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Las 100 preguntas a José Sand: “El mejor técnico de mi carrera fue Almirón, y el peor, Falcioni”
1– ¿Quién es José Gustavo Sand?
Un chico normal, tranquilo, que trata de estar siempre en Bella Vista, Corrientes, con su familia, amigos y con los caballos. No suelo salir de ese círculo.
2– Apodo de pibe.
Mono… porque era más negrito que ahora (risas) y porque andaba trepándome por los árboles, por los muros, me metía en todos lados. Vivíamos en el Barrio Norte, Bella Vista, era calle de arena, siempre estaba en la casa de los vecinos jugando al fútbol, me escapaba de mi mamá, andaba descalzo de acá para allá. Después, cuando tenía que jugar en el campo por la vaquillona, o en la primera de Barrio Norte por la liga local, me ponía los botines que me compraba mi papá. También me decían Oreja, ya te habrás dado cuenta por qué, y en Corrientes algunos hoy me llaman Joselo.
3– ¿De quién eras hincha de chico y quién era tu ídolo?
De Boca . Raúl, mi viejo, que fue arquero, era muy fanático de Boca y cada vez que me preguntaban de quién era hincha, me miraba fijo, y yo no podía decir otra cosa que Boca. Me hice de Boca nomás, porque siempre admiré mucho a mi viejo, para mí fue todo. Mi ídolo era Batistuta , me levantaba temprano para ver sus partidos en la Fiorentina. Lástima que heredé muy poco de él (risas). Me llamaba la atención la potencia de su pegada y la fortaleza mental. El tipo insistía e insistía todo el partido.
4– ¿Pudiste conocerlo en persona?
Estando en las inferiores de River , cuando la Selección de Passarella se entrenaba en el Monumental, pude conocerlo. También fui alcanzapelotas en partidos de eliminatorias, recuerdo un 3-1 a Bolivia. Le pedía autógrafos y le conté que tenía todos sus recortes en mi habitación y hasta una estatua.
5– ¿Se mantiene ese sentimiento de hincha con los años?
Se pierde, yo hoy soy hincha de Lanús . Cuando con 14 años entré a las inferiores de River, al principio todavía sentía cosas por Boca, después ya no; siempre le metí goles en distintas categorías y me olvidé. En la pensión del club nos cuidaba Rodolfo Talamonti, el histórico ayudante de Labruna, una persona a la que quiero mucho. Tala sabía que era de Boca y me decía: "Ojo con lo que hacés, ojo con lo que decís", estaba atento…
6– ¿Trabajaste?
Mi viejo era citricultor, tenían quintas de limón, naranja y mandarina, y lo ayudaba levantando los cajones o iba a la fábrica a descargar, cortaba el pasto… Trabajé mucho, pero me gustaba, estaba chocho de andar todo el día con mi viejo y además me ganaba unos pesitos. Tengo dos hermanos, Raúl César y Darío Ignacio, pero los dos son menores que yo. Mi viejo también me enseñó a manejar a los 11 años para que lo ayudara a llevar los cítricos.
7– ¡¿Manejabas a los 11 años!?
Sí, sí, eso es común en los pueblos. Una vuelta choqué dos veces el mismo día. Primero me la dio uno de atrás al cruzar una calle de doble mano y volaron mis compañeros que iban en la cabina. Uno se golpeó la cabeza y me asusté porque no reaccionaba, entonces fui rajando al hospital, justo era Año Nuevo, y entre el apuro y la desesperación me apareció un Citröen y lo di vuelta. Seguí hacia el hospital para llevar a mi amigo, se puede decir que me di a la fuga, y cuando lo dejé, al rato cayó mi viejo y la policía. Por suerte mi amigo salió bien del hospital, y ahí mi viejo le dijo a uno de los policías: "Llévenlo preso" (risas), y quedé todo el día adentro. El resto del verano me tuve que ocupar de arreglar la camioneta. Tenía 14 años.
8– ¿En River trabajaste?
A los chicos de la pensión nos daban alguna tarea, para ocupar el tiempo y también para que tuviéramos unos mangos. Nos daban 400 pesos, creo, era buena plata. Yo sacaba fotos a las personas que venían a hacerse socios del club, también trabajé en la oficina de presidencia, hacíamos un poco de cadetes, llevar cartas a otros clubes. Nos tomábamos colectivos, salvo cuando era muy muy lejos y la secretaria estaba de buen humor, ahí quizá nos mandaban en remise. Lo hacía con Alesio Tagliaferri. También en esa época, de mi camada estaban en la pensión Demichelis , Guille Pereyra, Costanzo… Trabajaba en el club, vivía en la pensión y estudiaba en el Instituto, pero llegué hasta tercer año, dejé ahí.
9– ¿Qué es Bella Vista?
Para mí es todo, amo mi ciudad. Es donde me crié, donde pasé momentos lindos, pocos pero lindos, era libre, jugaba al fútbol con mis amigos. Cada vez que puedo voy para allá, y cuando termine mi carrera, me instalaré allí. Todavía no sé a qué me dedicaré. Habrá que ver si formamos una dupla técnica con mi hermano Darío, que también se inició en River y hoy es arquero en Agropecuario, y ya hizo el curso de entrenador. Vamos a ver…
10– ¿Qué hacés cuando vas a Bella Vista?
Estoy todo el día en el campo con mi hermano. Hice un haras de cuarto de milla de carrera, entonces estamos ahí viendo cómo se entrenan los caballos, qué tienen, cómo nacen los potrillos, cómo están las madres. Mi hermano tiene idea, yo acompaño.
