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Suele decirse que los grandes momentos de la vida son únicos, irrepetibles. Incluso, en esas situaciones suele sobrevolar un clima de nostalgia por no tener la chance de detener el tiempo en ese instante.
Sin embargo, existen una situación y un protagonista que desafían esa premisa: Aldo Pedro Poy y su inolvidable e interminable palomita del 19 de diciembre de 1971, que le permitió a Rosario Central ganarle a Newell´s 1 a 0 en el estadio Monumental (por el Nacional de ese año. Fue campeón tres días después ante San Lorenzo) y que hoy cumple 40 años.
"Fue un centro desde la derecha y a la carrera del Negro González. Como vi que no llegaba con el pie, me tiré y la calcé de lleno con la cabeza", recuerda la jugada Poy, en diálogo con canchallena.com .
Pero no quedó ahí. Ocurre que la pasión, el folclore y la locura de los hinchas del Canalla permitieron lo imposible: que los 19 de diciembre posteriores al "original" se convirtieran en una remake interminable de esa épica jugada: los fanáticos se reúnen, convocan a Poy, le tiran una pelota, Aldo se tira en palomita, "mete el gol" y todos gritan y gritan una y otra vez.
"Es algo inexplicable. Ya van 40 años y la gente sigue recordando mi gol, me siguen convocando para reunirme con ellos y revivir ese momento. Para mí es un halago que eso pase", reconoce el ex futbolista y flamante concejal de la ciudad de Rosario. Y agrega: "Igual, te confieso que en cada reunión siento un poco de temor por errar el gol. Si lo erro, sería desastroso (risas)".
Esta inédita situación de volver a gritar un gol año tras año generó que los más apasionados hinchas de Central iniciaran los trámites pertinentes para que el hecho figure en el libro Guinness de los Récords, como el tanto más festejado de la historia. No existe otro caso igual en el mundo, y aunque aún no recibieron el OK, la ilusión sigue en pie. "Sería muy lindo ingresar al Guinness, sería una anécdota más, y el premio a la gran imaginación que tienen los hinchas para hacer algo distinto", dice Poy al respecto.
Incluso, "La palomita de Poy" quedó inmortalizada en un emotivo cuento de Roberto Fontanarrosa, titulado, justamente, 19 de diciembre de 1971 , que narra la historia de un grupo de hinchas de Rosario Central que, de cara al clásico deciden llevar al Monumental al viejo Casale, ya que éste jamás había visto perder a los Canallas contra Newell´s. El texto narra la previa, el viaje y el partido en sí, con un final memorable:
"¡La cara de felicidad de ese viejo, hermano, la locura de alegría en la cara de ese viejo! ¡Que alguien me diga si lo vio llorar abrazado a todos como lo vi llorar yo a ese viejo, que te puedo asegurar que ese día fue para ese viejo el día más feliz de su vida, pero lejos lejos el día más feliz de su vida, porque te juro que la alegría que tenía ese viejo era algo impresionante! Y cuando lo vi caerse al suelo como fulminado por un rayo, porque quedó seco el pobre viejo, un poco que todos pensamos; "¡qué importa!" ¡Qué más quería que morir así ese hombre! ¡Esa es la manera de morir para un canalla! ¿Iba a seguir viviendo? ¿Para qué? ¿Para vivir dos o tres años rasposos más, así como estaba viviendo, adentro de un ropero, basureado por la esposa y toda la familia? ¡Más vale morirse así, hermano! Se murió saltando, feliz, abrazado a los muchachos, al aire libre, con la alegría de haberle ganado a la lepra por el resto de los siglos! ¡Así se tenía que morir, que hasta lo envidio, hermano, te juro, lo envidio! ¡Porque si uno pudiera elegir la manera de morir, yo elijo ésa, hermano! Yo elijo ésa."
Entre su amor incondicional a Central y la política
"No me causa mucha alegría estar jugando en la B Nacional, pero el equipo ha mejorado con la tarea de Juan Pizzi. Hablé varias veces con él y sé que es una persona seria y responsable. Creo que su forma de ser ayudó bastante y el equipo en las últimas fechas levantó mucho su nivel. Seguramente estará peleando el ascenso hasta el final", desea Poy.
Sobre su flamante rol de concejal, don Aldo comparte: "Esta semana comencé. Realmente me siento cómodo. Hay un buen nivel de gente en el consejo. Me han recibido muy bien. Para mí es una responsabilidad muy grande porque represento a la ciudad y a los ciudadanos, me siento con mucha confianza. Creo que el prestigio que tengo como deportista no lo voy a perder como político y voy a trabajar incansablemente para solucionar los problemas de la ciudad y creando cosas para que la ciudad siga creciendo, como lo está haciendo a pasos agigantados en los últimos años."
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