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Las 100 preguntas a Ariel Garcé: los alfajores, el doping, el Mundial, el peor DT y la homosexualidad
De futbolista, Ariel Garcé (40 años) le escapaba a la prensa, hizo una carrera y cultivó un personaje del que se presumía más de lo que se conocía fehacientemente. Algunas sorpresas fueron de público conocimiento: como la convocatoria de Diego Maradona para el Mundial de Sudáfrica 2010. Otras las revela en estas 100 preguntas: como que era vegetariano y se lo ocultaba a los directores técnicos y médicos de los planteles, o que corría en moto, su otra gran pasión, en circuitos. O que quiso agarrarlo a trompadas a Ricardo Caruso Lombardi, a quien definió como el peor entrenador que tuvo.
1. -¿Trajiste alfajores de Sudáfrica, al final?
-Ja, ja, no llegué a preguntar si había. Eso sí: mis viejos compraron un montón de cosas allá que no entraban en las valijas. En realidad, me quedé con varias cosas por hacer en Sudáfrica, porque con la eliminación nos tomamos un vuelo al toque a la concentración y ahí estuvimos un par de horas charlando con mis compañeros. Nos abrazamos, compartimos, nos dijimos "gracias", "qué lástima", con tristeza, pero con muy buena onda y a las 10 horas estábamos en Buenos Aires, no hubo tiempo para nada.
2. -¿Qué pensaste cuando Maradona te citó contra Haití, un mes antes de ese Mundial?
-No quería ir. "Deciles que estoy lesionado", le pedí a mi representante. Era un miércoles, contra Haití, en Cutral-Co, un frío… Además, Diego había llamado a mil jugadores, yo creía que ni me conocía, sentía que tenía cero chances de ir al Mundial, era una selección local para cumplir. "No seas boludo, andá, así papá y mamá te pueden ver con la camiseta de la selección", me aconsejó mi hermano, que siempre fue una referencia para mí. "Además va a tener más repercusión si decís que no a que si vas. Andá, dale un abrazo a Diego, decile que lo re querés y disfrutalo", siguió mi hermano. Fui con ese plan. Estaban Ortega y Palermo, el resto no entendíamos nada. Los de Haití eran muy malos, ganamos 4-0.
3. -Y en la previa metiste la arenga que fue clave para llegar al Mundial, ¿no?
-Eso parece. Estábamos por entrar a la cancha, a los haitianos les costaba salir… porque hacía frío (risas), se hizo un bache, había una energía de "qué plomo venir hasta acá y jugar este partido" y entonces tiré una pequeña arenga: "Si hoy hay una selección, esa selección somos nosotros, eh", y algo más, justo se abrió la puerta, y salimos. Diego tenía dudas, no quería llevar a Zanetti, le cuadré y ahí nomás arrancó el show.
El amistoso con Haití que le valió ir al Mundial
4. -¿Qué show?
-Terminé ese 4-0 a Haití con un dolor en el gemelo, y volviendo en el micro al hotel, el Profe Signorini me dijo: "Mirá que Diego te vio muy bien, no te quedés afuera por lesión". Pensé que me estaba jodiendo. Nos quedaba un partido con Colón y le pedí al Turco (Mohamed) no jugar y me fui a atender con el Negro Mendoza. Al día siguiente sonaba mi celu, pero como no conocía el número, ni bola. "Te está llamando Mancuso, atendelo", me dijo mi representante. "Chino, estamos viendo la lista, pero tenemos miedo de que te cagues cuando suene el himno". Ja, ja, le doblé la apuesta. "Si suena el himno le peleo a Tyson", le contesté. Y así entré en la lista de 30 y todos se empezaron a reír de mi convocatoria, me mataban, decían que era un mamarracho.
5. -¿Creés que Diego se empacó en tenerte entre los 23 para llevarle la contra a la gente?
-Quizás el hecho de que la prensa y mucha gente se tirara en mi contra llevó a Diego a decir: "Este es mío, ahora este viene conmigo". Si pasaba desapercibido, capaz no me llamaba, no sé. Al Mundial yo iba a ir igual. Con 10 amigos veníamos poniendo 100 dólares por mes, ya teníamos el pasaje, hostel, auto. La idea era ir a vivir el Mundial en la calle, en los Fan Fest, la típica argentineada. De golpe se complicó: tuve que empezar a sacar pasajes a la familia, y de los caros, sobre la hora. ¡Me salió carísimo el Mundial al final, ja, ja! Pero agradezco a la vida: mi vieja se murió 2 años después y pudo disfrutar esa experiencia; mis amigos, que iban a ver los partidos desde una tribuna lejana, entraron a la concentración y se sacaron fotos con Messi, mi viejo al lado de Maradona, mis tías… fue una aventura tremenda.
6. -¿Qué pensaste al ver la bandera "Garcé traé alfajores"?
-Dady, el masajista de la Selección, me jodía en esos primeros días que entrené con el plantel: "Traeme chorizos y alfajores de Tandil". Cuando entramos al Monumental para jugar contra Canadá, el último amistoso, estábamos para cantar el himno y Dady viene por atrás y me dice: "Mirá allá arriba, te puse la bandera". Creí que había sido su idea. Me dieron demasiada importancia… Para mí fue algo fabuloso, soñado: iba a ir al Mundial a verlo con mis amigos y de golpe lo fui a jugar, ¿de qué me voy a quejar?
7. -¿Fuiste sólo a disfrutar o con la ilusión de jugar?
-Fui a disfrutar, pero también tenía la ilusión, ¿cómo no? Siento que estuve a la altura desde la primera práctica. De hecho, fueron mis mejores 50 días. Había muchachos de Europa que no me conocían, Heinze por ejemplo, y le comentaron a Demichelis, que después me lo contó a mí: "Che, juega bien este loco, eh", como que se sorprendieron. Claro: jugás con mejores y jugás mejor vos también. Al final no entré ni un minuto, pero contra Grecia calenté como 70 minutos, y después entró Palermo con el último cambio y me puse a llorar, se me iba la chance. Igual, me encantó todo.
8. -¿Qué fue lo que más te llamó la atención de Messi en ese momento?
-Que fuera top en todo: técnica, habilidad, pique, físico, remate. Y quería ganar siempre. Nosotros hacíamos reducidos con arco grande, no se hacía fútbol formal, los equipos eran siempre los mismos, y a mí me tocaba jugar en contra de él. Si en algún reducido nos poníamos 2 goles arriba, se enojaba, iba al lado de su arquero, la agarraba, empezaba a gambetear a todos, tun tun tun y gol. Después de pasar al frente, paraba un poco. ¡Encima de que es imparable, tampoco lo podía tocar! Jugaba de doble cinco, mi estilo era medio guerrero, pero era imposible rozarlo, me mandaban de vuelta, tenía el pasaje en la canillera, ja ja, como Bastía con las amarillas, el loco sabía que lo iban a amonestar, el tema era averiguar en qué minuto (risas).
9. -¿Y qué te pareció el Messi persona?
-Hablamos poco, porque yo estaba más con los grandes, Verón, Heinze, Palermo, Pozo, y Leo andaba con sus amigos, Di María, el Kun, Maxi (Rodríguez). Ellos jugaban todo el día a la play o a los dardos, se acostaban más tarde, y jodían con su grupito. Igual percibí a un pibe muy sencillo, linda persona, consciente de lo que afrontaba en ese Mundial. Vos te das cuenta cuando un tipo es soberbio, y este nada que ver. Por ahí le tirabas un pase horrible y no te decía nada, no te miraba desde arriba. Aunque no compartimos demasiado, me llevé esa linda imagen de él.
10. -¿Cómo viste desde el banco el 0-4 con Alemania, por qué fue tan abismal la diferencia?
