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Las 100 preguntas a Jorge D’Alessandro: jugaba con el Flaco Spinetta, fue parte de Los Matadores, perdió un riñón en un partido y defiende a los argentinos a los gritos en TV
Arquero en San Lorenzo y España, hoy es reconocido por ser panelista de El Chiringuito, donde su personaje se hizo popular
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Para la mayoría del público futbolero argentino, y también para el no tan futbolero que se asoma a los Mundiales cada cuatro años, se trata de un viejito simpático, que defiende a toda costa a los jugadores argentinos comparándolos con Ferraris, a los gritos y con gestos desmesurados para dejar mudos a sus compañeros de panel en la televisión española. En la televisión española pero con tonada argentina. Sin embargo, detrás de ese porteño de 74 años con dotes actorales, existe la historia no tan conocida de un arquero iniciado en San Lorenzo, campeón con la selección juvenil, integrante de Los Matadores, un portero que fue el más importante en la historia del Salamanca y que consiguió que le restituyeran dos premios Zamora más de 40 años después de haberlos conquistado en muy buena ley. Y que hasta perdió un riñón en pleno partido. Pero hay, sobre todo, un futbolero rabioso con conceptos filosos y profundos que se entrega a los recuerdos durante casi cuatro horas de charla. Se llama Roberto Jorge D’Alessandro, también conocido como el Pibe o el Gordo D’Alessandro. Y dice así...
1. -¿En tu casa sos así de exaltado como en la tele?
-No, si no mi mujer me mata [risas]. Marta me pide que me comporte, se pone nerviosa cuando subo el tono de voz. Mi hija menor se asusta también, y antes de los programas me dice: “¡Papá, por favor comportate!”.
2. -¿A tus nietos no les da un poco de vergüenza?
-No, no, al contrario, mis nietos quieren ruido, quieren que en el colegio hablen del abuelo, ja, ja. Los nietos quieren quilombo porque andan con mis Tik Tok. Hace poco se hizo un partido de youtubers en Zaragoza, organizado por Ibai Llanos, y querían que yo fuera el entrenador de uno de los equipos. No pensaba ir, la verdad, pero me insistió uno de mis nietos y vi lo que nunca me había imaginado, que es lo que representaba para tantos jóvenes. Era el ídolo de los niños, mi señora lloraba, un estadio con 25 mil personas gritando “uy uy uy”, como hago a veces cuando entro al plató del Chiringuito. Increíble.
3. -¿Sos Roberto Jorge o Jorge Roberto?
-Soy Roberto Jorge. Pasa que mi padre se llamaba Roberto, entonces para evitar las confusiones a mí me llamaban por mi segundo nombre. Y quedó Jorge, nomás. A mi hijo le puse Jorge, y pasó a ser Jorgito. Y a propósito de Jorgito, ¡cómo extraño los alfajores! Más los Havanna, en realidad. Igual, cuando anduve en marzo por Argentina para estar en el reencuentro de la selección con la gente, aproveché y comí muchos alfajores ¡Cómo los han achicado, qué barbaridad! Antes era una pista XL, ahora me lo meto de un bocado y se van. Parecen un Cabsha.
4. -¿Por qué en tu cuenta de twitter usás “Pibe” como apodo?
-Porque así me pusieron al llegar a Salamanca, en 1974. Al argentino le decían pibe, como le pueden decir chaval al español o garoto al brasileño y rápidamente la prensa se hizo eco y el “Pibe” se hizo muy popular. Tengo 74 años y casi todos por aquí me siguen diciendo Pibe, en especial los chicos, nadie me llama por Jorge.
5. -En San Lorenzo eras el Gordo.
-Al Gordo en realidad lo traía de serie, desde los cimientos (risas). Era de contextura grande ya desde los campeonatos intercolegiales que teníamos con el San Román. Era una bestia, alto y grandote. Teníamos un equipazo en el colegio, en básquet fuimos imbatibles, los cinco años terminamos campeones, jugaba Norberto Draghi, que después llegó a River, y en fútbol teníamos un equipazo también. Yo estaba en los dos deportes, por eso me aguantaban en el colegio, porque era un alumno pésimo, pero... para los curas era una persona muy importante porque esos campeonatos se jugaban a cancha llena. En San Lorenzo me pusieron también Oso y Tenaza, porque era muy seguro de manos, un perfil tipo el Tano Roma.
6. -¿A qué se dedicaban tus padres?
-Mi mamá era ama de casa y mi papá trabajó como seguridad de Juan Domingo Perón, iba en las motos como guardaespaldas. Y después fue cobrador de Olivetti, la empresa de las máquinas de escribir. El Ñato le decían a mi viejo, porque había sido boxeador y tenía la nariz medio deformada. Mi viejo tenía don de gente, era muy popular en las carreras de caballos. En el paddock de Palermo era el jefe, se encargaba de comprar y vender los vales para las apuestas triples. Era muy querido, y tenía relación con gente del fútbol. Éramos de una clase media acomodada, vivíamos en Belgrano, al lado del club Harrods. Allí me crie, precisamente, empecé a hacer deportes y conocí a la que hoy es mi mujer, Marta, que jugaba al hockey sobre hierba.
7. -Leí que fuiste compañero del Flaco Spinetta en el San Román, ¿puede ser?
-Sí, correcto, éramos de la misma camada, aunque él iba a bachiller y yo a comercial, uno a la mañana y otro a la tarde. No éramos amigos, pero sí conocidos y teníamos un amigo en común, Mario D’Alessandro, alias Pototo, que tenía el mismo apellido que yo, pero sin ningún parentesco familiar. Vivíamos en el mismo edificio, Pototo en el noveno piso y yo en el cuarto; Pototo era muy amigo de Spinetta, se iban de vacaciones juntos a Gesell, eran hippies. Pototo en un momento tuvo un problema de salud, Spinetta creyó que se había muerto y compuso en su homenaje esa canción hermosa llamada “Tema de Pototo”, que salió en el primer disco de Almendra.
8. -Me imagino que con la pelota Spinetta no era de los mejores, ¿no?
-Troncazo, sí, nos enfrentábamos en campeonatos internos y no era lo suyo. El Flaco estaba siempre con la guitarra a cuestas. Nació artista este, olvidate. Un gran tipo, con valores increíbles. Y a Pototo lo sigo viendo, tenemos un grupo de WhatsApp que se llama “De toda la vida”, con los chicos de aquel equipo imbatible del monoblock, el edificio donde vivíamos, enfrente de Harrods. Mi viejo era el entrenador, salíamos siempre campeones. Nos vimos este año, en marzo, pero nos hablamos casi todos los días por el grupo. De lo único que no se puede hablar es de política, porque ya hubo quilombo hace unos años y como uno amenazó con irse, dijimos: “¿Cómo nos vamos a pelear o separar por la política si somos amigos hace 65 años?”. Así que decidimos que no se hablara más de política.
9. -¿Dónde empezaste a jugar?
-En Harrods, si lo tenía enfrente de casa. Me levantaba temprano y caía en la cancha a jugar picados. Y a unas cuadras teníamos a Excursionistas, que hizo equipo y nos fichó. También jugaba en el colegio. Con 10 u 11 años me fui a probar a River, y un tal Palomino, que era el delegado, me bajó el pulgar porque era muy alto. O quizá no le gustaba como arquero y puso esa excusa.
