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La transformación de la Bombonera, el tema que desvela a Riquelme: un problema histórico que demanda estrategia y cercanía con el barrio
El flamante presidente xeneize tiene claro que hay que ampliar la cancha, pero aún no dijo qué propuesta tomará para cumplir con esa necesidad
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Algunos, los más románticos, creen que la Bombonera es un templo sagrado y que cambiar su fisonomía atentaría contra la identidad del club. Otros, más pragmáticos, opinan que Boca necesita sí o sí un estadio de mayor capacidad y que ese sueño puede concretarse sin dejar de lado la historia, la mística y el indudable atractivo de uno de los escenarios más pintorescos del planeta. Al filo de esas dos corrientes de pensamiento, el flamante presidente xeneize, Juan Román Riquelme, analiza diferentes opciones para dar respuesta a un problema que, a pesar de los intentos de las distintas dirigencias, pareciera no tener una solución factible. El futbolista que más partidos disputó sobre el césped del Alberto J. Armando ya avisó que no construirá una cancha nueva y que la Bombonera, a la que él mismo denominó como el patio de su casa, seguirá funcionando en Brandsen 805, donde Boca protagonizó la mayoría de sus proezas deportivas. Descartó la posibilidad de levantar otro estadio y se comprometió a charlar personalmente con los frentistas de la calle Del Valle Iberlucea para poder cristalizar el sueño de generaciones de socios, hinchas y dirigentes: la ampliación de la Bombonera. En ese sentido: ¿cuál es el proyecto que más lo seduce? ¿Buscará hacer realidad la Bombonera 360, la principal apuesta de Jorge Ameal para obtener el triunfo en las elecciones de 2019? ¿Cuánto dinero está dispuesto a invertir Riquelme en la reforma del estadio? ¿Cuál es la postura de los vecinos de La Boca? ¿Cuántos quisieran vender y cuántos tienen problemas de papeles? ¿Cuánto vale realmente el total de esas propiedades?
Más allá de las formas, la idea de Riquelme es clara: sumar unos 25.000 lugares más a un estadio que hace rato dejó de satisfacer la demanda de los hinchas. El actual tiene capacidad para 57.000 espectadores y la intención de Román es elevar esa cifra a cerca de 85.000. En otras palabras, transformar la Bombonera en el estadio más grande del continente, a la par del de River (84.567) y por encima del Monumental de Lima (80.093) y el Maracaná (78.838). “Vamos a ir a tocar el timbre de cada vecino para ver si tenemos la suerte de que nos reciban, de tomar un mate. Si están de acuerdo en vender cada uno de ellos sus casas, recién ahí vamos a poder decir que podemos agrandar el estadio”, advirtió Riquelme en las horas previas a su triunfo como presidente.
Está claro que la Bombonera, tal y cual como está, quedó demasiado chica para las necesidades vigentes. El cálculo es simple: Boca cuenta hoy con más de 350.000 socios, de los cuales 114.700 son activos y otros 235.000 pertenecen a la categoría adherentes. Los activos ingresan gratis a los partidos de local, mientras que los adherentes solo tienen acceso en caso de que el club ponga a disposición un remanente de entradas para la tercera bandeja del Riachuelo, la antigua popular visitante. En conclusión: hacen falta seis Bomboneras completas para albergar al 100% de los socios. Por ese motivo, y por la enorme cantidad de hinchas que obtuvieron su carnet de activos durante la gestión de Jorge Ameal (más de 13.000 entre agosto y octubre de 2021), la dirigencia se vio obligada a implementar una serie de filtros para los socios que desearan acudir al estadio. Al último partido de local, por ejemplo, solo tuvieron acceso quienes hubieran concurrido a 17 de los últimos 19 compromisos de Boca en esa condición, incluyendo Liga Profesional, Copa de la Liga y Copa Libertadores. Un 85% de asistencia en los últimos doce meses. Aun así, la Bombonera lució repleta.
En 2016, dos años después de su último partido como jugador de Argentinos Juniors, Riquelme habló por primera vez sobre el futuro de la Bombonera. “Si me dicen que hacen un estadio para 100.000 o 150.000 espectadores y se mueve como este, háganlo, pero no creo que puedan. Este estadio es único, acá quieren jugar todos, y ninguno en el mundo se mueve como este”, dijo, sentado en una banqueta sobre el campo de juego de Boca. En aquel tiempo, la mayor preocupación de Riquelme pasaba por mantener la acústica del estadio y que la Bombonera no perdiera su tan característica resonancia. Román no volvió a referirse al asunto hasta noviembre de 2023, cuando prometió encabezar él mismo las negociaciones con los vecinos.
