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Las 100 preguntas a Enzo Pérez: River, la revancha con Boca, Gallardo, el VAR y el retiro
Enzo Pérez nació en Maipú, hace 33 años. Como muchos futbolistas, llegó al mundo en el seno de un hogar humilde. El fútbol lo llevó de Mendoza a Estudiantes de La Plata, Benfica, Valencia y la selección, hasta que llegó la oportunidad de cumplir el sueño de jugar en River. No tardó mucho en convertirse en titular y referente del equipo dirigido por Marcelo Gallardo. Y, mientras espera la segunda semifinal de la Copa Libertadores, le responde a LA NACION en la sección "Las 100 preguntas".
1.– Inventaron el VAR…
–Nahhh pero eso fue… hoy me da risa, me cargan y me río, la verdad. Fue una frase que me salió de calentura, como podría haberle dicho cualquier cosa a Pitana, "andá a la p.." u otro insulto. Había terminado el primer tiempo con Boca, perdíamos 1-0, nos habían expulsado a Nacho (Fernández), veníamos de la eliminación con Lanús y fui a reclamar. Eso es algo que está en nuestro instinto. Creo que el 95 por ciento de los jugadores somos así: protestones. Fui a reclamar y ni me di cuenta de que estaba la cámara al lado, dije "inventaron el VAR" porque fue lo primero que me salió.
2.– Esa vez el VAR los perjudicó y al año siguiente permitió ver una mano muy difícil de ver. ¿Qué pensaste durante los 10 minutos en que el Pity Martínez esperaba patear el penal en Porto Alegre?
–Confiábamos, confiábamos. Aparte el Pity fue y agarró la pelota de una, estaba seguro. Mirá, cuando el árbitro marcó el penal, hubo 4 o 5 jugadores de Gremio que fueron cerca del Pity a decirle cosas e intentaron pisar el punto del penal, hacer un pozo para que se patinara al patear, así que enseguida nos ubicamos con Nacho (Scocco) encima del punto, lo protegíamos y nos protegíamos entre nosotros. Había uno de ellos que rezaba, no sé si le estaba tirando una macumba o qué, ja, ja.
3.– Vos fuiste el primero en festejar con el Pity.
–Es que concentrábamos juntos, y al quedar él afuera del equipo, le dije: "Vas a entrar en el segundo tiempo y meter un gol, ya vas a ver". Y quedamos en hacer ese festejo con los dedos girando alrededor de la cabeza. Fijate que el Pity mete el gol, sale gritando hacia el costado, llega Borré corriendo para abrazarlo y el Pity gira y lo hace pasar de largo a Rafa para festejar conmigo (risas).
4.– ¿Pasaste muchas privaciones de chico?
–No fue fácil. Estábamos 3 meses en una casa, 4 meses en otra, éramos nómades. Se terminaba la plata para el alquiler, entonces mi viejo hablaba con algún conocido y le pedía que lo aguantara un tiempo hasta que consiguiera trabajo. Mi viejo era albañil y viste cómo son esos trabajos, ¿no? Una semana tenés, otra no… Una vez le dieron una obra grande en un barrio, y ahí vivimos en una buena casa, pero en cuanto terminó la obra, afuera. En una época vivimos en un garage, con los colchones, la mesa, la garrafa para cocinar… para bañarnos le teníamos que pedir el baño a la gente que vivía en la casa.
5.– ¿Sufriste mucho?
–Al ser el mayor de los cuatro hermanos, lo tomaba con más responsabilidad. Lo tengo todo muy grabado en la cabeza. Quizá mis hermanos al ser más chicos no se daban cuenta tanto. Yo vi cuando mi viejo fue a vender la alianza de casamiento para comprar comida o recuerdo haber ido a buscar a mi vieja a su habitación para que viniera a comer con nosotros, y que me contestara que no tenía hambre, o cualquier otra excusa, para no sacarnos comida a nosotros. La he visto sufrir porque no nos podía dar lo que queríamos. Por ahí pasaban los cumpleaños y no los podíamos festejar… Cerca de casa había una panadería y cuando pasaban 2 o 3 días sin vender, íbamos sin vergüenza a pedir que nos dieran lo que sobraba para tener algo más sobre la mesa (se emociona).
6.– ¿Cómo se metió el fútbol en tu vida?
–Desde que tengo uso de razón ando con una pelota de acá para allá. Llegaba del colegio, tiraba la mochila y me iba a jugar. Si no había pelota, hacíamos una con bolsas, o con medias, o jugábamos con una tapita de Coca Cola, o con piedritas en el asfalto, muchas veces descalzos. También siempre me gustó mirar: cuando estaba en las inferiores de Maipú, mi viejo me venía a ver los sábados a la tarde a mí y yo iba a verlo jugar los domingos a la mañana a él. Hasta el día de hoy, que lo operaron del tobillo, mi viejo sigue jugando. Cada vez que voy a Mendoza para las vacaciones, se arman partidos en las canchitas que tenemos y él se prende. Nos divertimos, la pasamos muy bien.
7.– ¿Por qué tu papá no llegó al fútbol grande?
–Mi viejo jugaba con la 10 en la espalda, era muy habilidoso, un gran tirador de caños. Llegó hasta la Primera de Maipú, pero era una época en la que el club traía jugadores importantes de otros lados. Mi viejo era el típico al que le gustaba jugar, pero de entrenar... muy poco (risas). Muchos de sus amigos me dicen: "Si tu viejo hubiera tenido un 10 por ciento de la cabeza de un profesional, habría llegado lejos". No le gustaba correr. Si se lo hubiera propuesto, habría llegado, no tengo dudas. Lo he visto jugar y hacía diferencia.
8.– ¿Es decir que tu papá te inculcó a vos lo que le faltaba a él?
–Yo soy un apasionado del fútbol desde chico, y esto también incluye el entrenamiento. Sé que para estar bien en la cancha me tengo que matar afuera. Mi viejo me inculcó otro tipo de valores: sacrificio, humildad, respeto. El ambiente del fútbol es difícil y cuando te van las cosas bien, más si sos joven, se te pueden subir los pájaros a la cabeza. Y tanto mi viejo como mi vieja siempre estuvieron para hacerme tener los pies sobre la tierra.
9.– ¿En Deportivo Maipú te curtiste de verdad?
–Seee, olvídate. Ahí te mataban a patadas y el árbitro no cobraba nada. Yo jugué en Maipú entre los 9 y los 17 años, cuando pasé a Godoy Cruz. Apenas subí a Primera, en un amistoso contra Lavalle, entré de enganche, y la primera que agarré, la pisé y gambeteé a 2 o 3. En la siguiente, cuando quise salir jugando, vino un grandote y me pisó todo el pie. ¡Ay…! yo no quería salir, pero corría y sentía como cuando tenés una piedrita en el zapato, ¿viste? En un momento me saqué el botín para que saliera la piedrita, y nada. Te la hago corta: con el pisotón me había sacado toda la primera falange, el ruidito era el roce del hueso con la planta del botín. Ese fue mi bautismo en la Primera de Maipú (risas).
