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Las 100 preguntas a Hugo Perotti: de ser campeón con Maradona a perder un pulmón por el shock emocional de quedarse sin trabajo en Boca
Hugo Osmar Perotti, de 61 años, un ex wing izquierdo que encaraba con la convicción de que nadie lo iba poder detener, se fue dos veces de Boca, ambas contra su voluntad. La primera vez, como futbolista. La segunda, como integrante del departamento de captación de juveniles. Sufrió con las dos despedidas porque no quería irse. La de jugador lo terminó precipitando a un retiro prematuro del fútbol, a los 26 años. La de descubridor de talentos espera que se solucione en el futuro porque se considera víctima de un malentendido durante la anterior gestión de Daniel Angelici.
Campeón con el inefable Juan Carlos "Toto" Lorenzo y socio de Diego Maradona en el título del Metropolitano de 1981, el "Mono" recorre en la sección Las 100 preguntas su vida ligada al fútbol desde que asomó en los potreros de Moreno.
1.- ¿Quién es Hugo Osmar Perotti?
-Un buen tipo, buen amigo, una persona que le fue útil a Boca durante más de 30 años, primero jugando y luego trabajando en las inferiores. Creo que lo que uno ha sembrado en su vida lo recoge en algún momento, y yo lo sentí en este último tiempo en que estuve muy enfermo después de tener que irme del club en 2018. Siempre estuve bien rodeado, de mi familia principalmente, y de buenos amigos, pero en esta última etapa, que fue lo peor que me pasó en la vida, se arrimó mucha gente que no esperaba. Y fue muy gratificante.
2.- ¿Cómo te definís como futbolista?
-Un delantero zurdo, potente, agresivo, guapo, que nunca dio por perdida una pelota y al que le gustaba jugar contra la raya y desbordar. Pude haber jugado muy bien, bien, mal o muy mal pero nunca resigné la entrega. Mi mayor virtud era que cuanto más me pegaban, más encaraba. Y eso que me tocó una época jodida de defensores, te castigaban duro.
3.- ¿Por qué "Mono"?
-Me lo puso un compañero del colegio Manuel Belgrano, en Moreno. Le habíamos escondido la bicicleta y yo aparecí pedaleando en medio de un partido y ahí nomás gritó "agarren a ese Mono". Yo era el típico quilombero, me metía en todas, así fui toda la vida. Salía a agarrar pájaros, ranas, a cazar con rifles de aire comprimido, me trepaba, era liero, pero no quilombero malo, ni de hacer daño, siempre fui sabandija, me gustaba jorobar. Y el apodo quedó para siempre por ese motivo.
4.- ¿En las inferiores de Boca también hacías lío?
-Estuve un solo año en inferiores de Boca, pero sí, en inferiores y también en primera: pavadas como esconder la ropa, o mojarla, o atar los cordones de los botines entre sí a mis compañeros. Esto cuando me fui ganando mi terreno, después ya por ahí era de joder en los baños de inmersión, mear el agua, alguno hasta hacía alguna otra cosa y entonces tenías que salir (risas). De arranque uno no abría la boca, tenía 17 o 18 años años y eran todos tipos grandes, les hacía los mandados.
5.- ¿De quién eras hincha de chico y quién era tu ídolo?
-Siempre fui hincha de Boca. Me hizo mi padrino, Raúl, porque mi viejo no era muy futbolero. No tuve un ídolo personal, sí me impactaba en mi puesto el Mono Mas.
6.- ¿Laburaste?
-Ayudaba a un tío en la carpintería y a otro en la carnicería, pero no por un sueldo. Soy hijo único, mis padres se separaron cuando tenía 6 años, y yo me quedé con mi vieja en Moreno. No la pasé mal, pero tampoco me sobró nunca nada. Tenía mi bici, iba al club con mis amigos, pero lo que no tuve, hasta firmar mi contrato con Boca, fue casa propia. Con los premios de mi primer año compré el terreno y unos meses después, cuando pasé al equipo titular, pude comprar los materiales para construir la casa donde sigo viviendo actualmente.
7.- ¿Cuánto cobrabas en un primer contrato?
-Antes, cuando empezabas, se firmaba en blanco. Es decir: firmabas y los dirigentes ponían la cifra que a ellos les parecían. A mis 17 años me hicieron el primer contrato, para mí era una fortuna, y como anduve tan bien de arranque, al poco tiempo los más grandes fueron a hablarle a Alberto J. Armando para que me pusieran en el segundo escalafón de sueldos del plantel. El Chapa (Suñé), el Chino (Benítez), el Ruso (Ribolzi), Pancho (Sa) y Marito (Zanabria) fueron a hablar por mí sin que yo les pidiera nada. Fue una gran acción de mis compañeros y por eso siento un orgullo enorme de haber compuesto ese equipo.
8.- ¿Era duro Armando para negociar los contratos?
-Para nada, guardo la mejor imagen de él. Aquella vez que mis compañeros pidieron por mí, fui a la concesionaria de autos que Armando tenía en avenida La Plata, me hizo pasar y cuando me dijo la cifra casi me desmayo. No me olvido más: abrió el cajón del escritorio y sacó un fajo de billetes. Eran 16 mil dólares. "Esto te lo regalo yo para que puedas empezar a invertir en una casa", me dijo, yo ni sabía lo que eran dólares (risas). Armando me recalcó que no era común que jugadores profesionales vinieran a pedir por un compañero, y menos por un chico, como dando a entender que había caído bien y me querían.
9.- ¿Cómo habías llegado a Boca?
-En ese momento había que pedir la prueba por carta, y Juan Poveda, un carnicero que vivía a una cuadra de casa, era vitalicio de Boca, muy fana, y consiguió esa carta, porque me veía muchas condiciones. Yo jugaba en Defensores de Moreno y también en el colegio y justo teníamos que ir a Necochea para la final de los Torneos Evita. Mi mamá quería que me probara en Boca, pero el director del colegio con todos mis compañeros vinieron a casa a pedir que viajara a la final con ellos. Y se comprometían a conseguir otra carta. Así aflojaron a mi mamá. Al final viajé, ganamos 2-1 esa final con 2 goles míos y un tiempo después pude probarme en Boca. Tenía 16 años.
10.- ¿Qué recordás de la prueba?
-Fui a La Candela y estaban Ernesto Grillo, el Nano Gandulla y Vito Damiano. Me pusieron de wing izquierdo, jugué media hora y metí 7 goles. A los 10 días ya era jugador del club. Qué buena gente eran esos tres hombres. ¡Cómo le pegaba a la pelota Grillo! Muchas veces se quedaba después de las prácticas con el grupo de chicos con los que tenían más onda, se sacaba los botines y pateaba tiros libres y penales descalzo. Una calidad terrible. Además, una persona sencilla, humilde, de pocas palabras, ni siquiera hacía falta que te retara, te miraba medio mal y agachabas la cabeza. Un fuera de serie don Ernesto.
11.- Saltaste rápido a la primera.