La ampliación, un problema de larga data
Boca tuvo su primera cancha oficial en el predio delimitado por las calles Pedro de Mendoza, Agustín Caffarena, Benito Pérez Galdós y Gaboto. Allí disputó el primer partido de su historia y casi todos sus encuentros hasta 1907, cuando un desalojo hizo que tuviera que buscar otros rumbos. Entre 1908 y 1911 tuvo su cancha en la Dársena Sur y, tras un nuevo desalojo, debió moverse otros 100 metros hacía el lado del río. En 1913 hizo de local en el campo de Estudiantes, en Palermo, y en 1914 inauguró su pequeño estadio en la zona de Wilde, en lo que hoy sería la intersección del Acceso Sudeste con la calle Las Flores. En 1916 volvió al barrio de La Boca, primero en un terreno de Ministro Brin y Sangüel, donde obtuvo sus primeros títulos, y luego, a partir de 1924, en su ubicación actual. En 1938 comenzaría a edificarse la Bombonera, obra del ingeniero José Luis Delpini, el arquitecto Víctor Sulcic y el geómetra Raúl Bes, una verdadera maravilla arquitectónica para la época. El proyecto original se hizo sobre una superficie ideal e incluía las dos medias manzanas compuestas hoy por las calles Brandsen, Del Valle Iberlucea, Aristóbulo del Valle y el pasaje Zolezzi, atravesadas por Pinzón. Pero hasta ahora Boca jamás pudo comprar esos lotes.
Antes de Riquelme, otros tres presidentes de Boca intentaron llevar adelante la ampliación de la Bombonera. En 1954, Alberto J. Armando, quien llevaba pocos meses como autoridad del club, buscó adquirir las propiedades que hacía falta para completar la obra iniciada en 1938.
Pero no hubo acuerdo con los vecinos y la Bombonera se mantuvo prácticamente intacta hasta 1996, tras la construcción de la actual zona de palcos impulsada por Mauricio Macri. En 1964, Armando anunciaría su ambicioso plan para la edificación de un estadio para 140.000 personas en tierras ganadas al Río de la Plata, también en la Costanera Sur. Según el Puma, la nueva cancha de Boca se inauguraría el 25 de mayo de 1975 a las 11 de la mañana, tres años antes del inicio del Mundial, tendría cinco bandejas y pasaría a ser el más grande del mundo. Sin embargo, las obras se estancaron, el proyecto se tornó irrealizable por diferentes motivos y solo llegó a construirse una pequeña tribuna de alrededor de poco más de 20 metros.
En 2017, Daniel Angelici convocó a las 15 agrupaciones políticas de Boca y, junto a otros miembros de la Comisión Directiva, se resolvió dejar de lado la idea del “estadio-shopping” y avanzar de manera conjunta sobre un proyecto de ampliación. La única que se ausentó fue Juntos por Boca, comandada por Jorge Ameal. El Tano, en realidad, estaba convencido de que la única solución posible era la construcción de una cancha. No solo por una cuestión de capacidad, sino también por sus problemas estructurales: accesos, cañerías y el escaso lugar para estacionar, entre otros inconvenientes. Por ese motivo Angelici tramitó en 2016 la compra de cuatro manzanas del barrio de La Boca que iban a ser destinadas a la construcción de viviendas sociales y que finalmente fueron licitadas por el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación. Boca fue el único oferente y se quedó con las tierras a cambio de una suma cercana a los 180 millones de pesos. El plan de Angelici era construir allí una Bombonera para más de 80.000 espectadores sentados con amenities propios de un estadio europeo: locales comerciales, restaurante, galería de arte, biblioteca y espacios de recreación. La obra se llevaría a cabo sobre un terreno de 3,2 hectáreas delimitado por la Avenida Almirante Brown y las calles Arzobispo Espinosa, Juan Manuel Blanes y Palos, a 300 metros de la Bombonera. Pero los resultados deportivos no acompañaron, Angelici ya no gozó del respaldo político y económico de otros tiempos y el macrismo cayó en las elecciones de 2019 luego de 24 años de mandato ininterrumpido.
El resultado del relevamiento se conoció en septiembre de 2018 y avaló la posición de Angelici. Entre los dueños de las 129 propiedades censadas (95 departamentos, 20 casas, nueve casas con locales, cinco departamentos con locales y un “otros”), 40 aceptaban vender, 27 tenían “buena predisposición”, 19 no negociaban y 29 tenían problemas legales o de sucesión. Sin embargo, aquel sondeo realizado en 2017 fue el contacto más cercano entre los vecinos de la calle Del Valle Iberlucea y la dirigencia de Boca. A partir de entonces, ningún directivo se acercó a conversar con los frentistas ni les hizo llegar una propuesta de compra.