10.– ¿Cómo llegaste a Godoy Cruz?
–Se hizo un selectivo con chicos de la región: Maipú, Gutiérrez, Guaymallén, Murialdo. De eso se encargó el Gato Oldrá, que era el coordinador de juveniles de Godoy Cruz. Con ese selectivo nos entrenábamos de lunes a miércoles con el Tombita y los jueves el DT de la Primera pedía a un par para practicar con los grandes e ir agarrando roce.
11.– O sea que Oldrá fue clave en tu carrera.
–Siempre lo destaqué: fue mi padre futbolístico. Incluso ya en Godoy Cruz, el técnico de turno optaba por otros, me querían ceder y Oldrá se oponía, decía que yo tenía condiciones, que me tenía que quedar. Fui uno de los últimos de mi camada en jugar en Primera, y aunque no tenía apuro, cuando ves que tus compañeros van debutando y vos no, te preguntás qué pasa. Oldrá me tranquilizaba, me decía que ya me llegaría la oportunidad. Incluso, cuando estuvo de interino antes de que viniera Llop, me llevó un par de veces como Nº 17 para que me fuera ambientando.
12.– ¿Quién era tu ídolo de pibe?
–Mi ídolo de toda la vida fue Enzo (Francescoli), otro que me encantaba era Ariel (Ortega). Cuando River hacía las pretemporadas en Mendoza, en la quinta de Abate, nos metíamos con unos amigos por atrás para tratar de ver de cerca a esos monstruos. Eso sí, nunca pedí fotos ni camisetas, hasta el día de hoy sigo siendo bastante vergonzoso. Los partidos de River los veíamos en la casa de algún compañero, siempre en el grupo hay alguno que está mejor económicamente que otro y podía pagar el cable.
13.– ¿A qué edad te explicaron por qué te habían puesto Enzo?
–De chico, no me acuerdo bien. Sí recuerdo que el nombre me gustó de entrada: mi viejo quería Enzo por su admiración a Francescoli y a mi vieja le gustaba Nelson… Zafé, ¿no? (risas)
14.– ¿Con tu mujer hubo discusiones por el nombre de tu primer hijo?
–No, no, porque fue uno y uno: ella le puso Santiago por su abuelo y yo Enzo… por Francescoli, obviamente, no por mí, eh.
15.– ¿Tus hermanos menores también tienen nombres de futbolistas?
–Se ve que mi viejo se calmó conmigo, que con Enzo le alcanzó. Mis hermanos se llaman Tatiana Soledad, Franco Gonzalo y Nahuel Ever. Hoy trabajan con mis viejos en las canchitas de fútbol que tenemos en Maipú y en Coquimbito.
16.– ¿Te acordás de tu primera vez en el Monumental?
–Conocí el estadio de grande, cuando jugaba en Godoy Cruz, en 2006. Habíamos ascendido ese año y recuerdo que un sábado le ganamos a Independiente, creo que 3-1, y a la nochecita agarramos el auto con mi señora, mi cuñado y mi suegro y nos vinimos los cuatro a ver el River-Boca que terminó 3-1 con el gol de taco de Higuaín. [NdR: Confirmamos: Godoy Cruz le ganó 3-1 a Independiente el sábado 7/10/06 con goles de Mauro Poy, Hernán Buján, hoy ayudante de Gallardo, y Diego Villar en lo que fue la primera victoria del Tomba en la A; al día siguiente River ganó el superclásico 3-1, con 2 goles de Higuaín y 1 de Farías].
17.– ¿Cómo conseguiste entradas?
–¡Reventa! Llegamos a la mañana, compramos en la calle, vimos el partido y nos volvimos esa misma tardecita en el auto. Al otro día había que entrenar… Y la primera vez que jugué en el Monumental fue con Estudiantes, al año siguiente. Nos ganaron 4-2, con goles de Alexis Sánchez y Falcao al final, nuestro técnico era Simeone (En el video que sigue, se observa cómo Enzo, siempre sanguíneo, termina discutiendo con un jugador de River al finalizar el partido).
18.– ¿Simeone te llevó a Estudiantes?
–Sí. Descendimos a mediados de 2007 con Godoy Cruz, Estudiantes justo había vendido a José Sosa al Bayern Munich, y como el Cholo jugaba con un 4-4-2, necesitaba un volante por derecha. Era el Pipa Villar o yo. Me eligieron a mí y me quedé en Estudiantes hasta junio de 2011, cuando me vendieron al Benfica.
19.– Pero en Benfica jugaste unos meses y volviste.
–En Portugal me rompí el cartílago de la rodilla a los 3 partidos, me operaron y me costó muchísimo la recuperación. Estaba re mal de la cabeza, anímicamente destrozado, porque nunca había tenido un parate tan grande. Estaba solo con mi señora, en mi primera experiencia fuera del país, y la rodilla se me inflamaba... Fue durísimo para mí. Lloraba, no sabía cómo me iba a quedar la rodilla, quería dejar de jugar. Hablé con el presidente de Benfica: "Por favor, déjeme volver un semestre a Estudiantes, me tengo que recuperar bien de la cabeza, necesito afecto". Mi representante habló con la Bruja (Verón), le dieron el ok, y en ese primer semestre de 2012 jugué otra vez en Estudiantes, y si bien no volví al nivel en el que me había ido, recuperé un montón y regresé al Benfica para poder jugar. Fue clave María Florencia, mi mujer, que me bancó a morir en esos meses.
20.– ¿Quién es tu representante?
–Juan Pablo Rossi. Es hincha de River, incluso hizo las inferiores en el club con el Pony Oyola y la Gata (Fernández), pero no llegó a Primera y ahí dejó el fútbol.
21.– Cuando le metiste el gol a Boca con la camiseta de Estudiantes en cancha de Quilmes, ¿no exageraste con tu fanatismo por River?
–Ja, se me pasaron las revoluciones, me salió un poco desaforado el festejo. Pasa que en la previa venía picándome con un amigo de Boca, y le terminé diciendo: "Ya vas a ver, voy a meter un gol". Y bueno, metí el 2-1 y quedé enfrente de la tribuna de Boca, que justo un rato antes me había reputeado y tirado cosas en un córner. Se me acercó la Bruja y me dijo: "Pará, nene, tranquilo, ya lo gritaste".
22.– ¿En qué momento se pierde ese sentimiento de hincha para darle paso al futbolista profesional?
–Cuando vas creciendo, te enfocás en tu carrera y en el club que defendés. De hecho, yo jugué contra River y le quise ganar, porque me gusta ganar, lo siento así. Con Estudiantes enfrentamos a River en cancha de Quilmes, cuando River peleaba por no descender, en 2011, y Almeyda se me acercaba en pleno partido y me decía: "Eh, vos sos hincha de River, no rompás los huevos, quédate quieto" (risas). Y yo fui al frente, en el segundo tiempo tiré una pared, me quedó un poco larga, salió Carrizo y me la sacó justa, si no era gol. Terminamos 1-1.