11– ¿Participaste en comparsas de carnaval?
A mí me gustaba bailar, una vez me invitaron pero mi viejo no me dejó, era muy machista, muy cerrado en esas cosas.
12– ¿Tenés hábitos correntinos?
Si tengo que escuchar chamamé, escucho, como bastante asado y tomo mucho mate. Duermo siesta, pero lo hago por mi trabajo, cuando estoy en Corrientes no soy de dormir.
13– ¿El gusto por el fútbol te llegó por tu viejo?
Claro. Mi viejo fue arquero en San Lorenzo , llegó a jugar dos partidos en la Primera, en 1971, cuando fue la huelga de futbolistas, y ya cuando tenía los cítricos venía mucho con los camiones a Buenos Aires, al Mercado Central, y siempre nos compraba botines y pelotas de regalo. Aparte, tenía cancha enfrente de casa y en la otra esquina estaba el equipo del barrio, así que era imposible que no jugara al fútbol.
14– Pero elegiste lo contrario a tu papá
Es que yo empecé de arquero como él, pero terminaba llorando casi siempre. Porque me hacían un par de goles, o porque me daba un golpe en la cabeza, o porque perdíamos. Lloraba de calentón, no me gustaba perder y ser el responsable, entonces un día mi vieja, Amancia del Carmen, le dijo a mi papá, que era el técnico: "Sacalo del arco, no puede dormir a la noche". Y mi viejo, que también me veía en los picados con amigos, y se daba cuenta de que tenía condiciones, me puso de 9.
15– Si no hubiera sido por tu mamá…
Fue clave mi vieja. Aunque me las rebuscaba en el arco, no tengo dudas de que como arquero no hubiera llegado a tener la carrera que tuve como delantero.
16– ¿Por qué tu viejo no siguió como futbolista?
El era arquero de la Reserva, jugó dos partidos en Primera, pero justo falleció su padre, y como estaban muy mal económicamente, la madre le pidió que volviera a Bella Vista a trabajar con el hermano. Y nunca más regresó.
17– Al menos pudo ver cumplido en vos el sueño que él no pudo alcanzar.
Lamentablemente no, porque falleció a los 44 años, muy joven, cuando yo estaba en la Octava en River, así que no me pudo ver jugar en Primera. Se hubiera puesto chocho, estoy seguro…
18– ¿De qué falleció?
Cáncer de huesos, fulminante: se lo detectaron en enero y en marzo se murió. Yo tenía 14 años, me enteré porque un día la encontré a mi mamá llorando en el baño, no me querían decir. Ya estaba en la pensión de River, y ese primer año traté de seguir mi vida normal, pero el año siguiente me costó horrores, me agarró una depre… lo extrañaba muchísimo.
19– ¿Pensaste en largar todo y volverte?
Sí, pero mi mamá no me dejó. Cada vez que pensé en largar el fútbol y volverme a Bella Vista, mi vieja me ponía los puntos. Pasó esa vez y también ya después de debutar en Primera, cuando me dejó libre Independiente Rivadavia de Mendoza. No había metido ni un gol, no me pagaron, volví a River y Gallego no me tenía en cuenta, no tenía ni casa donde ir. Me salvó mi coterráneo Pedro González, el ex wing de San Lorenzo y River: paré en su casa, me dio de comer. Ahí la llamé llorando: "Me voy, no quiero jugar más, todas las cosas me salen mal". Mi vieja no me dejó: "Te quedás ahí sí o sí, acá no me aparecés, te aguantas ahí como sea". Yo tenía 20 o 21 años, estaba en una edad para ponerme en rebelde, pero le hice caso. No sé cómo pero por suerte le hice caso.
20– O sea que tu vieja es doblemente clave: por sacarte del arco y por no dejar que abandones tu carrera.
Así es. También fue muy importante Pedro González, que había sido compañero de mi viejo en San Lorenzo, y fue el que me consiguió el contacto para probarme en River. Pedro se había hecho amigo de mi viejo y me bancó acá. En su momento, yo iba a ir a San Lorenzo pero Pedro les recomendó a mis viejos que eligiera River porque tenía la pensión y la escuela adentro del club.
21– ¿Llegaste a jugar en la Primera de tu ciudad?
A los 13 años empecé a jugar en la Primera de Barrio Norte, el club que estaba en la esquina de mi casa, en la liga local. Yo ya tenía el tamaño de ahora, era bravo jugar contra gente mayor, pero ya venía acostumbrado por esos campeonatos relámpagos que se hacían en el campo por la vaquillona. Se jugaba todo el domingo, por eliminación, tipo Copa Libertadores pero en un día (risas), partidos de 20 minutos, once contra once. Ganábamos y en la semana mataban la vaquillona y la comíamos entre todo el equipo el sábado. O hacíamos rifas y vendíamos.
22– ¿A River entraste de una?
Me tomaron la prueba José Curti y Jorge Busti a fin de año. A Busti le gusté de entrada; a Curti, más o menos: decía que usaba mucho el cuerpo, tenía dudas. Me citaron para un amistoso en enero. Fuimos a cancha de Ferro, ganamos 2-1, metí 2 goles y quedé. Mi primer año, en Novena, fue maravilloso: mi viejo viajaba con el camión y no se perdió un solo partido mío. Después se enfermó y se murió al año siguiente. Tengo una foto con él que llevo en mi bolsito a todos los partidos.
