1) –¿Que te castigaran tus hinchas fue el momento más feo que viviste en tu carrera?
–Nunca me había pasado que me silbaran mis propios hinchas cada vez que tocaba la pelota. Y encima en un estadio que amo tanto, el Monumental. En aquel Argentina-Bolivia del 2011 terminé pagando los platos rotos por la eliminación de la Copa América, entre otras cosas. La gente estaba peleada con la selección y la ligué yo por haber cometido un error que terminó en gol de Bolivia. Fueron los minutos más largos que viví en una cancha.
2) –¿Cómo reaccionaste?
–Me vi desbordado. Entré sacado al vestuario, pateando lo que se me ponía adelante, y me fui a las duchas a llorar. Le pegaba a la pared. Mirá: durante mi carrera, si me decían que había que correr 15 kilómetros o subir 10 veces la montaña, lo hacía, pero si algo no toleraba era la recuperación en los baldes con hielo, mientras los alemanes y los ingleses se metían como si nada. Ese día, mientras lloraba en el baño, vi el balde de hielo y me metí. Pero no parado: ¡me zambullí de cabeza! ¡Con la cabeza adentro del hielo! [risa] Al rato me senté y vinieron Masche y Leo [Messi] a abrazarme y tranquilizarme. Debo de haberles dado mucha pena.
3) –¿Qué hizo Sabella?
–Alejandro me habló al día siguiente. Teníamos que jugar en Colombia. "Mirá, Martín. Una vez Bambino Veira le dijo a Sandro Guzmán, arquero de Boca: «Te saco para protegerte». Yo no voy a ser hipócrita: no te saco para protegerte, sino porque emocionalmente no estás como para jugar" [risa]. Fue sincero. No volví a la selección hasta casi tres años después, en el Mundial de Brasil. Fui castigado en exceso, porque mis dos años posteriores a ese error fueron extraordinarios.
4) –¿Cómo saliste de ese pozo?
–Cada vez que me pasó algo difícil, junté bronca y supe sacar lo mejor de mí. Cuando falleció mi papá en un accidente con el auto, en enero de 2013, fui a enterrarlo a mi pueblo. Después, con mi suegro y con Lucas De Vicente, el hijo de Adrián –que había fallecido dos años antes también por un accidente de auto– fui al lugar, nos bajamos y les dije: "Ahora voy a jugar el Mundial". Seguramente pensaron que estaba loco. Pero no.
5) –¿Sabella te dijo algo al volver a convocarte?
–Ganamos la Premier un sábado, festejamos en la ciudad y de ahí nos íbamos una semana a Qatar, a ver al jeque dueño del club. Mientras el avión carreteaba, me llamó Pablo Blanco, el profe de Sabella. "Además de felicitarte, tengo que preguntarte cómo estás físicamente, porque entrás a la lista de 30", me dijo. "Pablo, estoy en un avión carreteando y se mueve porque lo estoy empujando yo. Estoy más rápido que Kun", le contesté. Y tuve que cortar. Despegamos y fui a contarles a Pablo [Zabaleta] y Kun. Ellos ya estaban adentro, así que festejamos en el avión.
6) –¿Quién es Martín Gastón Demichelis?
–Una persona humilde, de pueblo, perseverante, que pese a haber nacido en un lugar muy pequeñito del interior del país logró el objetivo de ser jugador profesional. Mamé de mis padres y mis abuelos el sentido del sacrificio.
7) –¿A qué se dedicaban tus padres?
–Mis abuelos tenían una distribuidora de gaseosas, atendían a 20 pueblos a la redonda de Justiniano Posse [Córdoba]. Cuando fallecieron mi abuelo y luego mi mamá, mi papá no pudo sostenerla y se convirtió en camionero. Viajaba mucho al norte del país y lo veía poco, por eso nos criamos bastante con mi abuela. Y por eso pasé a odiar los camiones. Hasta que a mi viejo lo secuestraron unos piratas del asfalto durante tres días, estando yo ya en River, y en ese instante lo bajé del camión.
8) –¿De qué murió tu mamá?
–Cáncer de páncreas. Nos enteramos en noviembre y falleció en mayo. Fue fulminante, no le dio posibilidades de pelear. Yo tenía 14 años; mis hermanas, 17 y 4. En enero de ese año me había ido a Renato Cesarini. Mi vieja era mi hincha Nº 1, la que me acompañaba a los partidos, la que me embetunaba los botines, y me insistió mucho para que fuera a Renato. En ese momento no sabía cuál era la gravedad de su enfermedad, tenía la ilusión de que se curara.
9) –¿Laburaste de pibe?
–Cuando estaba en las inferiores de River y volvía a Justiniano en vacaciones, mi papá me hacía ir a cobrar las cuentas a la gente. Odiaba eso, siempre fui muy vergonzoso, al punto de que nunca fui capaz de protestarles a los árbitros cuando me expulsaban, con o sin razón. En River me expulsaron una vez, en la Bombonera: fue una avivada del Mellizo, Baldassi me sacó doble amarilla y tenía tanta vergüenza que ni le protesté. Ganábamos 2-0 y nos empataron 2-2. En Alemania vi la roja una sola vez, y después me levantaron la sanción. Un delegado del Málaga me rogaba: "Te pido por favor que protestes, con tu lenguaje corporal de culpa no puedo apelar". Pero era más fuerte que yo. Soy muy vergonzoso desde pibe, hasta me escondía en los actos de colegio. Ni te digo cuando acompañé a mi mujer al programa de Susana Giménez: no me salían las palabras, no era yo.
10) –¿Qué es Justiniano Posse?
–Mi lugar en el mundo, donde la gente me conoce como "El Tincho". El pueblo donde me crié y donde tengo a mis mejores amigos, a mis hermanas y sobrinos, a mi club, mi colegio, mis raíces. Conocí pocas ciudades en vacaciones, porque casi siempre las pasé ahí. El jugador de fútbol, mientras está activo, vive en un mundo irreal, y volver a Justiniano para mí siempre fue volver a la vida real: la de la familia, la de los amigos que trabajan para ganarse el pan. Cuando vamos, mis hijos sienten una libertad que no sienten en otro lugar, en estos pueblos uno entiende lo que es conocerse entre todos. De Justiniano son Pato, Marcos, Manteca, Iván, los amigos del barrio.
11) –¿A tu mujer le gusta ir a Justiniano?
–Eva es súper humilde, pero se crió en Capital, no es de un pueblo así, y por ahí al tercer día se aburre, porque no tiene sus actividades. Pero nos acompaña siempre porque sabe lo felices que nos hace a mí y a nuestros hijos. A mí me encanta aburrirme en Justiniano Posse, pero para seguir vinculado con el fútbol y darles otra educación a mis hijos, no puedo elegirlo para vivir.
12) –Complejo Deportivo Teniente Origone.
–Ja, claro, el club donde empecé. Era el único del pueblo; ahora hay dos. Cuando estaba en infantiles, mi sueño era jugar en la primera de Complejo, pero no llegué porque me fui a Renato antes. Es un club acogedor, con muchas disciplinas. Compite en la Liga Bellvillense, que es muy dura.