10. -¿Cómo llegaste a San Lorenzo?
-Florencio Doval era entrenador de inferiores en San Lorenzo y conocía a mi viejo del hipódromo. “Tráeme al pibe que lo vemos en el club”, le dijo. Fui y me ficharon. Empecé en Novena, división con la que salimos campeones invictos. Y eso que en los equipos rivales había muy buenos jugadores: estaba Carlitos Bianchi, Carlos García Cambón, Quique Wolff, todos categoría 49.
11. -Bianchi te habrá convertido unos cuantos goles en inferiores.
-Con Bianchi tengo una anécdota increíble, justo el día que jugamos la final del campeonato de Novena. Fue en la cancha auxiliar de River. Íbamos ganándole por 1-0 a Vélez, vino un córner, Carlitos me tiró tierra, el árbitro lo vio y lo expulsó [consultado por este incidente, Bianchi asegura no haber tirado tierra]. Unos años después fuimos compañeros de habitación en la selección preolímpica, hicimos una gira por Mendoza y Tucumán, gran tipo Carlitos.
12. -¿Siempre fuiste arquero?
-Sí, sí, desde muy chiquito. Antes de vivir en el monoblock, estábamos en avenida Las Heras y Austria, barrio norte, en una casa tipo conventillo, donde éramos siete familias. Era un pasillo largo, con las habitaciones de un lado y las cocinas y los baños del otro. Todas las mañanas venía el lechero y le iba vendiendo la leche a cada familia de esa gran casa. Yo me había hecho un arco en el pasillo con una madera y hasta que el lechero no me metía tres goles no se podía ir. Para Reyes, pedía una pelota de regalo o camiseta y short de arquero. Siempre quise ser arquero, mi ídolo era Julio Elías Musimessi, el arquero cantor.
13. -O sea que eras hincha de Boca.
-Mi tío Alberto, mi tío predilecto, era hincha de Boca y me llevaba a la cancha; Musimessi atajaba con el buzo amarillo, el pantalón azul y las medias azules, casi siempre bajas. Mi papá era fana de San Lorenzo, pero como tenía una actividad frenética no me podía llevar a la cancha, y en casa había libertad de elección, nunca hubo un impedimento en ese sentido, entonces me gustaba Boca, pero apenas entré a San Lorenzo con 13 años ya no hubo dudas: San Lorenzo caló mi vida en todo. Si me eduqué y me formé allí. Soy muy fana de San Lorenzo.
14. -Siendo arquero, ¿qué sentías cada vez que Maradona decía que los arqueros eran los boludos del equipo?
-Nah, nunca le di importancia a ese apartado. El arquero es el distinto del equipo, usa las manos, viste una ropa diferente, se entrena aparte del resto. Y más allá de que muchos lo catalogan de loco para mí es una figura muy pensante, el más pensante, diría: siempre está mirando el juego desde atrás, es el que más panorama tiene, y el poder de diagnóstico más rápido para entender qué pasa.
15. -Si no tenés una cabeza muy fuerte, no podés ser arquero, ¿cierto?
-Sin dudas, esa es la clave: se sabe si un arquero es bueno cuando está atajando mal, porque cuando ataja bien, listo, no hay problema, le tirás un cubo de basura y lo agarra. El tema es el poder de superación cuando cometés un error. Es como esos equilibristas que caminan por el alambre y de un lado tenés el éxito y del otro, el precipicio. No hay punto medio. El secreto del puesto está en saber dominar esa situación.
16. -Cualquier jugador comete un error y no necesariamente termina en gol; el arquero se equivoca y es gol.
-Exacto. Yo lo sufrí mucho en mis comienzos, cuando por una cagada de Cacho Heredia, Onega me metió un gol de emboquillada y la hinchada de San Lorenzo no me lo perdonaba, me echaba la culpa a mí. Eran momentos de gran frustración, pero al otro día me levantaba como el Ave Fénix, tenía un tremendo poder de superación y por eso seguí. Si no, es complicado. Y más para un arquero de la casa, siempre fue complicado ese tema en los equipos grandes.
17. -¿A qué te referís?
-Para un equipo grande, siempre es mejor un arquero comprado, esa la tengo clarísima. El portero es como el dueño de la caja fuerte: si le perdés el respeto al dueño de la caja fuerte, no va más. Y en un club grande, no se atreven a cuestionar al arquero que viene de afuera, en cambio al arquero formado en el club se le pierde el respeto enseguida, es una familiaridad no escrita, como si fuera el bobo del equipo. Eso lo sentí conmigo en un momento, pero lo veo en casi todos los clubes grandes.
18. -¿Tenías referentes en el arco?
-No sé si referente, pero el monstruo de mi época era Lev Yashin, la Araña Negra. Y tuve la suerte de observarlo desde muy cerca. No me olvido más de una vez que me tocó ser alcanzapelotas en un partido de la selección contra la Unión Soviética en la cancha de River. Terminó 1-1, Ermindo Onega metió un golazo de tiro libre, la clavó al palo del arquero. Lo estoy viendo ahora mismo ese golazo. Al terminar, fui corriendo a abrazar a Yashin, que era el mejor portero del mundo. No creo que entendiera nada, pero me puso la mano en la cabeza y respondió el saludo.
19. -Contame cómo fue ganar un torneo por sorteo.
-Esa es de película, la contás hoy y no te la creen. Fue el Sudamericano Juvenil del 67, en Paraguay. Los arqueros éramos Perico Pérez y yo, él atajó 4 partidos y yo, 2, si no me falla la memoria. Los técnicos eran Cacho Giménez y Norberto Imbelloni. Pasamos de grupo después de un desempate con Colombia, le ganamos a Brasil en la semifinal y en la final empatamos con Paraguay 2-2, en la cancha de Olimpia. No había alargue ni existían los penales, se definía por sorteo, así que se hizo un círculo grande con todos nosotros alrededor; nuestro capitán, Jorge Dominichi, eligió “ceca”, el árbitro tiró la moneda, y salió ceca. Dominichi se tiró llorando al piso y fue una fiesta total. Ahora, si los penales son injustos, ¡imaginate ganar un Sudamericano así! Era un bingo, no me jodas. Después, Argentina estuvo 30 años para volver a ganar un Sudamericano Sub 20, ya con Pekerman.
20. -En la selección tuviste a Renato Cesarini, personaje increíble, imagino.
-Un genio. No me dirigió, pero lo conocí cuando yo estaba en la selección preolímpica y todos los jueves nos entrenábamos con la mayor en la cancha auxiliar de River. Y Renato era el técnico de la mayor. Un jueves, al terminar el primer tiempo, se me acercó. “D’Alessandro -me dijo-, el arquero es como una bailarina. Míreme los pies, planta y punta, míreme los pies, planta y punta, nunca apoyado en los talones. Baile, D’Alessandro, baile en el área cuando esté inactivo; cuando la pelota está en el campo rival recién ahí descanse con los talones” ¡Qué verdad me dijo ese hombre! Claro, el arquero debe estar en situación permanente de vigilia, en puntas de pie, listo para salir. Si estás con el talón apoyado, perdés una décima de segundo, y una décima de segundo para un arquero es un año. Si estás en puntas de pie, estás en situación de alarma permanente. Lo apliqué toda mi vida.
21. -¿Qué recordás de tu debut en Primera?