23– En River fuiste el goleador histórico de las Inferiores…
Así es. El primer año hice 30 goles, el segundo 29, el siguiente 33, y de golpe me subieron a Reserva y no la podía meter. Me bajaron a Quinta y metí 15 goles en 10 partidos, me volvieron a subir y otra vez un desastre, bajé a Cuarta y metí 10 goles en 10 partidos. Era algo increíble, como que me bloqueaba cuando me subían. La cabeza me funcionaba a veces bien y otras no tanto, nunca pensé que me iba a costar tanto, y eso me bajoneó mucho. Por eso me fueron prestando a distintos clubes, Colón, Independiente Rivadavia, Vitoria de Brasil, Defe y recién a los 23 años debuté en la Primera de River.
24– ¿Por qué no pudiste consolidarte en River?
Fallé yo, me faltó fortaleza mental. Después de todos esos préstamos debuté en River, contra Nueva Chicago en cancha de Vélez, primera fecha del Clausura 04: perdíamos 2-1, Astrada me metió faltando 20 minutos y empaté el partido. Fuimos campeones en ese Clausura 04, y yo quedé como segundo goleador del equipo detrás de Cavenaghi , y en el torneo siguiente, con la venta de Cavenaghi, pensé que iba a jugar, pero no arranqué jugando, me bajonee y me dejé estar. Me faltó más empuje. Y ya no la pude remontar. Igual, siempre estaré muy agradecido a Astrada y Hernán Díaz por darme la posibilidad. Aguilar e Israel nunca me quisieron, pero era más por culpa mía que por ellos, ahora que soy grande me doy cuenta.
El primer gol en River
BIO
- Nombre: José Gustavo Sand.Nacimiento: 17/7/1980 en Bella Vista (Corrientes).
- Inferiores: Barrio Norte (Bella Vista) y River Plate.
- Primera: Colón, Santa Fe (1999); Independiente Rivadavia, Mendoza (2000); Vitoria, Brasil (2001); Defensores de Belgrano (2002-03); River Plate (2004-05); Banfield (2005-06); Colón (2006-07); Lanús (2007-09); Al Ain, Emiratos Arabes (2009-11); Deportivo La Coruña, España (2011); Tijuana, México (2012); Racing Club (2012-13); Tigre (2013); Argentinos Juniors (2014); Boca Unidos de Corrientes (2014); Aldosivi (2015); Lanús (2016-17); Deportivo Cali, Colombia (2018); Lanús (desde 2019).
- Selección Nacional: 2 partidos (2008 y 2009).
- Títulos (6): Clausura 2004 (River); Supercopa de Emiratos Arabes (2010); Apertura 2007, Campeonato Primera División 2016, Copa del Bicentenario 2016 y Supercopa 2017 (Lanús).
- Hitos: Fue 4 veces máximo goleador de campeonatos locales (3 en Argentina, 1 en EAU) y máximo goleador de la Copa Libertadores 2017.
- En Lanús: 105 goles convertidos en 158 partidos. Está 3° en la historia del club, a 7 de Gilmar Villagran (112) y 15 de Luis Arrieta (120).
25– ¿Defensores de Belgrano fue el primer club donde explotaste?
Sí, a la vuelta del Vitoria, en River no me tenían en cuenta y me mandaron a Defe a préstamo. El primer año me fue mal, me lastimé la rodilla, River me iba a dejar libre y me salvó Mauro Conti, un dirigente de Defe. "Nosotros no te podemos pagar, pero le voy a decir a Aguilar que te preste 6 meses más; ahí ya si no andás, te van a dejar libre", me dijo. Por suerte Aguilar aceptó: armamos una gran sociedad con Gaby Pereyra, que me ayudó a meter un montón de goles, y terminé goleador.
26– ¿El goleador nace o se hace?
Las dos cosas. Yo me hice mucho trabajando, mirando, y todavía sigo aprendiendo, pero hay que traer algo. Con solo nacer y decir "ya está" no alcanza.
27 ¿En qué etapa sentís que aprendiste más?
Cuando maduré aprendí a estar más tranquilo, concentrado solamente en las cosas que debo hacer bien. Me quedaron los consejos de dos grandes goleadores. Uno, el colombiano Víctor Hugo Aristizábal, al que tuve de compañero en Vitoria. "Vos errás porque estás siempre mirando qué hacer para definir, tocala a un lado, no quieras gambetear, no quieras inventar nada, llegás mano a mano y un toque a cualquiera de los dos costados del arquero, y si lo agarrás caminando, mejor -me decía-, si te la ataja, no importa, la próxima la vas a meter". Hacía una de más, quería eludir al arquero o tirarla para arriba, y esas son variantes, pero tenía que hacer la simple para agarrar confianza.
Un tanto en Vitoria
28– ¿Quién fue el otro goleador?
Marcelo Salas, en River. Me insistía con que no me quedara quieto en el área, que entrara y saliera, entrara y saliera.
29– ¿Cuál es el abc del goleador, qué no le puede faltar?
Ubicación (terminante). Saber adónde ir, intuir dónde puede caer la pelota, cuando desborda un compañero, por ejemplo. Ahí le ganás un segundo al defensor, eso es lo primordial, estar siempre bien ubicado.
30– ¿Cuál creés que es tu mayor virtud, la que te llevó a tener esta carrera?
Sé jugar bien de espaldas, aguantar con el cuerpo, y después, la ubicación, como te decía. Fijate que es muy difícil que encuentres goles míos lindos, son casi todos de estar ahí en el área para empujarla, bien ubicado. Como dijo Bianchi , que algunos goles metió: "Todos valen uno" (risas).
31– ¿Tu principal defecto?
