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Lanús no lo pudo creer: no ligó con los rebotes
El empate con Banfield (0-0) estuvo bien, aunque el Granate tuvo una chance muy favorable en los pies de Silvio Romero.
Por Juan Manuel Raimundo
Para LA NACION
Es clásico que en un clásico resulte más trascendente el resultado que en cualquier otro partido. Este juego de palabras es para resumir lo que acontece habitualmente en esta clase de partidos, en los que se le da prioridad al objetivo de no perder antes que al de jugar para ganar. Por ello, Lanús y Banfield se respetaron demasiado, sin darle brillo al deslucido 0 a 0 en cancha de los primeros.
Ambos se ataron más a lo táctico-estratégico que a la creatividad y la espontaneidad de generar un juego más ofensivo y penetrante. El folklore de los cánticos y lo colorido del cotillón ofrecieron un mayor espectáculo en las tribunas que en el campo. Aquí abundaron las presiones, las imprecisiones y las rispideces durante la primera etapa, en la que los locales intentaron con escasas ideas generar riesgos en el área adversaria, donde se encontraron con el infranqueable Víctor López, por arriba y por abajo, bien acompañado por Dos Santos, que le restó cualquier susto a Bologna. Es más, cuando Banfield pudo crear un contraataque, de acuerdo con el propósito con el que se presentó, estuvo cerca de sacar diferencia de no mediar las oportunas intervenciones de Marchesín y Lugo, en el final del primer tiempo.
El comienzo del siguiente período no mostró variantes. Lanús superpobló el medio campo, pero sólo Blanco intentaba desequilibrar y no podía con la estrategia de Julio Falcioni, que casi se sale con la suya: atacar poco pero ser punzante para sumar de a tres. Otra vez, en dos oportunidades Marchesín salvó la caída al desviar un tiro de Erviti al ángulo derecho y al arrojarse sobre los pies de Cristian García. Recién en los últimos 15 minutos resultó agresivo el equipo granate, con un par de cambios que le dieron mayor movilidad. Inquietó con una entrada de Blanco, cuyo envío cruzado se fue al lado del poste derecho y, lo más emotivo, sobre los 35 minutos.
Allí hubo una seguidilla de remates y rebotes a cargo de Silvio Romero, que en dos oportunidades salvó Bologna de manera magistral. Uno rebotó en un palo y el otro hizo blanco en la cara de Sebastián Romero, sobre la línea. Hasta resultó humorístico porque el arco de Banfield parecía el stand de una kermés en el que había que voltear a los muñecos . Incluso, entre tanto revuelo, reclamaron por un supuesto penal, que los propios jugadores granates luego reconocieron que no fue al comprobar que por la marca del golpe y un corte en el labio superior el pelotazo dio en el rostro del volante banfileño.
Lanús no lo pudo creer por aquella curiosa jugada llena de rebotes, pero en la evaluación final, el empate estuvo bien.
- Falcioni fue irónico con el Granate
Julio César Falcioni, DT de Banfield, opinó: "Si en el vestuario de Lanús dicen que vinimos a defendernos, que hice el cambio de Pio por Erviti para cerrar el cero, es problema de ellos que no pudieron hacer goles. Ellos, cuando fueron a Banfield, también se defendieron y sin embargo les hicimos dos goles y les ganamos el partido".