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Las 100 preguntas a Jorge Solari: “El fútbol argentino era un descontrol. Había mucho doping, ésa es la verdad”
Más de setenta años vinculado con la pelota. Hermano, nieto y yerno futbolistas. Jugó en Newell’s, River, Vélez, Estudiantes. Ganó la Copa Libertadores. Dirigió a Independiente, a Arabia Saudita; entrenó en España y en Japón. Obtuvo algunos campeonatos. Criticó públicamente a los hinchas del equipo del cual él mismo es hincha, en una Rosario que vive dramáticamente el clásico. Fundó un club, que es reconocido formador de juveniles. Creó la función de sparring en su deporte. Esquivó a la muerte al zafar de un preinfarto. Es un todo un personaje del fútbol, que a los 78 años no tiene pelos en la lengua y puede contar que existió masivamente el doping en el ámbito argentino, que existe la incentivación, y opinar que Julio Grondona desaprovechó su enorme capacidad. Jorge Raúl Solari, o “Indio” Solari, en 100 preguntas y respuestas.
1) –¿Quién es el Indio Solari original: usted o el cantante de Los Redondos?
–Modestamente digo que yo, porque nací ocho años antes. Y porque mi apodo se hizo conocido en la década de los sesentas, mientras que él empezó a cantar en los ochentas. Lo curioso es que se llama "Carlos", igual que mi padre, y por lo que leí, sé que nació en Concordia, la misma ciudad en la que nació mi padre. Hoy, igual, ya me pasó de largo, él es réquete famoso. Lo escuché, aunque no tanto; no soy muy adepto a la música en general. De joven iba a los bailes pero después para mí todo fue fútbol, fútbol y nada más que fútbol.
2) –¿Por qué le pusieron "Indio"?
–En el barrio corría de acá para allá, pateaba pelotas, piedras, latas; era medio salvaje en la manera de jugar, tenía despliegue. "Éste es un indio", dijeron. Cuando en 1962 pasé de Newell’s a Vélez, el apodo se perdió, pero una vez vine con Daniel Willington a Rosario, a los bailes que hacían en Central Córdoba, y era "Indio" de acá, "Indio" de allá, y a la vuelta Willington les contó a todos. Empezaron a decirme así, lo agarró el Gordo Muñoz y listo, quedó para siempre. Hoy todos me conocen como "Indio Solari"; la mayoría ni debe de saber mi nombre.
3) –¿Quién es Jorge Raúl Solari?
–Un tipo simple, común, sin grandes pretensiones. He pasado una vida agradable. Desde chico andamos detrás de una pelota meta y pata, y ahora ya estamos casi pisando los 80, cerca del final.
4) –¿Cómo se define como jugador?
–Era un 8 con bastante ida y vuelta, con buena resistencia. Siempre me interesó aprender, tuve grandes técnicos –Don Renato Cesarini por sobre todos– y luego intenté volcar esas enseñanzas. Lo disfruté mucho, sobre todo al crear un club, al que le pusimos "Renato Cesarini". Ha sido un acierto tremendo: es el lugar en el que más aprendí, porque acá hay que resolver problemas de todo tipo, como entrenador, directivo, hincha, utilero, encargado de la pensión, canchero, buscador de jugadores... todo.
5) –¿De dónde sacó su gran despliegue y su resistencia?
–Nací con tos convulsa y tosía permanentemente. Mi vieja estaba preocupada: me ponía negro de tanto toser, y creo que los pulmones se me desarrollaron el doble por ese motivo. Después, a diez cuadras de mi casa había campo, y me trepaba a los árboles, saltaba las zanjas, me tiraba de la hamaca desde lo más alto, nos colábamos en los tranvías y nos tirábamos con el tranvía andando, y siempre caíamos parados. Todo eso colaboró para tener una formación física y una resistencia superior a las de la mayoría de los jugadores. A ese entrenamiento no me lo daba ningún colegio.
6) –¿Sufrió privaciones de chico?
–Comíamos bien; era otra época. Vivíamos en el barrio obrero, sur de Rosario. Jugábamos a la pelota todo el día, o con los botones, o a la payana con los carozos de damasco; después vino la época de las figuritas y del trompo. No recuerdo haber estudiado nunca en el colegio, pero me las arreglaba y cumplía. Para mí no nos daban tantos deberes como les dan ahora a mis nietos; yo empecé a estudiar recién cuando entré a Medicina.
7) –¿Hasta qué año estudió?
–Hice un año y largué por el fútbol, me gustaba demasiado. Nosotros éramos cuatro hermanos varones. Los dos más grandes ya fallecieron; quedamos Eduardo, al que le llevo nueve años, y yo. Mi vieja, que llegó de España a los 11 años con su hermana, huyendo de la guerra, solía decirnos a Eduardo y a mí: "Ustedes dos me agarraron cansada, y por eso se fueron para el fútbol". Nuestros hermanos mayores eran médico y farmacéutico.
8) –¿De dónde viene el gusto por el fútbol?
–Del barrio. Jugábamos con los muchachos en la vereda, en la plaza, de día, de tarde y a la noche, debajo del foco de la luz. Teníamos una canchita de ocho contra ocho y se armaban picados con los más grandes. "Se acepta desafío", escribíamos con tiza o con carbón en la pared de la esquina, en Mitre y Viedma, y había que anotarse.
9) –¿De qué equipo era hincha de pibe?
–De Newell’s, porque estaba más cerca de casa y porque podíamos colarnos en la cancha. Saltábamos el tapial de costado, siempre atentos al descuido del policía que custodiaba a caballo. Uno ponía la mano y saltábamos. Ya más grandes íbamos a vender mandarinas a la puerta de la cancha, las mandarinas que habíamos choreado el sábado anterior a la noche por el barrio. Con la plata que juntábamos íbamos al baile en Central Córdoba, que estaba a ocho cuadras de casa, y después comíamos una porción de pizza con Bidú Cola en Santa María, que todavía existe y tiene la mejor pizza de Rosario.
10) –¿Cuántos hijos, nietos y bisnietos tiene?
–Tres hijos: Jorgito, que jugó hasta la reserva de Newell’s; Paola, que es maestra, y Natalia, que está casada con Fernando Redondo. Tengo, a ver... 11 nietos, y uno de ellos, Augusto, el que juega en Racing, me dio hasta ahora mi única bisnieta: Renata.
11) –¿De pibe trabajó?
–Sí, durante los veranos, en el hotel Centenario de Mar del Plata, donde mi padre era chef. Se empezaba como peón de cocina, de ahí se pasaba a portero de puerta chica y luego a portero de puerta principal, y al final se llegaba a mozo. Ser portero no era complicado: controlaba quién entraba, iba a comprar los diarios, llevaba cartas al correo, mantenía limpios los bronces de las puertas. Ser peón de cocina sí era bravo: pelaba papas, limpiaba y secaba platos, y si se caía un mozo con la bandeja había que salir rajando para limpiar y que no se resbalara otro mozo detrás. Gritaban "Jorgeeee" y a los 5 segundos yo estaba tirado en el piso limpiando, con el tacho, el aserrín y la escoba.
12) –¿Por qué se caían al final los grandes equipos de River que usted integró entre 1965 y 1969?