Me bajoneaba mucho cuando no metía goles. Me pasó cuando era joven y en algún otro momento de mi carrera. Me levantaba siempre bien para entrenar, con todo el empuje, me cuidaba, pero en cuanto agarraba una racha negativa entraba a jugar con miedo escénico, perdía la confianza. Toda esa laguna que tuve en River al principio, o en Racing ya de grande, era un problema de la cabeza. Entraba sin confianza, tímido, por ahí me escondía en ciertos momentos, y eso a un goleador no le puede pasar. Por eso fui a un psicólogo del deporte, ahora tengo esa concentración, no me importa si tengo un mal partido o dos porque sé que en cualquier momento estaré bien.
32– ¿En qué momento fuiste al psicólogo?
Después de Racing. Me ayudó muchísimo para estar más fuerte mentalmente: me hacía ver imágenes, trabajar en la concentración con ejercicios. Desde entonces sigo con él.
33– ¿Por qué, entre tantos festejos raros de goles, vos los celebrás apretando los puños?
Pasa que cuesta tanto hacer un gol que lo disfruto con más bronca que felicidad, apretando puños y dientes (risas). Igual, este año en el Cali, un compañero me insistió para meter un pasito de baile en el festejo y algo hicimos.
34– ¿Por qué empezó la bronca de los hinchas de River con vos?
Cuando fui con Lanús a jugar al Monumental, en 2007, me acerqué al banco a saludar a Passarella, que era el técnico, y me silbó la platea San Martín. Me sorprendió, porque no había declarado nada. Cuando jugaba en River también me silbaban, pero porque andaba mal, era algo obvio (risas). Esa tarde metí un gol y de bronca hice un gesto con la mano detrás de la oreja y luego un corte de manga. Ahí me hicieron la cruz.
35– ¿Al jugador lo agranda que la hinchada rival lo silbe?
A mí no me agranda ni me pone nervioso. Me suelen putear en varias canchas, pero la verdad es que no me afecta para nada, lo tomo como algo más. En la calle, igual, la gente de River me trata bien, es algo que queda en la cancha y listo.
36– ¿Sos un desagradecido con River, que te formó?
Para nada, si a mí me vendieron en River, algo de dinero le entró por mí. No tanto como por otros, pero algo entró.
37– ¿Se deben gritar los goles contra un ex club?
Los goles se tienen que gritar siempre, o casi, en realidad, salvo que sea un caso muy especial. Al único equipo que nunca le hubiera gritado un gol es a Lanús, porque tengo una historia muy fuerte con el club. Es una excepción. A Aldosivi , por ejemplo, le tengo un cariño enorme, porque me dio el empujón para volver a Lanús cuando parecía que se terminaba mi carrera, pero le metí gol y lo grité. No lo considero una falta de respeto, el cariño que le tengo a Aldosivi no pasa por gritarle o no un gol.
38– ¿Cómo explicás el 4-2 a River en la semi de la Libertadores 2017?
Cuando nos metieron el 2-0 la veía complicadísima, estábamos 3 goles abajo, pero pudimos descontar justo antes de terminar el primer tiempo, y ya en el vestuario hablamos el Laucha (Acosta), Jorge (Almirón) y yo. Dije: "No importa si perdemos 10-1, pero hay que salir a dar vuelta esto". Laucha también fue por ese lado, y el técnico ordenó un par de cosas. Volvimos bien, de buen ánimo, a jugar el segundo tiempo, pude empatar en la primera jugada y ahí el partido se planchó. Cuando Scocco se perdió el 3-2 en un mano a mano, ellos se quedaron, enseguida el Laucha metió el 3-2 y ahí sí vimos que se cayeron y que lo podíamos definir. Es algo que no va a pasar otra vez, más con un equipo grande del otro lado.
39– ¿Por qué no quisiste patear el penal del 4-2, si habitualmente los pateabas?
Esa noche había hecho todo bien, incluso dos goles, pero venía preocupado por los penales. Los practicábamos siempre en los entrenamientos y en esas dos semanas había errado todos los que había pateado, pero todos ¿eh? (risas) y por adentro me decía: "La puta que lo parió, si me toca un penal con River, ¿qué hago?". Podés errar un par, pero todos… es muy raro. Y este hijo de puta de Silva iba y los metía todos, es un buen pateador, entonces apenas nos dieron el penal, pensé: "Hice todo bien, no la voy a cagar justo ahora". Me acerqué a Silva y le dije: "Uru, mirá que vas a ir vos a patear, ¿eh?".
40– No le preguntaste, le ordenaste.
Le dije, pero quería ver qué me contestaba, cómo reaccionaba. "¿En serio, en serio?", me preguntó, y ahí me quedé tranquilo, porque lo vi contento y seguro. Si lo veía dudar, agarraba yo la pelota y lo pateaba.
41– Es raro que pase eso, en general se pelean por patearlo…
No quería hacer nada que nos perjudicara. Pensá que venía peleando para ser goleador de la Copa y meterle 3 goles a River en una semifinal de Libertadores iba a ser histórico, pero privó más mi sentido común, y que Silva venía mucho mejor en los penales que yo.
42– Hablando de penales, ¿cuánto te pesaron los 2 que te atajó Guillermo Sara el día de tu debut en Racing ante Rafaela?