-Es lo que nos viene pasando desde hace tiempo: muchos jugadores que individualmente en su club hacen historia y después se complica trasladarlo a la Selección, porque el equipo tiene otras cualidades. La clave del entrenador es poder armar un equipo donde cada uno cumpla una función que no sea la función que trae en la mochila de éxito de su club, agregarle un trabajo con compromiso, humildad y responsabilidad.
11. -Aun hoy, en las redes aparecen comentarios del tipo "más insólito que Garcé en un Mundial", ¿te jode?
-Algo veo, porque ahora tengo Instagram (@chinogarceoficial), o me cuentan, o me llegan menciones. El otro día aparecía entre los jugadores con más suerte, qué sé yo, lo veo y siento que ya no soy más ese tipo. Por momentos no puedo creer que haya jugado al fútbol, siento que hablan de otra persona.
12. -¿Quién es Ariel Hernán Garcé?
-Un soñador, un busca, un tipo con ímpetu y amor propio. Soy de esas personas que creen que si das lo mejor, algo va a pasar. Como futbolista, en las inferiores de River jugaba de 5, era bastante técnico, pero en la Reserva quedé chiquito, y me dijeron que tenía que comer y ponerme fuerte, ser más áspero para ganarme un lugar. En River todos jugaban bien, así que había que sumar un poco en el trabajo sucio, y por ahí me pasé un poco con eso, ¿no? (risas).
13. -¿Trabajaste de pibe?
-Vendí diarios y huevos, pinté piletas, corté pasto, fui ayudante de peón de albañil. Mi viejo tenía un criadero de chanchos en un campo prestado y allí vivíamos. Había que ir a darles de comer a los chanchos, carnearlos… Mi hermano, que es más grande, hacía el laburo de mayor fuerza, a mí me daban para pesar los chanchos, preparaba los encargues para Navidad, revisaba los huevos. Mi vieja era docente, siempre con su mirada esperanzadora y tierna. Cuando a mi papá lo echaron del campo se compró una máquina para cortar el pasto e íbamos casa por casa pidiendo si podíamos cortar, así me inculcó lo que es la supervivencia. Y después tuve que aplicar esa supervivencia en la pensión de River.
14. -¿Tan brava era la pensión?
-A mí me tocó vivir en la que estaba enfrente del club, afuera, y por ahí caíamos a las 8 de la noche y ya no había más comida. No es como ahora, que tenés gente que te sirve y te cuida. Por ahí la cocinera hacía 30 milanesas y se iba. Y cuando llegaba, ya se las habían comido tus compañeros. Te robaban cosas, te tomabas el micro para irte solo a tu casa, no tenías a tus seres queridos… Muchos no aguantaron y se volvieron a sus pueblos. Por esa supervivencia que me inculcó mi viejo me la pude bancar, aunque después le criticara que no me fuera a ver a los partidos o no me abrazara. Mataba 200 chanchos por día, ¿qué te iba a abrazar?
15. -Te gritan Ariel, ¿te das vuelta?
-Ya no, si hasta en mi familia me dicen Chino. De pibe, mis apodos eran Panchu, por unos parientes, y Oreja, porque mi vieja me rapaba y tenía orejas grandes. Chino me pusieron apenas llegué a River, haciendo un loco con chicos los del club. Al ser nuevo, me mandaron al medio, había sol, yo achinaba los ojos y empezaron "Chino", "Chino" y quedó para siempre. En inferiores no conocés los nombres de muchos compañeros: sabés los apellidos y los apodos.
16. -¿Tu hija cómo te dice?
-Chino. Juana tiene 6 años y vio que en algunos lados me saludan, o me sacan fotos. Se está enterando de que su papá jugó al fútbol. Una de las cosas que hacemos es una guerra de abrazos, rodamos por la cama y el piso, nos damos besos y siempre antes hacemos una presentación. Entonces yo digo: "Recién llegada de la luna…" y meto el título de una película y la nombro, y ella, que repite mucho, me dice: "Recién llegado de Rosario Central, el Chino Garcé", ja, ja, es divina.
17. -Naciste en Tandil, tierra de tenistas (Del Potro, Mónaco, Zabaleta, Pérez Roldán), ¿elegiste el deporte equivocado?
-Elegí el fútbol porque mi viejo me llevó a jugar a unos clubes de baby y después mi tío, Miguel Ibarra, me acompañó siempre. Nosotros no teníamos un mango, en Santamarina esperaba a un pibe de la categoría que jugaba antes que la nuestra, Maxi, para que me prestara sus botines. Vivíamos en los suburbios, a los ponchazos con el criadero de chanchos, y los clubes de tenis eran de otro nivel económico y social.
18. -¿Qué hacen tus hermanos?
-Darío fue mochilero, ahora es terapista, hace masajes, va por el lado espiritual. Está en Caraiva, Brasil. Leticia es música y vive en Mallorca: canta tango, boleros, folclore, toca con guitarristas. Los dos son mayores que yo. Esto de querer encontrar la libertad viene de familia, porque de algún modo yo viví lo mismo: dentro de mi vida estructurada del fútbol, siempre busqué sentirme libre.
19. -¿De quién eras hincha de pibe y quién era tu ídolo?
-En mi familia eran de Boca y San Lorenzo, pero nunca le di mucha bola a ninguno. Al llegar a River con 14 años empecé a sentir esa camiseta, estuve hasta los 25, agarrás un sentido de pertenencia. Hoy te digo que soy hincha de River y de Central. No tuve ídolos, pero cuando me preguntaban quién quería ser, decía "Redondo": el porte de jugador, la zurda, el pelito, su jerarquía, además jugaba en el mismo puesto que yo.
20. -"Me arremango, me creo que soy un toro".
-Síiiiii, ja, ja, me acuerdo, una nota en El Gráfico cuando recién empezaba. ¡Lo que me cargaron los muchachos! Me la pegaron en el vestuario, me decían "toro" a cada rato, la típica, se agarraron de esa. En el túnel yo me arremangaba, me ponía una bandita elástica y sentía que me activaba, era una manera de decirme "a partir de ahora no me pueden tumbar, gano todas las divididas". Era como la palmada en el pecho de Griguol. ¡Cómo me gastaron!
21. -¿Te arrepentís del planchazo a Fabián Vargas en la semifinal de la Libertadores 04 contra Boca?
-Quedó en la selección de las mejores patadas, ¿no? Me dieron un pase, se me fue larga y me tiré para enganchar la pelota, quise traerla, pero Vargas la tocó justo y le di. No quise pegarle; si hubiera querido, lo rompía todo. De hecho, ni siquiera le rompí la media. No digo que estuvo bien, eh, pero no fui a lastimar. Muchos festejan esa plancha, pero al final fue la que me terminó echando de River, porque yo había vuelto de Morelia, los dirigentes de River venían hablando con mi representante para recomprarme y después de esa plancha no llamaron más y me fui al terminar el semestre.
22. -Esa semifinal fue una batalla, ¿había mucha pica entre los jugadores?
-Ellos tenían sus personajes: Cascini, Schiavi, Barijho, Guillermo, y nosotros decíamos: "De guapo no nos van a ganar". Fue la primera vez que se jugó sin público visitante, se habló toda la semana de que íbamos a estar solos, de que nos la íbamos a bancar, así que fuimos predispuestos a una guerra. Nos rompieron todos los vidrios del micro al llegar y nosotros bajamos con las telas de los apoyacabezas tipo barbijo: la gente se tiraba en palomita para putearnos. Bajamos todos transpirados, gritando, y en ese contexto de guerra entramos a jugar.
