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La trampa brasileña: los DT duran menos que en la Argentina y contratan a técnicos echados… por el mismo club
Historias mínimas de despidos encubiertos en el Brasileirao y renuncias de entrenadores que buscan un futuro mejor; entre las excepciones, un director técnico argentino: Juan Pablo Vojvoda
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SAN PABLO.- No solo en la Argentina la profesión de entrenador es una de las más inestables. Poco menos de ocho meses atrás, el Campeonato Brasileño de Fútbol se convirtió en el primer certamen profesional que impuso un límite al cambio de directores técnicos durante una misma temporada. Según la propuesta presentada por Rogerio Caboclo, por entonces presidente de la CBF (hoy separado de su cargo), en marzo de 2021, los clubes de las series A y B (Primera y Segunda división) solo tendrían derecho a despedir al entrenador una vez en todo el torneo. Por su parte, los técnicos podrían renunciar en única ocasión a sus cargos; de lo contrario, no serían habilitados para trabajar en otro equipo que dispute la misma competición.
La medida, aprobada en una reñida votación entre los 20 clubes de la Serie A (terminó 11 a 9) y de forma abrumadora en la Serie B (18 a 2), contempla además que en el caso de que un club les rescinda el contrato a dos directores técnicos en el mismo torneo, tendrá que disputar el resto de la temporada bajo las órdenes de algún profesional interino con, al menos, seis meses de trabajo efectivo dentro de la institución.
El triunfo de Vojvoda ante Crespo
Con este proyecto aprobado -tras varios intentos fallidos-, la CBF creía haberse blindado, en los papeles, de eventuales reclamos laborales ante la justicia. Sin embargo, lejos están de su objetivo, y la frase “hecha la ley, hecha la trampa” parece adecuarse perfectamente a lo que ocurre en las principales categorías del fútbol brasileño. Entrando en la recta final de la series A y B del Brasileirao, el 75% de los 40 clubes (20 en cada división) ya reemplazó al entrenador que comenzó el certamen -algunos, en más de una ocasión. En total, apenas cinco equipos de Primera y cinco de Segunda mantienen a su DT.
Las excepciones en la Serie A, ya con la norma “anti despidos” vigente, son: Cuca, en Atlético Mineiro, el argentino Juan Pablo Vojvoda (Fortaleza), Abel Ferreira (Palmeiras), Sylvinho (Corinthians) y Mauricio Barbieri (Red Bull Bragantino), quien a su vez es el técnico más “longevo” entre los que actúan en el Campeonato Brasileño, con 91 partidos en poco más de un año y medio al frente de la Massa Bruta de Bragança Paulista, que disputará la final de la Copa Sudamericana ante Athletico Paranaense. En la Serie B, mantienen su cargo desde el inicio de la temporada Claudinei Oliveira (Avaí), Gustavo Morinigo (Coritiba), Allan Aal (CRB), Daniel Paulista (Guaraní) y Gilson Kleina (Ponte Preta). Casi todos con chances de ascenso, excepto el último, que pelea por no caer a la Serie C.
Está claro que no existe una fiebre de interinatos, como podría pensarse en caso de que se respetase a rajatabla la determinación aprobada en marzo. Al contrario, la rotación de profesionales ya se acerca a los mismos niveles que en 2020 cuando, aún en medio de la pandemia, solo cuatro equipos de la Serie A respetaron los contratos de sus técnicos. Algo similar ocurrió en la Argentina, donde a pesar de los 228 días sin fútbol por las restricciones, apenas 10 de los 24 entrenadores de la Superliga “sobrevivieron” a la temporada.
Lo que ha cambiado en Brasil no son los números sino las formas de desvinculación. Para burlar la norma, los directivos apostaron a terminar los contratos “de común acuerdo entre las partes”; de esa manera, no pierden el derecho a contratar uno o más sustitutos. En determinadas ocasiones, el “cierre amistoso” puede resultar conveniente también para el DT, quien de esa manera evita desperdiciar una chance de dirigir en el mismo torneo.
Las estadísticas demuestran que, durante el Brasileirao 2020, los clubes de la Serie A echaron a 21 técnicos; otros cinco renunciaron y apenas uno (Paulo Autuori, en Botafogo), salió mediante “común acuerdo”. En las 30 fechas de la edición 2021, con ocho partidos aún en juego para cada equipo -por lo menos-, los despidos bajaron a ocho, las renuncias a cuatro y aumentaron exponencialmente las salidas vía “común acuerdo”, con siete (19 desvinculaciones en total). Uno de los que “eligió” esta modalidad para alejarse de San Pablo fue Hernán Crespo, quien en mayo sacó al Tricolor de una sequía de nueve años al conquistar el Campeonato Paulista, pero nunca consiguió hacer pie en el Brasileirao.