23.– Sos profesional pero para vos habrá sido fuerte jugar en el equipo del que sos hincha desde chico, ¿o no?
–Claro, más bien, fue muy emotivo para mí y para toda mi familia. "Yo voy a jugar en River, aunque sean 6 meses pero voy a jugar, no puedo retirarme sin ponerme la camiseta de River", les decía a mis viejos y hermanos. El día de mi debut acá, contra Guaraní en 2017, estaba recontrafeliz. Esa caminata por el túnel mientras sentía el grito de toda la gente la disfruté muchísimo, no quería que terminara más. Y después cuando entré y vi el Monumental fue muy fuerte. Ya cuando me puse la camiseta en el vestuario había sentido esa emoción y esa alegría de decir: "¡Cumplí el sueño!".
24.– ¿Tus hermanos son de River?
–El más chico es de Estudiantes, los otros dos son de River. Franco es un enfermito, más fanático que yo te diría. El día que descendimos, estábamos viendo el partido con Belgrano en casa, en Mendoza. Nos quedamos todos mal, retristes, y este loquito se puso la camiseta de River y salió a la calle. "Pará, ¿salís así para que te carguen o para agarrarte a piñas?", le dije. "No me importa nada", me contestó, y se fue. Y al día siguiente se tatuó el escudo en la espalda.
25.– ¿Qué dijo cuando se hizo el pase a River?
–En enero de 2017, River había hecho un intento y no se pudo, o sea que algo se venía diciendo. En junio, yo ya había avisado en Valencia que me iba. Mi representante me dijo: "Estate atento que en 20 minutos te va a llamar Gallardo, quiere hablar con vos". Agarré y le dejé el celu a mi hermano. Yo estaba ahí al lado, entonces sonó el teléfono y atendió él. "Es para vos, es Gallardo", me dijo, dándome el teléfono, asustado, no entendía nada, ja, ja. Charlé un rato con Marcelo y después nos dimos un abrazo tremendo con mi hermano y con mis viejos. "Sos un hijo de puta, ¿cómo me vas a hacer esto?", me decía mi hermano, ja, ja.
26.– ¿Cómo fue esa charla con Gallardo?
–Me explicó que me quería en el equipo y me agradeció por las ganas que había mostrado por venir. Le pedí que por favor se concretara lo antes posible, le comenté que había varias propuestas dando vueltas, pero que yo iba a esperar a River hasta que se concretara o hasta que me dijeran que no se podía hacer. Le pedí que fueran realistas y le aclaré que no iba a haber problemas de mi parte con lo económico. "Siento y escucho tus ganas, Enzo, vamos a hacer todo lo posible, esperanos", me dijo. A los 2 o 3 días se definió, fue muy rápido, por suerte.
27.– ¿En qué te marcó Sabella?
–Con Alejandro aprendí muchísimo en todos los aspectos. Remarcaba todo el tiempo que lo grupal estaba por encima de lo individual: primero está el grupo, el grupo, el grupo… Marcelo también machaca con eso. Después, Alejandro tenía muchas reuniones individuales conmigo. "Enzo, no tenés que ser tan calentón, te va a jugar en contra, tenés que medirte", me recalcaba. Y hacía hincapié en que no fuéramos conformistas, que siempre nos pusiéramos un objetivo nuevo por delante.
28.– Después de empatar con Cruzeiro la primera final de la Libertadores 2009, ¿se veían con chances reales de ganarla en Brasil?
–Estábamos muy bien, ese grupo era fantástico. La gente de experiencia te transmitía tranquilidad y sabíamos que teníamos lo nuestro para plantarnos ante cualquier rival. El partido venía parejo, yo creía que íbamos a penales, pero nos metieron el 1-0, y me parece que creyeron que con eso les alcanzaba. Nos miramos con el Chapu, con la Gata, dimos ese plus que necesitás en partidos así y lo ganamos 2-1.
29.– ¿Tu mujer tenía fecha de parto para ese día o se adelantó?
–Se adelantó, tenía fecha para un par de días después. Esa mañana hablé con mi mujer y me dijo que iba a ir al médico porque tenía contracciones muy seguidas, pero yo no terminaba de caer que estaba por ser padre por primera vez, quizá por el hecho de estar lejos. Me fui a dormir la siesta y de golpe me llamó mi mujer para avisarme que entraba en el quirófano. "Bueno mi amor, mucha suerte, chau", le dije, y le corté... Ja, ja, increíble, estaba re dormido. Me habrá puteado en 250 mil colores.
30.– ¡¿Vos pudiste dormir una siesta antes de jugar una final de Libertadores y cuando estabas por ser papá primerizo?!
–Sí, sí, en general no tengo problemas para dormir. Me levanté de la siesta, bajamos a merendar y ahí me cayó la ficha. Me estaba sirviendo el té y me largué a llorar mal. Nadie entendía nada. Se me acercó Fede Flores, uno de los fisios que todavía está en Estudiantes y con el que me escribo, y me preguntó qué me pasaba. Le conté que estaba por ser papá. Ahí se fue corriendo la bola, se emocionaron todos y me subieron a la habitación. "Willy, quedate tranquilo que el nene nació en perfectas condiciones, está re bien, Florencia lo mismo", me dijo mi viejo. Ahí me solté, todos me saludaban y Calderón empezó a gritar: "Somos campeones, este guacho trae la Copa bajo el brazo, somos campeones, no puede fallar" (se emociona). Antes de salir a la cancha hablé nuevamente con mi padre: "Enfócate en tu partido, que acá está todo bien, después hablamos y festejamos". Y fue así. A partir de entonces, cada 15 de julio no sólo festejo el cumpleaños de Enzo Santiago, sino la Copa que ganamos con Estudiantes.
31.– Te digo "Mundial de Clubes 2009", ¿cuál es la sensación que predomina: orgullo, tristeza o bronca?
–Todas, porque hicimos un partido perfecto, o casi perfecto, en realidad, porque terminamos perdiendo, pero estuvimos a dos minutos de ganarle a un Barcelona fantástico. Sabella planteó una línea de 5 atrás, porque ellos doblegaban mucho con los laterales; en el medio estaban Chapu (Braña), el Chino (Benítez) y la Bruja, después yo de mediapunta y Mauro (Boselli) arriba, tratando de tapar a Piqué, que era un lanzador que cambiaba muy bien de frente. Yo debía seguir al 5, que no tuvieran salida limpia, corrí como loco detrás de la pelota a Xavi, Busquets, Keita, a todos (risas) y después debía intentar meter la diagonal por detrás de los laterales, agarrar los pelotazos de Verón y tratar de meterle un centro a Boselli. De hecho, el gol llegó de esa forma: centro de Juan Manuel Díaz y cabezazo de Mauro.
32.– Sabella te sacó faltando 10 minutos.