–Por un lado, había cada vez más presión porque no se lograba salir campeón. Por el otro, en River estaban el doctor Melito y el doctor Covaro, jefe del Hospital Italiano y jefe del Español, hombres de mucha conducta que nunca quisieron darnos nada raro. En River el profe nos entrenaba, el técnico dirigía y los médicos nunca se metieron en problemas.
13) –¿Habla de doping?
–En el fútbol argentino no había control antidoping, o sea que era un descontrol. En una nota que dio en Rosario Luis Artime pidió que hubiera controles, explotó la bomba en Buenos Aires y eso terminó siendo muy bueno para el fútbol argentino. Había mucho doping acá, ésa es la verdad. A nosotros, en River, no nos daban nada, éramos unos inexpertos bárbaros. Doping hubo no sólo en el fútbol sino también en todo el deporte, en todo el mundo y en todas las épocas. El ser humano, y no sólo el jugador de fútbol, hace cualquier cosa para ganar si no lo controlan. Pasaban cosas raras esos años también con los arbitrajes. Por eso el VAR es muy importante. Hay que perfeccionarlo todavía, pero se terminará con las suspicacias y todos podrán irse tranquilos a la casa.
14) –¿Usted nunca ingirió cosas extras?
–Nunca me lo permití. Gracias a Dios todo lo que logré fue por mi rendimiento, mi conducta y mi cuidado; no tuve que recurrir a nada raro para sobresalir. Insisto: cada uno jugaba como se le daba la gana, el ayudín existía y se conseguía la ventaja de cualquier manera. Enfrentarse con un equipo que se dopaba era como enfrentarse con 13 jugadores, mucha desventaja. Más allá de la trampa, tampoco esos muchachos entendían que no los mataba en el momento pero les arruinaba después la vida, que morían antes.
15) –¿Usted notaba en la cancha la diferencia o eran comentarios en el ambiente?
–Las cosas son sabidas, como en cualquier ámbito de la vida. De todas formas, el jugador muchas veces agarra lo que le dan, y no sabe mucho; sólo quiere ganar. Si tu señora te da un té y eso te hace feliz y te hace bailar, te lo da dos, tres, cuatro días, y al quinto vos le pedís ese té, que está buenísimo. El jugador agarraba lo que le daban.
16) –¿Qué recuerda del golazo que le hizo a Peñarol en la final de la Copa Libertadores de 1966?
–Que me equivoqué, ja, ja... Cada tanto hacía esos goles desde afuera del área. Nació en un saque de arco de Amadeo [Carrizo]. El viejo le pegaba bárbaro. Siempre nos decía que estuviéramos atentos porque iba a llegarnos su pase desde el arco. Fue el precursor del pelotazo con la cara externa del pie, con chanfle, cuando todos la hacían picar y le daban para arriba, como un piedrazo al techo. Amadeo fue un adelantado. En la final sacó del arco, un defensor que estaba al lado de mí quiso parar la pelota, se la robé, eludí a uno y la clavé desde afuera para el 2-0.
17) –Después de esa final perdida por 4-2 nació el mote de "gallinas".
–Se habla mucho sin saber. La final fue un partido raro, de ésos que se dan de tanto en tanto. Corrieron más que nosotros y embocaron los goles, pero le puedo asegurar, porque conocía bien a mis compañeros, que esos muchachos tenían una templanza bárbara. ¡Qué van a ser gallinas Ermindo Onega, Luis Artime o todos los otros! Nunca los vi con miedo de entrar a una cancha, jamás. Daban lo que podían dentro de sus posibilidades. Nos decían "gallinas" porque no salíamos campeones, pero insisto: en esos años no había control antidoping. Hay que tener cuidado con lo que se dice; se habla mucho sin fundamento.
Los goles de la final de la Copa Libertadores de 1966
18) –En Estudiantes se tomó revancha: ganó la Libertadores de 1970 venciendo a Peñarol en la final.
–Fue una alegría terrible ganar la Copa, salir campeón con ese grupo bárbaro, de jugadores todos muy trabajadores. Le ganamos por 1-0 a Peñarol acá con un gol de Togneri al final y en Montevideo empatamos 0-0 y nos coronamos. En esa época casi todos los partidos terminaban con discusiones y piñas, y más entre argentinos y uruguayos. Ése no fue la excepción.
19) –Carlos Bilardo, Carlos Pachamé y Solari: ¡había que pasar por ese mediocampo!
–Jo jo jo... todos picapiedras... En la charla, [Osvaldo] Zubeldía nos decía a quién tenía que marcar cada uno. Eso era una novedad, como la ley del off-side, que sacó del libro de un húngaro. No era muy sofisticada, pero los rivales no estaban preparados, no había televisión como para avivarse ni tampoco espías. En River no repartían las marcas, uno seguía al que iba por su zona; en Estudiantes era uno contra uno, salvo [Juan Ramón] Verón, que jugaba libre. Un delantero excepcional, un extremo zurdo que empezó a jugar por la derecha. Fue uno de los primeros en jugar con perfil cambiado. También en eso innovaba Zubeldía.
20) –¿Por qué catalogaron de antifútbol a ese Estudiantes?
–Era un equipo mañero, de mucha marca, de mucho roce. En esa época había piñas y codazos sin pelota, de todo. No sé si Zubeldía me llevó porque me vio buen jugador o porque en un Estudiantes-River en La Plata le tiré tal codazo a Aguirre Suárez que si lo agarraba, lo mataba.
21) –¿Usaban alfileres?
–Nunca vi los famosos alfileres de Bilardo... pero creo que existieron. Lo cuentan todos.
Testimonios tras la semifinal por la Copa Libertadores de 1970: River 0 vs. Estudiantes 1
22) –¿No estábamos como para más en el Mundial Inglaterra '66 con jugadores como Ermindo Onega, Luis Artime, Silvio Marzolini y Roberto Perfumo?
–Pienso que sí. De hecho les ganamos a España y a Suiza y empatamos con Alemania, que fue finalista, y contra los ingleses perdimos por 1-0 con un jugador menos. De todas maneras, la ignorancia nuestra era total: no teníamos conocimiento de los rivales, organización ni estructura. [Juan Carlos] Lorenzo sabía lo elemental; contra Inglaterra nos pidió que no nos dejáramos apurar, que hiciéramos todo más lento, para sacarle ritmo. [Antonio] Rattín iba tranquilo y de golpe el alemán [el árbitro Rudolf Kreitlein] lo echó sin haberlo advertido. No concebíamos una expulsión así.
23) –¿Ermindo Onega era tan bueno como un Norberto Alonso o un Diego Maradona?
–¿Qué es mejor: el Ford T de 1930 o el Mercedes de hoy? Cambiaron los motores, los frenos... No se puede comparar las diferentes épocas porque es todo distinto: las canchas, las pelotas, las preparaciones físicas, los rivales.
24) –¿En qué lo marcó Renato Cesarini?
–Era un tipo de un carisma especial, muy buen conversador, hasta cierto punto parlanchín. Renato hablaba mucho de los perfiles, me enseñó a recibir de frente, daba buenas recetas para patear los penales, tenía rapidez mental, daba consejos para la vida.
25) –¿Por ejemplo?