Un caso emblemático del “común acuerdo” es el de Gremio, un gigante del fútbol brasileño y continental, que está cerca de perder la categoría por tercera vez en su historia, a pesar de que se armó para pelear el campeonato, con figuras de la talla de Douglas Costa, proveniente de Juventus, de Italia, y el colombiano Miguel Borja. En su tambaleante andar, que se inició bajo el comando de Tiago Nunes, continuó con Luiz Felipe Scolari y actualmente está en manos de Vagner Mancini, no se produjo ni siquiera un despido. Tanto Nunes (hoy en Ceará) como Felipão, se fueron “de común acuerdo” con el club gaúcho.
Otro grande en problemas que también apeló a esta “laguna legal” es Cruzeiro, que otra vez estuvo lejos de alcanzar el objetivo de ascender a la Serie A y deberá permanecer, al menos hasta 2023, en la segunda división. El equipo mineiro, bicampeón de la Copa Libertadores, comenzó la actual temporada de la Serie B bajo el comando de Felipe Conceição, que no convenció y se fue de “común acuerdo”. En su reemplazo, llegó Mozart, quien también dejó su cargo de esa forma. Hoy, el veterano DT Vanderlei Luxemburgo intenta juntar los pedazos de una institución otrora gloriosa.
Lo que ayer era excepción, se convirtió en regla. Lo que antes era caótico, poco mejoró. Entre tanta desvinculación por común acuerdo, hasta los propios clubes terminan confundiéndose en sus declaraciones oficiales. A mediados de octubre, Goiás Esporte Clube, que pelea por ascender a la Serie A, comunicó la rescisión “por acuerdo entre las partes” del técnico Marcelo Cabo. Sin embargo, minutos después borró el comunicado de sus redes sociales y difundió una nueva nota, escueta, informando casi al pasar: “Cabo dejó el comando del equipo”. Y punto. “No existió ningún acuerdo en común, fui despedido del cargo”, aclaró el técnico por medio de sus asesores de prensa horas después.
Chagas, de héroe a...
Los golpes de timón efectuados por los dirigentes que intentan encauzar sus equipos muchas veces desembocan en situaciones de comedia, que pueden poner en riesgo la carrera de los entrenadores. El primer técnico cesanteado por “común acuerdo” de Brasil fue Rodrigo Chagas, de Vitoria, en la segunda fecha del vigente curso de la Serie B. Cuando terminaba 2020, en la recta final de la segunda división, Chagas, que ya había asumido de forma interina en el club bahiano tres veces, se hizo cargo del equipo y lo salvó de descender a la C.
Debido a su buen desempeño, el ex lateral derecho del León fue oficializado en el cargo para la temporada 2021, firmando su primer contrato como DT profesional. “Yo era empleado en el club hace cinco años. Hice un buen trabajo en inferiores, logrando títulos y formando jugadores. Fue allí que apareció la oportunidad de entrenar a la Primera. Nos salvamos de la C y firmé un contrato ya no de interino, sino de técnico principal. Por lo que yo sabía, para ello Vitoria tendría que finalizar mi contrato como empleado del club. Sin embargo, los dirigentes me dijeron que no era necesario. Me pareció raro”, contó Chagas.
Con la ilusión de su nuevo cargo y chapa de ídolo por haber salvado a la institución de sus amores del precipicio, Rodrigo Chagas comenzó la temporada 2021 como empleado del club y entrenador principal. No duró mucho. Fue despedido en la segunda fecha de la Serie B tras la derrota ante Náutico, de local, por 1 a 0. El club se decidió por Ramón Menezes, que venía de dirigir a Vasco da Gama y CRB.
Sin embargo, en la 15º fecha los bahianos decidieron sacarse de encima a Menezes debido a su flojo desempeño. Allí surgió el inconveniente, ya que con la norma aprobada en marzo no podrían contratar un tercer entrenador profesional y tendrían que recurrir a un interino para afrontar más de medio campeonato. “Un mes y medio después de haberme echado, me empezaron a llamar desde el club insistentemente. Querían despedir a Menezes, pero para eso necesitaban hacer un acuerdo conmigo. Sin eso, no podrían traer un nuevo DT. Y yo les respondí: ‘¿Cómo voy a hacer un acuerdo si ustedes me echaron?’”, cuenta aún sorprendido Chagas.