-Jugué un solo año en inferiores, 1976, séptima división. Metimos 104 goles en 34 partidos y salimos campeones. Esa categoría era muy buena, de los cinco que jugábamos arriba, llegamos cuatro, el único que no llegó fue el Cabezón Aguilera. Después, estábamos Rotondi, Husillos, Randazzo y yo, formábamos así. Salimos campeones en séptima y a los 10 días, como lo habían echado al Flaco Gareca en la sexta, y jugaban un desempate con San Lorenzo por el título, nos pidieron a Husillos y a mí. Fuimos, ganamos 2-1 con un gol de Husillos y otro mío. Y al año siguiente salté a la primera. O sea que mi paso por las inferiores fue casi perfecto: un año, dos títulos, y en 1977 ya estaba en la primera, en el equipo de emergencia que jugaba el campeonato, mientras los más grandes jugaban la Libertadores.
12.- ¿Siempre wing izquierdo?
-Siempre me moví arriba, más tirado a la izquierda. En el equipo del barrio jugaba con gente más grande los famosos campeonatos relámpagos por plata, íbamos por todos lados. Había muy buenos jugadores, Moreno es zona de tradición de buenos jugadores, y si ya era picante el fútbol profesional, imagínate en los barrios. Te daban duro.
13.- Definí a Juan Carlos Lorenzo.
-Un adelantado, estaba en todos los detalles: en el cuidado personal del jugador, en el estado del campo de juego, le gustaba que los livianitos jugáramos en cancha pesada, y por eso regaba mucho ciertos sectores. Tácticamente sabía todo. Pensá que para la final Intercontinental en Alemania, después de empatar 2-2 de local, sacó a Mouzo y a Sa, la pareja central campeona de América, para poner a Tesare y Bordón, porque eran más rápidos. Pero escuchame, no sacó a dos cualquiera, ¡sacó al que más Libertadores ganó y al que más partidos jugó en la historia de Boca! Y a los 35 minutos, le ganábamos 3-0 al Borussia. Increíble. Sabía muchísimo, lo que no me gustaba de Juan Carlos era la manera de tratar al jugador, en ese sentido me gustaba cómo se manejaba Silvio (Marzolini) y el Rata (Rattín), con formas similares a Grillo y Gandulla.
14.- ¿Vos no eras el niño mimado de Lorenzo?
-Al principio me verdugueaba bastante, me costó. Me empecé a ganar su confianza cuando me hizo el test para ver si estaba para jugar con los grandes. Se había puesto de acuerdo con Vicente (Pernía) en un amistoso que jugamos en cancha de Almirante Brown. Titulares contra suplentes. "Quedate tranquilo, cuando desbordés, tirá el centro, no enganchés nunca", me dijo Pernía, como aconsejándome. Pero a la primera de cambio, desbordé para tirar el centro y me comí tremenda patada. No dije nada y me levanté. Al rato, otra vez. Y en la siguiente, se la piqué de espaldas cuando me vino a anticipar y me tiró contra los carteles.
15.- Supongo que no habrás ido a pelearte con Pernía...
-Me quedé con la sangre en el ojo y, un rato después, Vicente fue a buscar una pared con Ribolzi y fui yo el que lo tiró contra los carteles. El Tano se levantó y le gritó a Lorenzo: "Ya está Juan Carlos, ya está". Pensé que me sacaban del equipo, pero no, era lo contrario, me estaban probando. Eso fue un miércoles, y el domingo jugamos contra Colón en cancha de Independiente. Me pusieron de titular y ganamos 2-0. Yo había debutado como titular unas semanas antes con el equipo de emergencia, porque fue justo entre las dos finales de Libertadores contra Cruzeiro. Fue un viernes a la noche por televisión, contra Atlanta, metí un gol. Empatamos 2-2.
16.- Pero te cuidaban por ser el más pibe, ¿o no?
-Me sentía muy cuidado por mis compañeros, al lado de ellos me sentía Sansón. Ningún rival me iba a correr o pegar de prepo, porque saltaba cualquiera de los muchachos y te pasaban por arriba, no me voy a olvidar en mi vida de esos compañeros.
17.- Contame alguna más de Lorenzo.
-A mí me decía todo el tiempo que no comprara el auto. "Sos pendejo, empiezan con las minas y hay que cuidarse", me decía. Igual siempre tuve claro que primero iba a comprar la casa, de hecho recién un año y medio después de debutar en primera me compré el auto.
18.- ¿Qué te pedía en la cancha?
-Que apuntara mucho a la diagonal, que aprendiera de lo que hacía Mastrángelo por la derecha, que le ganaba la parte de adentro al marcador de punta. A mí me costaba porque era de desbordar: tenía habilidad, me gustaba el roce del pierna a pierna, que me pegaran y levantarme, entonces me salía encarar e ir por afuera. También disfrutaba más asistiendo que convirtiendo.
19.- ¿Usaba "nafta especial" o es un mito?
-Noooo, se dijeron tantas pavadas de esa época, nada que ver. La verdad es que el Profe Castelli nos mataba, en las pretemporadas dejabas el hígado. En la primera que hice estuve 4 o 5 días sin poder desayunar del dolor de estómago, piernas y brazos que tenía. Hacíamos 3 turnos: arrancábamos las 7 de la mañana con trabajos de fondo de 10 kilómetros con chaleco, después desayunábamos, a las 10.30 todos a la playa y a la 5 a la cancha con la pelota. Así 20 días. Yo te digo: los primeros días no iba ni a desayunar después del primer turno, así como estaba, con la ropa y los botines, sin bañarme, me tiraba en la cama una hora a descansar porque estaba muerto. Claro, después durante el año volábamos.
20.- ¿Cuál era la clave de ese Boca de Lorenzo?
-En la parte defensiva era terrible; perfecta, te diría. Hacíamos un gol y se terminaba, no había manera. Pernía, Sá, Mouzo y Tarantini y después Bordón eran defensores impasables; en el medio tenías a Suñé, Ribolzi o Benítez, Zanabria, el Toti Veglio que bajaba, también el Tucumano Salinas: todos corrían, marcaban, si se enojaban te cagaban a patadas y después encima te pintaban la cara.
21.- ¿Y arriba?
-Bueno, estaba el Toti Veglio, que era un crack, parecido a Tevez: bajaba a jugar y metía goles, ¡pero andá a hacerlo enojar al Toti con una patada! El vuelto era terrible. Después estaban el Heber (Mastrángelo), que no se metía con nadie y era un definidor impresionante. No conocí a otro definidor como el Heber, los hacía revolcar a los arqueros, era un espectáculo. Y estaba Felman, a quien terminé reemplazando cuando fue vendido al Valencia.
22.- No tenían un 9 de área tipo Palermo…
-No, era casi un 4-4-2 o un 4-3-1-2, con los dos wines que éramos el Heber y yo que tirábamos diagonales todo el tiempo, y el Toti o el Tucumano Salinas que eran el 9 que bajaban. Nuestros marcadores de punta tiraban muy buenos centros a la carrera, fuertes; Pernía era un especialista, metimos un montón de goles con centros del Tano. Los dos centrales eran grandes cabeceadores y los volantes eran fuertes, guerreros y te la daban redonda. Y físicamente estábamos arriba del resto. Metíamos un gol y se terminaba, porque achicábamos bien y además contábamos con mucha gente de experiencia para manejar el partido.
23.- ¿Tuvo un sabor especial para ustedes eliminar a River en las copas del 77 y 78?