–En mi época de jugador yo fumaba. Y los técnicos lo sabían. Una vez me agarró Renato y yo le dije que no me afectaba. "Ahora no, pero cuando tenga la edad mía, va a desarmarse solo. Usted tiene un Fórmula 1 pero está llevándolo muy rápido; cuando sea más grande se le van a desarmar las puertas y a salir las ruedas". Y tenía razón: en 2016 se me salió un par de puertas y casi no la cuento. Yo era titular, pero un día no me vi en la lista. "Usted sigue fumando y va a contagiar al resto. Va a descansar esta semana", me dijo. Por adentro lo puteé. Después entendí que ése era un buen técnico, mientras había otros que me daban permiso para no entrenarme el lunes. Ésos no eran buenos técnicos; el bueno era Renato, que me tenía sonando.
26) –¿Por qué le pusieron "Renato Cesarini" al club que fundó en 1975?
–Cuando nos juntamos los muchachos parar armar un club dijimos "no vamos a ponerle «Belgrano», «San Martín», «Gimnasia»; son todos nombres baqueteados. Hay que poner el nombre de alguien que nos haya marcado". Y enseguida surgió el de Renato Cesarini, que había fallecido hacía unos años, y sacó mucha ventaja.
27) –¿Crearon el club con la idea de competir o la de sacar jugadores?
–Hicimos un club para jugar en la liga rosarina, y después se dio la gran alegría de que nos clasificamos para el Nacional '82 y el '83. Pensamos en un club que tuviera mejor formación de jugadores, ya que los clubes más reconocidos en general tenían una formación muy básica en inferiores. Después competimos, nos fue bien y en el primer Nacional goleamos por 5-1 a Racing, le ganamos a Vélez y estuvimos cerca de pasar a las finales, pero no podíamos sostener económicamente al equipo, y aparte la ciudad ya estaba repartida entre dos clubes. Hacíamos todo a pulmón: sueldos, viajes, indumentarias, y con 500 socios no se puede jugar ni en la primera de la liga rosarina. Se necesita plata para mantener eso y comprar jugadores.
28) –En el Nacional '83 no anduvieron tan bien como en el '82 y fue curioso cómo entraron.
–Nos clasificamos por sorteo. Le ganamos a Rafaela en el bolillero [risa], porque habíamos quedado igualados. Fue mi hermano Alberto, el farmacéutico, al sorteo en la AFA. Eligió la bolilla 2 y fue increíble, porque la 1 iba adelante como para meterse en el huequito y se frenó; le dieron un golpe al bolillero de alambre, la bolilla pasó de largo y entró la 2, la de Renato. Acá decimos que hay una mano cósmica que ayuda a Renato.
29) –¿Cómo se hace un club?
–¿Vio que los jugadores somos quejosos? Entonces un día le dije a Ermindo [Onega]: "Cuando termine con el fútbol voy a hacer un club". Listo. Me vine a Rosario, estaba trabajando en la farmacia con mi hermano y me puse a averiguar: hacía falta personería jurídica, elegir el nombre y el color de la camiseta, conseguir el lugar, armar una comisión directiva. Me junté con amigos y armamos un equipo con grandes glorias que estaban cerca del retiro, como los hermanos Onega, Luis Artime, [Oscar] Pianetti, Gonzalito [Alberto González], el Muñeco Madurga, el Mono Mas, casi todos ex jugadores de River y Boca, de selección, y con eso fuimos recaudando fondos. Para jugar en la liga rosarina necesitábamos tres años de antigüedad, pero cuando les dije de los monstruos que traía, nos aceptaron como excepción.
30) –¿Y las instalaciones?
–En Buenos Aires, ni los clubes grandes tenían cancha. En River había una sola auxiliar y la usaban para el torneo interno. Independiente tenía una de barro, ni siquiera de tierra, porque jugaban todas las inferiores; después la hizo estacionamiento para recaudar más. Racing sacó la suya e hizo una pileta de natación. Entonces les dije a los muchachos: "Si vamos a fundar un club de fútbol, necesitamos canchas, hay que poner 500 dólares cada uno". Y así arrancamos: Eduardo De Paz, mi hermano Eduardo, los Onega y Artime compramos un pedazo de campo, lejos de la autopista, a seis kilómetros de Rosario.
31) –¿Paso siguiente?
–Armamos la primera local, en la que jugábamos nosotros, y resolvimos los temas legales. Luego la cuarta especial, la cuarta, la quinta y la sexta para la liga rosarina. Después, como Newell’s y Central nos ganaban fácilmente, dijimos: "Tenemos que salir a buscar jugadores". Los clubes importantes esperaban a que llegaran los jugadores a probarse; nosotros, en cambio, salimos a buscarlos. Ahora lo hacen todos, uno sale y se choca con los autos de Boca, de River, del ascenso.
32) –¿Qué hacía usted en Renato?
–"¿Qué no hacía?", querrás decir. Hasta hace poco me la pasaba todo el día arreglando las canchas, marcando líneas, entrenando a los jugadores, comiendo asado con los entrenadores y profes, viendo si estaba todo bien en la pensión. Yo vivo enfrente de Renato, ahora estoy jubilado y trabajo a piacere; maneja todo mi hijo Jorgito. Ahora voy, miro, me meto, escucho, aprendo... y si puedo, enseño. Con la pandemia estoy todos los días acá adentro con la patrona, salgo para hacer las compras y miro de lejos cómo están las canchas, si está cortado el césped. El club no tiene actividad, los chicos que viven en la pensión se fueron a sus pueblos o a sus países, porque también tenemos del extranjero.
33) –¿Cuántas canchas y cuántos chicos tiene hoy en el club?
–En total hay 56 canchas, contando las de baby, y de las 10 hectáreas iniciales llegamos a 35. Tenemos diez divisiones, hay chicos desde los 4 años y en total serán unos 350. En su momento llegamos a tener 700 chicos, con dos líneas por cada categoría. Hemos organizado torneos y entonces es cuando nos hacemos amigos de los técnicos de los otros equipos para que después nos manden jugadores, porque no nos da el presupuesto como para ir con autos a distintos lugares a buscarlos. Entonces tratamos de que vengan acá.
El club Renato Cesarini, fundado por los Solari
34) –¿A quiénes pone en el cuadro de honor de jugadores y entrenadores formados en Renato?
–Uy, ¡son muchos! Entre los más conocidos están Mascherano, Demichelis, Sensini, Cubero, Guglielminpietro, Pablo Piatti, Pillud, Gandolfi, el Tucu Correa, Desio, Marcos Aguirre, Gioda, Komar, Guillermo Larrosa, Vitali, y bueno, mis sobrinos Santiago y Esteban Solari y mi nieto Augusto. Entrenadores: Sampaoli, Capitano, Ramaciotti, Sbrissa, y hay muchos profes que salieron del club. Antes los preparadores físicos en el fútbol eran profes de educación física que podían hacer atletismo o voley, y nosotros fuimos de los primeros en meter la pelota, entonces los profes del club se especializaron en esos trabajos compensados. Antes, el DT era muy celoso del profe: no fueras a sentarte arriba de la pelota porque te echaba. Pero después el entrenador aprendió que si el profe lo ayudaba, eso era mejor para todos.
35) –No debe de ser fácil sostener a un gigante así.
–Nuestro lema es "el club es tuyo, cuidalo; si no lo cuidás, desaparece en dos años". Acá venís a mirar un partido y no podés gritar "subí, baja, tirá al arco". No: acá el nene viene a jugar a la pelota. Si los padres se ponen nerviosos, al segundo mes ya hablan de táctica y quieren cambiar al entrenador. Entonces uno se acerca al padre o a la madre y le dice que eso, en Renato, no se permite, pero que si quiere dar una mano puede venir a ayudar en la semana, que siempre hay cosas para hacer. Ésa es la mejor forma de calmarlos, ja, ja.