-Que fue todo muy rápido y espontáneo. Jugábamos un amistoso contra Colo-Colo en Chile. Había ido a entrenar al Gasómetro, estaban los arqueros titulares lesionados y el Toto Lorenzo me dijo que viajaba. Pero había un problema: no tenía pasaporte y en ese momento se viajaba sí o sí con pasaporte, así que me llevaron de raje a la Policía para hacerme el pasaporte y pude viajar. Fue la primera vez que me subí a un avión. Ganamos por 4-2 con dos goles del Bambino Veira. Colo-Colo tenía un equipazo. Después volví a entrenarme con la Quinta, con la Tercera y con la Reserva, fui un ascensor esos años (risas).
22. -Después tuviste a Tim en los Matadores, ¿eran tan buenas sus charlas?
-No he visto a otro entrenador con una visión tan clara del juego y de lo que pasaba en el partido como Tim. Su fuerte era el entretiempo: abría la pizarra con sus magnetos, explicaba 3 o 4 cosas y daba en la tecla. Ojo: no lo pongo como el prototipo del gran entrenador a la hora de trabajar. Era un entrenador vago con una tremenda visión de juego.
23. -¿Llegaste a escuchar la frase de la manta corta o es mito?
-No, no, la dijo de verdad, y fue al primero que se la escuché. Fue en un partido con Platense, en el Metro 68, el que ganamos invicto con Los Matadores. Segunda fecha, me tocó atajar ese día. Terminamos el primer tiempo 1-0 arriba con gol de Albrecht de penal, pero ganábamos de casualidad, Platense nos tenía en un arco, incluso habían errado un penal. Tim entró al vestuario y nos dijo que no estábamos ni atacando ni defendiendo, que era una cosa intermedia y eso nos estaba matando. Y ahí metió lo de “manta corta”: que si nos metíamos muy atrás y nos tapábamos la cabeza nos descubríamos los pies (el ataque), y viceversa.
24. -¿Cuál fue la clave de Los Matadores para ser el primer campeón invicto?
-La calidad individual de los jugadores. Teníamos solidez con Albrecht y Calics atrás, una calidad impresionante en el Sapo Villar, el Toscano Rendo, la Oveja Telch y ni hablar del Toti Veglio, que era un 9 que venía a enganchar y jugaba como los dioses. Y arriba, la contundencia del Lobo Fischer, que era muy parecido a Haaland: los dos zurdos, altos, y te la mandaba a guardar siempre. El equipo sorprendió porque tocaba muy bien la pelota, sobre todo por la banda derecha con Villar, Rendo y Pedro González, ahí estaba la llave maestra ofensiva. Y teníamos a Tojo en el banco.
25. -El tucumano Albrecht no erraba ni un penal.
-Rafael era un superdotado, una inteligencia emocional increíble. Conocía a los arqueros rivales y controlaba todos los registros. Sabía si era un penalty de 1-0 o de 3-0, que no es lo mismo. Y lo he visto tirar de todas las maneras: con carrera, sin carrera, dándose vuelta en el momento… y siempre contra un palo, sin pegarle demasiado fuerte.
26. -En estos últimos años se murieron varios de ese equipo, Buticce, Albrecht, Fischer, debió de ser duro para vos...
-Te parte el corazón, claro, si era parte de mi vida. Durante esos años convivía más con ellos que con mi familia. Cuando subí a la Primera de San Lorenzo, me cambiaba entre el Bambino y el Loco Doval, imagínate, era para escribir 10 libros, no uno solo.
27. -¿Quién era el más loco de los Carasucias?
-Difícil, muy difícil. El Manco Casa también era un show, he ido a Mar del Plata en el asiento trasero de su Valiant: el Manco manejaba con una mano y comiendo una manzana, ja, ja, y eso que el Valiant tenía el cambio arriba, al lado del volante, era un espectáculo circense, otra que David Copperfield. A su lado iba el Loco Doval, yo viajaba atrás contando los pueblos, esperando ver la Bristol de una vez (risas). ¡Qué habilidad tenía el Manco! Lo conocí de las dos maneras. Intentó jugar sin el brazo, pero no era lo mismo. Igual, se lo tomaba con humor: muchas veces colgaba el brazo ortopédico de algún gancho del vestuario, o te lo ponía en tu casilla envuelto en una media, hacía chistes con eso.
28. -¿Salían mucho de joda?
-Yo me hice muy amigo de Doval porque vivía a unas cuadras de casa y me pasaba a buscar en su Fiat 1500 para ir a entrenarnos. Era muy común en esa época ir a la Costanera Norte. Cerca de River, estaba la playa Saint Tropez, y ahí nos encontrábamos con jugadores de otros equipos. Estaba el Loco Gatti, Cacho Silveira, Dominichi, también Roberto Galán. Iban todos los pijos, como decimos en España, que serían los chetos; también, las mejores minas. Y después se comía algo en los carritos de la costanera; yo era uno de los más pibes y miraba.
29. -A Sanfilippo lo agarraste en el final de su carrera, ¿te las clavaba todas en las prácticas?
-Uhhh, el Nene me avisaba donde me las iba tirar y me las metía igual. “Te voy a dejar sordo y te voy a arrancar los cordones de los zapatos”, me decía antes de patear. Me explicaba que los dos lugares más difíciles de llegar para un arquero eran al lado de la oreja, y pegado al pie. Tenía duelos con el Gringo Scotta, le decía: “Mirá, Gringo, aprendé”, y pum, pum, pum. Esos post entrenamientos eran terribles. Otro que era incansable y se quedaba hasta tarde era el Lobo Fischer: le tiraban centros y centros y hasta que no la agarraba bien de volea, no se iba. El Lobo le ganó al destino: cuando llegó a la Tercera desde Misiones nos reíamos, era un tronco, pero le metió con todo y se hizo un gran goleador. Terminó siendo como es Haaland hoy.
30. -¿Sanfilippo era jodido como compañero?
-Para nada, yo aprendí muchísimo del Nene. Era un fenómeno en todos los aspectos. Pasa que en Argentina no estamos acostumbrados a que te digan tres verdades en la cara, como lo hacía él. Siempre fue un antisistema Sanfilippo, pero leal. Era duro, cruel, un ganador nato, a mí me encantaba hablar con él. No decía boludeces, todo lo que decía eran cosas interesantes.
31. -¿Qué tenía de distinto el Toto Lorenzo?
-En el 72 no me dejaba ir a dormir, nos sentábamos en su habitación, tomábamos café hasta tarde y hablábamos del rival y del partido. A Lorenzo le encantaba hablar conmigo de fútbol. Me culturicé mucho con él, era un gran estratega, aunque casi robotizado por momentos.
32. -¿Cuál equipo fue mejor: Los Matadores 68 o el San Lorenzo bicampeón 72?
-Los Matadores era fútbol arte y el del 72 era pico y pala, orden y sacrificio. No tengo dudas de que muchos jugadores del 72 no hubieran jugado en el 68, eran más rústicos, no les daba.
33. -¿Qué tenía de distinto el Viejo Gasómetro?
-Era único ese estadio. Al que no lo vivió le falta una página del libro. Ya entrar por Avenida La Plata, los adoquines, las baldosas rojas, la intendencia con la figura de Jaime Lema, el bar, los billares, el pasillo, los vestuarios. El gasómetro lleno y vibrando era un templo, te lo cuento y ahora mismo se me pone la piel de gallina. Era el olor, cómo veías la grada, no hay una explicación clara y científica. Yo me cambié en los cuatro vestuarios de ese estadio, fueron 12 años yendo allí todos los días.