–Sí, entró Maxi Núñez. Nos empataron faltando dos minutos, y lo que me llamó la atención es que al terminar los 90 nosotros estábamos todos acalambrados y los veía a ellos como si nada, escuchando a Guardiola, como si hubieran jugado 20 minutos nada más. "Vamos, hay que aguantar, que una vamos a tener", decíamos, pero la metió Messi de pecho y perdimos.
33.– ¿Cómo se fueron dando tus cambios de posición con los años?
–En Godoy Cruz, con el Chocho Llop, jugaba de volante por la derecha en un 4-4-2. Ahí tenía que agarrar la pelota en la mitad de cancha, tirar una pared, gambetear y mandar el centro. En Estudiantes arranqué de 8, y después le rompí tanto a Alejandro que mi sueño era jugar de mediapunta, libre detrás del 9, que me terminó dando la oportunidad en 2010, y viví un semestre fantástico, me salían todas. Además fuimos campeones. En Benfica arranqué por la derecha y Jorge Jesús, hoy DT de Flamengo, me propuso jugar como doble cinco. Yo no quería saber nada, no me veía ahí, pero me dijo: "Quedate tranquilo, vamos a practicar, te voy a mostrar videos, haremos ejercicio después de hora". Terminé siendo elegido el mejor futbolista del año, tenía razón Jorge Jesús... Es un monstruo tácticamente.
34.– Hoy se te ve muy cómodo jugando como único Nº 5.
–Sí, porque le agarré la mano. La del Nº 5 es una posición difícil, es clave el conocimiento con el otro, con Leo (Ponzio) me he sentido muy bien, pero al jugar con él, me adelantaba un poco y chocaba con Nacho (Fernández), estábamos muy cerca y con movimientos similares. Lo bueno de jugar de 5 solo es que tenés toda la cancha de frente.
35.– ¿Por qué no jugaste la final de la Europa League entre Benfica y Sevilla?
–Porque me echaron en la semifinal contra Juventus, me sacaron dos amarillas en 10 minutos, me quería matar. Fue una final increíble, llegábamos al arco y los delanteros se patinaban, rebotaba en un defensor o la sacaba el arquero, nos perdimos muchos goles y nos ganaron por penales. Ya estábamos bajo la maldición de Bela Gutman, que dijo que por 100 años Benfica no iba a ganar una Copa internacional. En ese momento ya íbamos por la sexta o séptima Copa europea perdida desde aquella frase.
36.– ¿Con Salvio ya había cargadas por River-Boca cuando compartían equipo en Benfica?
–No, no, con Salvio éramos compañeros y punto. Con Nico Gaitán sí había más cargadas y comentarios.
37.– ¿Te acordás de tu debut en Valencia?
–Claro, ¿cómo no me voy a acordar? No cualquier día se le gana al Real Madrid de Cristiano, Kroos, Benzemá, Bale, Modric y compañía. Había hecho solo 2 o 3 entrenamientos y me mandaron a la cancha. Arrancamos perdiendo y lo dimos vuelta. Un par de murritas metí, una a James (Rodríguez) si no recuerdo mal (risas) y también tuve una discusión con el árbitro cuando me amonestó (NdeR: se observa en el primer minuto del siguiente video).
38.– ¿Por qué sufriste tantas lesiones en Valencia?
–Estaba mal mentalmente, había muchos cambios en el club, de dirigentes y de entrenadores, y quizás por ese motivo arriesgué más de lo que debía. Por ejemplo: sufrí un golpe en un gemelo, se me hizo un hematoma por dentro, y, en vez de parar, jugué y se me hizo un desgarro. Así hubo varias.
39.– Leí que tuviste cruces con el entrenador, con la prensa y hasta con los aficionados, ¿puede ser?
–Con los aficionados nunca tuve nada, al contrario, siempre buena onda. Con la prensa no hablaba, salvo cuando fui capitán, porque no me gustaban las cosas que salían sobre el equipo.
40.– ¿Es más difícil jugar en Europa o acá?
–Acá es mucho más difícil; la presión con la que se vive el fútbol acá no se vive en otro lado. En Europa, no sé por qué, siempre tenés uno o dos segundos más para pensar cuando recibís la pelota. Y también está el estado de los campos de juego: allá jugás contra un equipo de tercera división por la Copa del Rey y el pasto está impecable, no buscan sacar diferencia con eso. Acá, sin desmerecer a nadie, a veces están muy mal los campos, o te dejan el pasto muy largo, o muy corto, o te lo secan, o te achican las medidas, de todo…
41.– ¿Sos de mirar mucho fútbol por la tele?
–Sí, por ahí estoy en el living viendo un partido, me voy a preparar unos mates a la cocina y me pongo a ver otro y a veces aparece mi mujer y me dice: "¿Me dejás un tele a mí para mirar algo por favor?". También soy de mirar los programas deportivos.
42.– ¿Te bajoneaste por no ir al Mundial 2010?
–Tenía expectativas de ir, había debutado unos meses antes del Mundial en esos partidos de la selección local que se hacían en el interior. Maradona llamaba a un montón de jugadores, era difícil, por eso no me bajoneé.
43.– ¿Te sorprendió el llamado de Sabella para ir al Mundial de Brasil?
–Fue sorpresivo, porque si bien andaba muy bien en Benfica y había jugado unos partidos de las eliminatorias, mi última convocatoria había sido contra Chile en 2012. "Sé que hace un tiempo que no estás citado, sin embargo te conozco y sé lo que podés dar, ¿tenés ganas de estar en la lista de 30?", me preguntó Alejandro. Ja, ja, capaz que le decía que no.
44.– ¿Ya en Brasil fuiste a disfrutar por haber quedado entre los 23 o aspirabas a ganarte la titularidad?
–Una vez que estás ahí querés jugar, es el deseo de cualquier jugador, no me conformaba. En los primeros partidos ni siquiera hice la entrada en calor, sólo calenté contra Nigeria. Con Bélgica, por cuartos, se lesionó Ángel (Di María) al comienzo y Alejandro se dio vuelta y mandó a calentar a Ricky Alvarez y a Palacio, que habían entrado en partidos anteriores. Pasaron unos segundos, giró la cabeza de vuelta y me dijo "Enzo, andá a calentar". Me levanté y arranqué, pero creyendo que no iba a entrar.
45.– Y cuando te dijo que entraras.
–De golpe viene Marito, el utilero, y señala para nuestro lugar. Ricky se señala a él, preguntando si tenía que ir, y Angelito le dice que no; Rodri, lo mismo, y no, y de golpe me dice a mí, no había otro. Te digo la verdad: nunca sentí algo así, fui corriendo hacia el banco y las piernas se me movían como un flan, no las sentía. Alejandro me hablaba, pero yo no escuché nada, no entendí nada, estaba bloqueado (risas). Una vez que entré, se me pasó. Me fue bien y después me puso de titular contra Holanda y Alemania.
46.– ¿Pudiste dormir antes de la final?