36) –Muchos consagrados que pasaron por la pensión de Renato destacaron que no sólo aprendieron a jugar.
–Claro. Ahora lamentablemente los chicos tienen que pagar la pensión; Solari ya no puede meter la mano en el bolsillo para bancarla. Los pibes saben que ante cualquier problema que surge, lo primero que deben hacer es tratar de solucionarlo ellos. No es "mamá, me robaron las medias". No. Después, sí, hablar con los profes. Acá los chicos tienen la obligación de mantener limpia la pensión, colaboran con los mandados, crecen, se ayudan.
37) –Demichelis contó que cuando llegó Mascherano usted les dijo que venía el futuro 5 de la selección. ¿Por qué le tenía tanta fe?
–A Mascherano me lo marcó Zelada, el arquero que fue campeón del mundo en el '86. Su cuñado tenía un equipo en la ciudad de San Lorenzo y este chico ya se destacaba ahí. Zelada me llamó desde México y fui a ver a Mascherano: nos gustó, hablé con el técnico, lo convencimos y lo trajimos. La pensión estaba completa y había que hacerle un lugar, entonces les dijimos a los de una habitación que llegaba uno que jugaría en la selección. Yo no era un genio; se notaba que tenía muchas condiciones.
38) –¿No hay celos entre los chicos?
–Les bajamos el mensaje contrario: "Si éste que viene es muy bueno, con éste vamos a ganar todos; si él juega mejor, todos jugaremos mejor, ganaremos, nos mostraremos y tendremos más chances de ir a un club importante". En River o Boca quizás es distinto porque un chico dice "no se la paso a éste, que es mejor, porque va a sacarme el puesto". Dijimos eso de Mascherano pero también lo decimos de muchos otros chicos para que los que ya están los cuiden. Los pibes que llegan suelen extrañar mucho a su familia; eso es lo más difícil. Entonces los que están, los protegen.
39) –En Renato le dan mucha importancia al campo de juego, ¿no?
–Por supuesto. Cuando yo jugaba se decía que la preparación de física de Europa era mejor que la de acá, y yo me la comí. Nada que ver: allá tenían mucho mejores campos de juego, cuidados, con césped parejo, mientras en Argentina jugaban todas las categorías en una sola cancha y el Gordo Muñoz quería que pateáramos desde 50 metros con precisión: la pelota embarrada pesaba 10 kilos; si uno la cabeceaba, quedaba mareado. No es que no teníamos ritmo en relación con Europa: teníamos canchas de porquería. El problema no estaba en los profes sino en los campos de juego. Cuando en 1989 fui a dirigir a Tenerife, en el Bernabéu regaban la cancha antes del partido, y yo decía: "Éstos son unos burros, ¿qué hacen regando la cancha?". Y, claro, después nos pasaban por arriba con esa precisión en velocidad; no sabíamos nada de ese tema.
40) –¿Qué mira para saber si un jugador tiene futuro?
–Algunos se destacan por la velocidad; otros, por la gambeta; otros, por el cabeceo, por el despliegue, por la recuperación, por llegar un segundo antes que el rival. Es difícil de explicar; creo que es un don que desarrollan ciertas personas que se dedican a esto.
41) –¿Ahora salen menos jugadores que antes?
–Sí. Nuestra zona siempre fue la mayor productora de jugadores; éramos hijos de gringos bien alimentados. Ahora cambió la raza, quizás por la pobreza, la mala alimentación, y no vienen igual de fuertes. También antes le brindaban mayor dedicación al fútbol, ahora tienen más novia, más cerveza, más noche, más festejo, más Play, mucho celular, otras distracciones. Antes era pelota todo el día y algún juego casero de refuerzo, nacido de la inventiva de los chicos. Ahora tengo nietos y sobrinos con un montón de juguetes que ni usan. En mi casa tengo cosas inflables, juegos que ni se llevan.
42) –¿Ustedes crearon la figura de sparring en el fútbol?
–Así es. La idea nació en el '82, cuando fuimos por Renato a hacer una gira por Europa. Al terminar, los chicos se quedaron a ver el Mundial de España y yo me volví. Iban a ver entrenamientos, y en esa época, como eran 22, si uno tenía un tironcito o sufría un golpe, les faltaban jugadores para completar el picado, entonces Menotti ponía al masajista o al utilero. Los pibes se dieron cuenta de que había un problema y me lo comentaron al regreso. Para el Mundial siguiente, como conocía a Bilardo por haber sido mi compañero en Estudiantes, le dije: "Te llevo a los chicos de Renato a México y te juego como van a jugarte tus rivales".
43) –¡A Bilardo lo encantó!
–Le gustó, y nos pusimos a buscar información en diarios y revistas, a hablar con amigos; no era tan fácil como ahora. Armamos rifas y comidas para juntar el dinero, porque la AFA no pagó nada. Después fuimos al Mundial '90, y al '94 llevamos dos equipos, uno para la selección argentina y otro para la de Arabia, que dirigí con Eduardo [Solari]. Fuimos a Francia '98. Al de 2002 no, porque Bielsa llevó a los del sub 23, y en 2014 estuvimos cerca de las prácticas pero no participamos directamente. Hoy, todos los países llevan sparrings.
44) –¿Por qué no ganamos más un Mundial desde el '86?
–En un Mundial, cualquier detalle te mata. En el 2014 estuvimos a un paso, y la jugada del arquero con Higuaín no es penal: ¡es asesinato! A Neuer tendrían que haberlo llevado directamente de la cancha a la cárcel. Por eso digo que el VAR es importantísimo. Hay que perfeccionarlo y chau, nadie más va a desconfiar de los árbitros. Otro Mundial increíble fue el del '94, y en ese caso puedo contar una situación increíble de la que fui testigo.
45) –¿A qué se refiere?
–¿Te acordás de la gorda que sacó de la mano a Maradona del campo de juego para llevarlo al antidoping? Ese mismo día Arabia le ganó por 2-1 a Marruecos. Fue el primer triunfo de Arabia en un Mundial, el vestuario era un verdadero quilombo y, de golpe, pum pum, golpearon la puerta. "¿Quién es?", preguntamos. "El príncipe de no sé dónde". "Listo, que pase". A los cinco minutos otra vez: pum, pum. "¿Quién es?". "El príncipe de no sé qué otro dónde". "Listo, que pase". Así un par de veces más hasta que a la media hora golpearon: era un estadounidense que nos decía que si no estaban a los cinco minutos los dos jugadores nuestros en el control antidoping, perderíamos los puntos. Con tanto festejo, nos habíamos olvidado.
46) –Diferentes criterios.
–Exacto. Con esto quiero decirte que a Maradona se lo llevaron de prepo del medio del campo, y a nuestros jugadores, el mismo día, fueron a buscarlos al vestuario media hora después. Algo raro hubo ahí, ¿no?
47) –¿Lionel Messi alcanzó a Maradona con la pelota en los pies?