Muchísimo. Fue muy duro para mí, me perjudicó demasiado. Era mi debut en Racing, en el Cilindro, y terminamos 1-1 por los dos penales que erré yo. Ese partido me marcó, al poco tiempo perdimos la final de la Copa Argentina con Boca y fui un desastre. Me recuperé con Independiente, metí mis únicos dos goles en Racing, y creí que podía levantar, pero ya me pesaba mucho el tema de la cabeza, no estar en Lanús, por eso valoro mucho a los Palermo, a los Batistuta, que tuvieron una cabeza fuerte muy especial.
43– ¿Antes de la final con Gremio creías que les ganaban o la veías muy difícil?
Las finales las habíamos jugado muy bien con ese Lanús de Almirón: veníamos de ganarle a San Lorenzo y Racing en 2016, a River la Supercopa en 2017, teníamos fe en que podíamos ganar la Copa. La veía 50 y 50 y en Brasil jugamos muy bien, nos falló la mentalidad en la revancha. Nos superó la situación, el marco, lo que había en juego, éramos perfectamente conscientes de que estábamos ante una situación histórica que muy difícilmente se volvería a repetir, con toda la ciudad detrás, y no pudimos controlarlo.
44– Vos no te quedaste a la premiación…
No quería que me vieran llorando y me fui derecho al vestuario. No me quedé a recibir la medalla, de hecho es el día de hoy que no la tengo, porque después la pedí y me dijeron que no había más.
45– ¿Qué hiciste en el vestuario?
Entré, me cambié la ropa, me fui al antidoping y ahí me quedé sentadito. Cuando volví, estaban los de Gremio festejando y en nuestro vestuario no quedaba casi nadie. Sentí un vacío en mi cuerpo, algo muy feo y me largué a llorar mal, a llorar y llorar. Se acercaron Marcone y el Laucha, los únicos que aún estaban, y me consolaron un poco y después mi vieja y mi mujer, que me esperaban afuera.
46– ¿Qué era lo que peor te ponía?
Ver a los de Gremio festejando y nuestro vestuario vacío fue una imagen muy fuerte para mí. Y aparte estaba muy mal, me quería morir, pasaron muchas cosas que a mí no me gustaron y que en ese momento nos perjudicaron.
47– ¿Qué cosas?
Algunas cosas que no me gustaron, cosas en general (risas), algo que va a quedar siempre para mí…
48– ¿Será que no ganaron la final porque era imposible que caminaras los más de 70 km hasta la virgen de Itatí?
Esa fue una promesa que hice pero no por ganar la Libertadores. La hice cuando estaba en Boca Unidos: le pedí muchas cosas a la Virgen, familiares y futbolísticas, así que voy a cumplir. Desde la rotonda de Corrientes hasta la basílica creo que son 73 km. Y la voy a cumplir sí o sí, solo que no quiero hacer el desgaste ahora que estoy jugando, pero ni bien termine mi carrera o tenga un tiempo más prolongado de descanso entre campeonatos, lo haré.
49– ¿Cuál es la receta para haber sido goleador de la Copa Libertadores a los 37 años?
Entrenar a la par de los chicos, hacer doble turno, y el cuidado personal en general. Después, debo decir que me tocó participar de un equipo que jugaba muy bien al fútbol y pude concretar las situaciones que ellos creaban. Y que en Lanús yo me siento con muchísima confianza, eso sirve mucho.
50– ¿Cómo era el Gallardo jugador con el que compartiste plantel en 2004?
Jugábamos al tenis en dobles, yo con Sambueza y él con Salas, apostábamos perfumes y les ganábamos casi siempre y se enojaban, nos dejaban de hablar, nos querían robar los puntos (risas), Gallardo es muy competitivo. Fue un gran referente del plantel ese año, lo recuerdo de ese modo, y no me olvido más de que tenía que infiltrarse la rodilla todos los partidos, porque no se curaba. Veía las inyecciones que le metían ahí mismo en el vestuario, le dormían la zona para que pudiera jugar, pero se le formaban unos moretones tremendos alrededor de la rodilla y yo por adentro pensaba: "¿Cómo puede jugar así?". Pero jugó así todo el año y salimos campeones, ¡increíble!
51– ¿Te sorprende que le vaya tan bien como DT?
La verdad que me sorprende, porque si bien Marcelo hablaba mucho en el grupo y era importante en la cancha, nunca pensé que iba a ser entrenador. Y tan exitoso, tan bueno…
52– Si tenés que elegir uno solo de los 4 títulos que ganaste con Lanús…
Es muy difícil… pero me quedo con el primero, el de Ramón (Cabrero), y con la Supercopa: ganarle 3-0 a River, a un River que perdió pocas finales, es fuerte.
53– ¿Qué significó Ramón Cabrero en tu vida?
Fue el único que me valoró siempre en Lanús, decía que era mucho más importante de lo que todos creían. "Si nosotros no teníamos a José en 2007 no salíamos campeones", solía repetir, y eso para mí es un orgullo tremendo, porque viene de uno de los máximos ídolos del club, si no el máximo. No pensó nunca en sacarme del equipo, eso a mí me marcó.
54– ¿Pudiste despedirte de él cuando ya estaba enfermo?
No, porque la familia no quería. Salimos a saludar el cortejo justo el día posterior a la victoria ante River, que teníamos que entrenarnos.
55– ¿Qué recordás de tus dos partidos en la Selección?
El primero fue en 2008, con Basile de técnico. Perdimos 1-0 contra el Chile de Bielsa en Santiago, Alfio me puso 20 minutos pero renunció después de esa derrota. Me quería morir. "Listo, se terminó acá", pensé. Al año siguiente me llamó Diego (Maradona) para un amistoso contra Panamá en cancha de Colón. Recuerdo que venía de meterle un gol a River y lo grité dando la vuelta delante de toda la popular de Lanús. "¡Qué ganas tenías de meterle un gol a River!", me dijo Diego. Fui titular esa noche con Panamá pero no la pude meter.