–Sí, sí, ya te conté que no tengo grandes problemas para dormir, aparte no sabía si iba a jugar, Ángel estaba casi recuperado del desgarro. Me enteré cuando dio la charla en el hotel, antes de salir al estadio: Alejandro levantó esos papeles grandes que tiene y dijo "este es el equipo". Y yo que estaba sentado hice "ups", y me fui para abajo (hace la mímica de deslizarse por la silla). Se me pasaron un montón de imágenes por la cabeza: qué locura jugar una final del Mundial, qué estarían sintiendo mis viejos y mis hermanos, qué estarían pensando mi mujer y mi hijo…
47.– ¿Hablaban entre ustedes si le podían ganar la final a Alemania?
–En Brasil creía que éramos campeones del mundo, tenía una fe ciega en que se nos iba a dar, aunque Alemania viniera de meterle 7 a Brasil. En el partido estábamos tranquilos, bien parados, le jugamos de igual a igual, estuvimos tan cerca…
48.– Otra vez Sabella te sacó al final, y la jugada del gol la armó Schürrle por donde ibas vos, ¿te enojaste?
–No, con ningún técnico tuve ese planteamiento de por qué me sacás o cosas así. Obvio que a nadie le gusta salir, y que afuera sentí un montón de cosas que adentro no, porque mientras jugás estás enfocado en el partido. Ya está, hoy me siento orgulloso de haber conseguido con ese grupo llegar a una final después de tantos años, pero también te preguntás por qué no nos tocó a nosotros.
49.– ¿Por qué te quebraste cuando diste la nota en el campo de juego, en Quito, tras el 3-1 que nos clasificó a Rusia 2018?
–Porque veníamos viviendo una situación tremenda, ver a los chicos después del partido con Perú mirando los teléfonos apenas entramos en el vestuario para ver los otros resultados, la desesperación de poder quedar afuera del Mundial, la frustración de que no nos salieran las cosas, el sufrimiento de la familia… Hubiera sido un desastre si no nos clasificábamos. En la previa la había pasado muy mal, había ido 3 o 4 veces al baño, estaba recontra nervioso mal. Después, se mueve la pelota y ya está, pero la previa fue bravísima.
50.– ¿Cómo tomaste entrar a ese Mundial por la lesión de un compañero?
–A mí me molestó que, ya durante el Mundial, muchos dijeran "¿cómo puede ser que Enzo sea titular si ni siquiera estaba entre los 23?". Y que nadie se preguntara: "Pero si este pibe juega, es porque algo tiene con esta camiseta, algo transmite, no sé". Nadie planteó eso.
51.– ¿Te había pasado alguna vez lo que pasó en pleno Mundial tras perder con Croacia?
–Cuando hay una derrota, se suele hablar para corregir los errores. Siempre está ese diálogo en el fútbol. Y más en un Mundial y después de una caída abultada como ante Croacia, no teníamos margen de error para el partido siguiente con Nigeria. Hablamos para sacar lo mejor y poner todo al servicio del equipo. Fue eso.
52.– ¿Cómo quedaste con Sampaoli?
–Bien, no tuve problemas con Jorge. Y si tuviera algo que decirle, se lo diría a él, no me gusta que una persona a la que quiero decirle algo se entere por la prensa.
53.– ¿Tus hijos son futboleros?
–Enzo Santiago tiene 10 y María Pía, 6. Son hinchas de River los dos, por supuesto, la nena es bastante seguidora, se sienta a ver los partidos enteros cuando juego, los dos viajaron a Madrid. Cuando volvimos en el micro desde Ezeiza al Monumental, iba mi hija con el hijo del Chino (Martínez Quarta) ahí adelante golpeando el vidrio y cantando los cantitos, quedaron todos fascinados. Mi hijo es muy bueno, la otra es más revulsiva.
54.– ¿Cuántos tatuajes tenés?
–Uhhh, no sé, ya perdí la cuenta, más de 20. Empecé con las iniciales de mis viejos en alfabeto chino, después sumé los del resto de mi familia, están los números que usé en distintos clubes (8, 7, 35, 24, 8), el rosario, la pelota, Jesús, la mano de Fátima, el padre nuestro que rezo todas las mañanas, el león grande en un brazo, después agregué la leona y los leoncitos, por la familia, un gladiador, porque me encantó la película, y por último el escudo gigante de River en la espalda con la virgen de Luján. En las piernas no tengo ninguno.
55.– ¿Rezás todas las mañanas?
–Sí. En mi mesa de luz hay tres vírgenes, el rosario y la biblia. Cada mañana que me levanto, lo primero que hago es rezar un padre nuestro, abrir la biblia y leer un fragmento al azar. Soy muy creyente y cada día le doy gracias a Dios por lo que tengo, y pido por la salud de mi familia y amigos.
56.– ¿Por qué jugás con muñequera?
–Porque tengo dos medallitas, una virgencita y otro protector, entonces las cubro con la muñequera.
57.– ¿Cuándo viste por primera vez chances reales de que se dé el pase a River?
–Cuando estaba en Estudiantes hubo algún rumor, pero nada concreto; en enero de 2017, Enzo llamó a mi representante para decirle que había un interés real y que lo iban a intentar, pero al final no se pudo dar. En marzo de ese año aproveché una fecha FIFA para ver un partido de River en el Monumental, ahí estuve con Enzo, no hablamos nada del futuro, pero aproveché para agradecerle el intento. Y unos meses después me llamó Marcelo y se concretó muy rápido, lo que te conté antes.
58.– Vos tenías otras opciones.
–Sí, apareció el Bristol y otro club más de Inglaterra y un par de clubes de España, pero en cuanto vi que el deseo de River era real, ni lo dudé, yo quería jugar en River.
59.– ¿Gallardo te aclaró de entrada que no ibas a jugar por el nombre?
–Nunca me lo dijo en forma individual, sino que ese es un mensaje para todo el grupo que suele dar en cada inicio de pretemporada: que acá no importan los nombres sino el conjunto, que todos tenemos que sumar desde el lugar que nos toque, que acá juega el que mejor está, que a veces se puede equivocar, pero siempre será en beneficio del equipo. O sea: te deja las cosas claras desde un principio y después nadie puede patalear.
60.– ¿Le dijiste algo a Robert Rojas cuando llegó a River, por aquel tajo que te dejó en tu debut en River?
–Lo cargaba cuando llegó, le dije: "Mirá, esta se llama Sicario Rojas" (se señala una cicatriz debajo de la rodilla), y él se reía y decía que no se acordaba. Fue una lesión que me hizo a los 20 minutos, en aquel partido contra Guaraní: me pusieron una venda alrededor, seguí jugando, y al terminar el partido me cosieron.
61.– ¿Qué pasaba por tu cabeza en tu primer gol a Wilstermann, el 4-0, que lo gritaste al borde del delirio?