34. -¿A Zubeldía llegaste a conocerlo?
-Lo tuve un mes y medio. Fue una relación de amor fulminante, porque enseguida viajamos a jugar a España y me compró el Salamanca. Zubeldía tenía la escuela de Ignomiriello de entrenar a los porteros, algo que no existía en ese momento. Fue un precursor en ese aspecto y en muchos más. Tenían un repertorio brutal de ejercicios. Yo estaba en mi mejor momento, muy bien físicamente, una edad para tirar una puerta abajo y coincidí con alguien que me entendió y me dio la oportunidad. “Gordo, siga entrenando así, que conmigo va a ser titular. Me habían dicho que no era tan bueno, pero conmigo va a jugar”, me dijo. Cumplió y me vendieron al mes.
35. -¿Cómo fue esa gira?
-A mediados del 74, Salamanca había ascendido por primera vez en su historia y había una euforia tremenda. Allá es tierra de toros, y el fútbol irrumpió con muchísima pasión. Se disputó el torneo San Juan de Sahagún, el patrono de Salamanca, que servía como festejo del ascenso. Fuimos con San Lorenzo, estuvimos 3 o 4 días entrenando en la cancha, y era tal el entusiasmo que los dirigentes y el staff del Salamanca iban a ver las prácticas. Y como Zubeldía nos daba unas palizas impresionantes a los arqueros, el entrenador del Salamanca se enamoró de mí. José Luis García Traid se llamaba. Aparte, era baratísimo: mi pase costó 25 mil dólares.
36. -¿Te quedaste directamente en España?
-Llamé a Marta, mi mujer, desde la cabina telefónica del hotel Regio. Estábamos recién casados y le expliqué la situación. Ni lo dudó: me dio el ok. El hotel Regio sigue estando y también la cabina telefónica, solo que con otro aparato. Cuando paso, siempre le digo al dueño del hotel que le tengo que hacer un monumento a esa cabina, ja, ja.
37. -¿Puede ser que la AFA no te quería dejar salir?
-Hubo alguna incertidumbre, porque la AFA no dejaba salir a jugadores menores de 25 años, pero se terminó resolviendo. Lo que no se resolvió fue que San Lorenzo me pagara el 15% de la transferencia ni los sueldos atrasados. Para poder irme tuve que dejar hasta el apellido, me fui como D’Ale, el Sandro lo dejé en Avenida La Plata e Inclán (risas). Osvaldo Valiño era el presidente. Una vez le ganamos por 1-0 al Madrid en el Bernabéu y estuvo Valiño en el palco. Ganamos, y la rompí, la verdad y por suerte Valiño tuvo la delicadeza de no bajar al vestuario.
38. -El Salamanca te llevó a vos y a Ricardo Rezza, defensor central al que conocías bien, algo fundamental para el arquero, ¿o no?
-Primero fui yo, y como querían un central, hice fuerza para que ficharan al rubio. Ricardo era una bestia, súper profesional, y fue muy importante para la seguridad defensiva. Cuando a mí me preguntan qué aporté al club, más allá de si tuve una mejor o peor atajada, lo más importante es haber metido al Salamanca en el profesionalismo. De eso me siento muy orgulloso. Cuando vinimos era un club de primera C de la Argentina, un club de barrio, sin infraestructura, hasta el material para entrenar tuvimos que comprar, se viajaba en micro a todos lados. Fue un cambio copernicano.
39. -Estuvieron 7 temporadas seguidas en Primera, y llegaron a salir séptimos.
-Fue algo espectacular: éramos el equipo más simpático de España. Caíamos bien y deportivamente nos salió de mil maravillas. El equipo se consolidó en Primera y en el plano personal, si no hubiera andado bien, no se hubiera podido filmar esta historia de amor. Y eso que nos salvábamos del descenso 6 o 7 fechas antes del final y nos dejábamos ir, nos desentendíamos, culpa también del entrenador que no nos apretaba. De haber existido las reglas de hoy, no tengo dudas de que hubiéramos llegado a competir en Europa.
40. -¿Cómo te fue contra los grandes?
-Tuve muy buenos partidos. Barcelona, por ejemplo, no nos ganó nunca en nuestro estadio, al Madrid le ganamos por 1-0 en el Bernabéu un día que me atajé todo, y uno de los titulares de los diarios fue “Dalessandrísimo”.
41. -Vi unas fotos en la que estás sonriendo con Maradona, ¿tenías relación con él?
-Teníamos muy buen feeling. Lo conocí en Barcelona, cuando viajamos para jugar con ellos y Diego tenía hepatitis, entonces lo visité en su casa, a través de algún amigo en común. Yo también era amigo de Cyterszpiler. Después de eso coincidimos en algunos partidos homenaje, Diego era un tío muy especial.
42. -Ganar dos veces el premio Zamora por ser la valla menos vencida en un club recién ascendido como Salamanca, ¿sería comparable a qué en el fútbol argentino?
-Es como si Cambaceres llegara a la A y tuviera la valla menos vencida. A nosotros ya nos pateaban desde el vestuario, éramos los nuevos. En aquel momento, en España existía la frase “derrota digna”. Todos los equipos chicos la aplicaban. Iban a jugar afuera y se conformaban con perder por dos goles. Derrota digna. Con Rezza cambiamos esa mentalidad, transmitimos una fuerza y una energía que traíamos de nuestro fútbol, de nuestra competitividad, y el equipo hizo el click. Esos años fuimos un equipo muy aguerrido, físicamente impecable y que, si metíamos un gol, difícil que nos empataran. Nadie quería jugar con nosotros. Y en las temporadas 74/75 y 76/77 tuve la valla menos vencida.
43. -¿Por qué te dieron los premios Zamora recién en 2019?
-Porque hubo un error en el reglamento, algo por lo que luché durante muchos años. Tenía que ver con los partidos jugados y el coeficiente, yo había jugado más partidos que Miguel Reina una temporada, lo planteó un historiador ante el diario Marca con su argumentación. Marca estudió el tema y 35 años después aceptó su error y me entregaron ambos premios. Fue muy emocionante, porque el acto se hizo en el Teatro Liceo de Salamanca y doné ambos trofeos al ayuntamiento de la ciudad.
44. -¿Cuál era tu punto fuerte y tu punto débil como arquero?
-Mi punto fuerte era el achique, porque tenía mentalidad de delantero, me gustaba atacar al rival, salir rápido del arco. Era muy intuitivo. Mi debilidad era el balón raso, me costaba ir abajo por mi envergadura, medía 1.91. Ahora me estoy arrugando como vela de baño, creo que ando por 1.89.
45. -¿Con el tema mental cómo andabas?
-Bien. Como decía antes: la clave es minimizar el error, y eso se ejercita con la experiencia. Cuando pasás los 100 goles en contra ya deberías tener el certificado del fino límite para superar la cagada. Los goles encajados forman parte del proceso, es el peaje que tenés que pagar durante el aprendizaje. Esa experiencia te va achicando el límite de la fragilidad que sufrís ante el error.
46. -Habrás pasado momentos duros, igual.