56– ¿Le llegaste a pedir alguna a Messi?
Me metió un pase en aquel partido en Chile, pateé de zurda, pero muy cerrado. Fue una locura compartir cancha con Messi, encima el día anterior me había sentado con él y con Agüero en la mesa de la concentración, hablamos de todo, muy bien los dos, la verdad.
57– ¿En Al Alain metiste un montón de goles, eran muy malos en ese momento?
No era fácil, fui el goleador del golfo ganándoles a muchos brasileños que eran figuras en ese momento. La verdad es que llegué a un buen equipo y estaba el chileno Jorge Valdivia, que me asistió muchísimo con su gran calidad.
58– La más loca que viviste ahí.
Que las mujeres entraran al mar vestidas de pies a cabeza con sus túnicas negras, mientras los tipos andaban en sunga, una locura eso (risas).
59– ¿Cómo evalúas tu experiencia europea en el Depor?
Me fue muy mal. Me complicó que mi hijo más grande tuviera neumonía y se fueran a la Argentina con mi mujer. Estuve mucho tiempo solo y eso me afectó.
60– ¿En Tijuana viste cosas raras?
Síiiii, me agarró más miedo en Tijuana que en Dubai. Allá se entrenaba muy temprano por el calor, yo llegaba a las 7 de la mañana y ya estaba el dueño del club, que salía a andar en caballo con 10 guardaespaldas, todos armados. Me chocó mucho. No vi muertos por las calles, pero mis compañeros decían que vieron a gente matando a otra, y ese tipo de cosas. Lo que no quería es que lo viera mi señora porque se me iba. Estuve un año y después tenía todo arreglado para volver a Lanús, pero terminé en Racing.
61– ¿Por qué?
Llamaron de Lanús un día y dijeron que no habían podido vender a Castillejos. Me quería morir, tenía todo arreglado, una gran ilusión, lo único que quería era jugar otra vez en Lanús. Me tenía que volver a Tijuana y de la bronca que me agarró firmé para Racing, donde estaba Luis (Zubeldía), que me conocía bien. Y la cagué. Actuar así, por calentura, no sirvió, porque mi cabeza estaba en Lanús.
62– El mejor insulto en una cancha.
"Aflojá con el chimichurri a los caballos", me gritaron, después del quilombo que tuve por la muerte de una yegua. Y uno en Racing, cuando hacía la entrada en calor. ¿Viste que ahí hacés un pique y volvés caminando para después hacer otro pique, no? Todo al costado del banco, con la gente de la platea muy cerca. Y cuando volvía caminando, una señora me gritó, bien clarito: "Dale, Sand, caminá, caminá y seguí caminando hasta la cancha de Lanús, chorro de mierda", ja, ja, ja, me reí, casi le contesto: "¡No sabés las ganas que tengo de ir hasta la cancha de Lanús".
63– Después de solo 2 goles en Racing, metiste 1 en Tigre, ninguno en Argentinos, ¿pensaste que se había apagado tu fuego goleador?
En 2014, después de Argentinos, no tenía más equipo, entonces pensé en ir a jugar mis últimos partidos a mi provincia. Me atreví a llamar a Alfredo Schweiser, el presidente de Boca Unidos, con el que jamás había hablado, y le dije: "Quiero ir a terminar mi carrera allá, no importa cuánto me paguen". El se lamentó de que lo llamara tarde, porque tenía el equipo armado, pero habló con el gobernador y pude ir.
64– No arrancaste bien.
No jugué los primeros 10 partidos porque Trullet tenía dudas sobre mí pero después me empezó a poner y terminé metiendo 4 goles en 10 partidos. Ahí ya estaba con el psicólogo y empecé a hacer doble turno todos los días por mi cuenta, arranqué con el Crossfit, contraturno con el otro profe del equipo, todas sugerencias de mi señora y de Juan Cruz (Oller), mi representante. Tenía 36 años, me sentía acabado pero de golpe empecé a resurgir.
65– ¿Por qué festejaste un gol agarrándote los testículos?
Íbamos punteros y en un par de partidos caímos al sexto puesto, nos estaban reputeando, entonces metí un gol y me calenté, me agarré los huevos, de bronca. En realidad, quise hacer el gesto con la mano de "tengo los huevos así de grandes", pero me salió agarrarme. Apenas me di cuenta, me solté, pero la cagada ya me la había mandado.
66– Si pasan esas imágenes por la tele y estás con tus hijos…
Noooo, le digo que está muy mal, que no se hace. Me arrepentí de tantas cosas en mi vida, esa es una más.
67– De Boca Unidos pasaste a Aldosivi y ahí se consolidó tu resurgimiento.
Exacto. Teté (Quiroz) me había visto cuando jugamos contra ellos, incluso le metí un gol. Mi representante me dijo que Aldosivi me quería, pero para no tener que sufrir lo que me pasó en otros clubes, le pedí: "Que me llame Teté y me lo diga él". Escuchar de boca del técnico que te quieren es otra cosa, ¿viste? "Te queremos para que aportes lo tuyo, te pongo a disposición del grupo, no te prometo nada", me dijo Teté. Perfecto, uno no reclama titularidad. "Solo necesitaba saber que vos me querías, y que no era un pedido de los dirigentes, trataré de ganarme un lugar", le contesté. Metí 12 goles, hicimos una muy buena campaña, casi entramos en la Sudamericana.