La tremenda plancha a Fabián Vargas en el Boca-River de 2004
23. -Integraste los planteles que fueron eliminados por Boca en 2000 y 2004, ¿qué te genera que se haya revertido con Gallardo?
-¡Una inmensa alegría! Se debe en buena parte a que River tocó fondo con el descenso. En mi última etapa en el club parecía que si no metías un gol con tres caños y cinco tacos, no valía, y creo que a partir de los golpes se formó otro club: más aguerrido, aceptándose otras cosas, con más identificación. Antes, solo se valoraba la parte exquisita y cuando tocó fondo, se paró en otro lugar, y si había que ganar 1-0 para ascender, bienvenido sea. Desde entonces se fue armando un nuevo River, con otro espíritu.
24. -¿Creés que esta liga que Boca le sacó del buche a River puede ser un punto de inflexión para cambiar la historia reciente?
-Boca se está armando bien, tuvo un cambio de técnico, está jugando mejor, pero no lo veo a River para caerse ni mucho menos. Si River no se desarma y sigue confiando en lo que está haciendo, con Gallardo, lo veo armado, con un mix interesante de jóvenes, gente de experiencia y también intermedia. River sigue estando un paso adelante Boca.
25. -¿Lo veías a Gallardo para ser DT en aquel momento?
-En el 2003, cuando volvió de Francia, estaba siempre con Marcelo Salas, les decíamos los confites M&M. Gallardo era buen compañero, armaba cenas para unir al grupo. Nosotros éramos unos pibes medio bravos: Cavenaghi, Guille Pereyra, Franco Costanzo, Lequi, éramos rebeldes, no nos podían controlar tanto y con el loco nos llevábamos muy bien, a mí me sorprendió gratamente. Yo descreía de esas cenas, me daba fiaca, pero una vez me senté al lado del chileno y nos cagamos de risa, y al otro día entrenamos mucho mejor. No creía que a Gallardo le pudiera interesar ser DT, pero cuando salió campeón en Nacional, ahí estaba Placente, que es mi amigo, y me dijo que el loco la manejaba muy bien.
26. -¿Cuál es la clave de sus éxitos?
-La conducción, yo valoro mucho ese aspecto. Veo que Marcelo y su cuerpo técnico nunca perdieron la autoridad. Es complejo mantener el equilibrio en el fútbol, hay emociones muy fuertes cuando se gana y cuando se pierde, es usual desbordarse, y él supo siempre mantener el equilibrio y sostener la autoridad. Sacó a un montón de jugadores de trayectoria y nadie dijo nada.
27. -A Guillermo Barros Schelotto fuiste a buscarlo a un bar para pegarle. ¿Verdadero o falso?
-Verdadero. Me había roto la boca con una patada en el clásico que perdimos 2-1 con los goles del Chelo Delgado y me tuvieron que dar 8 puntos. Guillermo fue el jugador con el que más pica tuve, esa vez me quedé recaliente y averigüé dónde paraba. Fui a esperarlo, pero nunca llegó. No sé qué hubiera pasado. Más de grande coincidí en algunas reuniones y todo bien, incluso cuando me suspendieron por el doping, me habló y me tiró la mejor.
28. -¿Cómo surgió tu amistad con Coudet?
-Cuando llegó a River empezamos a coincidir en cierta forma de ver la vida. Chacho es muy compañero con los chicos, está queriendo bajar una línea para ayudar en lo que sea, y a mí me ayudó en el campo de juego, porque íbamos por el mismo costado y me decía cuándo pasar y cuándo esperar. Nos entrenábamos juntos en un gimnasio a la tarde, volábamos. Y de ahí siguió la amistad.
29. -¿Terminaste mal con él después de ser su ayudante de campo durante dos años tan intensos en Central?
-No, si Chacho es mi amigo y hablamos seguido. Cuando uno comparte el día a día durante dos años se agigantan las diferencias. Fue un aprendizaje para ambos, pero me arrastró la situación en lo emocional. Mi tarea era la de mediar un poco, evitar los roces, llevar adelante el ánimo del cuerpo técnico y ser su asistente. Chacho suele estar muy convencido de cómo hacer las cosas, es muy capaz el loco, pero no le gusta delegar. Tipos tan intensos como Chacho te atropellan un poco, pero como amigo siempre le decía lo que pensaba y sentía. Y de entrada le dije que sólo lo iba a acompañar en su primera experiencia como DT.
30. -¿Sentís que la final de la Copa Argentina 2015 que perdieron con Boca se la robaron?
-En ese momento, en el campo, sentí una animosidad en nuestra contra. Del árbitro y de sus colaboradores. ¿Viste cuándo te van llevando, que todas las divididas van para un lado, que sólo retan a tus jugadores? Eso sentí esa noche. ¿Si Ceballos estaba puesto? Y… después te enterás de un montón de cosas, y hasta salieron las cifras de lo que supuestamente había cobrado. Podés hacer mil conjeturas, yo quiero creer que no hubo nada de eso, o no lo quiero ver… pero me cuesta.
31. -¿Se te cruzó ir a pegarle?
-A Chacho sí, aunque no creo que llegara a hacerlo, porque ponía en juego su futuro. A mí me agarró para el lado de "¿qué hago acá? Me tengo que ir, si yo sabía que esto era así, una mafia". Sentí desilusión, que todo se te puede caer en un minuto por una injusticia.
32. -Está Ceballos haciendo dedo en una ruta solitaria, ¿lo levantás?
-Lo levanto, ¡si he levantado a cada hippie! Y después lo miraría a los ojos y le pediría que me diga toda la verdad, y que me cuente en qué anda, tengo mucha historia en la cabeza de todo eso, mucha intriga de qué pasó.
33. -En la final del año siguiente con River les cobraron dos penales en contra, ¿también viste algo raro?
-No, de Loustau no dudo, aunque para mí se equivocó en uno de los penales. En esa final nosotros tuvimos gran parte de culpa: salimos como a una guerra, desenfocados, no lo jugamos ese partido. Y erramos con Chacho por nuestra inexperiencia: cuando Gallardo metió a los dos delanteros en el ST, tendríamos que haber armado una línea de 5, no reaccionamos. Con esa final no hay quejas; la otra fue asquerosa.
34. -¿A Armani lo conocían antes de la famosa triple tapada contra ustedes en la Libertadores 2016?
-Al Chacho se lo habían ofrecido antes, pero nosotros teníamos otras prioridades. Y este monstruo apareció justo en Rosario, esa Copa la ganó Armani en gran parte, después vino a River y demostró que esa triple tapada no fue casualidad, porque tuvo un montón de ese nivel.
35. -¿Por qué te dio positivo el control antidoping en 2005?
-No tengo idea. La sustancia fue benzoilecgonina, un derivado de la cocaína. Te aparece porque tomaste 3 litros de té de coca o porque consumiste cocaína. Y yo no tomé té de coca esas noches previas al partido que con Olimpo jugamos en Jujuy contra Gimnasia ni jamás consumí cocaína. No la probé ni vi que la consumieran en reuniones en las que participé. Nunca. Cuando me informaron, no entendía nada. Me puse a averiguar por Internet y luego fui a hablar con un toxicólogo groso de Santa Fe. Le pregunté si me hubiera dado cuenta si me metían cocaína en el puré, ponele, y me dijo que no, que ni te das cuenta.
36. -Tenías rastas, eras medio hippie, pagabas dos pesos por un positivo de marihuana.
-Porro he fumado alguna vez, en las vacaciones, no en la época en que jugaba, siempre fui consciente del esfuerzo que había hecho. Además, fue un positivo por un metabolito de cocaína. "Barba, explicame qué es esto", le decía al de arriba, no podía entenderlo. Estaba enojado, no quería jugar más, pero con mucha ayuda decidí seguir. Me llamaban los amigos para que no deje: el Chacho, Leo (Astrada)… "venite a entrenar", me decían. Terminé entendiendo todo después.