–Una alegría inmensa, porque se había hablado mucho del partido que habíamos perdido en Bolivia, y ese era el gol de la clasificación. Ibamos en el micro, el profe venía calladito, y yo le dije: "Tranquilo, que hoy lo damos vuelta". Nunca imaginé que ganaríamos 8-0 pero por cómo veía el equipo entrenar y cómo estaba enfocado en el partido, tenía mucha confianza.
62.– En ese segundo tiempo metiste un gol de Messi, corriendo 80 metros con la pelota.
–Ja, me equivoqué (risas), pero ahí tienen un gran mérito Javi (Pinola) y el Pity, que se llevaron las marcas mientras yo corría, porque si no, me hubieran cortado en la mitad de la cancha.
63.– ¿El día del 2-4 ante Lanús vos pediste el cambio?
–Sí, venía con un problema en la espalda y me dieron un golpe en un salto. Ya venía mal del entretiempo, no estaba bien y recordé un consejo de Alejandro: siempre hay que pensar en beneficio del equipo. Si vos no estás al 100, ¿por qué hacerte el superhéroe? Mirá, si yo hubiera seguido jugando y no llegaba a cortar en un gol por estar mal, hubieran dicho que fui un egoísta. Pedí el cambio porque prefería que entrara otro que estuviera mejor que yo.
64.– ¿Cómo hiciste para recuperarte en 13 días de un desgarro para jugar la final de la Copa Argentina?
–Me había desgarrado contra Newells, me revisó Bombicino y me dijo: "Tranquilo que vamos a hacer todo lo posible para que llegues". La suerte que tuve es que era un desgarro intermuscular, bien profundo. Empecé a hacer doble turno toda la semana, a la mañana en el club y a la tarde con Bombi, y al quinto día ya estaba corriendo recto y sin pelota. Al día 10 era la prueba de fuego en Ezeiza: Marcelo hizo un táctico y terminé bien. Había que ver cómo reaccionaba la pierna en las 48 horas, Marcelo me preguntaba, yo me sentía bien, entrenaba al 100 por ciento, no regulaba, era una final. Le dije: "No te voy a mentir, vos también fuiste jugador, yo me siento bien pero capaz que entro, hago un mal esfuerzo y a los 5 minutos tengo que salir", Marcelo me dijo: "Quedate tranquilo que yo me hago responsable". Sabía que podía aguantar 65 o 70 minutos, porque no había entrenado todos los días a la par de mis compañeros, pero quería ayudar al equipo a ganar la Copa. Fue mi primer título en River. Y en mi provincia.
65.– Tu segundo título también lo ganaste en Mendoza, y ante Boca.
–Tenía que darse, la provincia más gallina no nos podía fallar.
66.– Esa noche, después de salir, la tele te mostró en el banco cantando cantitos de la hinchada y algunos te tildaron de vendehumo…
–Escuché eso, sí: "Este juega porque es hincha de River". Capaz que Gallardo te va a poner en el equipo porque sos hincha de River, porque te besás el escudo o porque cantás en el banco, sí, seguro, justo Gallardo, que ha dejado afuera hasta al jugador más emblemático. Estaba cantando, de golpe giré la cabeza y vi la cámara, hoy hay 30 cámaras, son un montón, ¿qué querías que hiciera, que dejara de cantar? Mirá cómo son las cosas: antes iba al piso a marcar y decían "¡qué vendehumo!", y hoy me tiro y dicen "¡qué bien que va al piso!" (risas). En Godoy Cruz he salido gritando con la hinchada, en Estudiantes me colgué del alambrado y también canté con la hinchada… Soy apasionado.
#SupercopaEnTNTSports | La alegría de Enzo Pérez en el banco de River cantando al ritmo de la hinchada #Boca [R] #Riverpic.twitter.com/gWUWwQOGrh&— TNT Sports LA (@TNTSportsLA) March 15, 2018
67.– "Prefiero ganar sin meter un gol para evitar una tontería", declaraste en LA NACIÓN, unos días antes de esa final. ¿De verdad no querías meter un gol?
–De verdad, yo prefería que ganara el equipo. Me conozco, capaz metía el gol y hacía cualquier boludez por la felicidad, por la euforia, ¿cómo hacés para pensar en un instante así?
68.– ¿La noche de Porto Alegre esperaban que Gallardo bajara al vestuario en el entretiempo?
–Personalmente, no, sabíamos que no podía, pero bueno, se metió y nos dijo que estábamos jugando muy bien, que teníamos que seguir igual, dio 4 indicaciones, y se fue.
69.– ¿Por qué en la final, en la Bombonera, entraron con el Pity mirando hacia la platea, como desafiantes?
–No fue desafiante, nunca pensamos en provocar ni nada parecido. Estábamos con el Pity en la habitación y me dijo: "Yo voy a entrar mirando a la gente de la platea". Y yo le dije: "Dale, vamos juntos, yo también". Y fue eso nada más. Los miramos sin hacer ningún gesto, pero se notaba que algunos plateístas se querían trepar y tirarse encima de nosotros (risas). Con el Pity hicimos varias, es un enfermito aquel.
70.– ¿Cómo absorbieron los goles que les metió Boca al final del primer tiempo de ambas finales? Se suele decir que esos son goles psicológicos.
–El de la Bombonera, tranquilo, porque todavía quedaba bastante, y nosotros habíamos sido superiores en ese primer tiempo. En Madrid, me dije: "¡Otra vez a remar de atrás…!" (risas). Marcelo nos había dejado bien en claro cómo sería el partido: nos iban a esperar y jugar de contra, habíamos practicado esa situación. En el entretiempo, sabíamos que había que mejorar el circuito de pelota, no habíamos sido ese equipo avasallante que solíamos ser, no habíamos tenido el dominio de la pelota, pero sí el territorial. Sabíamos que si hacíamos 3 o 4 pases seguidos iban a aparecer los espacios para meter un gol. Y sabíamos que si metíamos un gol, nos íbamos a imponer. Y así fue.
71.– ¿Cómo viviste el suplementario?
–Cuando Juanfer metió el 2-1 medio que nos enloquecimos, hubo una desorganización total, corríamos para cualquier lado y no definíamos las que teníamos para definir. Yo gritaba como loco, también Jony (Maidana) y Javi (Pinola); Franco (Armani) estaba afónico, es otro que siempre ordena muchísimo. Yo les decía a Juanfer y al Pity que había que mover la pelota de un lado a otro porque ellos estaban desorganizados, algo lógico, a nosotros también nos hubiera pasado, pero bueno, era demasiada la tensión. Si nos hubieran empatado, era para matarse. Pero por suerte apareció el loco este y lo definió.
72.– ¿Qué pensabas durante la corrida del Pity?