13) –¿De qué equipo eras hincha de pibe y quién era tu ídolo?
–Mi viejo era de Boca pero yo me hice de River por la influencia de Julio Damiani, un empleado de la empresa de mi viejo: cuando cumplí 5 años me regaló el conjunto de River, y listo. En las carpetas del colegio tenía a Enzo y a Ortega con la de River y a Maradona en la selección. Me encantaba Redondo, mi referente en la posición, porque en inferiores jugaba de 5.
14) –¿Qué significó Renato Cesarini en tu vida deportiva?
–Hasta el último día en que fui jugador profesional apliqué conceptos que me enseñaron en Renato. Es una de las mejores escuelas del país. Es brutal la cantidad de chicos buenos que salen, y todo bajo el método de Jorge Solari, un sabio del fútbol. ¡El Indio Solari es un sabio del fútbol!
15) –¿Te costó vivir lejos de la familia desde tan chico?
–Fue un desarraigo muy grande. En la pensión de Renato tenía que lavar mi ropa y cada 15 días me rotaban para distintas tareas generales: limpiar los baños, la cocina, etcétera. Hemos pasado momentos sumamente duros [risa]. Había un par de pensiones, entraban unos 20 chicos en cada una y si uno no pagaba el alquiler dejaban de darle la vianda. Era matemático: si 10 de los 20 pibes se atrasaban, había comida hasta el día 15, y el resto del mes había que arreglárselas. Pan había siempre, así que si se cortaba la vianda era mate cocido con pan o lo que a uno le trajeran de su pueblo. Galletitas con picadillo eran un clásico, también los alfajores Fantoche, muy rendidores. Muchos chicos no aguantaban y se iban. En mi caso era tanta la pasión por el fútbol que aguanté todo.
16) –¿Cuántos años estuviste así?
–Dos. Una vez llegó el Indio con un nene de 11 años, nos juntó y nos dijo: "Sé que están ocupadas todas las camas, pero les pido si alguien puede bajarse y dormir en el piso para hacerle un lugar a este chico, que va a ser el 5 de la selección". Era Mascherano. ¡Mirá la visión del Indio! Jorgito, el hijo del Indio, cuando estuve muy mal por la muerte de mi mamá, me llevó a su casa con Javier Gandolfi. La etapa más linda de un jugador es la amateur; de ahí quedan los verdaderos amigos.
17) –¿Qué conceptos aprendidos en Renato aplicaste hasta tu retiro?
–Es muy común ver hoy a jugadores mal perfilados, o que no miran antes de recibir. Con los años uno se da cuenta: en Renato aprendí cosas que los mejores entrenadores del fútbol profesional no enseñan de grande. Trabajábamos todo con pelota, reducidos a uno o dos toques, diferentes esquemas tácticos. Un día, Jorgito Solari me dijo: "Mañana viene Delem a ver jugadores para River, por eso hoy no te puse en el partido, para que estés descansado". Y así fue.
18) –En River también viviste en la pensión.
–Otros dos años. Era una chiquita, para 30 chicos. No es la de ahora, pero teníamos las cuatro comidas aseguradas hasta el 30 de cada mes [risa]. A pesar de las comodidades, el desarraigo era mayor: ya no estaba a 180 kilómetros de Justiniano como para irme a dedo con mis amigos del pueblo los fines de semana.
19) –¿En algún momento pensaste en dejar todo?
[terminante] –Jamás, porque estaba en el club del cual era hincha y porque enseguida empecé a amar el día por día ahí. Incluso estudiaba en el Instituto y trabaja como cadete en la oficina de prensa, con el querido Antonio Musari. Y porque quería ser futbolista. Lo que sí me costó fue llegar a la primera, porque recién a los 20 años y medio, en el límite, me mandaron el telegrama para mi primer contrato profesional.
20) –¿Por qué te costó?
–Con 19 años, Ramón [Díaz] me llevó a la pretemporada. Estaba todo genial, pero Ramón renunció en ese verano y vino Gallego. En la reserva andaba muy bien, era el capitán, y en una de las primeras prácticas con Tolo [Gallego] necesitaban chicos para completar un partido y me subieron. Al terminar la práctica, me llamó al círculo central y me felicitó. Así lo hizo un par de veces y parecía que llegaba la hora de debutar, pero de un día al otro, sin explicación alguna, me bajó a la cuarta.
21) –¿Qué pasó?
–No sé. Yo era superprofesional, me entrenaba a full, me cuidaba mucho en mi vida privada, no me mandé ninguna macana, no me crucé con nadie en el club, tuve siempre el mismo representante y no quise cambiarlo, no sé... En diciembre del 2001 iba a cumplir 21 años y ahí, si a uno no le hacen firmar su primer contrato, tiene que irse. Zafé porque Gallego perdió ese campeonato en la cancha de Huracán y lo echaron, porque si hubiese seguido, nunca habría jugado en la primera de River. Nunca. Me gustaría que recalcaras eso. Y también mi agradecimiento a dos personas. A Néstor Sívori, entonces dirigente de River, que les dijo a sus pares: "A este chico hay que hacerle contrato profesional, no podemos dejarlo libre". Y a Ramón, que al volver al club y verme en la cuarta, me subió al instante y a los dos meses me hizo debutar.
22) –¿Qué recordás de tu debut en River?
–Tengo dos debuts grabados. Uno, en el Monumental, el 2/9/2001, contra Estudiantes. Ganamos por 3-0 con dos goles de Cambiasso; entré en el segundo tiempo. El otro fue un amistoso contra Boca en Córdoba, que ganamos por 1-0. Ramón había mandado a Guille Pereyra a seguir a Riquelme por toda la cancha, y él lo hizo muy bien, pero lo amonestaron y entré a reemplazarlo. "Olvidate de la pelota, seguí a Riquelme a todos lados", me dijo. No me despegué ni un segundo; teníamos un córner nuestro y me quedaba al lado de él, afuera del área, agarrándole la camiseta, soplándole la nuca [risa]. Tres años después, en una de mis primeras convocatorias a la selección, me invitaron a tomar mate a la pieza de Riquelme. "Vení, pibe. Contales cómo fue tu debut en un superclásico", dijo [risa]. Román tiene una computadora en su cabeza, se acuerda de todo.
23) –River vs. Racing, 2002, Monumental, último minuto. Echaron a Comizzo. ¿Vos pediste ir al arco?
–En mi pueblo jugaba de 5 en mi categoría, la '80, y el director técnico me hacía quedarme a jugar después, con la '79, que no tenía arquero. Ahí atajaba. También mi papá fue arquero en el nivel de pueblo, o sea que en mi ADN había algo de eso. Además, tenía 20 años, era un inconsciente [risa]. Le pedí los guantes y el buzo a Comizzo y armé la barrera; si uno mira bien la jugada, ve que todos se dieron vuelta; el único que se quedó de frente sin pestañear fue Cambiasso. Y la pelota pegó en él. "Todos hablan del pase de Rojas y de la corrida de Cuevas, pero nadie de mi rebote", me decía Cuchu. No me olvido de cómo vino corriendo Poroto Lux, amigo de la pensión, a darme un abrazo. Sólo me arrepiento de no haberle pedido el buzo a Comizzo, se lo devolví en el vestuario.