–Muy difícil comparar las épocas, pero veamos: velocidad y repentización tienen los dos, parecidas. Algunos detalles: cuando Diego superaba a un marcador, no lo volteaban ni con un tanque. Messi tiene un esquive impresionante en espacios reducidos y en la definición siempre apunta a los 30 centímetros de un palo. Para Messi, el arco no mide 7,32 metros sino 30 centímetros de cada lado. Y es muy difícil que patee fuerte.
48) –Hablando de cracks, ¿Trinche Carlovich era tan bueno? ¿O se exagera?
–Los que hablan son los que lo vieron jugar en Central Córdoba, en la primera B. Fue un muy buen jugador, vistoso para la categoría, pero no se midió con los mejores, entonces es difícil compararlo con un Alonso o un Bochini, por ejemplo. Era medio desprolijo, vagoneta, despreocupado. Fue un muy buen jugador, y además muy buen tipo, entrador, muy querido.
49) –¿Qué le generó la manera en que lo mataron? ¿Podría haberle pasado a usted, andando en bicicleta por Rosario?
–Es la desgracia de nuestro país: la falta de cultura y de respeto. Me preocupa que el argentino no respete las jerarquías; le da lo mismo pegarle a un policía que darle un chas chas al nene en la casa porque se le cayó un vaso. Las madres van al colegio y le gritan al maestro. En mi época, si la maestra citaba a los padres eso era una vergüenza bárbara para ellos y después venía la reprimenda; hoy es al revés, los padres les gritan a los maestros.
50) –¿Jorge Sampaoli ya era medio loco cuando estaba en Renato?
–Era obsesionado. Vino de Casilda. Un pibe de mucha dedicación. Trabajaba en un banco y tenía una hora de viaje para venir. No sé cómo manejaba los horarios, pero siempre estaba en los entrenamientos y charlas. Los lunes nos quedábamos hasta las 12 de la noche discutiendo de fútbol, y él participaba, muy metido.
51) –¿Por qué le fue mal en la selección?
–Tuvo poco tiempo para trabajar, agarró complicada la clasificación para el Mundial, y a veces el mensaje no llega enseguida. En la selección las presiones son mayores; uno se tensiona con todo lo que se genera en la prensa.
52) –¿Imaginaba que Gerardo Martino sería un buen entrenador?
–Martino fue un jugadorazo, muy destacado, buen pasador y lanzador, buen gambeteador. Si hubiese tenido la resistencia mía habría sido completo. Tenía personalidad dentro del grupo, fue elegido capitán por sus compañeros, era un tipo solidario. Cuando hicimos campaña para sumar socios en Newell’s fue el primero en plegarse.
53) –¿Cuál fue su primer trabajo como DT?
–Terminé la carrera de futbolista y me fui a trabajar con mi hermano a la farmacia, pero mandó llamarme [Carlos] Griguol para que lo reemplazara en las inferiores de Central, porque a él lo subían a la primera, y arranqué junto a Pancho Erausquín. Griguol y yo nos conocíamos por las vacaciones en Mar del Plata. Allí observé mucho la dedicación de Griguol y le agarré el gustito a la profesión, aunque no cobráramos sueldo.
54) –¿No fue una traición trabajar en Central habiéndose formado en Newell’s?
–No se lo veía así. Apareció la oportunidad y dije "voy". Rivalidad hubo siempre pero ahora es tremenda. Yo quiero que a Central le vaya bien... pero que a Newell’s le vaya mejor, que Central sea subcampeón y Newell’s campeón. Cuantos más equipos de la zona sean fuertes, mejor para la ciudad. Mire si tuviéramos la AFA acá en Rosario. ¡Sería genial!
55) –¿Por dónde empezó con los grandes?
–Después de estar en las inferiores de Central me fui como preparador físico y ayudante técnico de [José] Varacka a Junior, de Barranquilla, donde mi hermano Eduardo estaba como jugador. Ahí ya hacíamos ejercicios con pelota, trabajos en espacios reducidos, cosas que en Sudamérica no hacía nadie, eran una novedad. De ahí nos fuimos a Millonarios y en 1977 arranqué como entrenador principal en Newell’s. Fue la primera de mis tres etapas en el club. No logré salir campeón en ninguna pero hicimos buenas campañas, sobre todo la segunda, cuando fuimos subcampeones y armamos la base para que [José] Yudica lo sacara campeón al año siguiente.
56) –¿Por qué en 1987 tildó de "pecho frío" al hincha de Newell’s, su propio club?
–Porque tiraba en contra del equipo. Querían que les pagáramos los viajes y los vicios. No aplaudían, no apoyaban, la hinchada nos relajaba porque no queríamos darle plata. Hubo un partido contra Instituto, en Córdoba, cerca del final del campeonato, para el que viajaron pocos hinchas y encima se pelearon con [Norberto] Scoponi y estuvieron todo el partido puteando a los jugadores. Perdimos esa tarde y ahí se nos escapó el campeonato, por eso declaré lo que declaré. El hincha tiene que alentar a su equipo.
57) –¿Se arrepiente de ese calificativo? Después la gente de Central lo usó para burlarse de Newell’s.
–No, porque a partir de lo que dije revivió la hinchada de Newell’s. Antes iba a la cancha a mirar el partido y alentaban unos pocos; los de Central eran más quilomberos Y eso cambió. Ayudamos mucho nosotros, no sólo por lo que declaramos, sino también por un montón de acciones, como aumentar la cantidad de socios. Con la ayuda de los jugadores, le sumamos 20.000 socios a Newell’s. Tan mal no debo de haberlo hecho porque en el '93, cuando había peligro de descenso, se juntaron todos los directivos y me buscaron para sacarlo del pozo.
58) –¿Cómo consiguieron fichar a Maradona?
–Vimos que Diego se había peleado con Bilardo en Sevilla y aunque yo todavía no era el técnico de Newell’s, le hablé al Gringo Giusti, al que había dirigido. "Hay que traerlo", le dije. "¿Le parece?", me contestó. Fuimos a hablar con la mujer, con los padres y después con Diego. Y lo convencimos. Ahora, habría que llevarle una torta a Messi, una torta a cada uno de los hijos de Messi, y un lindo regalo a la señora de Messi, y por ahí podríamos traerlo a jugar seis meses cuando termine en Barcelona. No sé; por ahí los directivos de Newell’s están haciendo la siesta.
59) –¿Cree que Messi puede llegar a jugar en Newell’s?
–Si hacen las cosas bien, aunque sea quizás viene a jugar un partido. Maradona tampoco estuvo tanto tiempo... Cuando en Rosario se arma el debate –y acá se discute cualquier cosa: quién ganó más títulos, quién tiene mejor cancha–, bueno, nosotros decimos que tuvimos a Maradona, ¿eh? Y ojalá tengamos a Messi. Ellos tuvieron a [Mario] Kempes, ojo.
60) –¿Trató a Messi?
–No pude, pero vino alguna vez a Renato, porque [Maximiliano] Biancucchi, su primo, se formó en el club. Llegó Messi y no sé cómo se enteraron, pero de golpe empezó a aparecer gente por todos lados. Entonces Ramírez, el técnico, lo metió en la cancha de baby, en el banco, para que pudiera estar tranquilo, así que ahora decimos que Lionel Messi fue DT de Renato en baby. Cada vez que Messi pasa unos días acá, en Rosario, Ramírez va a su casa y le hacemos firmar tres o cuatro camisetas de la selección y después armamos una rifa y quizás juntamos 100.000 pesos.
