La Pantera Bou se despertó y Racing festeja sus goles que valen triunfos en el Cilindro

La historia de amor entre las redes de Gustavo Bou y Racing había comenzado a escribirse más de dos años atrás, ante este mismo rival y en este mismo arco. El 22 de septiembre de 2014, la Pantera, un refuerzo que era muy discutido por los hinchas en ese entonces, marcó su primer gol con la Academia ante Newell's. Aquel tanto fue una media vuelta furiosa, que se clavó en un ángulo del arco de Ustari. Bou celebró su primer gol en la Academia colocándose la pelota entre la panza y la camiseta, anunciando al mundo que su mujer Marisol estaba embarazada.

A partir de ahí, casi todo fue alegría para el entrerriano y para Racing: llegó la vuelta olímpica de 2014, el nacimiento de su hija Martina y hasta fue el goleador de la Copa Libertadores 2015. Pero algo se rompió en el último verano. Cuando el presidente Víctor Blanco decidió rechazar una oferta de 8 millones de dólares del fútbol chino, que implicaba un contrato millonario para el delantero, pareció que se había esfumado ese hechizo que había transformado a Bou de un jugador resistido a un goleador temible.

El 2016 arrancó torcido para el N° 7. Cuando todo el plantel viajó a Mar del Plata para realizar la pretemporada a las órdenes de Facundo Sava, él no se subió al ómnibus, molesto porque seguía siendo uno de los contratos más bajos del equipo, pese al rol fundamental que había asumido en el último año y medio. Luego, con la venta frustrada, el enojo del entrerriano terminó de explotar. La bronca de Bou se notó en su rendimiento: apenas convirtió siete goles en 23 partidos en este año. Una marca muchísimo más baja de la que había mostrado en las dos temporadas anteriores.

Su cabeza, admitió públicamente luego de la frustrada transferencia, no pasaba por el mejor momento. No se sentía querido. Las lesiones lo tenían atrapado. Distintas molestias musculares y un dolor en la zona del quinto metatarsiano no le permitían entrenarse con normalidad. Y esa falta de potencia luego se notaba en los partidos. La sequía en el Cilindro empezaba a preocupar.

Catorce cotejos en Avellaneda tuvieron que pasar para que volviera a festejar como local. La última vez había sido el 13 de febrero, en un 2 a 2 ante San Martín de San Juan. Hasta que una tarde volvió Gustavo Bou. Fue justo en ese arco. El desacierto del asistente número 1, Lucas Germanotta, que no levantó la bandera pese a que el correntino arrancó la carrera en offside, era el guiño que necesitaba la Pantera para reencontrarse con las redes celestes y blancas.

El primer grito fue una definición sencilla. Mano a mano ante Luciano Pocrnjic, abrió el pie y colocó la pelota en el segundo palo. El segundo: una buena pared con Oscar Romero, que terminó con una definición fuerte y cruzada. Desde que el entrenador Ricardo Zielinski desembarcó en Avellaneda, uno de sus primeros objetivos había sido recuperar a Bou. Lo hizo con gestos fuertes. En el debut del entrenador, ante San Martín, en San Juan, la Pantera fue el capitán de Racing, ya que Lisandro López estaba lesionado. Sin embargo, el goleador, más allá de algún grito aislado, no terminaba de reaparecer. Hasta ayer, cuando sus dos goles valieron un triunfo.

BOU CORTÓ LA RACHA

Fue la cantidad de partidos que pasaron para que Bou volviera a hacer un gol en la cancha de Racing. En este torneo sólo había marcado un tanto, en Rafaela, en la derrota 3-2 ante Atlético.

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