24) –¿No te quedaste con ganas de jugar más tiempo en River?
–Fue una época en la que le costaba muchísimo al fútbol argentino vender jugadores afuera. Que además apareciera Bayern de forma tan decidida fue brutal. Viajé a hacerme la revisión y firmar los papeles en diciembre de 2002 y Bayern quería incorporarme ahí mismo, pero le pedí a mi representante seis meses más en River para jugar la Copa. Bayern exigía un seguro por una posible lesión y River no podía pagarlo, pero lo logré.
25) –¿Por qué creés que un club como Bayern vino a buscar a un chico que tenía un año en la primera de River?
–Hubo un gran trabajo de Adrián De Vicente, que estaba con Cyterszpiler. Adrián había jugado cuatro años en Grasshoppers, de Suiza, con Ottmar Hitzfeld como DT. Y Hitzfeld era entrenador de Bayern en ese momento y buscaba un volante central. Adrián le pasó el dato y me siguieron durante 10 meses hasta que al final vino Rummenigge a verme. En esa época no se pasaba fútbol argentino en Alemania, así que de no ser por Adrián jamás habría ido a Bayern. Fui el primer argentino en jugar allí, después lo hizo José Sosa. Nadie más.
26) –O sea que a De Vicente le agradeciste por toda la vida.
–Yo tengo dos hermanas de sangre y un hermano mayor que me dio la vida, que fue Adrián, la persona más sana y hermosa que conocí en el fútbol. Siempre estaba sonriente. Era de esas personas que cuando se van de la casa de uno se las extraña. Tenía abiertas las puertas en todos lados; no conocí a nadie que hablara mal de él. Cuando me instalé en Múnich resignó cinco meses de su familia para estar a mi lado y ayudarme. A muchos chicos, los representantes los dejan, y terminan tardando un año en adaptarse, justamente porque están solos.
27) –¿Qué sentiste en tu primer encuentro con Beckenbauer?
–Los personajes más importantes que conocí en el fútbol siempre me mostraron grandeza por sus modales. Beckenbauer me hacía simple el momento, se ponía a hablar de lo mío. Una persona supersencilla que parecía conocerme de toda la vida.
28) –En un momento se enojó con vos: declaró que no querías correr.
–Volvimos a vernos varias veces después de aquella frase y los encuentros fueron geniales. Ese tema vino por mi posición. Siempre me gustó jugar de 5; en inferiores jugué de 5 y de 5 debuté en River. Como en un momento a la reserva bajaban muchos 5, me reubicaron como defensor central para tener más opciones. Me iba bien, Ramón me preguntó lo mismo y lo hice. Incluso Bayern me compró como marcador central.
29) –¿Por qué fue el entredicho con Beckenbauer?
–Al llegar a Bayern, Hitzfeld nos juntó a los cuatro defensores centrales y nos dijo que uno debía jugar de 5 por lesiones y suspensiones. Enseguida me ofrecí y me fue bien. Jugué de mediocentro en mis primeros tres años, entre 2003 y 2006. En uno de los mejores momentos de mi carrera, siendo titular de Bayern, con 10 compañeros alrededor que eran estrellas en sus selecciones. Viniendo de ganar Liga y Copa dos años seguidos y jugando en el país donde se hacía el Mundial, Pekerman me dejó fuera de la lista. Después del bajón, con mi representante pensé: "Si no fue ahora, como volante central no voy a jugar nunca más en la selección".
30) –Y pasaste a la defensa.
–Sabía que Ayala iba a dejar ese lugar, y fue entonces cuando Beckenbauer no entendió mi decisión y declaró que yo no quería correr. Era tan bueno mi presente en 2006 que hasta se juntó con mi representante para ver si tenía ascendencia alemana. El 5 de Alemania en ese Mundial fue Torsten Frings, mi suplente en Bayern, que tuvo que irse del club porque no jugaba. Pero bueno; tras quedar fuera del Mundial me di cuenta de que si quería ser jugador de selección tenía que iniciar mi camino como defensor central.
31 –Te salió bien: fuiste a los dos Mundiales siguientes.
–Así es, pero no me resultó fácil. En Bayern arranqué en el banco y recién jugué de titular las últimas 4 fechas. Terminamos 4° y después de 14 años no clasificamos a la Champions. Despidieron a 12 jugadores, pensé que sería uno más, pero la dirigencia me frenó: "Martín se queda, queremos que forme la dupla central con Lucio la próxima temporada". Y la 2007/08 fui elegido el mejor jugador de la Bundesliga. Enseguida Basile me llamó para la Selección para un amistoso contra Australia: ganamos 1-0 y metí el gol. Redondito.
32 –¿Te tiemblan las piernas en una final de Champions?
–En los días previos hay muchos nervios y querés que llegue el momento, pero al entrar al vestuario y cambiarte con tus compañeros, al ponerte esa indumentaria que para mí siempre fue la más preciosa, la del futbolista, y salir a hacer la entrada en calor, ya se te van.
33 –¿Te duele todavía haber perdido esa final con el Inter en la que Milito te sacó a pasear en los goles?
–Por supuesto que me duele: no sabía si iba a tener la chance de disputar otra. Y de hecho no la tuve. En el 1-0, Diego me ganó, pero en el 2-0 dejó pagando a otro (van Buyten), así que esa no me la cuentes a mí (risas). Nunca lo dije para no usarlo de excusa pero 10 días antes de esa final debí operarme de hemorroides. Tuve una infección, se complicó y recién pude trotar 3 días antes de la final. Había perdido 3 kilos. Pensé que sería descartado pero van Gaal me puso igual.
34 –¿Te asustaste cuando te fracturaste la mandíbula en 2010?
–Fue en un Alemania-Argentina, cerca del Mundial, y dentro de la desgracia tuve la suerte de que me pasara en Munich y que el doctor de la Selección Alemana era el mismo que el del Bayern. Me llevaron en ambulancia al hospital y me operaron esa misma noche, porque el ojo corría peligro. Tuve cinco fracturas en total. Estaba dolorido y asustado: ya me había perdido el Mundial 2006 y no quería ni pensar en perderme otro.
35 –¿Ballack no te pidió disculpas?
–No, incluso escuché que le pedía al árbitro que me levantara, que estaba haciendo teatro. Con Ballack habíamos sido compañeros tres años en el Bayern y nos cambiábamos al lado en el vestuario. Con el tiempo me dijo que me había mandado un mensaje pero que el teléfono era erróneo, o algo así. No le tengo rencor, pero yo no habría obrado de la misma manera.
36 –¿Te quedaron secuelas?
–Después de la operación estaba fulero (risas), mi papá me vio por fotos y se asustó. Perdí la sensibilidad del lado derecho de la cara, donde están los nervios que van al ojo, a la nariz y a la boca, y pensé que era para siempre, pero a los 8 meses la recuperé. Hoy sigo con las 5 placas de metal, una de ellas en el vértice del ojo, y cuando juego con mis hijos y chocamos en ese lugar, a mí me duele y les hago doler a ellos. Es un metal.
