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La salud de Diego Maradona: el alivio después de la crisis, la operación y otro día al límite
"Terminó la operación a @maradona y fue un éxito. Todo se dio tal cual estaba previsto. Diego está bien y en su habitación descansando". Eran las 22.40 de un martes agitado, traumático, uno más en la vida de Diego Maradona. El texto en Instagram fue publicado por Sebastián Sanchi, un periodista deportivo que se desempeña en el equipo de prensa del entrenador de Gimnasia desde hace cuatro años. La intervención sorpresiva por un hematoma subdural en su cabeza duró 45 minutos. Maradona superó otro serio obstáculo de su frágil salud.
"A Diego habría que festejarle los días en vez de los cumpleaños. Lo que le pasa a una persona en un año, a él le pasa en cuestión de horas", contó días atrás Fernando Signorini, histórico preparador físico de Maradona, en el marco del Congreso de Periodismo Deportivo de la Universidad Nacional de La Plata. Un rato más tarde, al entrenador de Gimnasia lo llevaron, casi a los empujones, para homenajearlo antes de un partido que no estaba en condiciones de dirigir. Días después, fue internado para hacerle un chequeo de rutina y al día siguiente fue operado.
El 30 de octubre, el día de su cumpleaños, generó preocupación por su estado general (palidez, dificultad para caminar y mirada perdida) y anteayer fue internado en Ipensa, una pequeña clínica de La Plata. "Tuvo una semana complicada desde lo emocional y eso generó un bajón anímico. Lo vi desganado y le dije que había algunos aspectos que podíamos mejorar en la clínica. No hace falta que pase algo grave. La idea es dejarlo en la clínica hasta optimizarlo. Diego está bien; si quiere, se para y se va", había expresado anteanoche Leopoldo Luque, su médico personal.
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Ayer por la mañana, en apariencia, todo continuó igual. "Pasó bien la noche y de ánimo está perfecto. Estuvimos bromeando y caminamos adentro de la clínica. Él ya se quiere ir, pero le dije que lo mejor es que se quede hasta mañana", contaba el facultativo antes del mediodía. Todo cambió cerca de las 15.30, cuando se supo que presentaba un hematoma subdural en la cabeza (acumulación de sangre entre el cerebro y su cubierta externa) y debía ser operado cuanto antes. En un impresionante operativo –había fanáticos, cronistas, curiosos, banderas -, fue trasladado a la Clínica Olivos, en Avenida Maipú al 1600.
Así lo confirmó el médico: "Habíamos hecho una tomografía hace un mes y era normal. Ahora decidimos repetirla y observamos el hematoma. Es de superficie y crece lentamente. Será una cirugía de rutina. Él comprende y está muy tranquilo".
Cuando la ambulancia se fue de Ipensa, la movilización popular se descontroló. La camioneta se alejó y en pocos minutos no quedó nadie. En la calle, como un rastro de todo lo ocurrido, quedó un dibujo del rostro de Maradona. Una pintada que le hicieron los hinchas para demostrarle su apoyo. Esos que después de la operación, rezan para que el ídolo se recupere.
A las 19.10, a toda velocidad por la autopista, la ambulancia de Swiss Medical que trasladó a Diego llegó a Zona Norte. Dalma y Giannina, las hijas de Maradona, estuvieron a su lado en casi todo momento y, según se supo, pidieron la tutela y el acceso exclusivo a la historia clínica. Jana y Diego Junior, sus otros hijos reconocidos, adhirieron: se solicitó que solamente puedan ingresar al hospital los familiares directos de su padre. Apuntan al entorno de Diego, en el que se encuentran Matías Morla, Verónica Ojeda y Rocío Oliva.
La hora prevista para la operación era a las 20; sin embargo, la intervención se demoró porque se convocó a otros especialistas para una interconsulta antes del ingreso en el quirófano. Además, fue hisopado, una medida protocolar ante la pandemia. A las 21.05 ingresó en la sala, debió esperar una hora aproximadamente de preparación y estabilización y unos minutos antes de las 22, comenzó la intervención.
En términos médicos, Maradona padecía un hematoma subdural: se trata de la acumulación de sangre entre el cerebro y su cubierta externa. Eso se advirtió a raíz de una tomografía que se le realizó después del mediodía, cuyos resultados indicaron la necesidad de cambiar los planes: en principio, la idea era que permaneciera uno o dos días más en la clínica, antes de volver a su casa.
El hematoma se alojaba en el lado izquierdo de su cabeza, debido a un golpe que habría sufrido en su casa, producto de una caída, que inicialmente no revistió mayor importancia. "A veces, se trata de golpes casi imperceptibles", comentó el médico. A raíz de ese cuadro, se tomó la determinación de operarlo.
En principio, la internación resuelta ayer fue decidida de común acuerdo entre Maradona y su neurocirujano, por una situación emocional que afectó al entrenador durante la pandemia. Se le tomó una reserva en la clínica Ipensa y en la tarde del lunes se le realizaron diversos estudios de evaluación. Se había alojado en la habitación 214. Luego de esas horas de estudios y cuidados, fue trasladado a Olivos.
Afuera, un grupo de hinchas cantaba, arropados en banderas y críticas a Matías Morla, el abogado, con el que Diego habría tenido una fuerte discusión horas antes de su internación. "Es muy fácil señalar y hablar desde afuera. Diego no es fácil, creo en la buena fe", explicó Guillermo Cóppola, antiguo manager, en referencia a la gente que suele estar alrededor de Maradona. "Morla, su abogado y amigo, ¿qué quiere, ‘éste Diego’? Yo entiendo que no. Lo que no tiene explicación es lo que pasa con la familia…", fue su reflexión.
Un rato antes de las 23, Diego ya descansaba en su habitación. Otro día en el que su salud le dio un aviso decisivo.
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