-Recuerdo un partido con Betis en casa, ya llevaba siete años en el club y se hablaba de un arquero de inferiores que andaba bien. Ganábamos por 1-0 y en el minuto 44 fui a buscar un centro desde la izquierda, me anticiparon, frentazo y gol. Y los que nunca me habían silbado empezaron “fuera, fuera, fuera”... ¡en mi propia casa! En el vestuario, el entrenador me preguntó si quería que me quitara. “No, Manolo, este partido lo gano yo solo”, le dije a Manolo Villanova. Ganamos por 2-1 e hice dos atajadas emblemáticas y todo el estadio gritó de pie: “Pibe, Pibe, Pibe”. Esto viene a cuenta de mi superación, de cómo manejé el límite del error, la delgada línea que separa el precipicio del éxito. Es un mecanismo de defensa, como ante las enfermedades, es tu propio organismo el que genera los anticuerpos ante el error.
47. -Los rivales más difíciles de enfrentar.
-Ufff, había muchos, Kempes atravesaba su mejor momento, Cruyff era muy bueno, estaba Santillana en el Madrid, que tenía un martillo en la cabeza. Y además era muy muy difícil jugar en el país vasco, porque estaba siempre el campo embarrado, era un juego muy sucio. No habías salido a la cancha y ya tenías el short embarrado, se te hundía la bota adentro del campo, al minuto 60 estabas muerto.
48. -¿Cómo era Cruyff afuera del campo, charlando de fútbol?
-Tuve mucho contacto con él cuando yo entrené al Figueras, porque le pedíamos jugadores al Barça B y ahí charlábamos. Manejaba conceptos casi dogmáticos. Con Cruyff no había debate, él dejaba su impronta y punto. Por ese motivo no fue un referente para mí en la dirección técnica y nunca lo consideré metodológicamente un sabio.
49. -¿Quiénes fueron tus referentes como entrenadores?
-La velocidad para darse cuenta lo que pasaba en un partido de Tim, los planes estratégicos de Juan Carlos Lorenzo y no me quiero olvidar de Tito Vilanova, con quien forjé una amistad brutal cuando lo tuve en Figueras y en Elche. Vilanova fue el factótum del sextete de Guardiola, del primer Guardiola con sus debilidades e inteligencia. Hablábamos una vez por semana con Tito en ese tiempo, y puedo asegurar que su influencia fue determinante en el sextete.
50. -¿Estuviste cerca de la selección como arquero en algún momento?
-Fue mi gran asignatura pendiente. Estuve en el Sudamericano juvenil, también convocado al preolímpico, pero después durante mi mejor momento no me llamaron. Creo que con la información que existe hoy, me hubieran llamado. Sí me citaron de la selección de España, el secretario de Ladislao Kubala, pero la FIFA rechazó el pedido porque había jugado aquel juvenil de la monedita por Argentina. Una pena, estaba en un momento brillante.
51. -¿Cómo se produjo tu lesión que obligó a que te sacaran un riñón?
-Fue el 1° de enero de 1978. Jugábamos en San Mamés, con lluvia torrencial, campo embarrado. Vino un centro de Chechu Rojo, salté en el punto del penal, bloqueé la pelota como casi siempre, y como allí siempre te querían acojonar, de golpe sentí como el golpe de una madera por la espalda. No sufrí tanto dolor, estaba en caliente y seguí atajando. En el mismo campo de juego no podía retener la orina, y vi que salía sangre. Volvimos en autobús de Bilbao a Salamanca, cada vez sentía más dolores, me dejaron en casa y ahí mismo le dije a mi señora: “Llevame al hospital”.
52. -¿Te llegaste a asustar?
-El rodillazo me había partido el riñón en dos y tenía sangre en la barriga, de hecho cuando me abrieron salió una estampida de sangre y tuvieron que limpiar todo el quirófano. Eso no lo vi, me lo contaron. La cuestión es que me sacaron el riñón izquierdo y me quedé con el otro. No llegué a tomar mucha conciencia de lo que me pasaba, sí recuerdo que en la sala de recuperación lo primero que le pregunté a los médicos cuando me estaba despabilando fue: “¿Podré jugar el domingo?”. Y ahí me dijeron que me habían sacado un riñón. Para mí fue como si me hubieran quitado una muela. Después supe que había estado al borde de la muerte.
53. -¿Tuviste miedo de no poder seguir jugando?
-Es lo que me dijeron los médicos: que no iba a poder jugar más. La mutual de futbolistas me ofreció 260 mil pesetas para que me retirara y tuviera un dinero, cuando yo ganaba 4 o 5 millones. Hasta me ofrecieron tres partidos homenaje para quedarme con lo recaudado: uno con la selección española, otro del Athletic club y otro del Ferencvaros, campeón de la Recopa. Era una fortuna en publicidad. Pero no lo acepté bajo ningún punto de vista.
54. -Vos querías seguir atajando...
-Quería seguir, claro. Hablé con Pablo Porta, presidente de la Federación, que había tenido un problema renal, y me arregló una cita con el doctor Puigvert, una eminencia que había operado a Perón y a otros presidentes. Me recibió en el hospital Sant Pau, en Barcelona. “¿Ve a esa señora en el semáforo?, -me preguntó, señalándome por la ventana a una mujer que estaba por cruzar la calle-. Bueno, esa señora tiene más riesgo de vida que usted jugando un partido de fútbol. Entrénese a muerte y vuelva a jugar”. Ufff, qué alegría esas palabras.
55. -¿Cuánto tardaste en volver?
-Volví a los tres meses, pero fue terrible, muy duro. Me entrené con todo, hice un millón de abdominales, porque me los habían partido al operarme, y además tuve que firmar un resguardo en la Federación por el que yo me hacía responsable si me pasaba algo en el otro riñón. Terminé atajando siete años más con un solo riñón. Tuvo tal repercusión lo que me pasó, que me llamaban de distintos países, porque había gente con un solo riñón que no podía levantar la plancha, por ejemplo. Y empecé a dar charlas motivacionales en hospitales a pacientes con problemas renales.
56. -¿Te quedó alguna secuela?
-Absolutamente nada. En algún momento tuve una obstrucción y me operaron. Hoy tengo dos citas al año con el médico, me revisan y sigo bien. Me cuido, sí, dejé de fumar, tomo mucha agua y evito hacer grandes desarreglos.
57. -¿Por qué te retiraste?
-En un partido contra el Madrid choqué y se me rompió la rodilla. Luego me recuperé, jugué algunos partidos homenajes, y un día vino el utilero, con dos bolsas grandes de arpillera, y me dijo: “Jorge, te lo manda el club”. Yo tenía mucha ropa en el vestuario, me traía todo de Alemania, hecho por Uhlsport, era muy obsesivo con el material de trabajo. Y así me enteré de que el Salamanca me rescindía. Me despidieron de manera tan cruel como hizo Laporta con Messi.
58. -¿Qué hiciste?
-Yo tenía un negocio de indumentaria deportiva en la ciudad y me iba muy bien, ganaba mucho dinero. Me aparecieron ofertas de Bélgica y de Portugal, pero como estaba bien con el negocio y quería ser entrenador, y además mis hijos estaban grandes para una mudanza, decidí finalizar la carrera y dedicarme a hacer el curso de entrenador.
59. -¿Qué es el rincón de D’Alessandro?