37 –¿Qué es más difícil: ganar la Libertadores o la Champions?
–Uffff, las dos son difíciles pero en contextos diferentes. El otro día veía Racing-Boca y es imposible: protestaba el Mellizo, su hermano, el otro ayudante, los jugadores… Durante el partido, en el entretiempo y al final van todos a apretar al árbitro. Somos patoteros y no aceptamos una decisión. Honestamente da asco. La Champions es hermosa, también hay errores y aciertos arbitrales pero no se vive discutiendo los 90 minutos.
38 –¿Por qué hiciste una pretemporada con el Atlético de Madrid y te fuiste sin jugar?
–Cuando se desbarrancó el Málaga en 2013 y se cayó una chance de volver a River, el Cholo me invitó a sumarme al Aleti. Hice la pretemporada y faltando 15 días para cerrar el mercado, se contactaron del City para ver qué chances tenía de salir. Me pedía Pellegrini, que me había tenido en River y en Málaga. Me había entrenado con muchísimas ganas, vivido 45 días muy intensos en Madrid, el Cholo así te lo transmite, un cuerpo técnico que roza la excelencia.
39 –¿Te fuiste porque te pidió Pellegrini?
–No me ausenté ni a una sola práctica, el Cholo estaba super contento conmigo, pero arrancaba detrás de Miranda y Godín. Si iba a la Premier y demostraba estar bien en una liga con delanteros gigantes, tendría más chances de llegar al Mundial. Y eso pasó: en el City fui titular, campeón, anduve muy bien y entré al Mundial sobre la hora.
40 –¿Se enojó el Cholo?
–El presidente del Atlético no abría las negociaciones, así que tuve que encarar al Cholo. Difícil, con todo lo que te impone. Era el arranque de la temporada y jugábamos la Supercopa con el Barcelona, era imposible hablarle, pero se cerraba el libro de pases, así que le pedí una reunión. Nos encerramos con el Cholo y Burgos en el vestuario, tras el 1-1 de la ida, y nos dijimos lo que había que decirse. Al Cholo no le gustó, había apostado por mí, pero con el tiempo nos cruzamos en los pasillos de La Rosaleda (estadio del Málaga) y nos dimos un abrazo. Y luego en algún avión nos vimos y lo mismo.
41 –¿Cuándo decidiste que no iba más el pelo largo?
–En el frío de Inglaterra me quedaba mucho tiempo secándome el pelo para no resfriarme. Estaba cansado de eso. Y cuando entré a la lista del 2014, si quería ser uno de los referentes, sentí que debí haber un cambio.
42 –¿Te acordás de la primera arenga de Messi como capitán de la Selección, ante Grecia, en el Mundial 2010?
–Leo viene de un club donde la arenga no forma parte de su filosofía. En Barcelona habla el entrenador en la semana y salen a jugar sin tener que pegar esos gritos que pegamos nosotros. Cuando Paolorroso, el PF de Martino, pegó un par de gritos apenas llegaron a Barcelona, lo agarró Piqué y le dijo: "Perdón, Profe, pero esto acá no va". Leo nunca fue de pegar gritos. "Vamos muchachos", por ahí decía en su tono. Román era igual: jamás hablaba en la manga, no le gustaba vender humo, después en la cancha te marcaba todo.
43 –¿En el Bayern cómo era?
–Hablaba el entrenador y escuchábamos callados; sabíamos lo que había que hacer. Con van Bommel capitán y yo subcapitán, nos abrazábamos todos antes de empezar los partidos. Nos mirábamos y a la cuenta de 3, decíamos: "Patapim patapum patapam", ja, ja, ja, esa era nuestra arenga, una boludez gigante, y parecía que decíamos algo importante. Así ganamos un montón de títulos y llegamos a la final de la Champions. ¡Cómo nos reíamos!
44 –¿Qué se siente meter un gol en un Mundial?
–Meter un gol es único, más para un jugador como yo que metía tan pocos. ¡Imaginate en la Selección y en un Mundial! Es el sueño de tu vida. A mí se me dio en circunstancias especiales. En principio, venía de cometer un error que terminó en gol del rival (Corea) en el partido anterior. Hay técnicos que te sacan si cometés un error, pero Diego confió en mi personalidad y me ratificó. Después, yo sabía que iba a estar en la cancha Adrián (De Vicente). Me dijo el sector y traté de localizarlo en la entrada en calor, pero fue imposible.
45 –¿Lo viste en el festejo del gol?
–Pará, pará. Por sorpresa cayeron Bruno y Pepo, grandes amigos de mi pueblo que habían ahorrado durante dos años para ir a Sudáfrica, sin saber si yo iba a estar. Llegaron para ese partido contra Grecia; me enteré dos días antes. ¿Podés creer que meto el 1-0, salgo corriendo para el córner y de golpe los veo de frente en la tribuna a ellos dos? Fue un momento mágico, único. Te lo cuento y se me pone la piel de gallina.
46 –¿Liga española, alemana o inglesa?
–En la española prevalece más el toque, la pelota, la elaboración. La Premier es la más pareja: el primero baja la intensidad contra el último, y pierde. Alemania es única en infraestructura y organización: juegan dos equipos ya descendidos y la gente igual llena el estadio.
47 –¿Te costó convivir con nuestros verdugos de tantos Mundiales?
–El alemán es muy respetuoso pero en 2010, como era el subcapitán y cara visible del grupo, al perder 4-0 sentí que ese resultado me quitaba autoridad frente al grupo. Ese 4-0 y mis problemas con van Gaal terminaron determinando mi salida del Bayern.
48 –¿Agarraste algún hábito alemán?
–Alemania me terminó de formar como jugador y como persona, estuve 8 años. Agarré hábitos, pero no las salchichas y la cerveza en el desayuno, sino la organización y la puntualidad. En Alemania entendí que no hay éxito sin disciplina. La disciplina, para mí, es la base de todo, y eso se lo he transmitido a mis hijos.
49 –¿Sos un cordobés trucho, que no tenés tonada?
–Ja, ja, Justiniano está cerca de Santa Fe, será por eso, aunque es curioso porque mis primos son de Bell Ville, a 30 kilómetros, y es increíble la tonada cordobesa que tienen.
50 –¿Cuál es el ABC del defensor central y del 5?
–Agresividad para marcar, anticipación y precisión son 3 atributos básicos para un central. Como cinco es importante la visión periférica, es una posición muy estratégica. En el medio estás más en contacto con la pelota y tenés mucha influencia en las dos áreas.
51 –¿El mejor DT que tuviste?
–De todos aprendés. El más importante fue Manuel Pellegrini, lo tuve 7 años entre River, Málaga y el City. Es el prototipo de entrenador que me gustaría ser. Otro al que le estoy cien por ciento agradecido es un entrenador que en medio de las tormentas y refucilos te decía: "Ahora sale el sol". Y el sol salía, nomás (risas). Ramón Díaz. Tuve muchos muy buenos.