-Sin dudas. En la del 77 no estuve, era mi primer año y me ponían en el equipo del campeonato. La del 78 la jugué completa, los 6 partidos, entramos en el grupo semifinal de 3 equipos por ser los campeones del 77. River venía de eliminar en un desempate a Independiente, que era otro equipazo. Compartimos la zona semifinal con River y Atlético Mineiro, arrancamos empatando de local con River y le ganamos a los brasileños los dos partidos, pero como River perdió en Brasil, quedó obligado a ganarnos en el cierre en el Monumental para ir a un desempate. Y le ganamos 2-0 con goles del Heber y del Tucumano. Yo anduve bárbaro, hice expulsar a Merlo y a Saporiti por pegarme y clasificamos a la segunda final consecutiva. ¡Y en el Monumental, imaginate, fue espectacular! Después barrimos al Deportivo Cali de Bilardo: 0-0 y 4-0. En esa Copa nos metieron sólo 2 goles. Es lo que te decía: cerrábamos el arco.
24.- Esa final fue un duelo de titanes: Lorenzo vs Bilardo.
-Eran bravos los dos. Supuestamente Bilardo nos metió mujeres en el hotel, en Cali, para sacarnos piernas; yo ni me enteré. Sí recuerdo que nos espiaban en la práctica, al Heber le pusieron algo en los ojos cuando empezó el partido, y además ellos tenían un gran equipo. El juego del Cali era pelotazo a Benítez, que se la peinaba a Néstor Scotta, el hermano del Gringo. En una, Pernía lo chocó de atrás a Benítez y chau, quedó planchado. A mí me golpearon bastante también, lo volví tan loco al marcador de punta que lo tuvieron que cambiar, lo metieron a Heriberto Correa, el paraguayo nacionalizado argentino. En la revancha fue igual: otra vez tuvieron que cambiarme la marca porque no me podían agarrar. La verdad es que estaba en mi mejor momento. En Colombia empatamos 0-0 pero merecimos ganar.
25.- En la revancha los pasaron por arriba y vos metiste dos goles.
-Nosotros sabíamos que éramos más equipo y ni hablar lo que fue la Bombonera esa noche. Ayudó mucho el primer gol que metí al comienzo: un centro desde la derecha que fui a buscar al área haciendo la diagonal, lo que nos pedía el Loco (Lorenzo) y la toqué con el empeine al palo del arquero. En el segundo tiempo el Heber metió un golazo, enseguida otro Salinas y yo cerré al final: le robé la pelota a un defensor que quiso salir jugando y la metí. Le dimos un baile terrible al Cali esa noche, realmente los pasamos por arriba.
Los dos goles en la final de la Copa Libertadores de 1978
26.- Era complicadísimo llevarse algo de la Bombonera en esos duelos coperos.
-Sí, sí, venían muchos equipos buenos, pero se iban con las manos vacías. La gente gritaba permanentemente, era un plus muy grande para nosotros. La virtud más linda del hincha de Boca es que cuanto más necesitás de su ayuda es cuanto más te apoyan. Siempre y cuando te entregues al máximo, ellos te perdonan todo.
27.- "Si no había alambrado, terminaba en la tribuna", declaraste tras esos goles, ¿te gustaría que saquen los alambrados?
-Me hubiera gustado festejar un gol abrazándome con los hinchas, lo he visto mucho en Inglaterra y está muy bueno. Hay que ver si estamos preparados en nuestro país.
28.- ¿Por qué no jugaste la final Intercontinental contra el Borussia Moenchengladbach?
-Tuve mala suerte. Hubo mucha diferencia entre el partido de ida y el de vuelta, un par de meses. Yo me desgarré el recto de la pierna izquierda en un entrenamiento, antes de la ida en la Bombonera, que empatamos 2-2. Me recuperé, jugué un tiempo y volví a desgarrarme en el mismo lugar unos 15 días o 20 días antes de la revancha y ahí fue cuando Boca le pidió al Valencia el préstamo de Felman, al que habían vendido el año anterior. Hubo que pagar un seguro, pero Darío vino, jugó en Alemania y después regresó al Valencia. Yo ni siquiera viajé. Al año siguiente tampoco pude estar en las finales de la Libertadores que nos ganó Olimpia: me operaron del tendón rotuliano de la rodilla y me perdí los dos partidos. Me quedó esa espina: sentía que de haber jugado habríamos ganado la tercera Copa.
29.- ¿Por qué el equipo se cayó a pique en el 80, cuando se fue Lorenzo y llegó Rattín?
-Porque se fue desarmando, algunos muchachos se fueron, otros ya estaban grandes y varios se retiraron en esos años. El club tampoco estaba bien en lo económico, empezaron a sucederse problemas y eso se pagaba con resultados. En ese campeonato mi mamá estuvo muy enferma y el Rata (Rattín) me dejó un mes y medio faltar a los entrenamientos, iba directamente a jugar los domingos. Fue un gesto que valoré mucho. Así y todo, le pude meter goles a River en dos partidos de ese año.
30.- Te escucho con cierto carraspeo, ¿fumás?
-Dejé hace 10 años. Fumé desde los 13 hasta los 50. Empecé por tarado, era una época en que los más grandes del barrio fumaban y yo me sumé. En Boca no lo hacía delante de mis compañeros, hasta que me autorizaron a fumar en la mesa con ellos. Nunca me afectó para jugar; lo pagué después, eso sí, cuando me tuvieron que sacar el pulmón derecho, aunque ahí fue algo más emocional que otra cosa.
31.- ¿Cómo vivieron desde adentro la llegada de Maradona?
-Sin problemas, porque Diego se adaptó muy bien al grupo, yo había sido compañero de él en una gira de la Selección, también otros muchachos.
32.- ¿Qué relación tenías con Diego?
-En la cancha, perfecta, y el mejor ejemplo fue el gol a Ferro que terminó definiendo el campeonato, su pase fue magistral. Y en el vestuario, no éramos amigos, pero nos llevábamos muy bien en los entrenamientos y concentraciones, somos casi de la misma edad, y por algo me eligieron con Miguel (Brindisi) para darle la plaqueta. La pasábamos genial en esos picados que hacíamos los sábados a la mañana, nos encantaba jugar bajo la lluvia, en el barro, tirar caños, nos pegábamos pero sin lastimarnos. A la canchita de tierra de La Candela le decíamos el Maracanazinho, cuando llovía era un barrial infernal [risa].
33.- ¿Brindisi terminó siendo más importante que Maradona en ese Metropolitano que ganaron?
-Pasa que Diego tuvo algunas lesiones, nosotros vivíamos viajando a jugar amistosos, era un gran desgaste, y lo de Miguel fue atípico: vino como un volante de ataque, que solía meter 7 u 8 goles por campeonato de penal o tiro libre, y terminó metiendo más de 15, muchos de jugada.
34.- ¿Cuál era la clave de ese Boca?
-Era un equipo muy ofensivo, con mucha potencia del medio para arriba, cuando atacaba te mataba. En el medio marcaba Krasouski, el Chino (Benítez) marcaba y jugaba y después éramos Diego, Brindisi, el Pichi Escudero y yo, todos de ataque. El Chino y el Flaco Rodríguez, que atajó la mayor parte del campeonato, la rompieron todo el año. El Chino era un jugador de toda la cancha y cuando las papas quemaban siempre pedía la pelota y la jugaba. Y el Flaco se atajó la vida. Gatti estuvo al principio y volvió después de una lesión para los últimos 4 o 5 partidos. Yo jugué 33 de los 34 partidos, falté sólo contra Newell’s en Rosario, porque me había engripado.