–Nada, ¿qué voy a pensar? "Hacelo, hacelo", eso se me pasaba por la cabeza (risas). Cuando después miré el video desde arriba, vi una locura de todos corriendo para todos lados apenas entró la pelota. Yo me fui para el costado, donde estaban mis hijos, mi repre y mi mujer, justo arriba del banco de River. Enseguida terminó y le hice la seña a mi repre de que me pasara a mis nenes, y cuando los estaba agarrando uno de seguridad me puso el brazo y me dijo que no podía pasar. ¡Qué no va a poder pasar! Le saqué el brazo, los alcé a los dos y los hice entrar al campo. Fijate que fueron los únicos dos chicos que festejaron en el campo con nosotros. Después subí al podio saltando y moviendo los brazos como si estuviera en una fiesta de casamiento, ja, ja.
73.– ¿Con quién te abrazaste?
–Con todos. A Marcelo le di un abrazo y le agradecí por haberme traído; también al presidente y a Enzo, y les dije lo mismo. A Marcelo me le había tirado encima cuando ganamos la Supercopa en Mendoza: aquella vez, apenas pitaron el final, Marcelo giró y los que estábamos afuera entramos corriendo, y yo me le trepé encima, y le dije unas palabras que no te voy a repetir, pero fue muy lindo.
74.– ¿La foto con Francescoli y la Copa en el vestuario del Bernabéu la pediste vos o tu mentor?
–No, no, la pedí yo. Lo traje y le dije: "Vení que tenemos que hacer una foto" y el Polaco (Haliasz) la sacó. Enzo es re-vergonzoso, ahora está más suelto, los dos estamos más sueltos, y solemos hablar antes de los partidos, cuando viene a la concentración. Yo lo bromeo por la ropa, le digo que se tiene que modernizar un poco.
75.– En el partido homenaje a Mora lo bajaste y le dijiste algo.
–"Mirá que hoy te pego, eh", lo jodía antes del partido. Javi (Pinola) estaba a mi lado y le decía lo mismo. "No, que me vas a lastimar", me contestaba. Después, lo toqué apenas y se cayó. "Te dije que te iba a pegar", lo cargaba, él ya en el piso. "Vos estás loco", me decía (risas).
76.– ¿Qué les pasó en el Mundial de Clubes, subestimaron a Al Ain?
–Nah, nada que ver, ¿sabés lo que fue para nosotros sacarnos esa presión de la final con Boca y preparar la cabeza otra vez para una final? ¿Sabés lo que era no dormir en toda la noche y tener todos los horarios cambiados? El cuerpo lo siente, fue bravísimo, no estábamos mentalmente como teníamos que estar. Aparte llegaron varios jugadores tocados.
77.– ¿Vos pediste patear el quinto penal?
–No, acá el que decide es Marcelo. El va diciendo: "Patea tal, tal y tal, ¿alguno de los que nombré no quiere?". Si alguno dice que no, ahí elige otro. A mí me tocó el quinto.
78.– ¿Te queda cierta culpa por haber sido el único en errar?
–No, son cosas que pasan, si el arquero se hubiera tirado para el otro lado, habrían dicho: "¡Mirá qué bien lo pateó, qué calidad, la clavó contra el palo!". Algunos dicen que lo pateé displicente, pero siempre los pateé igual: yo no voy mirando la pelota, sino al arquero, y a último momento decido el palo, de acuerdo a lo que haga el arquero. En Benfica había pateado 3 penales contra el Porto en finales, contra el mismo arquero, y metí los 3 pateando exactamente igual, esperando hasta el final. Pasa que acá el arquero me aguantó hasta lo último.
79.– ¿Cómo surgió la promesa de platinarse el pelo?
–Salió en una charla en Cardales, antes de la semifinal, lo queríamos hacer si llegábamos a la final, pero con Marcelo era imposible, no le iba a gustar nada (risas). Bueno, así que la promesa fue por ganar la Copa, yo me teñí, mi hijo también, y después les hice saber en el grupo de WhatsApp que cumplieran. Y varios lo hicieron.
80.– Tu día más feliz y tu día más triste en el fútbol.
–El más triste fue la final del Mundial de Brasil y el más feliz la final de Madrid. No va a haber otra de ninguna de esas dos.
81.– ¿Te preocupa que el TAS pueda fallar a favor de Boca, o no le das bolilla?
–Particularmente, no le doy ni bola a eso, me entero más por lo que dicen ustedes que por otra cosa. Para mí ya está, el partido se jugó, y lo ganamos.
82.– ¿Lloraste muchas veces por el fútbol?
–Sí, lloré de alegría y de angustia. Una de hace no mucho fue cuando perdimos 1-0 con Vélez, en Liniers, a comienzos del año pasado. Fue la época en que no podíamos ganar, y encima me habían expulsado y me sentía culpable. Llegué a mi casa mal, mal, me puteaba a mí mismo, me fui al baño de arriba para que no me vieran mis hijos y cuando subía por la escalera le metí una piña a la pared. Todavía están marcados mis nudillos ahí. En el baño me saqué la remera y me largué a llorar, mi señora se dio cuenta y me vino a calmar.
83.– El rival más difícil de marcar.
–Xavi y Pirlo, no les podía sacar una.
84.– Tu mejor y tu peor DT.
–Peor, no. De los mejores elijo a tres: Alejandro (Sabella), Jorge Jesús y Marcelo. Los tres me marcaron muchísimo en mi vida.
85.– ¿En qué te mejoró Gallardo?
–En las ganas de seguir ganando cosas, de seguir siendo importante, me permitió volver a la Selección. En el juego aprendí movimientos, esto de ser siempre punzante hacia adelante, de buscar el pase en profundidad a los delanteros, el pase que lastime.
86.– ¿Cómo lo conseguiste?
–Marcelo te obliga. En los mismos reducidos te lo dice, con el arquero podés tocar una vez y basta; tocás dos veces, y te saca la pelota y se la da al otro equipo. El quiere que seamos punzantes, verticales; "el gol se hace en el otro arco, no en el propio", nos dice. Para el costado tampoco le gusta, sólo como alternativa. Si en los reducidos él ve que vos tenías pase hacia adelante y la tocaste para el costado, te saca la pelota y se la da al otro equipo. Es así. El busca los pasillos hacia adelante, que juguemos con los puntas. A Marcelo le gusta el jugador que arriesga, el que asume el compromiso, no el temeroso, no el que hace la fácil. Si vos metés un pase vertical con un sentido para el equipo y te lo cortan, no te dice nada. Pero si la tocás para atrás para acomodarte en la fácil, ahí sí.
87.– ¿Discutiste alguna vez feo con Gallardo?
–Nunca he discutido con Marcelo, sí hemos hablado, porque es un técnico al que le gusta estar cerca del jugador, no sólo en lo deportivo, sino también en lo personal. Y su cuerpo técnico también está cerca del jugador para que cualquier problema que tengamos te ayuden a solucionarlo lo antes posible y que la cabeza de uno esté solamente puesta en rendir al máximo en la cancha.
88.– ¿River llega como favorito para esta semifinal con Boca, sobre todo por el 2-0 en el Monumental?