52 –¿Y el peor?
–No, eso no. Sí te digo que hay un entrenador de la putísima madre pero que está completamente loco: van Gaal. Tiene un trato desmedido a veces. Te cuento dos anécdotas. En un partido ganábamos 3-0 el PT y entró al vestuario pateando la puerta, los bolsos, no paraba de gritarnos "¡Fueron un desastre!". Como subcapitán lo frené: "Pare de insultar, un poco de respeto". En el ST anduve mal, y al otro día me vino a decir que yo había jugado mal porque me había desequilibrado emocionalmente. "No se meta más", me dijo.
53 –¿La segunda?
–Si estabas afuera tres semanas por un desgarro, necesitabas otras tres semanas de entrenamientos antes de volver a jugar. Eso creía él. Me operé del tobillo, volví a jugar en la Selección y van Gaal no me ponía en el equipo. "Te queda tiempo en la fila", me decía. Yo andaba con una cara de traste... Un día, en un titulares contra suplentes, con él de árbitro, el arquero me la pasó, di dos pasos y le apunté a la cara con un pelotazo. Le pasó al lado. Se hizo un silencio tremendo. "Les pido a todos que a partir de ahora nadie se la dé más a Demichelis", dijo. Terminamos discutiendo en el vestuario.
54 –¿Volviste a cruzártelo?
–Antes de la semifinal del Mundial 2014, él era el DT de Holanda y lo saludé. Lo mismo a Pekerman, antes de Argentina-Holanda en Frankfurt. No soy rencoroso.
55 –Los mejores amigos del fútbol.
–La persona más maravillosa que conocí en el fútbol fue Adrián de Vicente. Las pensiones me dejaron grandísimos amigos: Fer Cavenaghi, Poroto Lux, Javier Gandolfi. Soy amigo de Coudet y en el exterior hice gran amistad con Roque Santa Cruz, Enzo Maresca y Willy Caballero.
56 –¿Te agarraste a piñas con algún compañero?
–Una vez discutimos con Lucio en pleno partido, me quiso decir que mire para adelante y me agarró de la cara. Fue la última jugada del PT así que apenas pitó el árbitro salí para el vestuario. Quería entrar primero y esperarlo ahí. Lucio jamás imaginó que lo iba agredir, y cuando se acercó, pasó lo que tenía que pasar: le metí una trompada. Se metieron a separar y llegó a tirarme una patada de karateca que me la dio en el hombro. Desencajado, pude soltarme y fui con todo pero me hicieron un tacle, me tiraron al piso y me inmovilizaron con una fuerza brutal. Cuando entré en uso de razón, vi que el que me había tumbado y tenía encima era Klinsmann, el entrenador (risas).
57 –¿Cómo recompusieron?
–Como dos profesionales jugamos el ST y al otro día nos pedimos disculpas delante del grupo y seguimos teniendo una gran relación sin rencores.
58 –¿Alguna vez fuiste a lastimar?
–Nunca fui a romper a alguien, pero sí iba fuerte siempre, incluso recién operado del tobillo y de la cara. Y lo hice sin miedo. Al llegar a Alemania jugaba con las mañas de nuestro fútbol: empujones, tirones de pelo, escupitajos, codazos, esas cosas típicas de la pelota parada en Argentina. Las tuve que dejar de utilizar al cuarto partido.
59 –Un delantero mala leche.
–Los duelos más sucios que me tocaron fueron contra Uruguay por Eliminatorias. No digo mala leche, pero Luis Suárez me resultaba insoportable. El tipo te mete, te choca, usa los brazos, el culo, no para de presionarte, pero apenas lo tocás se tira, grita y da tres vueltas en el piso (risas).
60 –¿El rival que te volvió más loco?
–En mis dos posiciones te suele tocar bailar con la más fea. Me costó jugar contra el Barcelona en el Camp Nou, no le podíamos sacar la pelota. Sin contar al extraterrestre (Messi), el que me hizo pasarla peor fue Ronaldinho.
61 –¿Qué relación tenés con Messi?
–Los dos empezamos a ir a la Selección casi al mismo tiempo, en 2005, y compartimos muchos momentos. Me considero uno de los 10 o 12 amigos que Leo hizo en la Selección durante tantos años, fui a su casamiento, pero nunca quise abusar de esa relación, porque soy muy vergonzoso, y por eso no suelo escribirle para saludarlo o felicitarlo.
62 –¿Vos le recomendaste tu nutricionista?
–Se dio porque Leo estaba cansado de los vómitos y la diarrea. Es difícil aconsejar a alguien con tantos dones y cambiarle hábitos de alimentación, pero la grandeza de Leo reside también en que está abierto a reinventarse. Por suerte lo consultó y empezó con una desintoxicación que enseguida le sacó esos síntomas.
63 –¿Sabías que Cyterzpiler estaba tan mal para terminar suicidándose?
–Sabíamos, sí. Estuvo rodeado hasta última instancia con la gente que trabajaba con él, los médicos no lo dejaban solo. Unos 20 días antes de suicidarse viajó a Europa, pasó por Málaga y almorzamos, no en casa, porque no quería que Eva lo viera así. Lo noté muy mal. Hoy, atando cabos, creo que Jorge ya sabía lo que iba a hacer y ese almuerzo fue como una despedida. Cuando volví a casa, mi mujer me preguntó cómo me había ido y le dije que lo había notado muy mal y que temía que se suicidara, aunque nunca pensás que va a pasar.
64 –¿Cómo fue el accidente en el que murió tu papá?
–Viajaba desde Justiniano a Buenos Aires para buscar a mi hermana Georgina que llegaba a Ezeiza. Hacía poco se había hecho la autopista Rosario-Córdoba y en un trayecto de 5 km se juntaba el agua, ya habían ocurrido otros accidentes. Llovía mucho, el auto hizo aquaplaning y chocó contra el guard rail, con tanta mala suerte que fue en la parte trasera derecha, donde estaba el tanque de nafta. Se prendió fuego y mi viejo y su pareja se incineraron al instante. Si no hubiera habido guard rail, quizás se iba a la banquina, daba un par de tumbos y terminaba con heridas.
65 –¿Estas cosas que te pasaron cambiaron tu manera de encarar la vida?
–Mi mujer tiene a sus padres vivos y muchas veces, cuando se hace problemas por otras cosas, le hago ver cuáles son los problemas que no tienen solución. Es una lección que me dio la vida. Perder a mí madre a los 14, a mi padre y a mi hermano de la vida por accidentes, quizás me hicieron más duro, más tosco, y a la vez me hacen abrazar a mis hijos todos los días y decirles que los amo.
66 –¿Estuviste cerca de volver a River en algún momento?
