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La selección del toque y el gol: el equipo de Scaloni confía tanto en su juego que (casi) no recurre ni a la gambeta de Messi
La Argentina y un sistema de juego cada vez más afianzado; aquella anécdota del DT cuando jugaba en La Coruña, en 2005
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Transcurría el año 2005. Lionel Scaloni, que ya pensaba como DT pero todavía era jugador de Deportivo La Coruña, estaba en Buenos Aires y daba indicios del fútbol o las características del juego que le gustaban. Hablaba del Barcelona de Frank Rijkaard. “Antes de venir para acá jugamos contra el Barcelona y hoy tiene dos jugadores que marcan la diferencia”, arrancó en su relato en el programa Mar de Fondo, de TyC Sports. Y siguió: “Todos pensarán que voy a decir Ronaldinho. Y no… Uno es Deco, brasileño nacionalizado portugués, y el otro Eto’o. ¿Por qué? Están a otro ritmo de los demás. En dos toques… en una jugada. Tiró una pared con el pecho delante de mío, yo lo tenía delante de mí; y cuando giro para ver a dónde iba la pelota, el otro ya había hecho el gol. Increíble. Y después del partido lo charlo con Fabricio Coloccini y le dije: ¿viste la jugada? No, rapidísima. En dos segundos tiraron la pared y patearon al arco”. No se quedó con la magia de Ronaldinho, los pases de Deco y la contundencia de Eto’o lo atraían más.
Casi 20 años después su equipo, su selección, defiende el título de Campeón de América en los Estados Unidos, disfruta de los elogios recibidos luego de ser campeón del mundo en Qatar 2022, pero sobre todo deslumbra por los pases. Aquellos pases entre Deco y Eto’o que admiraba con la velocidad y la precisión, es el principal combustible de su selección.
Es un recurso que no nació de un día para el otro, pero lo fue perfeccionando. Y confía tanto en esta virtud colectiva del toque y la posesión, que casi no necesita recurrir a la gambeta. Ni siquiera la de Messi. Está claro que la “gambeta” nunca debe desaparecer. Es el símbolo del potrero, de la creatividad, de la ilusión del hincha que se levanta en la tribuna y muchas veces la principal llave para destrabar defensas cerradas, pero hoy la selección posee un potencial colectivo en donde (están convencidos y juegan en esa dirección) que la sumatoria de virtudes grupales genera una explosión mayor que la mejor gambeta individual.
Números. Si se toman como referencia los últimos cuatro partidos de la selección, ante Chile y Canadá, más los amistosos previos disputados ante Ecuador y Guatemala, la Argentina intentó un promedio de 6,7 gambetas por cotejo, algo bajo teniendo en cuenta que es la selección de los números 10. Frente al conjunto trasandino (11), el encuentro que el equipo más gambetas intentó (con una eficacia del 50%); ante Ecuador y Canadá lo intentó 6 veces (50% y 29%, respectivamente) y ante Guatemala apenas 4 (con una eficacia del 36%).
Argentina (se marcó muchas veces desde incluso la Copa América 2021 para aquí) aún cambiando las estrategias mantuvo –desde las características- la sumatoria de futbolistas que en sus comienzos fueron enganches. Esa técnica de tenencia y posesión también se ve en los porcentajes de estos últimos encuentros (un promedio del 65,5%). Pero no hay un solo pase que esté en el primer lugar del podio, por más que los flashes se queden en el recuerdo los dos de Lionel Messi ante Canadá: los filtrados para el 2-0 de Lautaro Martínez y el primero para Alexis Mac Allister, en la antesala del 1-0 de Julián Álvarez.
Ahora bien: justamente es eso. “El” pase de la Copa América quizás fue ese de Mac Allister al delantero de Manchester City, el claro ejemplo de que esta selección tiene automatizado que un pase puede ser más poderoso que el mejor sprint y arranque demoledor. “Pensé en picar la pelota, pero el arquero me achicó bien”, dijo Mac Allister luego. El tema es que, si uno revisa la jugada, quizás si el mediocampista de Liverpool hubiera intentado picarla, podría haber sido gol igual. Pero en su mente siempre estuvo como prioridad el pase. Es cierto que Alexis Mac Allister está entre los jugadores más inteligentes tácticamente del mundo, pero esta situación se ve también desde los pies de Paredes, De Paul, Lo Celso, Di María, Enzo Fernández, Palacios, etc, etc, etc.