61) –¿Le costó mucho convencer al hincha de Independiente?
–Tuvimos que acomodarnos. A mí me recomendó [José Omar] Pastoriza cuando él se fue a Boca. El Pato era muy amigo de Pedro Iso, el presidente, y le dijo: "traiga al Indio Solari". El Pato se llevó a [Claudio] Marangoni y yo traje al Chaucha Bianco, un desconocido, que venía en préstamo de Racing, de Córdoba. No había empezado el campeonato y la gente ya se quejaba de Bianco. "Esperen que juegue, al menos", decía yo. Y fue muy importante. También acerté cuando dije: "El día en que se vaya el peladito del medio, chau, acá se acaba el paladar negro".
62) –¿Le decía "peladito" a Bochini?
–No, que no nos escuche... No le gustaba que le dijeran "pelado", tenía complejo. Yo decía: "Se acaba Bochini y se acaba el paladar negro acá". Y así fue.
63) –¿Por qué tuvo problemas con Bochini y casi se fue a Boca?
–No tuve problemas con Bochini. Sí pasó que Pastoriza tenía otro tipo de relación con él; habían sido compañeros, podían insultarse y no pasaba nada. El Pato me dijo: "Vos tenelo bien al Bocha. Él tiene sus cositas, pero es un buen tipo". Bochini se entrenaba sin problemas pero le costaba levantarse. Pastoriza tenía al Tuerto Adorno como ayudante, que se le metía en la casa a Bochini los martes, lo levantaba y lo llevaba. Los lunes teníamos descanso todos. El tema es que yo no tenía a un Adorno como para hacer eso, entonces agarré a Giusti y le dije que a los más grandes (él, Bochini y [Hugo] Villaverde) iba a darles libre el martes, que los liberaba de venir. Que apoyara esa iniciativa delante del grupo. Lo dije delante de todos: que los de 35 quedaban exceptuados de la primera práctica de la semana, para recuperarse mejor. Y para que después no quisieran faltar los pibes también, ¿viste?, porque son rápidos para eso.
64) –¿El Bocha le agradeció el gesto?
–Sí, pero igual Bochini no me faltó ningún martes. Ya te digo: a él le gustaba entrenarse; se le complicaba levantarse a la mañana. El Bocha, además, es mimoso, como todo superdotado, entonces yo quería cuidarlo más que a nadie, porque era el as de espadas, el 7 de espadas y el 6 de espadas; con él en la cancha, ganábamos. Su problema, también, es que alrededor tenía una banda de vagos, entre hermanos y amigos, como suele ocurrir. De la fama y la plata se prenden todos.
65) –¿Qué pasó con Luis Islas?
–Islas quería entrar último al campo de juego, detrás del resto de los jugadores, para que lo aplaudieran más que a Bochini. Pero el que entraba último era Bochini y no le aflojaba.
66) –¿Siente que el hincha de Independiente no le reconoció mucho el campeonato '88/'89 en ese momento pero sí lo valoró con los años?
–Puede ser, sí. Ahora me llaman periodistas partidarios de Independiente en los aniversarios, le dan la importancia que tiene, valoran la dedicación que le metimos. Había una comisión directiva de oro que nos contagió, y nosotros nos enamoramos del club, le metimos a fierro con todo. Nos preocupábamos por el equipo, por la cancha, por todo. Y no es fácil ganar un campeonato, ¿eh?, y sobre todo con rivales importantes, como Boca, River, Racing y los rosarinos. Pasa que al comienzo el hincha rechazó al cambio: no es lo mismo Pastoriza, la historia misma del club, que el Indio Solari, al que no conocía nadie. Pero bueno, poco a poco fuimos entrando en el club y creo que con el tiempo el hincha lo reconoció como correspondía.
67) –¿El presidente Carlos Menem lo recomendó para dirigir a Arabia en el Mundial '94?
–El técnico que lo clasificó fue el holandés [Leo] Beenhakker y lo echaron unos meses antes. El embajador de Arabia fue a la Casa Rosada y comentó que estaban sin entrenador, y enseguida Menem le aseguró que les conseguiría al mejor del país. Le dijeron a Bilardo, pero Carlos hizo "oleeee"; venía de ser subcampeón del mundo. Entonces me recomendó Armentano, que era de la custodia presidencial y había estado en la hinchada de Vélez cuando era joven; me conocía de ahí. Le dijeron a Menem, y como yo había jugado en River, dijo que sí.
68) –¿Le entendían algo los árabes?
–Estuvimos tres meses concentrados haciendo amistosos para elegir a los jugadores. A mí me costaba mucho identificarlos, por más que vimos mil videos. Por suerte, mi hermano Eduardo es muy atento a las fisonomías y los reconocía fácilmente, así que Eduardo los saludaba por el nombre y yo iba detrás de él repitiendo. Tenía los nombres anotados en un papel, que pegaba en la pared de mi cuarto: los miraba antes de irme a dormir y apenas me despertaba, para fijarlos.
69) –El gol de Saed Al Owairan para ganarle por 1-0 a Bélgica y clasificar a Arabia para octavos fue de película.
–¡Arrancó más atrás que Maradona contra los ingleses! Y eso que llegó al Mundial varios kilos arriba. Nosotros los pesábamos y éste siempre estaba unos kilos arriba. A Estados Unidos llegó muy excedido, entonces después de las prácticas nos quedábamos corriendo con él, y terminó haciendo ese golazo, increíble.
70) –¿Por qué no siguió en Arabia después del Mundial?
–Porque querían meternos jugadores. El fútbol es lindo porque todos creen que saben, y los árabes no eran la excepción. Mandó llamarnos el rey y querían meternos un 9 del que decían que era el Pelé árabe. Qué sé yo... Quizás lo era en su buena época, pero en el Mundial tenía 37 años, y querían que lo pusiéramos contra Holanda. Era imposible: contra Holanda necesitaba alguien que corriera. No lo pusimos y se pudrió todo. Al final fue la mejor campaña de Arabia en su historia y tuvimos que irnos, y nunca volvieron a llamarnos. El árabe está acostumbrado a que manda; mira de reojo si uno no le hace caso.
71) –¿Cómo se enteró de que Fernando Redondo estaba de novio con su hija Natalia?
–Se conocieron en Mar del Plata. Nosotros fuimos los iniciadores del Balneario 12. Antes íbamos al 11 con Pipo Ferreiro y Griguol y queríamos tres carpas de adelante porque nos la pasábamos jugando al voley y necesitábamos ver cuándo se desocupaba la cancha. En el 11 nos dijeron que no había más carpas adelante, así que fuimos a preguntar al 12. Nos contestaron que sí enseguida, y allí nos quedamos para siempre. Y a la noche hacíamos el asado o los fideos, nos íbamos a la medianoche. Así empezó a llenarse de futbolistas el 12; antes no era conocido. Y bueno, ahí iba también la familia de Fernando, y se conocieron. Después él se fue a jugar a Tenerife, más tarde yo viajé para dirigirlo y bueno, cuando terminaban los partidos nos íbamos en familia pero Natalia me decía "vayan, yo me quedo un rato más". Y volvía una hora después. Y un día vino Fernando a cenar a casa, me dijo que quería salir con Natalia y listo. De todas formas, Fernando era titular inamovible en ese equipo, no podía haber dudas sobre el tema.
72) –¿Usted llevó al Pulga Rodríguez a Atlético Tucumán?