–Un par de veces. A mediados de 2013 se derrumbó el Málaga y quedé libre. Ya sin padre ni madre sentí que debía volver al país para estar cerca de mis hermanas. Ramón me quería, me junté con Emiliano y con Diego Turnes, el vice. Al día siguiente me encontré con Passarella en un restaurante, de casualidad. Fui a saludarlo y sus palabras y gestos fueron patéticos. Ni se paró, no sabía dónde jugaba y empezó a tartamudear. Yo venía de hacer una gran Champions con el Málaga, me llamaban presidentes de distintos clubes y Passarella no demostró un mínimo interés. Ni siquiera supo saludarme. Me dolió mucho: era volver al club del que soy hincha y además estaba convencido de que con Ramón, River iba a salir campeón otra vez.
67 –¿Las otras?
–En 2015 River vendió a Funes Mori, llegó Otamendi al City y se instaló en la prensa que volvía a River. Pellegrini no quería largarme pero lo convencí y me ilusioné. La realidad es que Marcelo (Gallardo) nunca me había pedido, y optó por revalorizar a un chico de la casa como Balanta. A fin de año, al no recuperarse Balanta, ahí sí me pidieron, pero el City ya no me largaba porque Kompany y Mangalá estaban lesionados. En 2016 fue la última: terminé con el City, me vine a Málaga y otra vez debí hacerme una pequeña cirugía que me demandó más tiempo del imaginado. En ese interín me llamó Enzo (Francescoli) cuando bocharon la revisión médica de Lollo. "Voy nadando, Enzo, pero me acabo de operar, espero estar trotando en 2 o 3 semanas", le dije, pero necesitaban un central para arrancar la pretemporada.
68 –¿Hablaste con Gallardo en algún momento?
–En ese entonces, no. Lo conocía de cuando pasó por el City a ver entrenamientos, unos meses antes de asumir como DT de River. Ahí charlamos. El año pasado me acerqué a conocer el predio de Ezeiza renovado, con Fer Cavenaghi, y nos dedicó una hora para hablar de fútbol mientras tomábamos unos mates. Nos atendió muy bien, así que más que agradecido.
69 –¿Ves un favorito para esta final entre River y Boca?
–En estos casos no cuenta cómo llega cada uno, para mí de arranque es un 50 y 50. Luego, no hay que ser hipócrita y dejar de aceptar que Boca tiene un plantel con más opciones y posibilidades, sobre todo en ofensiva, y que River tiene lesionados y más amonestados. Estamos ante una pequeña desventaja, aunque eso no le asegura a Boca un triunfo, porque sólo los que entran sabrán si pueden controlar o no las emociones. ¿La ausencia de Gallardo? Marcelo es muy importante en este plantel, por algo hizo lo que hizo en Porto Alegre: sintió esa necesidad de estar con sus futbolistas, como también sintió la necesidad de los jugadores para con él, pero está rodeado de un equipo de colaboradores muy buenos y es tan inteligente y capaz que le buscará la vuelta a este pequeño problema.
70 –¿Con quién vas a ver los partidos, hiciste apuestas?
–Me encantaría poder ir al Monumental como un hincha más, pero no es sencillo, estamos en época escolar. Acá siempre me invita la Filial de River en Málaga, pero prefiero verlo tranquilo con mi familia en casa. Lo más loco es que me escriben amigos y familiares, conocidos que por ahí no veo hace mucho tiempo, pidiéndome entradas. ¡Pero no sólo para el Monumental, sino también para la Bombonera, como si yo pudiera conseguir! Lo que está al límite es el grupo familiar de whatsapp. Ahí hay primos de River y de Boca, y hay que tener cuidado con lo que se escribe, porque cualquier palabra de más puede acarrear que terminemos todos peleados. Nos estamos respetando, por suerte. Y es un tema que me preocupa en general, porque como sociedad no aceptamos la derrota. Desde la cuna no aceptamos ser segundos y mucho menos ser cargados por algo, así que espero que predomine la cordura, pero me preocupa, realmente.
71 –¿Cómo se dio el final de tu carrera?
–Después de un semestre en el Espanyol, donde tuve cortocircuitos con Quique Sánchez Flores, el técnico que me había pedido pero que después se enojó porque Bauza me llamaba a la Selección y no podía contar conmigo, terminé rescindiendo. Era enero del 2017 y sentí que había terminado mi carrera. A los 10 días me llamó el director deportivo del Málaga, pidiéndome que le diera una mano. Llevaba 20 días sin entrenar, pero me puse a punto y arranqué. Jugué dos meses hasta que cometí un error en un pase, nos empataron, entré al vestuario y le dije a Michel: "No juego más, se acabó".
72 –¿Por un error de pase?
–Cuanto más grande sos, más intolerante te hacés a tus errores. En mi caso, siempre me castigué mucho y en ese momento sentí que no tenía la agresividad mental ni física para seguir siendo un defensor. Me insistió Michel y seguí hasta el fin de la temporada, jugando pocos minutos pero acompañando al grupo.
73 –¿En qué pensabas cuando te largaste a llorar en el anuncio de tu retiro?
–El día anterior había mirado por youtube algunas despedidas para tener idea qué decir, y me metí en la de Puyol, una persona a la que admiré siempre por su carrera y por sus modales, y cuando vi que un tipo tan fuerte ya lloraba al minuto de hablar, dejé de mirar. Me emocionó ver a todo el plantel allí en un día libre, a Michel, a mi mujer y mis hijos, y encima fue justo una semana después del suicidio de Jorge, mi único representante en 20 años. Fue muy fuerte. Siempre fui duro dentro de la cancha, con un umbral al dolor muy alto, pero soy sensible y he vivido cosas difíciles, por eso me llené de emoción, además de porque dejaba de hacer algo que amé y sigo amando.
74 –¿Desde cuándo sos embajador del Bayern Munich?
–Al día de anunciar mi retiro, me llamaron para abrirme las puertas del club. El primer año no pude, porque fui al Málaga, pero al siguiente empecé a viajar con el Bayern a partidos de Champions y a diferentes eventos, como la Oktoberfest, o a las giras de pretemporada. En la última, en Estados Unidos, estuvimos con Matthäus y Giovane Elber. El Bayern tiene una visión diferente, le da mucha importancia a los sponsors, a los fans, al marketing... Hace un par de años había 3 mil personas con la camiseta de Bayern en estos partidos en EE.UU; esta vez había entre 20 y 25 mil.
75 –¿Qué hacés vos?
–Me dan un lugar super importante. Acompaño a toda hora al presidente, al vice y a la cúpula mayor del club en almuerzos, reuniones y eventos con los fans. Son un verdadero ejército. Para una semana de pretemporada en EE.UU viajamos en un avión privado con 250 empleados del club. ¡¡250!! Es una organización que no deja de sorprenderme. En el aeropuerto nos esperaba el autobús del primer equipo y 20 camionetas Audi Q7, para que te des una ida.
76 –¿Por qué te eligieron a vos?
–Estuve casi 8 años en el club mostrando una gran fidelidad, más allá de los 11 títulos. En 2010 perdí mi puesto, y a pesar de que me quedaba un año y medio de contrato, me fui a ganar menos de la mitad de dinero al Málaga. Hoeness y Rummenigge me decían: "Quedate, sos una bandera del club". Y les contesté que no podía depender de la lesión de un compañero o de que al equipo le fuera mal para jugar. Con esos gestos, notaban mi fidelidad al club. No me pude despedir en la cancha pero en el primer partido que el Bayern jugó de local pusieron una bandera muy linda que decía "Gracias, Micho". Fueron los mejores años de mi carrera y notaron que siempre dejé todo, aun lesionado, como cuando me fracturaron la mandíbula.