La inteligencia de Mac Allister para el gol de Alvarez
Messi tuvo un par de jugadas emblemáticas en la actual Copa América: una de ellas, el mano a mano que no pudo convertir tras un saque largo de Dibu Martínez ante Canadá. Hace una gambeta para dejar fuera de la acción al arquero Crépeau y luego cuando pica la pelota da en la espalda de un defensor. Se lamentó. Pero incluso su juego, si bien nunca el 10 debería perder esa virtud (y no lo hará, para tranquilidad de la gente), ya no la necesita como agua en el desierto para ser desequilibrante. En los últimos cuatro partidos de la selección, Messi consiguió completar 9 gambetas (de 20 intentos). El partido en donde más lo buscó, quizás por una ubicación de la defensa rival, en un marcado bloque bajo, fue ante Chile: concretó 7 de 11 intentos.
Paradójicamente, el Messi que menos gambetea es el que disfruta más de la selección. El 10 reconoció en la entrevista que hizo para Clank, con Juan Pablo Varsky, que en la actualidad el fútbol es mucho más táctico y físico. Y sobre la poca cantidad de futbolistas que hoy (de manera global) se animan a las gambetas, opinó: “Creo que un poco confundió la época de Guardiola, porque todo el mundo quiso copiar, quiso que sus equipos jueguen de esa manera o que su equipo sea el Barcelona de ese momento. Y entonces, de repente, nos encontramos con pedidos a chicos de 6 o 7 años, que están recién empezando y le piden que juegue rápido y a dos toques, que no puede tener mucho tiempo la pelota... Y yo creo que, a esa edad, tiene que pasar un poco lo que me pasó a mí ¿no? Que cada uno es como es. Sí, claro, hay que enseñarles a entender el juego, a saber moverse, a encontrar los espacios y jugar rápido, pero tampoco quitarle la espontaneidad de cada uno. El jugador sudamericano siempre tuvo más de eso que el europeo, pero es verdad que cada vez se ve menos también”.
Sobre el actual equipo de Scaloni, que viene jugando así hace años, tuvo otra interesante descripción: “Jugamos en la selección con muchos jugadores que en sus inicios fueron enganches. Y el que fue enganche tiene buena técnica y está acostumbrado al juego de posición y a no perder la pelota. Y, a través de las posesiones largas, nos fuimos haciendo fuertes”. Y agregó en la entrevista con Varsky: “Hoy por hoy ya no existen los enganches. Es muy difícil. Hoy son más ‘interiores’ los enganches. Pero todos los medios tienen muy bien pie. Y, salvando las distancias y sin comparar, encontramos lo que eran Xavi, Iniesta y Busquets en su momento, hoy lo encontramos en la selección también”.
En el gol de Lautaro Martínez ante Canadá, que sentenció el cotejo a los 42 minutos del segundo tiempo, el 9 picó en diagonal tras un pase filtrado de Messi y definió de primera ante la salida del arquero Crépeau. Pero, antes de la buena definición y de la eficaz habilitación previa, hubo una gran jugada colectiva, en la que intervinieron varios jugadores. El segundo gol argentino nació cuando Lo Celso recuperó la pelota en campo rival. Luego derivó el balón en Lisandro Martínez, y pasó por Lo Celso, Otamendi, Dibu Martínez, Cuti Romero, Otamendi, Acuña y Lo Celso (un gran pase de espalda), que desde la izquierda encontró a Messi. El resto de la historia lo escribieron el “10″ y el goleador de la liga italiana. En total, la tocaron 8 jugadores, y fueron 12 pases en 33 segundos. De área a área, de un arco a otro, para un golazo de la Albiceleste. La velocidad del pase que siempre deslumbró a Scaloni.
En el mapa de Scaloni, bajo el actual esquema 4-4-2 o recurriendo a la línea de 3 o de 5 en un 3-5-2 o 5-3-2, ninguno es 10 pero –al mismo tiempo- todos pueden serlo. Paredes, De Paul, Mac Allister, Di María, Enzo Fernández, Lo Celso y, claro, Messi tienen capacidad de gambeta y desequilibrio individual en el 1 vs.1. Lo intentan y lo explotan a cuentagotas, pero no pierden la esencia. De todas formas, este equipo juega tan bien desde la posesión y los pases que –en el fondo- todos entienden que no hay mayor fortaleza que la suma de las individualidades jugando en equipo.
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