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La línea de 4 de San Lorenzo, una barrera para el Real
Kannemann, Buffarini, Torrico y Mas son el aguante de San Lorenzo y tratarán de hacerse fuertes desde la defensa en la histórica final con los madrileños; cómo sobrellevan las horas y la ansiedad ante el partido de sus "vidas"
MARRAKECH.– Es una broma. Este plantel no puede estar cobijado entre risas, entre chistes, apenas horas antes de la final del mundo. Julio Buffarini se demora un poco y se pone de espaldas a la cámara. "Dale, date la vuelta, que bastante que te dejamos salir en la foto con nosotros, que te llevamos una cabeza y media", bromea Sebastián Torrico. "Vení, ponete en el medio, así se disimula más", se divierte Emmanuel Mas. Ahora, sí, listos. Sonrientes y ansiosos, como si se tratara de las horas previas al casamiento de sus vidas. Algo que dura un suspiro y que vuela en el tiempo para siempre. La reunión de los laburantes. De los que sudan la gota gorda. Los operarios que sostienen la estantería, con el agregado que acaba de presentarse quien se cree el dueño del lugar. El Real Madrid de Cristiano. Entre tantos apellidos de antología. "¿Vos lo vas a marcar?", le pregunta Buffarini a Walter Kannemann. El pibe, el fanático del Ciclón, no sabe si decirle que sí. O tal vez. "Tirale el ropero encima", le sugiere. Y las carcajadas se evaporan en la tarde que se esconde en Marrakech. En una cancha perdida, detrás de la gigantografía del escenario mayor. Están los que tienen que estar. Los defensores y el arquero. Torrico, el rey de los penales y las salvadas milagrosas. Buffarini y Mas, los laterales, que contienen, que resisten y que de vez en cuando vuelan hacia adelante. Y Kannemann, de 23 años, el benjamín de los titulares defensivos. La reunión de la nacion no es caprichosa: representan el aguante del Ciclón.
"La diferencia entre Real Madrid y nosotros es enorme, los favoritos son ellos. Pero le vamos a poner el alma al partido. Como dijo el Pipi Romagnoli, vamos a jugar con el cuchillo entre los dientes", suscribe Buffarini. "No le tenemos miedo, le tenemos respeto. Están haciendo historia desde hace varios partidos, pero en una final puede pasar cualquier cosa", advierte Sebastián Torrico. "Va a ser el partido más importante de mi vida, así que la ansiedad es lógica. Vamos a tratar de no dejarles espacios, de incomodarlos, de sacarles la pelota. Hacerles sentir el rigor", reconoce Kannemann. "Estoy seguro de que chances vamos a tener. Lo principal será tener paciencia y no perder el orden táctico. A través de eso vamos a poder superar la fortaleza de ellos, que es el contraataque", analiza Mas.
Siguen las bromas. Buffarini es el monarca de los bufones, Torrico prefiere la cautela de la seriedad, cuando le dan un metro, a Kannemann le agradan las historias de salón y Mas suele ser el precavido de la corrección. Todos, los cuatro, nacieron en cunas de barro, lejos del oro que gobierna los dormitorios de la Casa Blanca. Torrico era suplente en Godoy Cruz, cuando suena su celular una tarde cualquiera. Pablo Migliore estaba entre rejas y hacía falta un arquero. Buffarini era un velocista del submundo del ascenso: Talleres, Ferro. Cuando se presentó en el Bajo Flores, Leonardo Madelón, el conductor, le advirtió: "Yo no te pedí". Emmanuel Mas cumple una digna actuación en San Martín, de San Juan, pero el valiente elenco de su tierra cae escaleras abajo: a la B Nacional. Kannemann es un atrevido defensor de las inferiores, que juega con el cuchillo y el tenedor. Entra y sale. Y sale otra vez. Un día, el paraíso: el gol de la salvación, del vuelo a la promoción. Cuando el Ciclón se caía del mapa. Luchadores de la vida.
"Jamás imaginé a esta altura de mi carrera vivir lo que estoy viviendo. Si la Libertadores fue increíble, esto es lo máximo", describe Torrico, de 34 años. "Luché mucho para llegar acá, por eso no miro de abajo a Real Madrid. Le vamos poner el pecho", cuenta Buffarini. "Nunca nada me fue fácil. Es el partido que todos queríamos jugar, el que soñamos. Tenemos que ponernos el último objetivo, que es el de seguir haciendo historia", aporta Mas. "No tengo la experiencia que tienen ellos, pero tengo unas ganas y una fe terribles. Voy a jugar con personalidad, con fuerza", señala Kannemann.
Un arquero, un marcador central, dos laterales. El aguante del Ciclón, el músculo para frenar la prepotencia del talento.
70
partidos tiene en San Lorenzo; marcó cuatro goles.
95
son los encuentros que jugó en San Lorenzo; hizo ocho goles.
40
son los partidos que disputó en San Lorenzo.
39
partidos tiene en San Lorenzo; marcó tres goles.
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