35.- ¿El gol que le metiste a Estudiantes arrancando desde mitad de cancha fue el mejor de tu carrera?
-El de Estudiantes fue especial, no es común un gol hecho entre dos Hugo nada más [risa]. Y que uno de los Hugo sea un arquero que sale eludiendo hasta la mitad de la cancha, para dejársela al otro, que después recorre 50 metros esquivando rivales, con la pelota a los saltos, y define en el área. Es muy loco. Y fue muy importante, porque además había sido justo después de la apretada de la barra, pero si es por trascendencia me quedó con los dos goles en la final de América, o el que le metí de tiro libre sobre la hora a Fillol para ganarle 1-0 a River y ni hablar del gol Ferro en el 81, dos fechas después de Estudiantes, con el pase de Diego. Faltaban 10 minutos, a Ferro lo teníamos con el aliento en la nunca, pero no aflojaba. La toqué justo contra un palo, encima en el arco de La 12 y con la avalancha más grande de la historia, según dicen todos.
36.- ¿Cómo fue esa apretada de la barra?
-Fue en La Candela. Yo estaba sentado en una mesada de mármol, en la antecocina, hablando por teléfono. Era el único teléfono que había, uno de esos aparatos negros de antes. Diego estaba esperando que yo terminara, me jodía para que cortara, y de repente entraron unos 20 de la barra, con el Abuelo adelante, medio pateando la puerta. "Cortá el teléfono", me dijeron. "No corto, si estoy hablando con mi familia", les contesté, y de golpe arrancaron el cable, sacaron todo (risas).
37.- ¿Qué pasó?
-Nos reunieron y nos hablaron de la entrega, de que había que meter más. A mí no me gustó ese comentario, podían cuestionar que no estuviéramos jugando bien, veníamos de varios empates seguidos y Ferro no aflojaba, pero no podían decirnos nada de la entrega. Quise expresar algo pero Pancho (Sa) no me dejó: "Callate la boca". Un rato después, lo mismo, quise decir algo pero me calló el Chino Benítez. Ellos plantearon sus inquietudes y hablaron los muchachos más representativos del plantel.
38.- ¿Tenían armas?
-Sí, había armas y algunos las mostraron, pero no hubo violencia, no llegué a tener miedo en ningún momento. Y bueno, el domingo siguiente le ganamos a Estudiantes.
39.- ¿Cómo era la relación de los jugadores con la barra, ponían plata?
-Jamás puse plata para la barra, y tampoco supe de algún compañero que pusiera. Y la única vez que nos vinieron a plantear algo de ese modo fue aquella vez, no recuerdo otra.
40.- ¿El compañero con el que mejor te entendiste en una cancha?
-Con Husillos y Randazzo, en la séptima, fue impecable. Con Cacho Córdoba y Marito Zanabria me entendía bárbaro, se asociaban mucho conmigo porque jugábamos por el mismo lado. Marito tenía una técnica espectacular, era muy virtuoso, talentoso, y en Boca terminó tirándose a los pies para marcar. También con Diego hice buena dupla.
41.- ¿El defensor más duro?
-Había muchos, y no sólo tenía que lidiar con los marcadores de punta derecho, también con los centrales: el Colorado Killer, el Sapo Villar, el Hueso Glaría, Juan Carlos Touriño, Passarella, Perfumo, ufff… Había algunos que vendían humo, levantaban la mano para la gilada, se hacían los guapos, pero no pegaban, nombres no me pidas… Los bravos eran tipos como Perfumo, que te daba la mano para levantarte, pero con una sola intervención te liquidaban. Villaverde era otro de esos.
Sale Gatti, gol de Perotti
42.- ¿Miguel Russo entraba en ese grupo?
-Miguel era bravo, eh, pero no era mala leche, iba de frente. Era fuerte y también se la bancaba. Había canchas muy jodidas en esa época y la de Estudiantes de 1 y 57 era una de esas, la de Quilmes otra, y para mí fueron terribles siempre la de Newell’s y la de Colón.
43.- ¿Te gusta Russo como DT de Boca?
-Sí, claro, ya lo había demostrado cuando salió campeón de la Copa Libertadores. Y ahora hay que darle un gran mérito en esta arremetida final por el título porque consiguió elevar el nivel de 4 o 5 jugadores que eran los mismos que un mes antes no andaban bien. Eso es mérito del entrenador, sin dudas.
44.- ¿Eras de hablar con los rivales?
-Yo era de devolver. Sin pelota no, no era mala leche, pero iba fuerte cuando me iban fuerte.
45.- ¿Por qué sufriste tantos desgarros?
-Tuve muchos, es cierto. Me hicieron estudios de la boca, de la comida, del hígado, pero no salía nada, no había tanta información entonces. Tenía músculos muy cortos y fibrosos y yo era explosivo en mi manera de jugar, eso me perjudicaba. Me entrené siempre bien, pero tenía la desgracia de resentirme en los músculos que me desgarraba y por eso me tuve que operar cuatro veces por desgarros en ambas piernas.
46.- ¿Te operaban por los desgarros?
-Sí, porque cuando te lastimás el mismo lugar un par de veces, el músculo se muere, entonces te abren y te sacan el tejido. Por eso reniego y me da mucha bronca cuando dicen "Fulanito jugó desgarrado". No, no, no. No hay manera de jugar desgarrado, ni siquiera infiltrado podés jugar si estás desgarrado.
47.- ¿Por qué jugaste tan poco en la Selección?
-Porque me agarré una bronca grande con Menotti. Yo había jugado un amistoso acá contra Bulgaria en el 79 y Menotti me citó para la gira por Europa del mes siguiente, donde la Selección terminó invicta: jugamos contra Holanda, Italia, Irlanda y Escocia. Como una semana antes del primer partido de la gira, Boca jugaba la semifinal de la Libertadores contra Peñarol, el club mandó un telegrama a la AFA pidiendo que me autorizaran a salir de la quinta Salvatori y viajar un día después. Menotti me preguntó qué quería hacer yo y le dije que me gustaría jugar con Boca y viajar al día siguiente, eran 10 horas de diferencia con el viaje del plantel, no entorpecía para nada el viaje de la Selección.
48.- ¿Se enojó?
-No, me dijo que estaba bien. El me preguntó qué pensaba y yo le dije la verdad. Jugué contra Peñarol, ganamos 1-0 y al día siguiente viajé con Julio Grondona y José María Muñoz. El tema es que en el primer partido de la gira, contra Holanda, en Suiza, se lesionó Ortiz y en vez de ponerme a mí, que era el suplente, Menotti hizo entrar a un volante, no recuerdo a quién. Me hicieron pagar claramente el hecho de haber pedido viajar después. Al final, entre los cuatro partidos de la gira jugué sólo 45 minutos, y eso que Ortiz se había vuelto por la lesión en ese primer partido.
49.- ¿Caiste en el medio de la disputa entre Lorenzo y Menotti?