77 –¿Bayern tiene mucho respeto por el pasado, no?
–Totalmente. En Bayern, el jugador retirado es igual de respetado que el activo. En mi época de jugador, el club estaba comandado por 11 exjugadores en diferentes áreas, siempre decían que eran un equipo. Esto no significa que cualquier exjugador puede llevar un club adelante, ojo. Los tipos estudiaron. Da placer ver a mitos vivientes del fútbol haberse capacitado para llevar adelante su área hasta el grado de la excelencia.
78 –Te vi en la última Oktoberfest, ¿les podés seguir el ritmo a los alemanes con la cerveza?
–Imposible. Nunca me gustó el alcohol, de hecho tomé cerveza por primera vez en la Oktoberfest, cuando jugaba en el Bayern. Me sigue sorprendiendo llegar a un aeropuerto en Alemania y que a las 7 de la mañana estén comiendo salchichas y tomando cerveza. Pero no con un vaso chico, eh, sino con uno de un litro. Ellos toman cerveza como nosotros mate. Felix Magath, el entrenador más duro que tuve en toda mi carrera, nos hacía concentrar el día previo a los partidos: a las 7.15 era la cena y de 9 a 9.30 era obligación encontrarnos en el bar del hotel para tomar una cerveza. Era el digestivo, el momento para aflojar la tensión. Con Zé Roberto, Lucio y otros latinos nos pedíamos un té o un capuchino.
79 –No me digas que seguís sin tomar alcohol.
–Llegué a Múnich a los 22 años con cero cultura alcohólica, no tomaba nada. Ahí conocí a un cordobés, Carlitos Gandini, que me dijo: "Vamos a tomar un fernet". Así fueron mis comienzos, pero en mis últimos 5 años de carrera, que empecé con el nutricionista, no tomé ni una gota de alcohol. Ahora, ya retirado me doy mis gustos. En España, con el vino; cuando voy para Justiniano, todo fernet.
80 –¿Estás de acuerdo con que tu hija Lola, con 5 años, tenga un Instagram con 90 mil seguidores?
–Yo no tengo ninguna red social, y como futuro entrenador me molesta que hasta 5 minutos antes de salir al campo el jugador esté con el teléfono. Mi mujer lleva una carrera distinta y necesita el acercamiento con la gente. A Lola le divierte, tiene un carisma angelical. Le dicen de hacer una foto, se ríe y posa. Le gusta. Cuando fue a la tele, ahí se sintió incómoda.
81 –¿El "Bastian" de tu hijo es por Schweinsteiger?
–Mi mujer me dijo que siempre le había gustado el nombre Martín para un hijo, así que el primer nombre estaba decidido. Al nacer en Munich, Bastian nos parecía original. Con Schweinsteiger compartimos 8 años en el club, tengo una gran relación, pero no lo elegimos por él. Le decimos Basti.
82 –¿Pinta para futbolista?
–Tiene 9 años y le gusta mucho, aunque jamás le impuse nada. En Manchester jugaba en el barrio, es muy aficionado al entrenamiento, le encanta mirar partidos. No sé para qué le alcanzará, pero juega bien, ahora lo llevé a un club competitivo en Fuengirola. Juega de 5 y tiene mis características. Es una copia, hasta los mismos lunares, los mismos gestos y movimientos en la cancha. Es una lástima que mi mamá no lo haya podido ver.
83 –¿Nunca tuviste celos de estar casado con una modelo tan linda?
–Y... sí, ella dice que no soy celoso, yo digo que la procesión va por dentro, pero si por cada foto que sube o cada publicidad que hace me pusiera celoso, no podríamos estar juntos. Como hombre también tengo mi orgullo, eh, pero confío en ella y ella confía en mí.
84 –¿Coudet te llamó para que seas su ayudante de campo?
–Chacho es un gran amigo. Primero me llamó para que terminara mi carrera en Rosario Central y después para que lo acompañara como ayudante. Le estoy recontra agradecido, hubiese sido una experiencia extraordinaria, pero iba a ser mi tercera mudanza en un año y sacar otra vez a los chicos del colegio era difícil. Le pedí más tiempo.
85 –¿Estás haciendo el curso de entrenador?
–En Madrid hay una posibilidad para futbolistas de cierta trayectoria de un curso intensivo que dura un año. Lo hicieron Redondo, Solari, Leo Franco, Saviola… Tiene un cupo limitado para 25 personas y me dejaron afuera dos años seguidos. La persona que lo arma es de Madrid, parece que sólo considera a españoles o extranjeros amigos, así que no me quedó otra que ir por la vía lenta. Me queda un año y medio.
86 –¿Es muy estresante vivir en Marbella?
–Hicimos un grupo de amigos muy lindo, y el sur de España es encantador. Viví 8 años de frío en Munich y 3 años de lluvia en Manchester, así que imagínate cómo estoy acá. Además del buen clima, hay una seguridad y calidad de vida increíbles. Cuando empiece a trabajar como entrenador, veremos.
87 –¿Hay chances de que te sumes a una estructura de Selección en el predio de Marbella?
–Salió mi nombre, hubo un sondeo y nada más. Mi predisposición hacia la Selección es la mejor, y mucho más si es en un predio en la ciudad donde vivo.
88 –¿Te sorprendió la actuación de Argentina en Rusia?
–Por ser pasional como todo argentino, por ver la cantidad de gente que se movilizó y por tener al mejor del mundo, uno se aferró a que íbamos a poder, pero si hacías el análisis frío de cómo habíamos llegado a Rusia, a los ponchazos, lo lógico es que saliera como salió.
89 –¿Quién te gustaría que fuera el DT de la Selección?
–Cholo. O Gallardo. Pochettino está haciendo sus méritos y también me parecería bueno un posible retorno del Tata.
90 –¿Creés que Messi va a volver?
–Si queremos que Leo perdure en gran nivel a esta edad, hay que ayudarlo, y la verdad que estos partidos de fecha FIFA son contraproducentes. En mis últimos años, por caso, no tenía la misma resistencia ni fuerza, porque en las últimas pretemporadas me reincorporaba tarde. Una vez que fui por un amistoso a Australia, Klose me decía: "¡¿Vas a viajar hasta la otra punta del mundo por un amistoso?!". No lo entendía. Volviendo a Leo, estos partidos no le aportaban nada, porque si le metía 5 goles a Irak, hubieran dicho "Ah, se los hizo a Irak". Creo que Leo se va a reincorporar más adelante. Ojalá.
91 –¿Es difícil entrarle al Messi persona, cómo es?