Con Aldosivi, gol a Lanús... sin festejo
68– Dijiste: "Para no pasar lo que me pasó en otros clubes".
Claro: a veces no te lleva el técnico sino algún dirigente, y después no te ponen en el equipo, ni siquiera te dan la chance. Me pasó varias veces.
69– Y tras esa gran campaña en Aldosivi, al fin pudiste cumplir el sueño de volver a Lanús…
Pero no fue tan sencillo. Se decía que Nicolás Russo y Alejandro Marón se iban a enfrentar, entonces Russo dijo que me iba a llevar a mí. Después arreglaron la unidad, no hubo elecciones, y no les quedó otra que llevarme y terminaron siendo los mejores años de mi carrera, 2016 y 2017: tres títulos, subcampeón de América, goleador de la Libertadores, así que más que agradecido por haber podido regresar.
70– ¿Qué se te cruzó por la cabeza en la conferencia de prensa de tu anterior retorno, que te largaste a llorar?
Que había luchado mucho por estar ahí, desde aquel regreso que no se dio en 2012, que terminé en Racing, o después de Racing que llamé a un dirigente para volver y me dijeron que no. O cuando fue la fiesta de los 100 años del club y le pedí a Marón que me dejara volver, que lo hacía gratis, y otra vez me contestaron que no. Todo eso me llevó a emocionarme y a llorar el día que regresé.
71– Cuesta creer que te cerraran la puerta siendo un ídolo del club.
Es lo que no entendía, y eso me ponía muy mal. Lloré ese día porque vivía una sensación rara: volvía al club que quería pero estaba con los dirigentes que me habían cerrado las puertas, era una mezcla de emoción y bronca.
72– ¿Guillermo Barros Schelotto fue uno de los que te cerró las puertas?
Entiendo que sí, porque cuando les pedía a los dirigentes para volver, la respuesta era que el técnico no me quería. Pero bueno, estaba en su derecho, de eso no me quejo. Lo vi en la fiesta de los 100 años y me saludó normal, no le dije nada.
73– ¿Con Griezmann hablaste alguna vez?
No, no, un día los periodistas me empezaron a joder con que él había dicho que me tenía de capitán en el gran DT y me puso contento, no te lo voy a negar, que un gran goleador con ese éxito diga eso de uno es para sentir orgullo.
74– ¿Cómo nació la historia del stud que tenés?
Mi abuelo, el papá de mi mamá, era cuidador de caballos en Corrientes y nos íbamos a ver las carreras los domingos. Una vez, yendo para Curuzú Cuatiá a ver una carrera, le prometí: "Cuando sea famoso voy a hacer un stud y le voy a poner tu nombre, abuelo". Y eso hice: compré mi primer caballo cuando estaba en la Primera de River, y al stud le puse Lenin, el nombre de mi abuelo. Lo tengo en Bella Vista. (Ver https://www.lanacion.com.ar/1965808-jose-sandentre-goles-y-relinchos-amante-del-turf)
75– ¿Fuiste alguna vez a lastimar a algún defensor?
Nunca. Sí fui con ganas, fuerte, pero no a lastimar. Tampoco lo hicieron conmigo, yo creo que nadie quiere lesionar a un colega a propósito.
76– ¿El defensor que más te costó pasar?
Germán Ré: no lo podía pasar. El Chino Moiraghi es otro que siempre me costó.
77– ¿Arqueros a los que tuviste de hijo y viceversa?
A Hilario (Navarro) le hice goles con casi todas las camisetas y a Andújar me costó siempre, un solo gol le metí.
78– ¿Cómo hiciste para recuperarte de la muerte de tu hija?
No sé, salís para adelante, apoyándote en tu mujer, tratando de ayudarla. Milagros nació sietemesina porque mi mujer tenía unos quistes en el cordón y hubo que sacarla de urgencia. Falleció a los 2 días, era nuestra primera hija. Mi señora se hizo todos los estudios después y a los 2 años quedó embarazada y tuvimos a Benjamín, luego a Mateo y a Guillermina. Tienen 10, 7 y 4 años, todos hinchas de Lanús, claro.
79– ¿Si te cruzás a Costa Febre en un ascensor lo saludás?
Ya me lo crucé un par de veces en hoteles y ni nos miramos.
80– ¿Ponerte botines azules y amarillos para jugar contra River en la Libertadores fue una provocación?
Noooo, nada que ver, hacia 3 años que los usaba. Compré ese modelo antes de un partido contra Colón, metí un gol a los 15 segundos y no me los saqué más.
81– ¿Qué es lo que menos te gusta del ambiente del fútbol?
El manoseo a los jugadores, que venís, que no venís, se esconden muchas cosas en general, es difícil. Me molesta que no te vayan de frente y que se manejen cosas por la espalda, con los periodistas, y no cara a cara.
82– ¿Los representantes son un mal necesario en el fútbol?
Así es, sí (risas) pero a mí me ayudaron mucho, por suerte. La verdad que hoy, sin representante, no hacés nada: un jugador no puede hablar de su contrato y ellos lo manejan muy bien.
83– Después del de Lanús, ¿el hincha de qué equipo creés que te quiere más?
El de Defensores de Belgrano y el de Deportivo Cali . Me trataron excelentemente en Colombia y aunque podría haber hecho más goles, siento que me quieren mucho.
84– ¿Y el que menos te quiere?
El de River. Y después el de Racing.
85– Tu día más feliz en el fútbol y tu día más triste.