–Así es. Lo vi jugar un partido en la liga tucumana, porque a todo lo que está cerca vamos a verlo. Nos habían comentado de este muchacho y enseguida notamos que era medio caradura; pateó desde mitad de cancha y casi la metió, y al rato pateó otra vez desde mitad de cancha. No cualquiera hace eso. Y encima, con fuerza y precisión. "Este tipo es distinto", dijimos. Después empezamos a ver los detalles: cómo se perfilaba, cómo gambeteaba... Era un fenómeno. No entendí por qué lo dejaron ir de Atlético; fue una cuestión política, sin dudas.
73) –En Atlético puso el granito de arena inicial para estos años formidables que vivió el club.
–Lo agarramos en el Argentino A y les cambiamos la mentalidad al hincha, al directivo, a todos. Habían tenido buenos técnicos pero durante 25 años no habían ganado nada, porque perdían cinco partidos y los echaban, y también limpiaban a los jugadores a los que llevaban esos técnicos, y se quedaban con los juicios. Les dije: "Necesitamos tres años para ser campeón". Y así fue: en el primero armamos el equipo y llegamos a una semifinal, en el segundo fuimos finalistas y en el tercero ganamos y ascendimos al Nacional B. El club tenía 500 socios y les dije que con esa cantidad no podían aspirar a nada si no los ayudaba el gobernador o algún municipio. Y así empezamos una campaña para sumar socios. Cuidábamos la cancha, pintábamos los arcos y comíamos con el canchero y los empleados del club, como en Renato: éramos de todo un poco.
74) –¿Por qué lo echaron, entonces?
–A los dirigentes no les gusta que se metan, entonces ascendimos al Nacional B y me echaron. Pero lo que vale es que los hinchas me quieren mucho, tienen una peña con mi nombre y me invitan a comer seguido. Es el club en el que los hinchas me han reconocido más que en ningún otro lugar donde trabajé.
75) –¿Por qué Ramón Díaz se enojó con usted cuando dirigía a Yokohama Marinos?
–A Ramón lo tenía en el equipo. En un momento se lesionó, empezamos a ganar y cuando reapareció le dije que esperara un poco, que esto era igual para todos. Se enojó. Entonces le dije que fuera a hablar con los dirigentes y se fue.
76) –¿Por qué Jorgito, su hijo, no llegó a la primera división?
–Jorgito jugó en la reserva de Newell’s y tenía condiciones, pero se enojó porque uno le gritó "vos jugás porque tu viejo es técnico". Se cabreó y se fue a jugar al campo, y luego se dedicó a Renato.
77) –¿Quién fue el mejor de todo el clan Solari?
–Por lo que mostró y por los equipos en los que jugó, mi sobrino Santiago, pero también los otros anduvieron muy bien. A Augustito le fue muy bien en Racing; tiene pasta para destacarse.
78) –¿Augusto es el que más se parece a lo que fue usted como jugador?
–Tiene despliegue, ida y vuelta, es buen contragolpeador, pasa bien en la parte final del campo, es buen asistidor, hace algunos goles, y eso es importante para su puesto. Lo que hace se asemeja a como jugaba yo.
79) –¿Qué sintió al ver a Santiago dirigir a Real Madrid?
–Fue muy lindo. De alguna manera u otra sentíamos que también estábamos nosotros en esos partidos, aunque sabíamos que sería muy difícil, porque tras la salida del francés [Zinédine Zidane] el equipo había caído. Había que hacer el cambio y remontar, en una época en la que no estaban organizadas las cosas.
80) –También su sobrino Esteban comenzó bien como entrenador: está en las juveniles argentinas. Parece que les transmitieron la pasión.
–Seguro que sí. Es que cuando se reunía la familia se hablaba mucho de fútbol. Ahora no me junto tanto con Eduardo porque cada uno tiene su familia grande, una docena de nietos cada uno, pero siempre el tema fue el fútbol y eso ha ido desparramándose en la familia. Encima, vivimos en un club de fútbol, entre 52 canchas, pizarrones, botines, conitos. Nosotros nos nutrimos del fútbol y se lo hemos traspasado a los chicos.
81) –¿Cómo se lleva con la tecnología?
–Voy un poco atrasado. Cada tanto tengo que llamar a mis nietos para que me instalen algunas cosas, y hoy es importantísima para enseñar. En estos días tuvimos varias reuniones por Zoom; nos arreglamos.
82) –El mejor y el peor DT que tuvo.
–Renato Cesarini fue el mejor. Y al Loco Lorenzo no lo queríamos: no era mal técnico, pero tenía mucha parola, era muy farolero y figurón.
83) –El mejor DT de Argentina y del mundo.
–Guardiola es muy bueno y lo del Cholo [Simeone] tantos años en Atlético peleando arriba tiene un mérito tremendo. De acá, Gallardo está muy bien.
84) –¿Le gusta Lionel Scaloni en la selección?
–En la largada lo miramos con desconfianza, pero va de bien para muy bien.
85) –¿Quién tiene más hinchas: Newell’s o Central?
–Newell’s. Para mí, Newell’s. El hincha de Central antes era más bullicioso, ahora se igualaron y son hinchadas muy parecidas. Acá a los clásicos no se los disfruta, se los sufre.
86) –Su día más feliz y su día más triste en el fútbol.
–El más feliz, cuando salimos campeones de primera B en Newell’s, aunque después nos sacaron puntos por una incentivación. El más triste, cuando perdimos la final del '66 contra Peñarol.
87) –¿Existe la incentivación en el fútbol?
–Sééé... Pero escúcheme una cosa: ¿cómo no va a existir, si donde hay plata, siempre hay cosas que ensucian? Como decía el Pato Pastoriza: "El sexo y la plata corrompen todo". Y agregaba: "¿Sabés quién es un verdadero amigo? El que no le mira el culo a tu señora". Con la plata es lo mismo. Todos somos decentes, ¿no? Bueno, poné una bolsa con un millón de dólares y apagamos la luz. La prendés en 20 segundos y no está más la bolsa, y supuestamente todos eran decentes... Vamos.
88) –¿Soborno hay?
–Lo creo más difícil. Para ganar, el jugador muchas veces recibe dinero de otro. También jugar a empatar existe, porque a los dos les conviene el resultado: "Si voy para adelante, por ahí me abrochan", piensa uno, y el otro se queda. Parece que está arreglado, pero no: está convenido en el momento, que es distinto. Pero para atrás no conozco, aunque puede haber.
89) –¿Le gustan los dirigentes del fútbol argentino?
–No hacen un curso para prepararse, caen del cielo porque tienen plata y aprenden sobre la marcha. En el revoleo cayeron algunos muy malos y otros hasta mal intencionados. Así terminaron los clubes. Antes entraban a los clubes a los 20 años, se hacían socios, por ahí se agarraban a piñas en las canchas, porque les gustaba mostrar que eran buenos peleadores. [Raúl] Gámez en Vélez, por ejemplo. Crecían en el club, lo querían, y un día llegaron a la presidencia. Gámez nunca se llevó un mango. Lo aprendió de Pepe Amalfitani; ése fue un fenómeno con todas las letras.
90) –¿Qué dirigentes de los que trató usted sabían de fútbol?