-Es una calle pequeña, una cortada en pleno centro de Salamanca, frente a la Plaza Mayor, justamente en reconocimiento a la tienda de deportes que te comentaba recién. Porque la tienda no era un lugar para comprar ropa deportiva nada más, era “la casa de los sueños” donde todo se hacía posible. Venían chicos minusválidos a buscar mi firma, los viernes y sábados se acercaban colegios enteros, había rifas, era un centro neurálgico. Me pasa aún hoy que me cruzo con algún señor ya grande que me dice: “Usted me firmó un autógrafo en tal camiseta”. Yo vendía ropa de muy buena calidad, la importaba. La abrí a fines del 77 y se transformó en un sitio mítico, emblemático de la ciudad, y por eso un tiempo después de que la cerráramos, el alcalde de la ciudad le puso “Rincón de D’Alessandro” a la calle donde estaba la tienda.
60. -¿Y qué es la ciudad deportiva D’Alessandro?
-Así bautizó el alcalde de Santa Marta de Tormes, donde vivo hace 40 años, en las afueras de Salamanca, al club San Marta. Hay campo de fútbol, baloncesto, piscina, pista de pádel, y a los vestuarios los revistió con fotografías de distintas atajadas mías, como el penal que le contuve a Milonguita Heredia contra Barcelona, o sea gran actuación contra el Madrid. “Le puedo vender ese exterior a Coca Cola u otra empresa, pero prefiero que la gente sepa de estos hechos”.
61. -¿Por qué te quedaste en España después del retiro?
-Por la tranquilidad con que se vive, por darles estudios a mis hijos, tengo todas las universidades en la esquina de mi casa. Tuve la suerte del éxito deportivo, de no haber existido eso hubiera sido todo imposible, porque no hay amor sin pareja, me hubiera quedado bailando solo (risas). Y lo que significó la tienda, que fue un centro de valores éticos, más que un lugar con espíritu de lucro. Siempre había gente, parecía el café Tortoni.
62. -¿No extrañás Argentina?
-Ya llevo muchos años aquí, y me considero que estoy bien donde estoy. Por otro lado, con mis amigos de siempre estamos en contacto permanente por el whatsapp, y es un grupo intenso. Vuelvo cada 2 o 3 años, pero cuando estoy mucho tiempo en mi país, Argentina me hace sufrir.
63. -¿Te sentís más argentino o español?
-Es imposible contestar es pregunta. Soy argentino y lo presumo a diario, defendiendo a deportistas y equipos argentinos en los medios. Mi obsesión es hacer quedar bien a la Argentina, hasta por momentos me creo un embajador. Por otro lado, España me ha dado todo y me siento muy bien aquí.
64. -El mejor arquero de la actualidad es...
-Courtois es un arquerazo, la verdad, y Dibu Martínez está muy bien, aunque debe cuidar el físico, porque su peor enemigo es la báscula (balanza). Para mí, el don más grande que tiene una persona no está en un ordenador sino que es la observación. En mi caso, veo un jugador, cómo lleva el pantalón y sé cómo está su físico, no me lo tiene que decir nadie. Si Dibu anda bien con la báscula no tendrá problema para ser un gran arquero, pero tiene que cuidarse.
65. -Si te lo cruzaras, ¿qué le dirías?
-Primero, lo felicitaría y después, si me preguntara, le diría que ciertos gestos que tuvo, como ponerse el premio ahí abajo, no le hacen bien. Sobran en el repertorio. Dibu vio que había marcado algo con sus gestos y lo convirtió en show. Creo que se pueden controlar ciertas situaciones, como una definición por penales, sin vender tanta gestualización. Ojo, me encanta que ponga nervioso al rival, eso vale, es de mi época incluso, y tiene que ver con la personalidad, pero no me gustó lo del trofeo o los gestos que hizo contra Colombia en la Copa América.
66. -¿Cambió mucho el estilo de los arqueros?
-El arquero de antes estaba mucho más protegido por la reglamentación, ahora debe tener una preparación más integral. Si atajara ahora tendría que hacer un reciclaje por el golpeo con los pies y todo eso, aunque yo jugaba adelantado. Había un chiste de unos ladrones que entraban a robar un edificio y los de arriban gritaban dónde estaba el portero. “Está como D’Alessandro, en el medio de la calle”, respondían, ja, ja, porque jugaba muy adelantado.
67. -Ahora es más complicado salir en los centros por la pegada de los ejecutantes, por las variantes en jugadas preparadas.
-Hace poco, la FIFA presentó unas estadísticas de los últimos tres años en las que el 46 por ciento de todos los goles se hacían de cabeza; el resto era a balón parado o por juego con los pies. Sin dudas hay que entrenar el juego aéreo porque es una vía fundamental para marcar, el juego de cabeza es determinante. En el Marsella ya hay un especialista de juego aéreo, tanto de iniciación, como en el área. Hoy día un partido igualado se define de cabeza por un detalle, entonces si todos entrenan el juego de posesión, ¿cómo no hacer lo mismo con el juego de cabeza? Michael Jordan era un genio, pero todos los días practicaba 500 lanzamientos. Es un factor 100 por ciento entrenable. Esto lo presenté en la última charla que di en Barcelona.
68. -¿Qué balance hacés de tu carrera como entrenador?
-Tuve un arranque de caballo andaluz y me quedé como un burro de carga. A mi carrera como entrenador se la comió la comunicación. Arranqué en inferiores, fui revelación con Figueras en segunda y en un momento me contrató José María García, que inventó la figura del exjugador-comentarista y eso explotó. García era el Gordo Muñoz multiplicado por 7, era Gardel, cambió el periodismo en España. A partir de que apareció García, muchos periodistas se hicieron millonarios. Agarró la franja de 12 a 2 de la mañana, un horario despreciado, y la rompió.
69. -¿Y qué tuvo que ver eso con tu carrera como DT?
-Porque él me absorbió y estuve mucho más pendiente de trabajar con él que de otra cosa. Y entonces pasé a ser un entrenador oncólogo, al que llamaban para agarrar equipos que se iban al descenso, con pronóstico reservado. Y la verdad es que en esas situaciones, de diez equipos que agarrás, siete se mueren. En casos así es muy difícil persuadir al jugador cuando el equipo está roto y hay falta de cobro. No existe la magia. García me pagaba una millonada, ganaba mucho más que como entrenador, transmitía siete partidos a la semana, y apuntaba todo. Y la comunicación me pudo.
70. -Pero llegaste a dirigir al Atlético de Madrid.
-Un día me llama García y me dice: “Me tienes que hacer un favor, Jesús Gil y Gil dice que eres el único que puede salvar al equipo”. Perfecto, fui, me hice cargo del equipo y se salvó, fue en la temporada 93/94, después me echó y me volvió a convocar unos meses después, y me volvió a echar. Jesús Gil era bravo, se metía mucho.
71. -Ahí dirigiste al Cholo Simeone en su primera etapa en el Aleti.
-Lo fiché yo al Cholo, incluso me comuniqué con la gente del Sevilla para pedirlo. Fue después del Mundial de Estados Unidos. El Cholo era un jugador complejo para dirigir, no estaba muy definido: tenía empuje y personalidad, pero era desprolijo. Se destacaba en las dos áreas, pero en la zona de gestación se enredaba mucho. Para mí, era un jugador del montón, regular, pero con unos cojones tremendos, y algo mal intencionado.
72. -¿Quedaste enojado con el Cholo o me parece?