Enseguida, el exfutbolista detalló que la intención del club rojinegro, uno de los más populares del nordeste brasileño, era registrar -dos meses después- que la ruptura del vínculo entre ambos se debió a una decisión de “acuerdo mutuo”, lo que les permitiría contratar otro técnico. “Ellos lo tenían pensado, nunca me sacaron del BID (Boletín Informativo de la CBF) ni como técnico ni como empleado, porque sabían que en algún momento podrían necesitarme. Y así lo hicieron”, dijo Chagas.
A pesar de admitir que la propuesta lo sorprendió, primero, y después lo indignó, Rodrigo Chagas accedió. “Es que entró a jugar el amor que le tengo a este club. Yo no quería firmar ese acuerdo, porque me pareció desleal, pero tampoco quería ver a Vitoria hundiéndose. Acá me formé como jugador y como técnico. Si fuese otro equipo, nunca lo habría aceptado”, remató el técnico que desde entonces está desocupado. Por su parte, Vitoria, comandado por Wagner Lopes -aquel que defendió a la selección japonesa en Francia 1998-, ocupa el 18º puesto de la Serie B, en zona de descenso.
El curioso caso Hélio dos Anjos
Las historias curiosas generadas por la nueva norma abundan. A mediados de agosto, Hélio dos Anjos renunció a su cargo como entrenador de Náutico, de Recife, debido a que no le encontraba la vuelta a un equipo que se armó para ascender y estaba lejos de los puestos de vanguardia. En su lugar asumió Marcelo Chamusca, que venía de ser despedido de Botafogo. Los buenos resultados no llegaron y Chamusca decidió dar un paso al costado un mes después de haber asumido. ¿A quién fue a buscar el club pernambucano? Sí, a Hélio dos Anjos, quien se había alejado apenas un mes antes. Pero antes de firmar su nuevo contrato, el técnico de 68 años, que ya comandó a la selección de Arabia Saudita, se aseguró de cobrar todo lo que le debían de su -fresquísimo- paso anterior por la institución.
Cabe resaltar que la norma “anti despidos” de la CBF nada dice sobre las renuncias de los entrenadores. Por ejemplo, Vagner Mancini llegó a América de Minas Gerais para reemplazar a Lisca, técnico que comenzó el Brasileirao y salió por medio de… sí, acertaron, “común acuerdo”. El trabajo de Mancini al frente del equipo mineiro donde juega Mauro Zárate fue excepcional, ya que alejó al verdinegro de los puestos de descenso y lo puso entre los que hoy estarían clasificando a la Copa Sudamericana.
Pero el idilio entre América y Mancini terminó de la peor manera, provocando la ira de los hinchas del Conejo. “Hola a todos, les habla Vagner Mancini. Los invito a que vengan el sábado a alentarnos. Es un partido crucial y necesitamos de su apoyo”, decía el técnico en las redes sociales del verdinegro de Belo Horizonte días antes del partido ante Bahía. Sin embargo, ni siquiera el propio Mancini se presentó a la cita, ya que horas después de grabar el video se confirmó que había aceptado una propuesta millonaria de Gremio. Por ahora, falló en su misión de sacar al equipo gaúcho de los puestos de descenso, lo que es motivo de bromas constantes de parte de los torcedores de América.
A pesar de que la CBF continúa omisa ante los reclamos por esta “burla” a una regla que supuestamente llegó para aportar cierta estabilidad a los contratos en el fútbol profesional, otras entidades ya manifestaron sus preocupaciones. “Estamos orientando a los técnicos a analizar mejor los términos de cualquier rescisión. Sabemos de varios casos en los cuales los profesionales declararon haber salido por su propia voluntad y, sin embargo, fueron despedidos por el club. Eso no puede pasar, no se pueden quedar callados, ya que luchamos mucho para dificultar las desvinculaciones masivas y desprolijas. Los técnicos que aceptan eso están perjudicando a su propia clase”, explicó Zé Mario Barros, Presidente de la Federación Brasileña de Entrenadores de Fútbol.
A pesar de que, a priori, la reglamentación está diseñada en base a buenas intenciones, los regímenes de contratación y desvinculación de cuerpos técnicos en Brasil continúan igual de desprolijos. Algo que, claro, no es una característica exclusiva del Brasileirao sino casi una tendencia universal, con puntos altos en Sudamérica. El jeitinho brasilero, algo así como la “picardía argentina”, logró imponerse una vez más y, en caso de que las intenciones de establecer reglas más claras continúen, dirigentes y asociaciones interesadas deberán sentarse a definir un nuevo manual de acción, uno realmente efectivo.
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