-¿Pero qué culpa tenía yo de jugar con Lorenzo? Llegué a Buenos Aires re amargado, con bronca, porque si no estaba Ortiz el puesto era mío. A los pocos días me mandaron un telegrama citándome para jugar el Torneo de Toulon, con juveniles, y ahí me negué. "A otra selección con Menotti no voy", les dije.
El gol a Ferro que valió un campeonato y una avalancha impresionante
50.- ¿Te lo cruzaste a Menotti con los años, pudiste hablarlo?
-Nunca más en la vida hablé con Menotti, ni hablaría tampoco. Ya está, yo actué de buena fe: vino un técnico tan importante a preguntarme qué pensaba, le dije la verdad y terminé pagando los platos ratos, me pareció deshonesto lo que me hicieron; porque si no, no me hubieran preguntado nada, y listo. Será una marca que no se borrará nunca.
51.- ¿Te gusta Scaloni en la Selección?
-No lo conozco, la verdad, y no tenía antecedentes, pero bueno, todos empezaron alguna vez, hasta los mejores del mundo arrancaron un día. Scaloni lo está haciendo bien, tiene currículum de juveniles, selección y Europa como jugador, se ha rodeado de exfutbolistas de prestigio con mucha Selección encima, van bien las cosas, y sobre todo se le han dado los resultados, ¿por qué hay que modificarlo? Además, ha venido cada uno vendiendo humo y haciendo un desastre, que tampoco cierta trayectoria te garantiza nada. Me refiero al entrenador anterior de la Selección, a Sampaoli.
52.- ¿De Boca te fuiste en el 82 con el cartel de "conflictivo"?
-Tenía mi carácter, pero siempre me manejé bien con los dirigentes. Cuando vino Nacional de Medellín a comprarme les dije a los dirigentes que no me quería ir de Boca, porque soy de extrañar mi casa, mi barrio; de hecho sigo viviendo donde me crié. Era buena plata, pero yo jugaba en la primera de Boca, ganaba bien, no tenía necesidad de irme. Fue tanta la presión que metieron entre empresarios y directivos de Boca, que tuve que irme, y me fui mal, enojado, quise despedirme jugando y no me dejaron, me dijeron que había que pagar un seguro muy caro. Entonces declaré contra la directiva y por eso salió que yo era rebelde y conflictivo.
53.- ¿Por qué duraste dos meses en Colombia?
-Llegué a Medellín y el tema de la inseguridad era impresionante. Estaban los de la FARC, los militares, bajaban y mataban a 10 personas. Yo tenía 23 años, estaba solo, veía el informativo, no podía salir a la calle, estaban los cárteles. "Yo me vuelvo", dije. Para salir me tenían que firmar del club un papel que se llamaba "pase y salvo", y tuve que inventar una enfermedad de mi madre. Me iba un viernes y volvía el lunes, supuestamente. Me lo firmaron, me fui y no volví nunca más. En total jugué medio partido en Nacional, cobré 15 días, y dejé mi contrato allá.
54.- ¿Cómo se resolvió el tema del pase?
-El pase seguía siendo de Nacional, pero yo les dije que no volvía, que si era necesario dejaba el fútbol. Boca me trajo a préstamo, pero cuando quiso hacer uso de la opción dos años después pedían demasiado dinero. En un momento surge la posibilidad de ir a Gimnasia a préstamo y allí fui. El tema es que de Moreno a La Plata, sin autopista, tenía 3 horas de ida y 3 de vuelta, yo no quería vivir en La Plata por lo que te conté, soy muy apegado, así que lo aguanté dos meses y no dio para más, aunque la gente de Gimnasia se portó maravillosamente bien. De Colombia no bajaban el precio y les dije que si no me vendían ,dejaba el fútbol, y eso pasó: a los 26 años no jugué más.
55.- ¿Vos estabas hecho económicamente?
-Para nada, en esa época no se ganan los millones de ahora. De Colombia siguieron llamándome, me decían que me respetaban el contrato, pero a ese lugar no quería volver. Hoy Medellín es otra cosa, un paraíso, según me cuentan.
56.- ¿No te molestaba retirarte tan joven?
-Pasa que venía de dos años de mucho desgaste con las idas y vueltas del pase. Encima, al volver a Boca me tocó una época muy mala del club. Hubo que ponerle el pecho, me agarré una conjuntivitis virósica que me afectó el nervio ciático y estuve unos meses parado. En el medio estaban las llamadas telefónicas con Colombia, no se ponían de acuerdo y me entrenaba mal. Me harté y me retiré.
57.- Pero eras joven todavía.
-Yo maldecía el hecho de haberme ido de Boca, ese fue mi gran error, empujado por los dirigentes y empresarios. Me faltó estar bien asesorado en ese momento, estaba solo con mi vieja, era hijo único, soltero, mi papá no estaba ligado a mí y ese fue el punto: debí haberme plantado y quedarme en Boca.
58.- Pasado el tiempo, ¿no te arrepentís de no haber prolongado un poco más tu carrera?
-Capaz que hoy sí. Yo tampoco hubiera podido jugar hasta los 33 o 34 años porque mi estilo de juego era de mucho roce, quizás 3 o 4 años más a buen nivel hubiera aguantado. Una pena, porque a los 24 o 25 años, con 6 o 7 temporadas en primera, ya no te molesta tanto el insulto o la crítica, disfrutás más el fútbol. Cuando uno recién empieza está muy presionado por ganar o ganar, por romperla todos los partidos para que te considere el técnico, parece que no tenés permiso para disfrutar, por lo menos era mi caso. En cambio, ya después de ganar unos títulos, te asentás, la gente te empieza a querer y hubiera venido la época más linda, pero bueno, las cosas se dieron así.
59.- ¿Qué hiciste después de retirarte?
-Estuve un par de años parado, tuve negocios de ropas para chicos y no me fue bien. A los 8 o 9 años volví a la Candela para trabajar en las inferiores de Boca.
60.- ¿Qué es La Candela para vos?
-Es mi casa, ¿qué te puedo decir? Arranqué en el 76 con Grillo y Gandulla jugando en la séptima, después concentrábamos con Lorenzo y más tarde con Marzolini hasta el 82. Con Lorenzo, en épocas de Libertadores, de cada mes me pasaba 10 días en casa y 20 en La Candela. Y después estuve 20 años trabajando en las inferiores, casi siempre en el área de captación.
61.- ¿Cómo se dio tu regreso al club para trabajar en inferiores?
-Me llevó Mauricio (Macri), que me ofreció ser técnico, pero nunca me gustó dirigir. Sí en cambio me gustaba ver jugadores para sumar a las inferiores y entonces Griffa me incorporó a su equipo de trabajo. Arranqué con Jorge y con Horacio García, después vinieron Coqui Raffo, después Claudio Vivas. Tengo muy lindos recuerdos de todos los coordinadores con los que trabajé. Y como siempre dije, más allá de banderías políticas, siempre fui empleado de Boca, mi trabajo era para beneficio del club.
62.- ¿Por qué no te gusta ser entrenador?
-No me gusta el papel que tiene que cumplir el técnico, que un jugador sea muy bueno pero a los 2 o 3 partidos ande mal y lo tengas que sacar. Y menos a un chico. Cuando andás bien te perdonan todo, y cuando bajás el nivel por alguna circunstancia, porque no sos una máquina, te sacan. No comulgo con esa idea, es todo demasiado sanguinario.