En 2019, la fórmula Ameal-Pergolini-Riquelme arrasó en las elecciones en Boca y se alzó con el triunfo bajo tres premisas fundamentales: no a las sociedades anónimas, que Boca vuelva a ser un club atlético y la más rimbombante de todas: “de la Bombonera no nos vamos”. Su promesa fue la de levantar una cuarta tribuna lateral de idénticas proporciones a las otras tres en reemplazo de la zona de palcos. Su proyecto se llamó Bombonera 360 y fue, junto a la presencia de Riquelme en el trinomio, una de las grandes razones de su aplastante victoria en las urnas. Ameal ganó los comicios por amplio margen: 52,84% contra el 30,60% de Cristian Gribaudo y el 16,41% de José Beraldi. Aun así, los trabajos a cargo del arquitecto Carlos Navarro, vocal titular de la Comisión Directiva y presidente del Departamento de Obras, jamás comenzaron. Se buscó financiación a través de un acuerdo con el gobierno chino y hasta llegó a instalarse una oficina de ese país en el mítico reducto xeneize. Sí, dentro de la misma Bombonera. Entre 2019 y 2023 se realizaron importantes mejoras edilicias en el estadio (pasillos, baños, locales gastronómicos, remoción de los acrílicos, explanada de la calle Brandsen), aunque la cancha apenas incrementó 3.000 lugares su capacidad en relación a la gestión Angelici: de 54.000 a 57.000 espectadores. Desde la dirigencia saliente alegaron “contratiempos económicos”, por más que el club invirtió, en el mismo lapso, grandes sumas de dinero en jugadores como Darío Benedetto, Marcos Rojo, Sergio Romero y Edinson Cavani.
El compromiso de Juan Román Riquelme de sentarse a “tomar mate” con los vecinos en busca de una solución de fondo fue recibido de muy buena manera por los frentistas de la calle Del Valle Iberlucea. Porque sería la primera vez que un directivo del club camina los 100 metros que los separan de Brandsen 805 para conocer sus inquietudes. Aun así, Riquelme todavía no definió qué clase de proyecto intentará llevar a cabo. Por lo pronto, el ídolo aprovechó las primeras semanas de su gobierno para enfocarse de lleno en la elección del cuerpo técnico y la contratación de los refuerzos. Lo que sí es un hecho es que el nuevo mandamás de la institución ya avisó puertas adentro que de ninguna manera intentará reflotar la Bombonera 360. El 10 no observó avances durante los cuatro años de gobierno de Ameal y, muy molesto por la situación, decidió desafectar de su lista de candidatos al arquitecto Navarro, dirigente amealista que estuvo al frente del proyecto.
Además de presidente del club, Riquelme es el jugador que más partidos disputó en la cancha de Boca: 206. Allí, además, convirtió 56 de sus 92 goles con la azul y oro y dio cinco vueltas olímpicas como futbolista (Aperturas 98, 2000 y 2011, Libertadores 2001 y Recopa 2008) y dos como dirigente: Superliga 2019/2020 y Liga Profesional 2022.
“No vamos a cambiar la Bombonera de lugar. Por más que te vayas a otro lado, se termina nuestro club, se termina nuestra historia, se pierde todo, nos arrancan el corazón”, expresó Román días antes de las elecciones. La oposición, con Andrés Ibarra a la cabeza, proponía construir la Bombonera Siglo XXI sobre los terrenos adquiridos por Boca durante la gestión de Angelici, y donde actualmente se ubican la Casa del Socio, los consultorios médicos y las nuevas canchas de hockey sobre césped, tenis y pádel. Riquelme sabía de la inviabilidad de la Bombonera 360 y buscó no generar expectativas en los socios: “Nosotros vamos a hacer las cosas como corresponde. Vamos a hablar con los vecinos uno por uno y les preguntaremos si nos ayudan a hacer la Bombonera. Y recién ahí veremos. Si uno dice que no, se lo vamos a agradecer, lo invitaremos a la cancha. Los vecinos son los dueños de su casa. No puedo hacer algo sin hablar con ellos”. Por el momento, Román no designó a ningún directivo al frente del Departamento de Obras. Según pudo averiguar LA NACION, ante la falta de un arquitecto o ingeniero en la Comisión Directiva, el área encargada de la infraestructura podría quedar en manos de un gerente.