–Siempre pensé que no hay favoritos en un River-Boca, y tampoco creo que importe mucho cómo venga uno o el otro. Son partidos distintos a los demás, partidos de máxima concentración y que se terminan definiendo por detalles. En casa hicimos un gran partido y sacamos una ventaja importante, pero no definitiva. Sé que la vamos a tener difícil allá, pero iremos a ganar, como siempre, porque Marcelo nos pide no relajarnos, ir a buscar el arco rival para abrir los partidos lo más rápido posible. Falta el 50 por ciento de la serie.
89.– ¿Tus mejores amigos del fútbol?
–"Amigos amigos" son los de la infancia, los de la vida, pero si te tengo que nombrar de los que me hice en el fútbol, están Seba Torrico, Marcos Barrera y también el Pity, con el que hicimos una muy linda relación, pegamos mucha onda y hoy nos hablamos 2 o 3 veces por semana.
90.– ¿Te agarraste a trompadas con algún compañero en una práctica?
–A piñas no; a puteadas, un montón de veces. En prácticas y en partidos. Con el Pity, por ejemplo, nos vivíamos puteando. "Eh, no te apurés, no quieras gambetear en todas, tocá una la c… de tu madre", y sus respuestas son irreproducibles, ja, ja, pero ya ves, hoy somos muy amigos.
91.– Hasta el año pasado a vos te costaba completar los 90 minutos, ¿cuál fue el clic físico para que cambiara tanto en 2019?
–Mirá, yo todos los años hago exactamente lo mismo a la hora de prepararme. Incluso suelo entrenarme aparte y hasta tengo un gimnasio en casa. Lo hago porque me gusta, me gusta el fútbol, me gusta entrenarme, me gusta estar bien preparado físicamente, sé que es fundamental. Creo que todo pasa por la cabeza más que por el físico. Quizás era por una cuestión mía, o que Marcelo veía que no estaba haciendo algo que él necesitaba, o que el equipo no estaba bien.
92.– Lo que te sigue costando controlar todavía son ciertas reacciones de potrero: el "pisala ahora" a Centurión, por ejemplo…
–Fue innecesario El partido ya estaba definido, y terminamos mostrando algo que el equipo no era, no somos un grupo quilombero. El grupo es revulsivo, pero no en esas cosas, sino en carácter, en levantarse durante los partidos. El perjudicado fui yo, porque me terminé perdiendo los dos partidos siguientes contra Independiente, y también el equipo, porque no pudo contar conmigo. Además, se habló mucho de ese incidente y menos de nuestra gran actuación. Hubiera sido más vivo si me acercaba a Centurión en un córner o en un lateral y se lo decía en voz baja, no en mitad de cancha, y corriendo. Antes te hablabas o le hacías gestos al rival, pero no te veían. Hoy capaz que tenés una cámara por cada jugador y te registran todo, no se les pasa nada.
93.– ¿Gallardo te retó?
–Marcelo entró en el vestuario y nos felicitó por el partido. Apenas terminó, levanté la mano y pedí hablar: pedí disculpas al grupo, dije que la equivocación había sido mía. Yo soy muy autocrítico, uno debe asumir las responsabilidades cuando se equivoca. De hecho, al otro día, Licha López dijo que me había comportado como un boludo, y yo dije que tenía razón.
94.– ¿Vos estabas enojado con Centurión por sus críticas a la selección durante el Mundial después de haber quedado afuera de la lista?
–El tema con Centurión ya es parte del pasado. Nada, yo me equivoqué, pedí disculpas porque la imagen que quedó no fue buena y está todo dicho.
95.– Cuando fuiste a insultar a Gallese (Alianza Lima). ¿no te dabas cuenta de que el árbitro estaba al lado y te podía expulsar?
–No, no me di cuenta, me salió una de potrero: él estaba haciendo tiempo y se terminaba el partido. Después, cuando vino a jugar acá, al final del primer tiempo, me acerqué y le pedí disculpas, pero eso no lo tomó ninguna cámara, eso no salió en ningún lado, eso parece que no vende (risas). "Quedate tranquilo", me dijo Gallese.
96.– Te enteraste que ese insulto se usó en Perú a los pocos días en una publicidad por el día de la madre.
–Me pareció una boludez, porque a una madre nunca la vas a meter en una cancha y menos en algo así. Yo no recordaría a las madres por un insulto sino de otra manera.
97.– Se te ve un tipo muy pasional y poco reflexivo en este tipo de reacciones, pero a la vez muy pensante a la hora de jugar, hay como una contradicción ahí.
–Algo hay, aunque creo que realmente con los años he mejorado mucho esa primera parte. En eso me está ayudando muchísimo Sandra (Rossi), hablo con ella una o dos veces por semana, charlas de 20 minutos, me da técnicas, por ejemplo que cuando note una injusticia, me desenfoque de esa mirada, que lleve la mente para otro lado.
98.– ¿Este es el mejor momento de tu carrera?
–No. Es un momento bueno como tantos otros que he tenido en Godoy Cruz, Estudiantes o Benfica.
99.– ¿Estuviste cerca de irte de River en este mercado y en el anterior? Se dijo que estabas con un pie en el fútbol árabe.
-Nada que ver. Mirá, después de Madrid nos fuimos a Las Vegas con mi mujer, mi representante y su mujer, por una apuesta que le gané, y un periodista salió a decir que yo estaba reunido en un país árabe, con un pie y medio afuera de River. Me explotó el teléfono. Al día siguiente dijeron lo mismo, que estaba reunido en Estados Unidos para irme a un club de la MLS, y yo estaba de vacaciones en Las Vegas. Nah, todo mentira. Ahora tampoco hubo nada. La única vez que hablé algo fue cuando vino el Sporting de Lisboa: lo llamaron a mi representante, llegó una propuesta a River, que la rechazó, y otra propuesta a mí y también la rechacé.
100.– ¿Tu idea es retirarte en River?
–No. Yo a River no vine a retirarme sino a jugar en mi máximo potencial, mi idea es retirarme en Maipú, no sé cuándo, por ahora ni pienso en eso.
LA FICHA PERSONAL
Enzo Nicolás Pérez
- Nacimiento: 22/2/1986 en Maipú, Mendoza.
- Trayectoria: Deportivo Maipú (hasta 2003); Godoy Cruz (2003-07); Estudiantes La Plata (2007-11 y primer semestre 2012); Benfica, Portugal (2011-14); Valencia, España (2015-17); River (desde julio 2017).
- Selección Nacional: Disputó 26 partidos y convirtió 1 gol, entre 2009 y 2018. Fue titular en los últimos 3 partidos del Mundial 2014 y también en los 3 últimos del Mundial 2018.
- Títulos (12): Nacional B 05/06 (Godoy Cruz); Copa Libertadores 09 y Apertura 2010 (Estudiantes); Liga 13/14 y 14/15, Copa Portugal 13/14, Copa de Liga 13/14 y Supercopa de Portugal 14 (Benfica); Copa Argentina 17, Supercopa Argentina 18, Copa Libertadores 18 y Recopa 19 (River).
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