–Leo es introvertido, pero en la intimidad suele hacer chistes, se divierte, es muy amigo de sus amigos. Creo que maduró al ser padre y se hizo más líder. Me saco el sombrero con Leo, porque más allá de todo lo que ganó, sigue manteniendo modales de grandeza, de gratitud, es 100 por ciento terrenal y muy humilde. Es imposible escucharlo en una entrevista hablando de sus goles, títulos y Balones de oro, es cero ostentador.
92 –¿Brasil 2014 te devolvió lo que te había quitado Alemania 2006?
–Fue la contracara. En 2006 estaba adentro y el Mundial se jugaba en el patio de mi casa. Para el 2014 me veía afuera porque llevaba casi 3 años sin ser convocado y porque en abril del 2014 Sabella había visitado jugadores en Europa, incluido Manchester, y a mí, nada. Sabía que salir campeón de Liga podría ejercer cierta presión, y esa última semana me terminó de meter en la lista. Disfruté todo desde el comienzo y sabía que por mi muy buen presente, Garay y Fede Fernández, los titulares, no tenían mucho margen de error. Terminé entrando en cuartos de final contra Bélgica, y no salí más.
93 –¿Veías chances de ganarle a Alemania en la previa de la final 2014?
–Siempre vimos posible el triunfo. El 7-1 de la semi no se podía tomar como medida. El día anterior a la final, nos quedamos charlando varios jugadores después de la práctica, sentados sobre unas pelotas. Leo estaba convencido de que les íbamos a generar situaciones de gol. No es común tener 3 chances tan claras en una final, y esas 3 no le quedaron a Rojo, a Zabaleta o a mí, sino a tipos que conviven con el gol, como el Pipa, Leo y Palacio. En el entretiempo de la prórroga llegamos agotados pero nuestras miradas eran convincentes, eran miradas de que no nos ganaban. No hubo miedo en la previa ni durante el partido. Nos faltó convertir. Estaba escrito que no era para nosotros.
94 –¿Pudiste dormir la noche previa?
–Como a casi todos me costó muchísimo. Estábamos con Maxi Rodríguez en la pieza: mirábamos el reloj y nos mirábamos nosotros, mirábamos el reloj y nos mirábamos nosotros. Y nada. Por un lado, los brasucas nos habían bombardeado el hotel, y por el otro tenés tantas ganas de jugar ese partido, que se hace imposible. Yo nunca tomé pastillas para dormir, entonces no quería probar esa noche, a ver si me despertaba medio bobo. Me habré dormido a las 4…
95 –También hubo problemas con las entradas para sus familiares, ¿no?
–Sí, ese tema tan argentino. Mirá: al minuto de ganar la final, todas las mujeres e hijos de los alemanes festejaban en el campo de juego y yo estoy seguro de que si hubiésemos ganado nosotros, mi mujer no hubiera llegado jamás hasta ahí. ¿Por qué? Porque a nosotros nos daban entradas dispersas, y más alejadas, me parece que no debería ser así. Aquella vez se hicieron las 11 de la noche y las entradas no estaban, y eso te genera una preocupación.
96 –¿Te reprochás algo en el gol de Goetze?
–Fue una jugada muy rápida, con Pablo (Zabaleta) nos conocíamos de memoria, éramos compañeros en el City, Masche no paraba de correr, y se dio que el máximo goleador en la historia de los mundiales, Miroslav Klose, no había generado nada de peligro. Pero entró en su reemplazo Goetze y nos embocó. Teníamos una defensa muy sólida, no nos habían metido ni un gol desde octavos y nos embocaron en la prórroga. No hay mucho para reprocharse, eso siento.
97 –¿Qué recordás de ese vestuario?
–Vi mucho más golpeado y avergonzado al vestuario del 2010, cuando perdimos 4-0. Acá nos entregamos hasta el final, no había qué reprocharse. Incluso noté peor el vestuario del año siguiente, en Chile, en la Copa América. Leo estaba muerto, destrozado.
98 –¿Qué hacés en un vestuario así: llorás en un rincón, tratás de consolar?
–Ahí sobran las palabras, no hay más que tocarnos la cabeza, chocar las manos, darnos un abrazo. Cada uno hace el duelo a su manera. Leo estaba triste como todos, pero como los cañones le apuntan siempre a él y se siente más responsable, estaba desbordado de tristeza.
99 –Vuelvo al comienzo y tanta amargura por lo que te pasó contra Bolivia se compensa con el recibimiento que te hicieron tras el Mundial, ¿o no?
–El pueblo fue siempre muy cálido conmigo. Cuando dieron la lista de 30 me fui a Justiniano 3 días antes de presentarme en la Selección y me hicieron un recibimiento brutal que me llenó de la energía positiva con la que iba a ser muy difícil no ir a Brasil. También me recibieron con una caravana en 2006, cuando Pekerman me dejó afuera. Y por supuesto, al volver de Brasil. A pesar de mi timidez, no me quedó otra que subirme a la autobomba y decir unas palabras.
100 –Tu día más feliz y tu día más triste en el fútbol.
–El más triste, ya te dije, fue con Bolivia. Durísimo. Ese día llegué a casa, y enseguida lo hizo mi representante. Y al otro día, sin avisar, se vino mi papá desde Justiniano con mi hermana, mis sobrinos, hasta mi abuela, que nunca había venido a Buenos Aires, el perro, todos (risas), sabían que estaba destruido. Y día más feliz no hay uno solo: cada título es sinónimo de felicidad, de lograr un objetivo. Después, por lo agónico y lo que significó, los penales contra Holanda en el Mundial me dieron una adrenalina única. Por último, ¿sabés qué es lo que me da más felicidad de mi carrera? Poder volver a Manchester, pasar por el Bayern, visitar el Málaga, recorrer la pensión de River o de Renato y darme un abrazo con la gente que está ahí. Eso es lo más lindo que me regaló el fútbol.
La ficha personal
- Nombre: Martín Gastón Demichelis
- Nacimiento: 20/12/1980, en Justiniano Posse (provincia de Córdoba).
- Edad: 37 años.
- Trayectoria: River Plate (2001-03); Bayern Munich (2003-10); Málaga (2010-13 y 2017); Atlético Madrid (2014-2014); Manchester City (2014-2016); Espanyol de Barcelona (2016-2017).
- Selección Nacional: Jugó 51 partidos (2 goles) entre 2005 y 2015.
- Títulos: 2 con River (Clausura 2002 y 2003), 11 con Bayern Munich (Bundesliga 2005/06/08/10, Copa de Liga 2004, Copa de Alemania 2005/06/08/10, Supercopa de Alemania 2010) y 3 con el Manchester City (Premier League 2014 y Copa de Liga 2014/16).
Más notas de Las 100 preguntas a...
Más leídas de Fútbol
Por la gloria. A qué hora juega Racing vs. Cruzeiro, por la final de la Copa Sudamericana 2024
Enzo Fernández, en llamas. Asistencia, gol y un llamativo festejo del volante argentino de Chelsea: ¿a quién se lo dedicó?
Fecha 24. A qué hora juega Huracán vs. Boca Juniors, por la Liga Profesional 2024
Histórico. Racing vs. Cruzeiro: resumen, goles y resultado de la final de la Copa Sudamericana 2024