63.- ¿Cuál era tu tarea en las inferiores?
-Recorrer todo el país, a veces solo, otras con el Muñeco Madurga y Diego Mazzilli nos dividíamos por zonas y nos encontrábamos en el último pueblo. Veíamos un promedio de 50 mil chicos por año, más o menos, y después a algunos los traías para seguir viéndolos acá, a otros los dejabas apuntados para controlar su evolución. Hacíamos selectivos, todo tenía que ver también con la necesidad de cada categoría, eso lo hablábamos con los coordinadores. Y por supuesto también veíamos los partidos de inferiores.
64.- ¿Hay muchos chicos que pintan para ser grandes proyectos y se quedan por el camino?
-Sí, te pasa que tenés depositadas muchas expectativas, pero no llegan por motivos extra futbolísticos, como el entorno familiar, la alimentación, o porque son del interior y no soportan el desarraigo. Mirá que Casa Amarilla es de primer mundo: los chicos tienen las cuatro comidas, el colegio, sus médicos, salen y tienen la Bombonera de frente, y así y todo hay chicos que se vuelven porque no aguantan.
65.- ¿Cuál es la principal falencia de los jóvenes hoy?
-Los representantes, el manoseo que hay, no los dejan tranquilos, los hacen crecer más rápido de lo que corresponde. Están más apurados por viajar a Europa que por debutar y cumplir en su división. Deben dar los pasos lógicos y quemar etapas, pero los apuran. Hoy es más fácil que antes llegar a la primera; el tema es mantenerte después, porque entran y salen.
66.- Y en cuanto a lo futbolístico, ¿qué déficit ves?
-Que se corre más que lo que se piensa, se juega muy acelerado, y solo los de muy buena técnica y muy buena cabeza pueden hacer las dos cosas.
67.- ¿Qué chico te sorprendió apenas lo viste?
-Uy, son muchos… Del último tiempo, el que sabía que iba a llegar sí o sí apenas lo vimos fue Bentancur. Se notaba que era distinto, por elegancia, porque jugaba en cualquier lugar donde lo pusieran y porque es un amor de chico. A mí me gustó mucho Capaldo cuando lo fui a ver a Santa Rosa; Obando, lo mismo. Hemos marcado a jugadores de tercera división de otros clubes, pero después el que tiene que poner la plata es Boca, y no es tan sencillo.
68.- ¿A qué chicos marcaron, por ejemplo?
De los últimos, a Nehuén Pérez, de Argentinos, que ya está en Europa. A Lisandro Martínez, que fue vendido al Ajax. Pero bueno, también hay chicos que se te van porque explotan después, como el caso de Diego, mi hijo.
69.- Diego hizo inferiores en Boca, ¿no?
-Sí, estuvo en preinfantiles, novena y octava y quedó libre cuando iba a pasar a séptima. Era chico de estatura, había que esperarlo, pero claro, Boca no puede esperar, porque si te tocan 20 pibes como Diego le estás sacando el lugar a 20 tipos que están para jugar hoy. Así es el fútbol, tenés que optar, no le pasa solo a Boca.
70.- Pero en Boca se potencian esas situaciones.
-Boca, por naturaleza, fue un club comprador. Es muy difícil poner en la primera de Boca a 4 chicos de las inferiores si no venís con una campaña buena. Eso lo podía hacer Bianchi, y lo hizo, pero ¿cómo ponés a un chico cuando el equipo no está bien? Es muy complicado.
71.- ¿Tu hijo quedó libre de Boca cuando vos trabajabas en las inferiores del club y no intentaste hablar con su entrenador?
-No, siempre me manejé con cautela y respeto. Yo sólo lo acompañé a probarse y nunca me metí. Diego tenía como compañeros en la categoría 88 a otros dos chiquitos que la rompían: Nico Gaitán y Ricky Alvarez. En cada categoría hay dos equipos, uno más fuerte que juega en AFA y otro en liga. Estos tres hacían un desastre en liga, jugaban como los dioses, pero cuando los ponían en AFA los chocaban y los tiraban, los mataban físicamente. Y aparte Griffa siempre privilegió a los jugadores más corpulentos, sobre todo en categorías chicas. Al final, Diego y Ricky quedaron libres, y lo más curioso es que del equipo de AFA de esa categoría no llegó ninguno a primera, mientras que Nico, Ricky y Diego fueron a Europa y llegaron a la Selección, mirá vos. El entrenador de Diego en Liga era el Chapa Suñé, jugaban en Pintita, al lado de La Quemita, los domingos a la mañana. El Chapa lo ponía siempre a Diego, siempre.
72.- ¿Diego ya te hizo abuelo?
-Sí, tengo 3 hijos y cuatro nietos. Sabrina y Diego son del primer matrimonio, y ellos me dieron dos nietos cada uno: Guadalupe y Jerónimo; Francesco y Romeo, de Diego. Los dos son tanos, uno de Génova y el otro, romano. Sabrina es licenciada en ciencias de comunicación y Micaela, mi hija más chica, está en el último año del secundario.
73.- ¿Cómo siguió Diego después de quedar libre de Boca?
-Se probó en Vélez y San Lorenzo, pero ya tenían la nómina completa, entonces volvió a jugar al básquetbol en el club de barrio, que siempre jugó bastante bien. Al año siguiente fue solito a Morón. El vivía con la madre, nosotros estábamos separados, y yo no tuve nada que ver con que lo ficharan. Es más: me llamaron para avisarme que tenía que ir a firmar el pase. Un año después de debutar en la primera de Morón se lo llevó el Sevilla.
74.- ¿Cómo consiguió saltar de Morón, en la B Metro, al Sevilla?
-Es que a Diego lo citaron, con 18 años, a la Selección sub 20 del Kun Agüero, Banega y Di María y esa foto de un chico de la tercera categoría del fútbol argentino al lado de esos monstruos, en la selección, llamaba la atención. Lo vio Monchi, el director deportivo del Sevilla, y se lo llevó. Diego fue al filial del Sevilla, pero a los 5 meses ya practicaba con el equipo principal. No podía jugar porque no tenía pasaporte comunitario y no había plaza de extranjero, pero apenas se liberó un cupo, el club no compró a nadie y lo subió a Diego.
75.- Es rápido, gambeteador, juega de extremo por izquierda, tiene bastantes similitudes con el padre, salvo que es derecho.
-Diego empezó como enganche, y cuando fue a Morón pegó el estirón y empezó a jugar por el costado. Siempre le gustó ir por la izquierda, como lo hacía yo, pero con el perfil cambiado. El Gato Daniele le encontró el lugar.
76.- ¿El hijo superó al padre?
Diego levanta la cabeza, sabe jugar al fútbol; yo era de chocar al marcador de punta. Diego tiene más recorrido, mucho trabajo táctico, le pega con los dos perfiles, mientras yo con la derecha no podía hacer nada [risa]. Diego es buen rematador de penales, también de media distancia, un jugador completo, inteligente. Y aunque no es chocador como yo, también es buscador de lío, peleador. Era otro fútbol el de nuestra época, en mi defensa debo decir que en Europa en este tiempo te dejan jugar más, no es tan violento.
77.- ¿Te superó o no?