–Pedro Iso fue un dirigente excepcional. Era muy vivo: invitaba a los jugadores a comer y ahí se enteraba de todo, porque los jugadores comentaban sin querer. Con Armando Botti en Newell’s hice un buen equipo. Él se quejaba de que no lográbamos ser campeones y yo le expliqué que era porque a fin de año siempre teníamos que vender jugadores. "La única manera de cambiarlo es tener cuatro veces más socios", le dije. Entonces me hice socio yo y fui haciendo socios a los jugadores. Le decía al presidente "descontale la cuota del próximo sueldo". Y listo. En todas las notas que me hacían le decía a la gente que se hiciera socia, y así sumamos un montón. En Independiente y Atlético Tucumán fue lo mismo.
91) –¿Se quedó mal por no haber sido elegido por Julio Grondona como entrenador de las juveniles en 1994?
–Con Grondona no tenía amistad pero me llevaba bien, y terminó eligiendo el proyecto de [José] Pekerman, al que muchos por ahí no conocían, pero que fue muy bueno para el fútbol argentino. Así que no hubo quejas al respecto.
92) –¿Grondona le hizo bien o mal al fútbol argentino?
–Grondona fue un tipo extraordinario e inteligente. Hizo sus cosas buenas pero desaprovechó la chance de darle al fútbol argentino mejores posibilidades. Desde su cargo en la FIFA debió apoyar al fútbol amateur de nuestro país, darle valor al Consejo Federal, capacitando entrenadores, profes y cancheros para pulir las piedras preciosas que tenemos en el interior. Podría haber conseguido soluciones por el cargo que tenía; era un tipo muy capaz.
93) –¿Le gusta Claudio Tapia?
–Es un tapado. Está como Scaloni: va a tener que demostrar en el viaje. Está metido en el baile, ojalá baile bien. Recién está en los primeros cinco kilómetros de la maratón. Con el DT al que había elegido, en la expectativa de largada parecía que duraría poco, pero va bien. Veremos.
94) –¿Entrenadores de antes o de ahora?
–Los técnicos de mi época eran muy limitados. El lunes se descansaba. El martes se hacía fondo con el profe: diez vueltas a la cancha (en River nos sacaban a correr por Palermo). El miércoles seguía el profe pero más intenso: piques y pasadas. El jueves se armaba un partido. El viernes se laburaba reacción y abdominales con el profe. Y el sábado era de picadito de delanteros contra defensores, solteros contra casados, y el técnico probaba a los arqueros. Por eso muchos entrenadores pateaban mejor después de retirados que cuando jugaban. El jugador respondía más al profe. Ahora, el DT tiene que trabajar de lunes a domingo, mañana y noche. No le alcanza el tiempo; tiene que estar en todo. Mirá: a los 40 años yo creía que me las sabía todas, a los 50 empecé a aprender en Renato, y ahora que estoy cerca de los 100 me doy cuenta de que no sé nada y aprendo por todos lados. Uno nunca termina de aprender.
95) –¿Fútbol de antes o de ahora?
–El fútbol de antes no puede ganarle al de ahora ni loco: hay una diferencia tremenda. El fútbol ha evolucionado y se ha perfeccionado tanto... como la medicina. En mi época, los defensores no pasaban la mitad de la cancha, había como un precipicio. No sabían salir jugando. Y los delanteros no bajaban, al círculo central ni lo conocían. Cada uno ocupaba su posición. Era un juego más estático: cada uno cumplía su función y listo. Ahora es todo más colectivo.
96) –¿Cuál es la clave para llegar a los 78 años con esta vitalidad y este entusiasmo para trabajar?
–Será la buena vida por trabajar en lo que a uno le gusta. Siempre lo he disfrutado, con mejores o peores resultados. En Renato nos hemos revitalizado. Lo que le contaba: acá aprendimos a soldar, a palear; dirigimos todas las divisiones, de las más chicas a las más grandes; armamos y mantenemos una pensión; aprendimos sobre todo errando en muchas cosas; viajamos con los chicos por el mundo haciendo giras; creamos la figura de los sparrings de la selección; fuimos los primeros en hacer las clínicas para entrenadores. Hemos invitado a tipos como Griguol y [Pacho] Maturana a que dieran charlas, siempre con trabajos de campo. Fuimos a congresos de fútbol en Europa, y después trasladamos todo eso al club.
97) –Al vasito de vino no hay que escatimarlo, como decía el gran Amadeo Carrizo.
–Nunca chupé demasiado. Hice vida normal. Ahora me cuido un poco más en las comidas, como carne sin mucha grasa y tengo que caminar por orden del médico. Creo que la clave ha sido estar siempre cerca del fútbol, más de 70 años detrás de una pelota. Es mucho, ¿no?
98) –¿Cómo está de salud? ¿Tuvo achaques?
–Por ahora estoy 0 kilómetro. Veremos hasta cuánto llegamos. Estamos conformes, disfrutamos lo que hicimos y agradecemos los amigos que tuvimos. Salvo el patatús del 2016 y los stents que me pusieron, estamos bien.
99) –¿Lo último que dirigió profesionalmente fue Coronel Aguirre, en el Federal B?
–Correcto, en 2016, cuando me agarró el patatús. A partir de entonces ya no estoy apto físicamente para dirigir en primera [risa]. Estaba en un partido, sentí un malestar y no salí a dirigir en el segundo tiempo. Por suerte mi hijo Jorgito estaba en la tribuna, le avisaron, me subió al auto, me llevaron al Instituto Cardiovascular de Rosario y enseguida me operaron. Me metieron dos stents y estuve unos días en terapia intensiva. Tuve un infarto, creo. Fue infarto, ¿no, Nerina? [pregunta a su mujer]. Me atendieron mil puntos.
100) –O sea que si hubiera salido a dirigir en el segundo tiempo…
–Quizás quedaba por ahí cortado y no estaríamos haciendo esta nota. Pegó en el palo y salió [risa]. No le tengo miedo a la muerte, la verdad... Me cuidan y me cuido. Dejé a muchos por el camino, y además le gané a un montón. Ya me tocará a mí también.
Documento
- Jorge Raúl Solari.
- Nacimiento: 11/11/1941, en Rosario.
- Divisiones inferiores: Newell’s Old Boys.
- Primera: Newell’s (1960/61), Vélez Sarsfield (1962/63), River Plate (1964/69), Estudiantes La Plata (1970), Torreón (1971/72), Renato Cesarini (hasta 1980).
- Seleccionado nacional: Mundial Inglaterra 1966.
- Títulos (1): Copa Libertadores 1970.
Trayectoria como entrenador
- Comenzó en 1972 en las divisiones inferiores de Rosario Central.
- Ayudante de campo de José Varacka en Junior, de Colombia.
- Como entrenador principal: Millonarios, de Colombia; Newell’s Old Boys (tres etapas); Renato Cesarini (varias etapas); Vélez Sarsfield; Junior, de Colombia; Independiente; Tenerife, de España; seleccionado de Arabia Saudita (Mundial Estados Unidos 1994); Yokohama Marinos, de Japón; América, de México; Aldosivi; Huachipato, de Chile; Argentinos Juniors; Barcelona, de Ecuador; Almagro; Tiro Federal; Atlético Tucumán, y Coronel Aguirre.
- Títulos (3): Campeonato 1988/89 en Independiente, liga de Japón 1995 en Yokohama Marinos y Argentino A 2008 en Atlétco Tucumán.
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