda oportunidad, pero justo este año vino la pandemia y falleció. Siempre agradeceré que me inculcó los valores de la honestidad y del trabajo. Me da mucha lástima, pero bueno, ya hice el duelo.
87. –¿Tu hijo más grande pinta para jugador?
–A Valentín le gusta mucho el fútbol, es enganche. Se probó aquí en las inferiores y estaba jugando hasta que lo frenó la pandemia. ¿Qué te puedo decir? Que anda bien, como diría todo padre baboso. Trato de no cargarle la mochila, le recalco que está en una edad para disfrutar y que las responsabilidades van a llegar más adelante. No soy de esos padres que le hablan todo el tiempo de fútbol o que grito en los partidos, pero debo admitir que disfruto mucho viéndolo jugar.
88. –¿Cuál fue tu primera reacción al enterarte que tenías un hijo con síndrome de Down?
–Nos enteramos en el parto, lógicamente no lo esperábamos. Nos pusimos mal porque lo tenían que operar por su enfermedad del intestino, no por el síndrome. Nuestro miedo era su salud. Después, como no teníamos a nadie en la familia ni conocido que hubiera vivido una situación así, consultás a médicos, averiguás en internet y entrás en un mundo de tener mucha paciencia. Son muchas horas de trabajo, hoy está muy desarrollado todo el tema de las estimulaciones.
89. –¿Tuviste que ir al psicólogo para asimilar la situación?
–No tuvimos demasiado tiempo para asimilarlo, porque Santino estuvo muchos días en terapia, tenía neumonía, había que operarlo. Fueron 2 años muy movidos, complicados, con cinco entradas al quirófano, hasta que lo operamos del corazón y ahí mejoró todo. En esa vorágine lo fuimos asumiendo. Lo único que queríamos es que estuviera bien de salud, después el resto se podía ir trabajando con muy buenos profesionales, con estimulaciones, como pasa ahora. Pero yendo a tu pregunta, al psicólogo nunca fui.
90. –¿Y a grupo de gente que pasa por lo mismo que vos?
–No, porque cuando lo llevás a las terapias, vas conociendo y charlando con la gente que está como vos, padres y familiares de chicos con capacidades diferentes, y compartís las vivencias.
91. –Cuando se hicieron públicos los mensajes que tu hijo Santino les mandó a Messi, Suárez y Piqué, me llamó la atención que no les pidió camisetas sino que las ofreció a ellos.
–Fue curioso, sí, porque además ofreció camisetas que él no tiene. Fue algo muy lindo y divertido, justo en un momento en que la estaba pasando mal con la pandemia. Algo que hizo espontáneamente y sin maldad. Igual, hubo que explicarle que no puede mandarle mensajes a cualquiera.
92. –Vos dijiste que por mandarle mensaje a Suárez, Santino se creyó su amigo, tienen una inocencia diferente, ¿no?
–Claro, pensó que porque Suarez le contestó era su amigo, o que cualquiera que haya jugado conmigo es su amigo y puede ir a su casa, no dimensiona bien lo que es la amistad.
93. –¿Es cierto que los chicos con síndrome dan mucho amor, que tienen un corazón enorme y cero maldad?
–Nosotros lo tratamos como a un chico normal, pero tiene sus cositas también, eh, no es puro amor (risas), lo que no tienen es envidia ni intención de hacerle mal al otro.
94. –¿Notás que a veces te miran con lástima?
–No nos pasó nunca nada raro en la calle, o no lo percibí. Nosotros naturalizamos mucho el tema. Motrizmente está bien, el problema de Santi es el habla, le cuesta hilvanar oraciones completas y por ahí no lo entienden, pero después se prende a jugar en un picado a la pelota, por decir algo, y lo tratamos igual que a los hermanos.
95. –¿Qué es lo más difícil para el chico con síndrome y qué es lo más difícil para los padres?
–Lo más difícil para ellos es que lo acepten en todos lados, el famoso tema de la inclusión, algo que va mejorando, pero igual sigue faltando. Tendríamos que llegar a la inclusión total, que todavía no ocurre. Ellos igual no lo ven y los que lo terminamos sufriendo somos los padres, cuando te dicen que no hay lugar en la escuela, y ese tipo de excusas. Nosotros queremos lo mejor para ellos, darles una mejor vida, que la inclusión sea algo natural, no andar peleando con todos.
96. –¿Qué fue lo que más los complicó?
–El tema de la obra social, sobre todo, que te quieren cobrar cualquier cosa. En la Argentina tuvimos problemas con la escuela, situación que se hizo pública a partir de un tuit que escribí ("Tengo un hijo con síndrome de Down, no una bomba nuclear"). Yo venía de vivir muchos años afuera del país y me resultó chocante encontrarme con esa situación. Lo que me da bronca es que muchas escuelas ponen el 'cartelito' de inclusivas, pero después no quieren asumir la responsabilidad. Tienen lugar, pero les decís que tu hijo tiene síndrome y de golpe se quedan sin cupo.
97. –¿En Chile va a una escuela normal?
–Sí, siempre está con su acompañante, y recibe un contenido adaptado porque tienen una capacidad de aprendizaje diferente. El acompañante lo pusimos nosotros, pero la escuela lo acepta.
98. –¿Cómo es su relación con el hermano mayor?
–Valen entiende el tema del síndrome, pero lo trata normal. Juegan juntos a la pelota y se pelean, como todos los hermanos. Peleas normales.
99. –¿Ya pudiste entrar con Santino a la cancha, como habías dicho?
–No aún, porque en la Argentina no te dejan entrar con chicos al campo de juego y en Chile tampoco. Iban a hacer una excepción el 21 de marzo, porque es el día mundial del síndrome de Down, pero se suspendió el campeonato por la pandemia. Me encantaría poder hacerlo para que la gente pueda ver a Santino en la cancha.
100. –"Depende de vos llorar o no".
–Es una linda frase que me dijo una vez Pablo Bengoechea, cuando era ayudante de Markarian, en la U. Y es una frase que intento aplicar en el día a día, no sólo en el fútbol, porque me parece muy valedera: vos podés jugar mal un partido o tener algún problema en la vida, el hecho es uno y no cambia, pero después vos podés llorar encerrado en un cuartito o salir con una sonrisa a encarar la vida. Eso depende de cada uno. Me gusta esa frase, ese concepto y trato de aplicarla en mi vida todos los días.
FICHA TECNICA
Walter Damián Montillo
Nacimiento: 14/4/1984 en Lanús, provincia de Buenos Aires.
Inferiores: San Lorenzo.
Primera: San Lorenzo (2002-06); Morelia, de México (2006-07); San Lorenzo (segundo semestre 2007); Universidad de Chile (2008-10); Cruzeiro, de Brasil (2010-12); Santos, de Brasil (2013); Shandong Luneng, de China (2014-16); Botafogo, de Brasil (primer semestre 2017); Tigre (2018-19), y Universidad de Chile (desde enero de 2020).
Selección Nacional: fue titular y jugó 6 partidos en la Sub 20 que protagonizó el Mundial de Emiratos Árabes 2003 (4º puesto). Jugó 6 partidos en la selección mayor (2 por eliminatorias) con Alejandro Sabella como entrenador.
Títulos (6): Copa Sudamericana 2002 (San Lorenzo), Apertura 2009 (U de Chile), Campeonato Mineiro 2012 (Cruzeiro), Copa de China 2014 y Supercopa de China 2015 (Shandong Luneng), y Copa Superliga 2019 (Tigre).
Observaciones: se retiró en junio 2017 y volvió en enero 2018.
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