37. -¿A qué te referís?
-Pasaron esos seis meses de suspensión, le metí con todo y Leo (Astrada) me llevó a Central. A los tres meses me ovacionaba toda la cancha y remonté mi carrera. Después volví a Colón y anduve muy bien. Y ahí va mi entendimiento: después de haberme comido lo del doping sin haberme mandado ninguna, vino a ese mismo nivel una evolución que terminó conmigo en el Mundial de Sudáfrica cuatro años después. Lo del Mundial, para mí, fue lo mismo que lo del doping: no tiene explicación. ¿Te bancaste lo del doping?... ¡Acá tenés lo del Mundial! Eso sentí. Fue un premio por no haberme caído, por levantar la cabeza y pelearla. Pero estuve casi cinco años para entenderlo.
38. -¿Con Julio Grondona pudiste hablar cuando diste positivo?
-No. Hubiera querido, pero no me atendieron, quizás todos creían que me había drogado e iba a pedir perdón. Y yo no quería pedir perdón por nada. Ni siquiera me interesaba que me bajaran la sanción, me alcanzaba con que me miraran a los ojos y me creyeran. El Turco Marchi, de Agremiados, se portó mil puntos conmigo, me acompañó en todo momento. Después, en el ambiente se sabe todo. Yo salía, eso lo admito, me re divertía, pero jamás en mi vida tomé cocaína.
39. -¿Cuántas veces por semana salían?
-Los miércoles y algunos domingos, dependiendo de cómo nos fuera en el partido. Teníamos 20 años, nos sobraba power para jugar dos partidos y salir dos veces por semana. Los miércoles íbamos a Tequila, porque los jueves entrenábamos a la tarde. ¡Por suerte no existían las redes sociales y los celulares con cámaras! Un domingo empatamos y fuimos a Maluco Beleza, un boliche en el centro. Terminamos todos arriba del parlante haciendo coreografías con los brasileños. Recién a las dos semanas alguien del club nos preguntó si habíamos estado en tal o cual boliche, y en el medio volvimos a ganar un par de partidos. Hoy, con eso te arman un video de 5 minutos, lo viralizan y hacen un desastre. Una vez, después de salir campeones con River, nos fuimos de la fiesta no en las mejores condiciones etílicas (risas) y nos paró un policía y al final lo convencimos para que nos deje ir, pero hoy pasa algo así, lo filman y te pasa lo de (Ricardo) Centurión. A mí, por otra parte, siempre me gustó disfrutar con mis amigos y creo que con nuestra generación las vedettes empezaron a mirar mucho a los futbolistas, como que pasamos de ser grasas a tener onda, y nosotros abrimos esas puertas de diversión, aunque jamás me escapé de la concentración ni le falté el respeto a mi profesión. Eso me gustaría aclararlo.
40. -¿Qué sentimiento predominaba en vos durante los seis meses de suspensión?
-Estaba enojado, desilusionado. "¿Por qué me pasa esto a mí?", me preguntaba. Siempre fui de esquivar a la prensa, no me gustaba la exposición. Y me empezó a pasar todo lo contrario. Incluso con lo del Mundial, una parte hermosa que me tocó vivir, y apareció una movida en la que todos opinaban de mi citación. Doping, repercusión; Mundial, repercusión; moto, repercusión; virgen, repercusión; patada, repercusión, y es todo lo contrario de mi manera de ser y manejarme.
41. -¿Te sentiste marcado?
-Un poco sí. Entre 2006 y 2010 varios clubes me vinieron a buscar, pero al final preguntaban por el tema del doping, y eso me tumbaba. Para el que no te conoce, si está la duda de si te drogás o no, no va a apostar por vos. Mis compañeros y amigos no dudaron de mí, sí algunos dirigentes. Incluso me llamaban de centros de recuperación de adictos para ofrecerme su ayuda. "No, no, no, yo no me tengo que recuperar de nada, no necesito tu apoyo, gracias", les decía (risas). Me hacían enojar.
42. -¿En los estadios te gritaban "falopero"?
-Sí, pero no me jodía, como cuando me puteaban por cómo jugaba. En mi carrera me han puteado más de lo que me han ovacionado, pero siempre supe quién era y no me afectó.
43. -¿Cómo tratarías los casos de futbolistas sancionados por consumo de drogas sociales?
-El futbolista está desamparado. Sé que no se puede hacer un espacio de recuperación de adictos en el fútbol, pero sí que exista un enlace, un lugar de contención. Tengo un proyecto cuyo objetivo es aumentar la capacidad de respuesta interna del jugador. Agarrarlo por el lado de las emociones, de un montón de miedos que siente el jugador, que puedan entender emocionalmente qué les está pasando. El jugador tiene un montón de necesidades antes de drogarse, tiene muchas falencias que no sabe cómo manejar, porque fue abandonado o porque fue abusado, y la droga te hace dormir y tapar esas carencias. El fútbol está atrasado: si sos homosexual, vas afuera; si te drogas, vas afuera, y terminás debajo de un puente.
44. -¿Qué es "Somos futuro"?
-Un merendero que apadrino en Capitán Bermúdez, en las afueras de Rosario: conseguí apoyos y dinero entre mis relaciones. Son más de 70 chicos de entre 3 y 14 años que van a tomar la merienda, aunque termina siendo más fideos y menos merienda, porque para muchos es la única comida del día. Les damos ropa, les cortamos el pelo, festejamos cumpleaños. También conseguí unos padrinos para chicos con problemas neurológicos a quienes las obras sociales no les dan cobertura. Hacen equino-terapia: están con los caballos, mueven la parte muscular, los abrazan, los bañan, sienten el calor del caballo. Algunos tienen problemas irreversibles pero mejoran la calidad de vida.
45. -¿Desde cuándo tenés esas inquietudes?
-Desde 2005 hago estos trabajos, aunque ahora me metí más de lleno. Mi idea es armar algo propio, estoy buscando terrenos para comprar en Funes. Ahora voy todas las semanas, pero me gustaría bajar una línea en la que creo: no sólo darles el pan, sino la harina para que hagan el pan. No me gusta que solo esperen que les des, sino que puedan hacer algo por su propio medio. Pienso en talleres para mujeres que se puedan independizar, varias cosas.
46. -Por tu manera de ser y pensar, ¿renegaste mucho con el ambiente del fútbol cuando jugabas?
-A mí me costó mucho todo lo que es el afuera del fútbol, la hipocresía que lo rodea. Me encontré con un mundo donde todo es por conveniencia y especulación. Cuando sos jugador te conviene ser amigo del tipo de Adidas y del de Nike, te conviene ser amigo del representante, del dirigente, del periodista, ser amigo del que tiene poder, y yo nunca me manejé así. Me decían: "Andá a tal programa porque si no te van a matar", y no quería ir. La pasé mal. Toda esa parte me hacía sentir que no estaba para esto, pero me fui acomodando como pude.
47. -Tus mejores amigos del fútbol.
-Franco Costanzo, el Chacho, Placente, Cavenaghi, Moreno y Fabianesi y el Bichi Fuertes son los que más frecuento, seguro me olvido de alguno. Leo Astrada y Pablo Aimar son amigos; con Hernán Díaz me llevé siempre bárbaro, el Burrito (Ortega) es un crack.
48. -¿Te agarraste a piñas alguna vez con un compañero?