-Depende cómo lo mires, eh, eso lo tendría que decir alguien de afuera. Yo diría que sí, que me superó, pero ojo, tampoco es fácil mantenerse 6 o 7 años en la primera de Boca, eh, ni ser campeón de América con Boca, y eso yo lo logré. No sé cómo comparar las carreras. Si es por lo económico, ni hablemos, no hay punto de comparación, pero eso no es culpa mía, nací en otra época. En líneas generales diría que la campaña de Diego fue excelente y la mía fue muy buena. Yo hice lo que quería en el lugar que quería, y Diego hizo una gran carrera en Europa, y todavía no la cerró.
78.- ¿Cómo evalúas su breve paso por Boca?
-Diego vino a Boca por un capricho personal. Estaba en conflicto con el Sevilla, el Genoa iba a comprarlo y aprovechó los 6 meses que quedaban para el traspaso para darse el gusto de jugar en el club del que es hincha. Tuvo mucha mala suerte porque sufrió dos lesiones, un desgarro en el gemelo y un problema en el tobillo, y apenas pudo jugar dos partidos. Una pena.
79.- ¿Creés que va a tener otra chance en Boca?
-Dios dirá, no depende solo de él, acá siempre hay dos partes. Habrá que ver en su momento si Boca necesita un jugador en su puesto y cuál es la situación de Diego, y en qué condiciones está y si sus pretensiones económicas son lógicas, pero es hablar sobre un supuesto y no tiene sentido generar una expectativa. Capaz, cuando él quiera pegar la vuelta, Boca tiene al mejor carrilero por izquierda del país y no lo necesite, o quizás cuando Diego piense en volver, aparecen los chinos y le ponen 100 millones de dólares, es imposible saberlo. Dios dirá, ojalá se pueda dar.
80.- ¿Vas seguido para Italia, charlan de fútbol?
-Desde que me operé en octubre de 2018 no pude viajar, pero antes siempre al menos una vez por año iba. Hablamos de fútbol, Diego no es de pedir consejos, pero siempre hay cargadas. El otro día puso en su estado de whatsapp una foto de él cabeceando y yo le decía que era una vergüenza cabeceando y él me jodía con que yo no metía un gol de penal. Y tiene razón: a mí me atajaron los dos que pateé y él metió como 30, los patea muy bien.
81.- El día más feliz y el día más triste de tu carrera.
-Me dolió mucho no haber podido jugar la final de América del 79. Dentro de los felices, tengo el día que le metí los dos goles en la final al Deportivo Cali, el gol sobre la hora a Fillol para ganar 1-0 en el 80. Pero si tengo que elegir uno, me quedo con la tarde del gol a Ferro porque prácticamente nos dio ese título, porque Ferro no se caía, porque fue al final del partido, porque era el equipo de Maradona, por la avalancha y porque fue el que más le llegó a la gente.
Gol a River de tiro libre
82.- El mejor y el peor DT que tuviste.
-El mejor fue el Toto Lorenzo, en conocimiento futbolístico, y humanamente me quedo con Marzolini y el Polaco Cap. Después no tuve problemas con ninguno, sí alguna diferencia, pero se podía hablar. Me acuerdo que Marzolini, por ejemplo, quería que siguiera a Mario Gómez, el lateral derecho de Ferro, hasta debajo de la cama, porque atacaba mucho, y yo le dije que lo iba a seguir hasta la mitad de la cancha, porque si bajaba hasta el área a colaborar después no iba a poder atacar. Y la prueba está en el gol que metimos que nos dio el campeonato: Gómez se había ido al ataque y yo llegué a la pelota que me puso Diego por estar atacando. Silvio entendió que no era que yo no quisiera ayudar, pero yo no era defensor, para eso estaban los mediocampistas y defensores. Y sigo pensando lo mismo.
83.- Tus mejores amigos del fútbol.
-El más allegado es Cacho Córdoba, que se fue a vivir a Estados Unidos, pero cuando viene, nos vemos. Cada tanto nos juntamos con el Chino Benítez, con Marito Zanabria, Pancho Sa, el Ruso Ribolzi, con el Heber, el Toti Veglio, nos cruzamos en la Mutual de Boca.
84.- ¿Te agarraste a piñas alguna vez con un compañero?
-He discutido con compañeros, pero nunca llegué al límite de las trompadas.
85.- Pienso en Suñé, Salinas, Mouzo, que hace poco declaró que pensó en suicidarse, muchos jugadores de esa época no terminaron bien…
-En esa época no se ganaba fortuna, la mayoría tuvo que seguir trabajando, y por ahí ponías un comercio y de un día para el otro perdías todo, así es este país con la economía. Hoy, con lo que se gana y por cómo están asesorados los jugadores con conocimiento de inversiones, si jugás siete u ocho años en la primera de Boca es muy difícil que te caigas. Hoy jugás en la novena división y tenés contador, abogado, representante, todo.
86.- ¿Por qué dejaste de trabajar en Boca?
-En el 2018, antes del Mundial, un empresario paraguayo tuvo un problema con alguien ligado a Boca, no sé quién, y vino a decirle a Angelici que había gente que estaba pidiendo plata por llevar jugadores a Boca. En ese momento justo estábamos con el Colorado Farías probando jugadores en Paraguay y la ligué de rebote, y el presidente me pidió que me quede un par de meses al margen y que luego me iba a reincorporar. Que iban a hacer una reestructuración, pero que yo iba a seguir en mi lugar, que confiaban en mí.
87.- Pero no volviste.
-Tuve cuatro reuniones con Angelici, él me decía que me quedara tranquilo, que eso se iba a solucionar. Pasó el Mundial, pasó un mes, dos meses, tres meses y no se resolvía nada, y en ese interín dejaron de atenderme el teléfono y me empecé a deprimir, deprimir y deprimir. Adelgacé 30 kilos, estaba un poco excedido, en 106 kilos, y con esta angustia llegué a pesar 73. Me salvó la vida mi mujer, que me insistió para ir al médico, yo no quería ir a ningún lado. Lo único que quería era que me devolvieran mi trabajo en Boca.
88.- ¿Qué te dijo el médico?
-Me hicieron estudios de todo tipo y me descubrieron un quiste en el pulmón que se generó por el shock emocional que viví en ese tiempo. Me internaron, me dieron vitaminas, me iban a cortar un pedacito de pulmón para sacarme el quiste, pero estaba complicado el tema. Así que finalmente me sacaron el pulmón derecho y me pusieron 3 costillas de titanio. Eso fue en octubre de 2018.
89.- ¿Por eso apareciste pelado cuando le diste la plaqueta a Maradona? Sorprendió verte así.
-No, eso fue por las sesiones de quimioterapia que me hice en 2019. Había tenido metástasis en la glándula suprarrenal, me operaron y salió todo bien, pero el oncólogo me dio la opción de sellar todo definitivamente. Ya no había ramificaciones, pero por las dudas con esas cuatro sesiones me quedaba tranquilo. Y ni lo dudé: no me importaba perder el pelo, porque lo voy a recuperar, lo único que me interesaba era estar totalmente curado. Y hoy lo estoy, aunque estuve cerca de morirme.
90.- O sea que vos dejaste un pulmón por Boca.