-Una de las cosas que me extrañó es que en su libro ni me haya nombrado como factor en su traspaso al Atlético de Madrid. Creo que signifiqué algo en su cambio de vida. Pero bueno, es su problema. Cuando nos hemos cruzado, siempre se mostró frío conmigo. ¿Tú sabes que Simeone no tiene amigos? Eso dice algo. Nos conocemos todos en la vida.
73. -Pero no vas a negar que hizo historia en el Atlético de Madrid.
-Por supuesto que le reconozco el éxito, pero no me gusta lo que propone. No me deslumbra futbolísticamente ni tampoco él como profesional. Y es uno de los grandes derrotados por el Mundial de Qatar, porque su paso siguiente era dirigir a la selección argentina y le salió el tiro por la culata con el éxito de Scaloni.
74. -¿Por qué no dirigiste más?
-Porque no me han llamado, o porque me han utilizado en plan de descarte. Parece que si hoy no andás con un ordenador lleno de cables, no servís, y que la inteligencia se mide por la cantidad de ordenadores que llevás encima. La mayoría de los secretarios técnicos de los clubes tienen entre 30 y 40 años, me ven en la tele y quizá me tengan miedo.
75. -El tipo que más te cautivó en una charla futbolera.
-Guardiola es alguien que me obnubila, me parece el mejor de todos. Me gusta Bielsa, lo admiro, y sería mi tutor de instituto, pero a veces tiene conceptos de fútbol intransferibles al campo.
76. -¿Qué sentiste en 2013 cuando la Unión Deportiva Salamanca dejó de existir?
-Como si me hubieran despojado, sentí que me rompieron el corazón. Fue muy fuerte que desapareciera mi club, que despareciera mi historia, el museo, los trofeos que no se sabe dónde están. Se ha perdido la dignidad y la pertenencia, y hubo apatía de la gente, que no peleó por lo suyo. Yo esperaba que pasara algo como lo que había pasado con Racing en Argentina, que salió toda la gente a la calle cuando la síndico dijo su famosa frase. ¡Hubiéramos muerto con las botas puestas, al menos!
77. -¿Cuántos hijos y nietos tenés y a qué se dedican?
-Mi hijo Jorge amó mucho el fútbol, jugaba de central, pero como esto es solo para elegidos, lo terminé echando para que terminara la carrera de medicina. Por suerte ganamos la partida y hoy es médico. Vive en Córdoba, España. Mariana, mi hija mayor, es abogada y vive en Burgos y Pilar, nuestra hija menor, es fisio y trabaja en Salamanca. Nietos tengo 6: Javier es portero en Burgos, 14 años, muy bueno; María Elena juega vóley y es altísima, Jorge también es portero y es altísimo, Lucía juega al baloncesto y luego vienen los mellizos Mariela y Andrés. Este último le pega como una bala, con las dos piernas, me va a romper las paredes de mi casa.
78. -¿De qué club son hinchas?
-De los varones, uno es hincha del Aleti, otro del Barcelona y el otro del Madrid. Bien repartido.
79. -¿Qué significa “El Chiringuito” y por qué le pusieron ese nombre?
-Yo ya estaba con Josep Pedrerol en el programa Punto Pelota, de Abc periódicos, y nos contrató Antena 3. Como no podíamos usar ese nombre surgió “El Chiringuito”. En España, el chiringuito es un puesto sobre la playa para comer y tomar algo, con una terraza al aire libre, y a Pedrerol se le ocurrió como sinónimo de insolencia, irreverencia, trivialidad. Como decir “no vamos a comer a un restaurante, vamos a comer al chiringuito”, no llega ni siquiera a un bar, es algo espontáneo, improvisado, donde te puedes comer una paella, un bife de chorizo o una pizza, tomar un champagne o una cerveza. Un lugar informal, donde uno puede ir de saco y otro con pantalones cortos. Ese es el concepto.
80. -¿Cuál es la clave de su éxito?
-Pedrerol tuvo la capacidad de aglutinar la pasión y la polémica con el rigor y el análisis, con la broma y el llanto. Incorporó al octavo tertuliano, que es aquel que está a las dos de la mañana en su casa sentado en una silla y consiguió meterlo en la pantalla, porque ese señor ama, odia, grita, está de acuerdo, te quiere abrazar y un ratito después te quiere pegar, te ama y te odia. Lo hemos logrado con la incorporación no solo del hombre sino de la mujer. Y con un componente que amplifica todo como son las redes sociales, el Tik Tok especialmente, que logró que los jóvenes también se subieran al tren.
81. -Y en un horario exótico.
-A veces terminamos cerca de las 3 de la mañana. Aunque me han ofrecido hotel y todo en Madrid, que es donde están los estudios, en cuanto termina el programa me vuelvo a Salamanca, son dos horas en auto por autopista. Tampoco voy todos los días, eh.
82. -¿Es más show que análisis o viceversa?
-Para mí es creatividad, imaginación y fantasía. Cada cual dice lo que quiere y todo es espontáneo, es una de las claves del éxito de todo esto.
83. -¿Se enojan de verdad en las discusiones y el tema puede seguir detrás de cámara?
-Ese límite no lo he trasgredido nunca. Yo sé perder un debate, pero vamos a muerte en el momento, sobre todo si es con rigor y argumentos. No me gusta debatir contra slogan y populismo, me enveneno en esos casos y me sale la bronca, no hago show.
84. -Con Gatti te agarraste varias veces.
-Siento un gran respeto hacia Hugo, es un personaje icónico del fútbol argentino, mayor que yo, y lo admiro aunque no esté de acuerdo. Gatti es muy especial, es uno de los referentes de lo que significó el trauma brasileño para nosotros en épocas en que nos pintaban siempre la cara, que íbamos al colegio y todos queríamos ser Pelé o Gilmar, o uno de ellos. Era la generación de los acomplejados, y Gatti se quedó ahí, por eso siempre dice que el mejor de todos fue Pelé. Pero hace tiempo cambió todo eso.
85. -¿No es demasiado madridista el programa?
-El programa tiene una cierta tendencia madridista y creo que en el debate Messi-Cristiano estuvo uno de los ganchos durante muchos años.
86. -¿En el último Mundial hinchabas por Argentina o por España?
-Sin lugar a dudas por Argentina. Pensaba en la previa que España iba a ser un fiasco y veía con cierto recelo que no se hacían algunas cosas bien en Argentina, incluso fui duro con Scaloni, a quien le pedía a gritos la renovación en el medio y el ataque. Las lesiones de Lo Celso y Papu Gómez fueron claves para que entraran Enzo y Mac Allister, y también Julián. Fue un cambio copernicano.
87. -¿La frase de las Ferrari y el “ts ts ts” la habías pensado antes o surgió en el momento?
-No, no, fue en el momento, escuchaba barbaridades, no me gustaba cómo mis compañeros no reconocían a la Argentina campeona del mundo y me salió decirlo así. Me dirigí a Fernando Sanz como “presidente”, porque había sido presidente del Málaga. Y ahí me vine bien arriba diciendo que Argentina había ganado con “un equipo europeo” y se me ocurrió significar la velocidad del mediocampo con las Ferrari, y además Julián era una bala. Se me vino a la mente una frase del Toto Lorenzo, que decía que él quería “aviones y no camiones”. Eso me quedó grabado a fuego, le doy su autoría, como la frase de la manta corta es de Tim.