-Un par de veces. En River, con Cuevas, que tenía mucho talento y respetaba a los grandes, pero a mí, que me jugaba el puesto, me tiraba 200 bicicletas y chiches por partido. En un reducido me cansé, lo cogoteé, se fue al piso, hubo un par de manotazos y nada más, a mí no me sobraba nada en River tampoco, me podían dar un voleo en cualquier momento. Otro al que corrí pero no llegué a agarrar fue a Caruso Lombardi cuando estaba en su mejor momento y fantasmeaba a lo loco: les gritaba a sus jugadores,"apretalo a este que no sabe, que es un burro". Ya en ese momento no lo soportaba, así que apenas terminó el primer tiempo lo fui a buscar, pero me vio y se metió rápido al vestuario.
49. -¿Con Bielsa cómo te fue?
-Me convocó en 2003 para una gira con una selección local. En las prácticas hacía ejercicios que no entendía, pero los sparrings me ayudaban. En unos ejercicios sistemáticos, el decía un número y había que salir corriendo y hacer determinadas cosas. Yo era el suplente de Ponzio como lateral derecho. Salía Ponzio y Bielsa le decía "Bien Leo, bien Leo". Lo hacía yo… y nada. En un momento, desde atrás del arco me gritó: "¡¡Garcéeeeee, Garcéeeee, Garcéeeee!!", seis veces. Y yo, que ya venía medio revirado, porque no entendía, me saqué. "¿Qué querés que haga? ¡No me rompás los huevos!". Vino, me puso las manos en el pecho y me pidió disculpas. Después me llamó al vestuario y me contó una historia de Chamot, que no había practicado nunca de titular y terminó jugando. Conmigo pasó lo mismo, porque en la gira terminé jugando yo.
50. -El mejor DT que tuviste
-Mohamed y Martino. Al Tata lo tuve poco en Colón, pero me pareció muy bueno. Y el Turco es el que más sabe y me encanta la persona. Cuando llegó, estábamos peleando por no descender y los primeros días nos puso a hacer jueguitos de cabeza, nos matábamos de risa. "Nos llegan a ver así los hinchas y nos matan", pensaba, pero le ganamos 2-0 a Independiente, remontamos y zafamos. Y siempre con esa alegría.
51. -¿Y el peor?
-Caruso Lombardi. No le hizo nada bien al fútbol. Lo tuve en Argentinos y les bajaba un mensaje terrible a los jóvenes. Sus indicaciones pasaban por especular, por hacer tiempo, por tener "la platita en el bolsillo, el auto, la minita". Nos decía: "Salimos lento, nos tiramos al piso, cuando la hinchada para de gritarnos, ahí es nuestro momento". Lamentable. Yo me quería matar, tampoco tenía intenciones de pelearme, estaba cerca de terminar mi carrera.
52. -Te terminó echando, igual.
-Sí, al final lo encaré porque no lo soportaba más. Fue después de perder en San Juan un partido clave por el descenso. "Muchachos, hasta acá hice todo lo que pude, lo dejo en manos de ustedes", nos dijo. "Parece que te querés sacar el poncho de esta situación, vos que nunca nos mandaste a ganar, que nunca nos diste una estrategia, todo era tirarse al piso y ganar la platita", le mandé ahí mismo en el vestuario. "Perdoná Ariel, por ahí se entendió mal", me contestó. Al día siguiente, la dirigencia de la oposición me avisó que no podía ir más a entrenar al club. Sé que Caruso va a leer esto y voy a tener que bancarme sus respuestas, pero no me importa, porque así fueron las cosas.
53. -¿Por qué te llamó la oposición y no el presidente?
-¡(Luis) Segura es otro papelón! Había elecciones, entonces uno de la oposición me habló el martes y me dijo que no fuera al entrenamiento. Lo llamé a Segura: "¿Qué es esto de que me llame la oposición? Vengan ustedes a decírmelo en el vestuario, vení a dar la cara". Después lo llamé a Caruso. "No, Ariel me acabo de enterar, no sé nada", me mintió. "Lo único que te quiero decir es que sos un vendehumo". Al otro día fui al club a agarrarlo del cogote, pero estaba lleno de prensa, también había barras dando vueltas por ahí, no tenía chances de nada. Ese día nos echaron a Placente, a Matellán y a mí.
54. -¿El rival con el que peor la pasaste?
-Uhhh… el Burrito Martínez me dio un baile tremendo en un Vélez 6-Colón 0, creo que hice como tres penales, a la vuelta del Mundial. Fui un desastre, no sabía para dónde salir.
55. -La murra más fuerte que diste.
-Una a Colazo. Tiene una linda historia detrás. Con Riquelme nunca me llevé bien, no me agradaban sus formas, y nos hemos puteado en la cancha. Hace no mucho nos cruzamos en Mar del Plata, yo iba con Placente, que es amigo de ambos, él se paró a saludarlo y yo seguí de largo, se ve que es algo mutuo (risas). Bueno, en un partido en cancha de Colón, nos metió un tiro libre al ángulo, perdíamos 1-0, yo estaba medio enloquecido y le dije a (árbitro) Loustau, que era nuevito: "Dame una para Riquelme, una sola, dame una". Lo volví tan loco, que cuando faltaban cinco minutos me hizo como un gesto de aprobación. O eso me pareció a mí. Lo salí a buscar, pero Riquelme tocó de primera, yo venía con el envión, no me pude frenar y lo levanté por el aire a Colazo. Loustau me expulsó.
56. -Definí a Colón y a Central.
-Son dos muy grandes del interior que conviven con su rival en la misma ciudad y tienen más de la mitad de los hinchas allí. Son clubes bastante sufridos los dos: Colón nunca ganó nada, y la gente no se quiere morir sin verlo ganar, el mejor ejemplo fue la final de la Sudamericana. Y Central va para 35 años sin ganar el campeonato. No sé si hay un hincha tan fanático como el de Central, está todo el día pintando la calle, va con la camiseta puesta a todos lados, con la toalla, en cualquier lugar del mundo te cruzás con un hincha de Central.
57. -¿Qué sentiste que en tu último partido como futbolista, con Atlético Rafaela, le ganaran el desempate por el descenso a Colón?
-Fue horrible, durísimo, porque es un club al que le di un montón durante cinco años y además tengo amigos fanas de Colón. Encima mis compañeros me levantaron en andas, era mi último partido, parecía demasiado.
58. -También te tocó enfrentar a River en el Monumental en 2011, cuando se jugaba todo por no descender (1-1).
-Otra muy difícil, se notaba la tensión. Esa noche me peleé en pleno partido con Pavone, que me pedía que fuéramos para atrás. Yo lo saqué cagando. Pavone no podía pasar ni a un cono. "Por culpa de ustedes River está así, vos viniste hace dos meses, yo estuve diez años", le contesté. Todo bien con Pavone, pero nos puteamos por eso.
59. -¿De Colón te tuviste que ir por el famoso tema de la Virgen?
-Lo de la Virgen fue un detonante más, pero en el fondo me fui porque después de pelear el descenso e ir mejorando con los años, en un momento vi que estábamos para dar el salto de calidad y apuntar a ser campeones. Me senté con el presidente (Lerche) para plantearle que había que cambiar ciertas cosas para dar ese paso, como el cuerpo médico, por ejemplo, tipos que estaban hacía 30 años en el club por acomodo, como pasa en tantos clubes. Habíamos perdido a dos o tres jugadores por diagnósticos errados. O por ahí llegábamos a Buenos Aires y no había comida en el hotel. Le planteé eso a Lerche y no le gustó nada.
60. -¿Qué te contestó?