-La verdad que sí, eso me explicaron los médicos, que la enfermedad se generó por la explosión emocional de la pérdida de mi trabajo. Yo nunca quise decir nada, pero se enteró gente de la peña de Moreno y justo fue Cristian Gribaudo ahí, y entonces me llamó para pedirme perdón en nombre de Boca y para decirme que el club había cometido un gran error conmigo y que se comprometía a devolverme mi puesto si ganaban las elecciones.
91.- ¿No te generó cierto pudor al "qué pensarán" salir sin pelo a la Bombonera a darle la plaqueta a Maradona?
-Noooo, para nada, lo único que me interesaba era zafar de mis problemas de salud y hoy estoy impecable. No estoy para correr una maratón (risas), pero salgo a caminar, nado en la pileta que tengo en casa, manejo, hago vida normal, solo que con un pulmón menos, y el pelo ya me va a crecer. También agreguemos que tengo 60 años, no tengo 40, lo único que me vino bien fue recuperar el peso mío de toda la vida, porque al dejar de fumar engordé de golpe y no los pude bajar hasta ahora. Lo bueno es que por haber sido deportista la recuperación fue rápida y buena, los deportistas tenemos un organismo privilegiado en ese sentido.
92.- ¿Quién te invitó a darle la plaqueta a Maradona?
-Me llamó (Raúl) Cascini y me preguntó si estaba de acuerdo en ser parte de la fiesta que le estaban armando a Diego.Todavía no tenían decidido qué iban a hacer: podía ser yo solo, dos jugadores, 10 jugadores, el plantel femenino… "Si me lo pide Boca y es para Diego, ningún problema", le contesté, y le comenté lo que me había pasado con mi trabajo en Boca. "Hugo, terminemos la fiesta de Diego y después nos vamos a sentar a hablar de tu trabajo", me dijo, pero enseguida vino lo del coronavirus y aquí estamos. Espero que podamos hablar después de que termine todo esto y que me den la chance de trabajar otra vez en Boca.
93.- ¿Qué se dijeron con Diego en el centro del campo?
-Nos reímos, nos cargamos, recordamos algunas cositas de aquella época que no voy a repetir, quedan ahí (risas). Me agarró la cara, me preguntó cómo estaba, porque Diego sabía por amigos en común que yo había estado enfermo. Le dije que me sentía bien y que disfrutara de la fiesta que le habían preparado, que dejara de lado la bronca y el fastidio por cosas del pasado y que viviera a pleno ese momento. Aunque era evidente que estaba sedado porque era una noche de emociones fuertes, tenía los ojos brillosos, se lo notaba emocionado y nervioso a la vez.
94.- ¿No te da pena verlo a Diego así, con dificultades para moverse y expresarse?
-Siempre le digo a todo el mundo que es muy difícil soportar la presión que soportó este chico desde los 17 años hasta los 60, Diego no tuvo vida desde los 17 años. Puedo contar cientos de anécdotas que me tocó compartir con él en Boca cuando tenía 20 años: no poder estar en un hotel ni en ningún lado, y cuando no existían redes sociales y los medios de comunicación no tenían el peso de ahora. En Costa de Marfil no pudimos aterrizar con Boca porque había 5 mil personas en la pista; con la selección. En el 79, el Papa Juan Pablo paró una misa para verlo a Diego.
95.- Por tener solo un pulmón estás tomando muchos recaudos en esta cuarentena, me imagino, ¿no?
-Sí, no salgo ni para comprar el pan. Soy paciente de alto riesgo, porque este virus ataca la parte respiratoria y yo tengo un solo pulmón. Igual me siento bien. Estoy en casa con Marcela, mi señora, y Micaela, mi hija más chica. Hoy salí por primera vez, fui al médico para hacerme un análisis de sangre.
96.- ¿A Riquelme lo conocés?
-Con Román hablé dos veces cuando mi hijo estuvo en el club. Un día estaba trabajando con los chicos del interior, Román salía de un entrenamiento, paró la camioneta y bajó a saludarme a mí y a los chicos. Siempre con mucho respeto, tratándome de usted. "Mono, juega bien el nene, eh", me dijo sobre Diego. "Cuidalo mucho", le pedí. No hablé desde que asumió en el club, sí me contaron que uno de los que decidió que fuera yo el que le entregara la plaqueta a Diego fue Román. No sé si será verdad o no, pero me contaron eso.
97.- ¿Qué te parece que varios ex jugadores de una época gloriosa de Boca estén en puestos importantes del club?
-A mí siempre me gustó que en las comisiones directivas hubiera jugadores de prestigio, representativos, pero que tengan poder de decisión. Ojalá puedan plasmar sus ideas por el bien de Boca. Los que nacimos en el club nos sentimos orgullosos de eso.
98.- ¿Sufriste estos años de predominio de River sobre Boca?
-Son etapas, viste, pero incluso un par de las veces que nos eliminó River fueron hasta injustas. Muchas veces le ganó bien, pero otras no, con fallos arbitrales dudosos, o situaciones como la de Gigliotti, que si metía el penal lo liquidaba. Después se da que vas perdiendo con el clásico rival y se potencia la situación, ya casi no lo querés enfrentar. Uno viene en ganador y te quiere jugar todos los días, porque si perdés no pasa nada, y en el otro se da la inversa.
99.- ¿Creés que el campeonato que Boca le sacó a River del buche puede ser un punto de inflexión?
-Seguro, ¡qué te parece! En algún momento se tenía que cortar, y capaz se cortó en el momento menos pensado. ¿Quién creía que River podía no ser el campeón? Con este título, Boca le bajó el copete al contrario. Ahora si tenés la suerte de enfrentarlo mano a mano y le das un cachetazo, viste, por ahí la cosa se da vuelta.
100.- ¿Sos de ir a la cancha?
-Cuando trabajaba era de ir a la Bombonera, tengo mi entrada de protocolo y la iba a buscar, pero desde que me enfermé no fui más. "Andá, que te vea el presidente, que te vean los directivos", me decían muchos, pero a mí nunca me gustó eso, además seguía negado, amargado, estaba con un gran odio encima. Yo no le conté a nadie de mi enfermedad, ni siquiera a la gente de la mutual. Era jugarla como de mártir, dar lástima, y nunca me gustó eso. Los de la mutual se enteraron después, me dijeron por qué no les había dicho, y la verdad que no me salió. Nunca quise conflictos, ni polémicas en la prensa, ni hacerle juicio al club. Sólo pretendía recuperar mi trabajo cuando me sintiera bien. Y ahora que me siento bien es lo único que quiero: volver a trabajar en mi club, volver a trabajar en Boca.
Ficha personal
Hugo Osmar Perotti.
Nacimiento: 6/3/1959 en Moreno, provincia de Buenos Aires.
Inferiores: Boca Juniors (1976).
Primera: Boca Juniors (1977-82 y 1982-84); Atlético Nacional, de Colombia (1982); Gimnasia La Plata (1985).
Selección nacional (1979): 2 partidos amistosos (ante Bulgaria e Irlanda).
Títulos (2): Copa Libertadores 78 (jugó los 6 partidos) y Metropolitano 81 (jugó 33 de los 34 partidos), ambos en Boca. En total jugó 151 partidos en Boca y consiguió 29 goles.
Como DT: inferiores de Boca, en el área de captación, entre 1996 y 2018.
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