El futuro en sus pies
Descartada entonces la construcción de una nueva cancha, y de la Bombonera 360, el único proyecto que se mantiene en pie es el del Esloveno Plus, patentado por Fabián Fiori. Hincha, socio y empleado del club, Fiori trabajó durante más de dos décadas como asistente del plantel profesional: desde el inicio de la era Bianchi hasta la previa de la final en Madrid. Hace varios años viene creando y estudiando soluciones para el futuro de la Bombonera y en 2023 le entregó una copia del proyecto para que Román lo analizara en su casa. La reunión tuvo lugar en el predio de Ezeiza y Riquelme mostró cierto entusiasmo al observar el croquis y los detalles de la maqueta. De todos modos, por una cuestión de lealtad hacia Ameal y a su Bombonera 360, Román aclaró que no se involucraría en el asunto hasta tanto no ocupar la presidencia del club.
El Esloveno Plus es la versión mejorada del proyecto Esloveno presentado en 2018, también ideado por Fiori y desarrollado por el arquitecto sueco Tomaz Camernik. Aquel bosquejo de Camernik, formado bajo el ala de su compatriota y creador de la Bombonera y el edificio del Abasto, Viktor Sulcic, suponía la construcción de dos nuevas bandejas superpuestas por encima de la platea preferencial (la más cercana a los bancos de suplentes, frente a las cámaras de TV) y la compra de la primera línea de casas sobre Del Valle Iberlucea, compuesta por 19 lotes. La obra demandaba 12 meses y requería una inversión cercana a los 50.000.000 de dólares. Sin embargo, el proyecto de Camernik también resultó inviable: las bandejas invadían el espacio aéreo, se anulaba por completo la calle Iberlucea entre Aristóbulo del Valle y Brandsen, y la Bombonera ganaba solo 11.000 lugares nuevos. Angelici consideró que era demasiado gasto para tan poco beneficio.
El nuevo proyecto de Fiori es muy similar al de Bombonera 360, idéntico al diseño original de 1933, aunque a diferencia de estos dos no requiere la compra de la totalidad de las propiedades. Alcanzaría con la compra de la primera y segunda línea de casas para hacer un copy-pase de la zona de plateas y replicarla sobre la tribuna que da espaldas a la calle Iberlucea, sin modificar la fisonomía del estadio y aumentando la capacidad en un 44%.
¿En qué se diferencia el Esloveno Plus de la Bombonera 360? En que el proyecto de Ameal destinaba el 50% de las tierras a un parque lineal que los días de semana funcionaría como espacio de recreación para el barrio, mientras que el Esloveno Plus mantendría en pie las propiedades de la calle Zolezzi. La inversión total (propiedades más obra) del proyecto Esloveno Plus ronda los 40.000.000 de dólares y podría realizarse en un plazo de 15 meses, en tres de los cuales Boca debería mudar su localía.
Rubén Lopresti es el vocero y principal referente del grupo de frentistas de Del Valle Iberlucea. Tiene su casa justo enfrente de la Bombonera y nuclea a los propietarios de las 67 viviendas y locales comerciales que haría falta comprar para poner en marcha el proyecto Esloveno Plus.
Según Lopresti, los vecinos están dispuestos a vender desde el día uno, pero advierte que para eso debe existir un acuerdo equitativo entre las partes: que el precio lo fije el titular del inmueble y que Boca no disponga del valor, la condición y la forma de pago. Lopresti asegura tener una carpeta firmada por los dueños de las 67 propiedades en cuestión en la que manifiestan la voluntad de vender sus casas. “Estamos abiertos a escuchar cualquier propuesta que nos respete como vecinos. A mí el mate no me gusta y el timbre de mi casa no funciona, pero con todo gusto esperamos a Román con un asado con quebracho y espinillo. Eso sí: si el tiempo pasa, el quebracho y el espinillo se consumen…”, le dijo Lopresti a LA NACION. Y apuntó: “Es mucho más importante ampliar la Bombonera que ganar una Libertadores”.
Cerca del ídolo boquense cuentan que Román barajó hace un tiempo la posibilidad de construir otro estadio en Ezeiza, cerca del Boca Predio, y que incluso llegó a conversar sobre el tema con gente cercana al intendente de la ciudad. Gastón Granados se define como “hincha de Tristán Suárez y enamorado de Racing”, aunque hace años mantiene un trato cercano con el exvolante de Boca. Expresidente del Lechero, en 2015 se comunicó con Cristian Riquelme, hermano y asesor de Román, para tentar al ídolo xeneize con la posibilidad de vestir los colores de su club, que buscaba el ascenso a la segunda categoría. Luego, Román desistió de la idea de abandonar el barrio y volvió a focalizarse en la posible ampliación del estadio.
Riquelme está ahora frente a uno de los grandes desafíos de su gestión. Habrá que ver si se inclina finalmente por el proyecto Esloveno Plus, aún a costa de compartir el rédito político con Fiori, o si busca una nueva alternativa viable para acabar con los filtros e incrementar el aforo de la Bombonera. La pelota, otra vez, la tiene el 10.
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