-Le recordé que al asumir, él mismo me había dicho que no sabía nada de fútbol. Y que alguna vez le tuve que prestar plata para solucionar cuestiones del plantel. "A mí no me interesa ganar más plata, quiero ser campeón", le dejé en claro. Pero Lerche se llenó de soberbia, se la creyó, quizás porque se había acercado a Grondona, tenía un cargo en la Selección y se creía el más capanga por viajar con Messi en el avión. "Esto va a seguir todo igual", me dijo. "Listo, yo me voy", le contesté. Unos meses antes había pasado lo de la Virgen, ya venía medio pesado el tema. Di una nota y vaticiné lo que iba a pasar en el club. No me dejó jugar el último partido contra Banfield y me fui a despedir de mis compañeros al vestuario.
61. -¿A la Virgen la rompieron porque creían que traía mala suerte?
-Esa Virgen tenía cierta fama y el plantel la había empezado a mirar con desconfianza. Después de perder un clásico con Unión ya todos empezaron a preguntar: cuándo, cuándo, cuándo la sacamos, y entonces decidimos retirarla, restaurarla, porque estaba medio dañada, y ponerla en otro lugar, en el predio, por ejemplo. La verdad, si querés verla desde la espiritualidad, no da para poner una virgen en la tribuna de un estadio. Si bien no era el capitán, lo era el Bichi, yo manejaba bastante al grupo, y además estaba lesionado, entonces me hice cargo. Contacté a un restaurador y les di unas directivas a unos muchachos para que la lleven. El problema es que se les rompió en el traslado.
62. -¿Cómo siguió?
-Los locos estos me llamaron, desesperados. Les dije: "Háganla desaparecer que consigo otra". Hablé con un escultor de Córdoba para que hiciera una igual. Jamás imaginé que se generaría semejante escándalo, la gente se puso loca, se metió la iglesia, aparecieron carteles de "Garcé hereje", todo era desconcierto. "Muchachos, yo firmo que me hago responsable de esto", le aclaré al plantel. No me gustó la actitud de muchos compañeros que se abrieron de gambas, me decepcionaron, me di cuenta de que como grupo no estábamos bien y ahí empecé a sentir que tenía que irme. Y le conté al presidente lo que pasó. En síntesis: la cagada mía fue confiar en gente que no debía y que rompió la Virgen. Porque nuestra idea original era restaurarla y cambiarla de lugar, pero lo hicimos de modo algo inconsciente. Empecé a tener toda la prensa en contra, sobre todo del grupo Vila, que estaba enfrentado con Grondona y aprovechaba para pegarle al club de Lerche. Así que en esos medios tenía notas en contra todos los días.
63. -Gianinna Maradona dormía con la camiseta de River por tu culpa. ¿Verdadero o falso?
-Verdadero. Cuando Gianinna era chica, 10 o 12 años, me enteré a través del Turco Husaín, que tenía contacto con Claudia, que me tenía como referencia y entonces le regalé un par de camisetas. Incluso fui como sorpresa a su cumpleaños de 13, entré por el ascensor de servicio, y cuando Gianinna me vio se puso a llorar. Ahí Claudia me contó que dormía con mi camiseta de River y que Diego se quería matar, o hacia medio esa parodia.
64. -Tu día más feliz y tu día más triste en el fútbol.
-El día más triste fue cuando me dio el doping. El más feliz, cuando salimos campeones con River en el 2000. En los festejos entró un camión de bomberos al Monumental, y ahí arriba me encontré con mi hermano, y fue muy lindo. Después festejamos con el plantel en un salón, y al salir había una mamá con un nenito esperándome, me dio un abrazo y me transmitió una ilusión hermosa. En ese instante sentí que ya era alguien que significaba algo y me dio una felicitad extra.
65. -Jugaste en siete equipos, si tenés que elegir uno...
-River y Central. Si pudiera ir hacia atrás en el tiempo, no me habría ido tan joven de River, como me fui. Lo hice a los 23 años, a México, un poco renegando con las críticas, con "el deber ser" que te impone el fútbol.
66. -¿Tu idea es emular a los Pernía, tandilenses como vos, ahora que te dedicás al automovilismo?
-Con Lionel y Mariano hemos compartido veranos en Mar del Plata y tengo la mejor. Lionel incluso me recibió en su motor home. Lo de Vicente, su padre, fue recontra meritorio: jugó en la primera de Boca, en la Selección, y en la primera del automovilismo. Ojalá pueda emularlos. Recuerdo de ir a recibirlo con la familia a la rotonda de la entrada a Tandil cuando ganaba carreras. A él y a Fabián Acuña. Venían en la autobomba, muy lindo.
67. -¿Desde cuándo te gustan los autos?
-Desde muy chico me gustaron las motos, los autos, la velocidad… Yo me subía a la moto y me iba a andar al circuito a escondidas. "Chiquito, andá más despacio, te vas a matar", me pedía mi vieja. "Déjenme vivir mi vida", les contestaba a todos los que tenía en contra. En la calle casi no anduve en moto, siempre en la pista, que es más seguro: con casco, pechera, cobertores, guantes. Podés caerte, pero es mucho más difícil que te pase algo.
68. -¿Nunca te pegaste un palo?
-En noviembre de 2018 fue la única brava: a la salida de un saltito, en enduro, me choqué con unos árboles. Me quebré 5 costillas, me perforé un pulmón y estuve 3 días en terapia intensiva. La realidad es que venía medio loco emocionalmente, ¿viste cuando tenés ganas de pelearte, ganas de que te pase algo? Fue la primera vez que me la pegué, pero no le tengo miedo a la velocidad, pasará lo que tenga que pasar. Quizás creemos que controlamos ciertas cosas, pero para mí no controlamos nada.
69. -¿Andabas en moto siendo futbolista?
-La primera moto me la compré a los 19 y obviamente andaba a escondidas. Una vez me caí en el circuito de Tandil, nada importante, pero me hice un moretonazo en el dorsal. Jugaba en River y en la entrada en calor me hacía el boludo para no quedar en cueros; eso era imposible de justificar.
70. -¿Nunca te descubrieron?
-¿Sabés que no? Es la burbuja del fútbol… Hoy muchos se sorprenden cuando me ven corriendo en moto y yo les contesto: ¡tengo más de moto que de fútbol! En 2006, durante los seis meses de suspensión por el doping, corrí carreras de moto en La Rioja y en Colonia Caroya, con un nombre falso: Jeremías Andersen. Fui con anteojos, compré el juego de gomas, pagué la "médica", que te cubre por si te pasa algo, y listo, a nadie le importa demasiado controlar con el DNI.
71. -¿El 46 en Colón lo usaste por Valentino Rossi?
-Sí. Valentino es el Messi de las motos: es un crack, ganó todo y es muy carismático. Ya trabajando como técnico en el Moto GP de Termas de Río Hondo lo esperé como dos horas y cuando salió se vino toda la gente y quedé apretado sobre las vallas y no pude hablar. Igual, al ídolo mejor dejalo ahí, en el póster.
72. -¿Por qué el año pasado dejaste las motos por los autos?
-Porque los autos siempre me intrigaron, y porque ya estoy más grande, tengo una hija y ¡no quiero golpearme más con la moto! En 2017 corrí un campeonato de Supermotard, después anduve en cross y en auto me fue muy bien de entrada en la categoría Fiat Punto Abarth: metí un podio en mi primera carrera en San Nicolás y otro en Neuquén. Me falta un montón, pero siento que estoy a la altura. Y este año correré en autos más grandes.
73. -¿No le tenés miedo a la velocidad?
-Con la moto nunca me dio miedo, hasta que me pegué en 2018 el palo que te contaba. No me dio miedo, porque me volví a subir, pero me di cuenta de que no soy irrompible. El auto es otra cosa, más tranquilo. Si hacés un trompo con el auto, hacés un trompo; en la moto, si hacés un trompo, te pelás hasta los ojos (risas). Tengo mucha hinchada en contra, mis amigos y mi familia no quieren que corra, pero como canta Sabina: "Si lo que quieres es vivir cien años no pruebes los licores del placer".