El 4-2-3-1 FUERA ❌
— Humans of Late Chiringuito (@LateChiringuito) December 26, 2022
El doble pivote FUERA ❌
Brasil juega con Casimiro FUERA ❌
España juega con CARROZAS 🎠 en el mediocampo FUERA ❌
GANÓ EL VÉRTIGO 🪂☄📈
LOS TRES VOLANTES DE ARGENTINA VUELAN ✈🚄🚗⚡
QUE PIVOTE?? QUE PIVOTE??🤌🏻🤌🏻 pic.twitter.com/Op7BNDw2sc
88. -¿De Ferrari te tiraron algún hueso, un autito, algún billete?
-¿Qué van a tirar? Nada de nada. De Brasil me llamaron para contarme que habían hecho publicidad de un banco con la frase mía: “Dele velocidad al dinero ts ts ts”. Esa frase tuvo una fuerza impresionante en el mundo entero, hicieron camisetas con lo que había dicho, en Miami las vendían en la playa. A mí me mandaron tres remeras de regalo, ja, ja. Mi hija abogada me dijo: “Podemos patentar esto”. Ya está, no pasa nada.
89. -En ese alegato hasta parecías un actor, ¿siempre tuviste esas dotes histriónicas?
-Eso es algo innato, diría. Después, la cultura me la dio el colegio, soy autodidacta en todo, me gustó siempre leer mucho de todo.
90. -¿En España no se enojaron cuando los calificaste de “carretas”?
-Hubo una gran lucha con Luis Enrique, yo lo culpaba por haber caído en la reiteración. Ojo: Luis Enrique me parece un buen entrenador y bien preparado, lo respeto, pero no respeto al Luis Enrique que entró en una dinámica mourinhista, ni tampoco el que hacía streaming. No acepto al payaso.
91. -¿Pudiste hablar con Messi y Scaloni cuando viniste en marzo a la Argentina?
-Con Messi nunca pude hablar, sé que sabe todo de mí. Lo amo y lo he defendido muchísimo. A Scaloni lo he tratado porque vino al programa algunas veces cuando era jugador, y cuando anduve por Argentina lo felicité por poner a los chicos y bancarlos, por su valentía.
92. -¿Quién fue el mejor jugador de la historia: Pelé, Maradona o Messi?
-Diego Armando Maradona. Fue el único capaz de ganar un partido él solo. Leo está en ese podio y Pelé cambió el fútbol. Tres genios, pero si tengo que elegir uno, me quedo con Diego.
93. -¿Cristiano le compite a Messi o no está ni cerca?
-Fue el personaje que tenía que surgir para la gran discrepancia, el enemigo a batir por Leo, y se dio una disputa muy buena y apetecible para todos, que le ha dado un gran marketing al fútbol. Pero en sus recursos, para mí Cristiano no solo no está a la altura de Messi sino tampoco a la altura de Cruyff, ni de Zidane ni del Gordo Ronaldo.
94. -¿El mejor DT de la historia y el mejor argentino?
-Soy muy de Osvaldo Zubeldía: fue un gran innovador y de la nada hizo un equipo tricampeón de América y campeón intercontinental. Y del mundo... voy con uno actual, elijo a Guardiola.
95. -¿Laporta traicionó a Messi?
-Laporta traicionó a Messi sin lugar a dudas. Hizo todo lo posible para sacárselo de encima, y la segunda fue peor, porque sabía que no lo podía fichar nunca, si el Barça no tienen ni para pagar el papel higiénico, es todo marketing, un relato tremendamente populista.
96. -¿Por qué Laporta no quería a Messi en el club?
-No tengo claro por qué Laporta se cargó a Messi, sí que utilizó todo el mecanismo para sacárselo de encima. Y lo que me llamó mucho la atención es que no hubiera respaldo a Messi de la gente, como lo que contaba cuando desapareció el Salamanca. Me pareció increíble que hayan permitido la vejación de que se fuera el jugador que había cambiado la historia del Fútbol Club Barcelona en todos los niveles. Que no reaccionaran. Yo esperaba una manifestación pública de miles y miles de personas, pero la gente estuvo absolutamente inmóvil. Y si la gente no reaccionó creo que no merecían a Messi.
97. -¿Notaste que te trataron distinto a otras veces, cuando viniste este año a la Argentina?
-Por supuesto. Todo lo que diga es poco por lo bien que me trataron, tanto a nivel de la gente como en la prensa, como Nicolás Novello en la AFA. El Mundial fue la explosión, sin dudas.
98. -¿Qué sentiste cuando te nombraron socio honorario de San Lorenzo?
-Me encantó. Yo ya tenía relación de antes con peñas de San Lorenzo, me hacían cenas, y me siento un privilegiado de ser un embajador de San Lorenzo en el mundo. Desde hace mucho tiempo predico por el San Lorenzo del 46 de Farro, Pontoni y Martino que vino de gira a España y les enseñó a jugar al fútbol a los españoles. Reivindico ese fútbol y donde me formé, porque yo no aprendí a atajar en Europa, a mí me enseñaron a atajar en San Lorenzo.
🗣️💬 • "En el 46 en España no se sabía jugar al fútbol. Vinieron Farro, Pontoni y Martino a enseñarles. #SanLorenzo vino aquí a inventar el fútbol. #SanLorenzo marcó el cambio al fútbol moderno. Ese fue el equipo que yo nací, en esa cultura me crié yo".
— Debate San Lorenzo (@DebateSL) January 5, 2023
✍️ Jorge D'Alessandro pic.twitter.com/CMAW9nvrWj
99. -¿Como comentarista es más fácil que como jugador o entrenador porque no perdés nunca?
-Pero soy una persona que me mojo antes de que empiecen los partidos, eh, me la juego, me comprometo, como dije antes de la final que Di María por izquierda podía hacer mucho daño y ganarle a Francia. Me equivoco, porque tampoco soy un profeta, pero de fútbol hablo con argumentos y me la juego con lo que puede pasar. Puede ser que como comentarista no pierdas, pero crecen los enemigos también. Que me respeten los argentinos hablando de fútbol, y encima haciéndolo afuera, para mí es lo más grande, muy difícil de lograr.
100. -¿Aceptás que la popularidad que no tuviste como futbolista o entrenador la alcanzaste como comentarista?
-Sin dudas, ni hablar después del Mundial, que se hizo incontrolable. En Colombia no podía andar por la calle, pasa mucho en Latinoamérica, el impacto se dio sobre todo en los jóvenes, que me gritan “maestro” o me hablan de las Ferrari. Todo ha sido por la televisión, porque la gente en general no tiene memoria histórica. Eso me mantiene en prime time. La televisión tiene una fuerza impresionante y las redes sociales nos han permitido llegar a los jóvenes y me mantienen vivo.
Ficha personal
Roberto Jorge D’Alessandro Di Ninho
Nacimiento: 28 de julio de 1949 en Buenos Aires.
Edad: 74 años.
Trayectoria: San Lorenzo (1968-74) y Salamanca, España (1974-84).
Títulos: Sudamericano juvenil con la Selección Argentina (1967), Metropolitanos 1868 y 1972 y Nacional 1972 (todos con San Lorenzo).
Entrenador: inferiores Salamanca, filial Salamanca, Figueras, Betis, Atlético de Madrid, Salamanca, Mérida, Elche, Salamanca, Rayo Vallecano, Nastic de Terragona, Huesca.
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