El más feliz fue cuando ganamos el primer campeonato con Lanús, en la Bombonera y con un gol mío, además. El más triste, cuando perdimos la final con Gremio.
86– Los mejores amigos que te dio el fútbol.
Amigos amigos son pocos. Uno es Gaby Pereyra, que hoy está de entrenador en Atlante de México, y chicos con los que compartí inferiores: Tagliaferri, Barsia, y hasta ahí llegamos.
87– ¿Te agarraste alguna vez a trompadas con un compañero?
Solo en la pensión de River, con el Negro José María Paz: me dio una patada en un fútbol 5 que jugábamos los domingos en el club, en la siguiente le pegué yo, me tiró una trompada y ahí nos agarramos. De profesional, nunca.
88– El mejor técnico que tuviste y el peor.
El mejor es Jorge (Almirón) y el peor, Falcioni. Jorge sabe todo, todo: de táctica, es inteligente, trabaja mucho. Falcioni no me dejó nada.
89– ¿Por qué te quedó esa bronca con Falcioni?
Porque no me dio la chance. Cuando estaba en Banfield sufrí la muerte de mi hijita, seguí entrenando con todo, venía jugando de titular y me sacó. No me bancó. Me parece que merecía más respeto. Y después vi cosas que no me gustaron, cosas que no vienen al caso y no quiero contar, ya es parte del pasado. Ahora se recuperó de salud, y está mejor, habrá cambiado un poco…
90– ¿El pelo bien corto es para sacarte años? Porque a la vez resaltan tus orejas…
Ja, ja, me lo dejé bien cortito en Colombia, y me gustó. Y sí, de las orejas ya te conté que es uno de mis apodos, pero nunca me acomplejó.
91– ¿Habías tenido alguna vez un recibimiento con tanta gente como el de hace unos días?
No. En diciembre de 2015 hubo algunos hinchas pero nada que ver con la cantidad que vino ahora. Sé el cariño que me tienen, y siempre me lo hacen saber, pero la verdad es que me sorprendió que viniera tanta gente.
92– ¿Por qué declaraste que ya no pensabas que ibas a volver al club?
Un poco por todo lo que te conté, las vueltas frustradas a pesar de mi deseo y porque jamás creí que Nicolás (Russo) tendría la valentía de pedir disculpas públicas. Y si no lo hacía, no iba a volver. Merecía una disculpa pública porque conmigo se equivocó.
93– ¿Cuál fue la primera señal para el regreso?
Al asumir, en su primera conferencia, Luis (Zubeldía) declaró que me iba a llamar y al poco tiempo me escribió y hablamos. Me preguntó cómo estaba, qué pensaba, le conté cómo se habían sucedido los hechos, que siempre mi deseo de volver a Lanús iba a estar. Luis me dijo: "Le voy a pedir a Russo por tu regreso". Un mes después ya hablamos más prolongado. "¿Querés que te llame Nicolás?", me preguntó. Le dije que si él pedía disculpas públicas, ahí podíamos volver a hablar. Esa era la llave. Y eso hizo.
94– ¿Qué era lo que más te ofendía a vos?
Quedar como un pesetero otra vez, ser el malo de la película, y te aseguro que no era el malo de la película, yo sólo quería extender mi carrera, sabía que estaba preparado para seguir jugando en buen nivel. Esto ya venía de antes de la final de la Supercopa con River, y dos veces me dijeron que no.
95– ¿Vos querías dos años de contrato?
A mí se me acababa el contrato antes de la final de la Supercopa con River. Les planteé renovar, necesitaba el apoyo de ellos para seguir mi carrera un año más y me habían dicho que no, pero metí un gol en La Plata, ganamos 3-0 y me renovaron. Cuando quedaban otra vez 6 meses de contrato y yo siendo goleador de la Copa Libertadores, les dije que quería extender el contrato por un año más y otra vez me dijeron que esperara, y al ver lo que le hicieron a Maxi (Velázquez) me di cuenta de que a mí me iba a pasar lo mismo y acepté la propuesta del Deportivo Cali.
96– ¿La charla con Russo fue tensa?
No. Primero habló con mi representante y él me pidió que lo atendiera. La charla fue como siempre, le dije lo que pensaba, él me pidió disculpas. "No me sirve que me pidas perdón a mí, sí que vos salgas a pedir disculpas públicas, a decir que te equivocaste conmigo", le contesté. Eso hizo y después se sentaron con mi representante y arreglaron el contrato.
97– ¿Te pesó que Lanús pelee el descenso para tomar la decisión de volver?
Yo quería volver a Lanús así estuviera bien o mal, porque quiero retirarme en el club. Ahora lo voy a poder cumplir, es algo hermoso. Por supuesto que si Lanús estaba bien, mucho mejor.
98– ¿Entre tus metas está llegar a ser el máximo goleador de la historia de Lanús? Te faltan 15 goles para alcanzar a Arrieta.
Ojalá, sería lo más lindo que me puede pasar, pero no quiero pensar tanto en eso porque Lanús está en una situación complicada y es necesario salir de allí, pero obviamente lo tengo presente.
99– ¿Hasta qué edad tenés pensado jugar?
Firmé por un año y medio más, hasta mediados del 2020, así que hasta ahí, seguro jugaré. Tendré 40 años. Después veré cómo me siento futbolística y físicamente.
100– ¿Hubieras apostado un peso, hace 10 años, que a esta altura ibas a seguir jugando en primera división?
No, pensaba que ya iba a estar retirado, es la verdad. Tuve ganas de seguir y la suerte de encontrar una manera de reconstruirme a mí mismo. Y aquí estoy.
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