74. -¿Qué hacías escaneando neumáticos en el Moto GP el año pasado?
-Tengo un amigo, Hernán Villacreces, cinco veces campeón argentino de Supermotard, un capo. Los dos somos fanas del Moto GP y me contó que tenía un amigo que nos podía meter en los boxes como técnicos. Hay 20 tipos ahí que escanean los neumáticos, es una pavada, es controlar números. Lo bueno es que estás con los pilotos, ves todo lo que hacen. El año anterior yo había sacado un palco y vi todo chiquito, te la pasás mirando por la tele. Ir como técnico me dio la posibilidad de ver a Valentino Rossi de cerca, a Marc Marquez, a todos. Aunque sos el último escalón del circuito, el más croto, el aguatero del fútbol, (risas), para mí estuvo espectacular. "De jugar con Messi a escanear gomas", titularon una nota, como algo despectivo. Y para mí fue lo mejor que me pasó, vi la carrera desde el box, algo que por más que pagues 10 millones no podés hacer.
75. -¿Existe una adrenalina similar entre correr y jugar un River-Boca?
-No. El único punto de contacto entre ambas disciplinas es la competitividad que tenemos adentro. Después, nada que ver: el fútbol es un deporte en equipo y por más clásico que juegues, sabés que tenés 10 compañeros que te respaldan. Con los autos o las motos, por más que hay un equipo que las prepara, y que te dicen "estamos con vos", salís a pista y estás como el boxeador al que le sacan el banquito y debe ir a pelear: solo.
76. -¿Cuál es tu meta en el automovilismo?
-Divertirme y, si en algún momento tengo el nivel, llegar a competir en un Clase 3 de Turismo Nacional. Me encantaría llegar a eso, se cagan a palos, está bueno. Nunca me subí a uno de esos autos y hoy siento que no estoy a la altura, pero en un futuro…
77. -Un corredor de autos y uno de motos.
-En motos, Valentino Rossi. En autos, si bien sé que Ardusso, Rossi y Canapino son muy muy buenos, a mí me gustaría emular a los Pernía: después de llegar alto en el fútbol, dedicarte a algo que no hiciste toda tu vida y andar muy bien es muy meritorio.
78. -¿Dónde vivís, hoy?
-En Roldán, a 25 km de Rosario. Cuando me retiré en Rafaela, en 2014, mi idea era alejarme. Con mi hija y su madre armamos todo para irnos a San Marcos Sierras, en Córdoba, un pueblo detrás del cerro Uritorco, a vivir en una comunidad, en el medio de la montaña. Había mandado a hacer una casa de barro. Allí vivieron mi hermano y mi hermana en algún momento, hay una vibración energética particular, la gente respira otra espiritualidad y yo quería alejarme de la locura del fútbol, estar en paz, mirarme un poco para adentro. Finalmente tuvimos inconvenientes con la madre de mi niña, nos separamos y se cayó el plan.
79. -¡¿Pensabas ir a vivir al medio de la montaña?!
-Sí, necesitaba salir un poco de este sistema tan capitalista y a la vez acompañar el crecimiento de mi hija desde otro lugar, que fuera a una escuela libre, con alimentación vegana y con la vida que se lleva en el monte. La escuela se llama "Me río en el monte", los profes son personas muy espirituales, sigo en contacto con ellos, les regalo pelotas y otros materiales. Al final me vine a vivir a Roldán; mi niña y su madre están cerquita, en Funes, así que todo impecable. El que festejó que se cayera ese plan fue Coudet.
80. -¿Qué hizo el Chacho?
-No quería saber nada con que me fuera a la montaña, me llamaba todos los días para que lo acompañara como ayudante. En realidad, seis meses antes yo le había metido fichas a él para que fuera entrenador. Chacho vivía en Miami, estaba metido con los números, con temas de bancos. "Chacho, ¿qué tenés que ver vos con la banca privada, si tu pasión es el fútbol? Se nota demasiado, dejá esos números", le decía. Y le hizo ruido. Creo que no era el único que se lo decía.
81. -Te dio bola.
-A los pocos meses me llamó: "Tenés razón, acá soy un número, decidí que voy a ser entrenador, pero quiero tenerte a vos al lado". Le respondí que no quería saber nada. Me empezó a llamar todos los días, hasta que me rendí: "Está bien, te voy a acompañar, necesitas un amigo. Pero solo en la primera etapa, así dure tres meses o dos años". Esto fue después del Mundial de Brasil, y empezamos a juntarnos todos los jueves para hablar de fútbol y ver cómo iba a jugar nuestro equipo.
82. -Cumpliste tu palabra: al concluir los dos años en Central, te fuiste.
-Tal cual. Le agradecí a Chacho, pero todo lo vivido me arrastró demasiado en lo emocional. Central es un club al que queremos mucho, y nos involucramos a full, peleando todos los campeonatos, además. Había un compromiso grande, mucha repercusión. Y la verdad es que no estaba cómodo en mi laburo, ni en mi casa, aunque en lo deportivo nos fue muy bien y lo viví como un gran paso, porque arranqué sin conocer demasiado y terminé aprendiendo muchas cosas.
83. -¿No te dio pena perderte el título con Racing después de estar tan cerca con Central?
-En Central no logramos coronar con un título pero fueron dos años increíbles, el gran logro fue el camino recorrido y me gustó muchísimo lo que vivimos. Central venía para atrás, de hacer 19 puntos, y lo pudimos posicionar arriba, tuvo dos años de gran protagonismo, con la cancha repleta y la gente ilusionada.
84. -Ahora en Roldán. ¿vivís sin tele y desconectado, como en el monte?
-Vivo en una casa, tengo tele, pero no la prendo demasiado. Por ahí miro algún partido, si juegan Central, River o la Selección. Los domingos a la mañana veo las carreras de moto GP y de autos. Aprendí que para estar tranquilo, si bien el contexto influye porque la gran ciudad te arrastra, lo importante es lo que te pasa por dentro. Un ejemplo es la comida. Yo soy vegetariano ya desde mi etapa de jugador, mintiendo y ocultándome, porque el fútbol es tan cuadrado, que si no comías carne o un plato de fideos te ibas a desgarrar, ¿viste? En 2009 arranqué con "la dieta de la zona", que se basa en tratar de tener los órganos del cuerpo desinflamados. No era un improvisado, eh, había leído varios libros, esto lo creó Barry Sears, un estadounidense muy preparado.
85. -¿Se lo ocultabas a tus entrenadores?
-Sí. Por ahí llegaba al hotel después del partido y decía: "Ahora no voy a comer", y a nadie le importaba, entonces subía a la habitación, abría el bolso y entraba a sacar tuppers. En uno había omelette de claras de huevo; en otro, paltas, quesos, aceitunas, frutas, suplementos de aceite de pescado. Arranqué con esta dieta en Colón, antes del Mundial, y algunos compañeros se enteraron y me jodían. Yo me prendía en la cargada pero después, cuando hablábamos en serio, les explicaba y por dentro decían: "Pero este loco se entrena bien, no se lesiona, no se cansa, anda de buen humor". Eran todas cosas que se veían en el día a día. Si tenés los órganos desinflamados, te recuperás más rápido, rendís más.
86. -¿Es muy cerrado el ambiente del fútbol?
-Sin dudas, lo limitan un montón de intereses, empezando por el económico. Nadie quiere mover fichas por temor a perder esa parte. ¿Por qué no hay homosexuales en el fútbol? Hay en todos los ámbitos, ¿y en el fútbol no? ¡Vamos! En realidad hay, pero no se dice porque no conviene, porque el ambiente te marca y no jugás más. El ambiente dice que para jugar al fútbol hay que ser macho, hay que ser bicho. "Este se caga todo, no lo podés poner". Frase hecha. Todos los futbolistas tenemos miedo, ¿cuál es el problema de admitirlo? Si sos gay, o aceptás tener miedo, perdés de ganar plata, perdés prestigio, no te van a probar, te van a cantar en todos los estadios. Culturalmente estamos mal y el fútbol conserva cosas de hace mil años.
87. -¿Cuánto hay de mito y cuándo de realidad en el episodio del balcón con la Pradón que involucró a varios jugadores de River?
-Todo mito. A tal punto que ninguno de los muchachos nombrados, entre los que me incluyeron, conocimos personalmente a la Pradón. Lo único cierto, creo, es que Cuevas vivía en ese edificio, pero ni siquiera nos juntamos nosotros en la casa de Pipino una vez. Verso total.
88. -Fuiste amigo de Ameli, ¿en qué anda, después de haber sido eyectado del fútbol por su problema con Tuzzio?
-Coco recibió una condena social con la que no estoy de acuerdo. Vive en Rosario, está construyendo, tiene un club, también loteos en Santa Fe, está ocupado y disfruta de sus hijas. Siempre fue medio indescifrable Coco, pero buena gente, más allá de haberse mandado una cagada, aunque no soy quién para juzgar a nadie. Vivió un tiempo en el sur del país, sé que está yendo al río, aunque no lo vi.
89. -¿Qué te pareció lo que ocurrió?
-Yo ya no estaba en River, pero todos nos quedamos con Ameli y no fue el único culpable. Veo que lo manejaron mal, porque con el enojo y la bronca de querer prender fuego al otro, lo terminaron haciendo público y se perjudicaron los dos, lamentablemente.
90. -¿Te gusta Scaloni en la Selección?
-Cuando lo anunciaron me pareció que no daba, que no estaba preparado. Hoy te digo que me parece bien. Me gustaron movimientos del equipo, la renovación que llevó adelante, se ve que han trabajado y los jugadores se pusieron de su lado. Que el grupo te dé autoridad es importante.
91. -¿Hablaste con Aimar?
-Sí, charlo seguido con Pablo, es uno de mis amigos, y me gusta su mirada sobre el fútbol y el deporte en general. Fuimos con un grupo a la última Copa América de Brasil, nos juntamos con Pablo entre partido y partido y nos contó que el grupo estaba cómodo, que notaba que le llegaban al plantel, que los jugadores estaban entusiasmados, que el 10 estaba muy bien, todas cosas que no son fáciles de conseguir.
92. -¿A Chacho Coudet lo ves en la selección en algún momento?
-A mí me gusta mucho el Cholo (Simeone) y de acá, creo que tanto Marcelo (Gallardo) como el Chacho están a la altura de una Selección. Pasa que al Chacho le gusta el día a día con los jugadores, eso le da fuerza y energía. Igual, cuando se lo mencionó como una posibilidad, le pregunté al Chacho, y me dijo: "Mirá, no sería el ideal, pero si te ofrecen la selección, ¿cómo no vas a agarrar?"
93. -¿Sos de ir a la cancha?
-Fui al Monumental a ver casi toda la Libertadores 2018 que ganó River, también voy a veces a la de Central. A River voy con unos chicos del interior, soy padrino de María Luz, la hija de un amigo de River que vive en Villa Eloísa, y sacamos entradas por las filiales.
94. -¿Te reconocen en la cancha?
-Algunos sí, y me tratan mejor que cuando jugaba, ja, ja. Antes estaba ese murmullo, como que no era del paladar del hincha de River y ahora me saludan bien.
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95. -¿Qué reflexión te generó el suicidio de Toresani?
-La problemática del retiro es mucho más grande de lo que se ve. La gente, en general, lo aprecia como algo duro cuando se suicida un jugador, que no son pocos los casos, pero la realidad es que te jubilás a los 35 años, y se hace muy difícil asumirlo. Tengo un proyecto relacionado con este tema para presentarle a Agremiados, veremos si se puede concretar en el corto plazo.
96. -¿De qué se trata?
-Se llama "El día después" y a través del coaching la idea es poder acompañar y rediseñar la vida del jugador que se retira. Cuando dejás el fútbol se pierde el sentido de todo lo que hacés, porque es comparado con lo que hacías. No hay nada como meter un gol, no hay nada como salir a un estadio lleno, la adrenalina que se genera, el entrenamiento físico, levantarte a las 8 de la mañana para ir a entrenar todos los días, la valorización del afuera… Todo eso se termina y todo eso te lo tenés que dar vos solo de otro modo. Cuando te retirás, dejás de ser lindo, de ser copado, dejás de ser valorado, de ser aprobado. Y ante esa falta, empieza la depresión, energéticamente te caés, porque siempre estuvimos sustentados por el afuera y no por el adentro. Te retirás y te empezás a encontrar solo con el adentro tuyo y ahí sentís que no sabés hacer nada, que nadie te quiere, no encontrás tu lugar con tu mujer y tus hijos, llamás al representante o al que te estaba encima y no te atiende.
97. -¿Cómo pensás resolverlo?
-Más allá de todas las vivencias, hice un curso de coaching ontológico de dos años en el Instituto ITCR, en Rosario, y ahí incorporé herramientas y armé un proyecto con el coach que me formó a mí. El fútbol argentino tiene una gran carencia en este tema, uno está en una burbuja durante 20 años y no vive la realidad. La idea es prepararlo para que le empiecen a encontrar sentido a esta nueva etapa de la vida, darles herramientas.
98. -¿Tu idea es volver al fútbol como entrenador en algún momento?
-Volver al fútbol, sí, pero no como entrenador, si ya hay un montón. Me gustaría volver pero para abordar todas estas carencias que existen en el ambiente, la contención para diferentes problemáticas.
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99. -Bueno, Chino, contaste un montón de cosas interesantes, ¿te quedó algo más?
-Ehhh, sí… que vuelvo a jugar al fútbol.
100. -¡¿Hablás en serio?!
-Por supuesto. Tenemos un sueño familiar que es poder jugar junto a Valentín, mi hijo de 20 años, en el club de mi viejo, en Tandil. Se llama Club Social Deportivo Tandil, juega en la liga tandilense y tiene la camiseta del Aston Villa pero con los colores invertidos. Lo estuvimos charlando mucho con Valentín y con mi viejo y nos entusiasmamos, tengo apenas 40 años, así que nos estamos poniendo a entrenar para jugar en la segunda parte del año. Ya veremos cómo lo hago, entre los autos, el merendero y los proyectos tengo para entretenerme, pero con Valentín vamos a jugar juntos. Es un sueño que nadie nos va a quitar.
FICHA PERSONAL
- Nombre: Ariel Hernán Garcé.
- Nacimiento: 14/7/1979 en Tandil, provincia de Buenos Aires.
- Inferiores: Ramón Santamarina y San José (Tandil); River Plate.
- Primera: River Plate (1999-03 y 2004); Morelia, México (2003); Colón (2004-05 y 2007-12); Olimpo Bahía Blanca (2005-06); Rosario Central (2006-07); Argentinos Juniors (2012-13); Atlético de Rafaela (2013-14).
- Selección Nacional (2003-10). Disputó 2 amistosos con Bielsa (2003) y 2 con Maradona (2010). Integró el plantel en el Mundial de Sudáfrica (no jugó ningún partido).
- Títulos (5): Apertura 99, Clausuras 2000, 2002, 2003 y 2004, todos con River.
- Como DT: Fue ayudante de campo de Eduardo Coudet durante sus dos años como entrenador de Rosario Central (2015-16).
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