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La historia escondida: cuando Carlos Bianchi casi juega para Boca
Camina once kilómetros por día, esté por Buenos Aires o París. Mantiene la rutina y su mente sigue nutriéndose de fútbol, aunque ya no piense en dirigir. Puede recibir ofertas millonarias de China o los Estados Unidos, pero difícilmente se lo vuelva a ver al técnico más exitoso en la historia de Vélez y Boca en un banco de suplentes. No pasa por su cabeza, aunque su control remoto siga moviendo canales del deporte como hace décadas. Entonces, puede pasar de ver un encuentro de la Bundesliga a otro de La Liga española y más tarde a un partido de tenis de Rafael Nadal. Carlos Bianchi, que hoy cumple 70 años, sigue consumiendo deportes como el primer día que soñó con ser jugador profesional. Opina, pregunta por jugadores que les pudo haber perdido el rastro y hasta se emociona cuando lo ve jugar a Gonzalo Escalante, a quien él hizo debutar en la primera xeneize, siendo una de las figuras de Eibar pese a la derrota ante Atlético de Madrid (0-1).
Como jugador, el Virrey debutó en Vélez el 23 de julio de 1967, justo ante Boca, por el torneo Metropolitano. Fue empate 1-1, con goles de Wehbe y Novello. Salió campeón con el club de Liniers en el campeonato Nacional de 1968 y en 1973 fue transferido al fútbol francés. En el medio, lo quiso Boca.
Enero de 1972. Carlos Bianchi venía de hacer 42 goles y despertó el interés de Boca y de Cruz Azul, de México. El Virrey tenía como cábala, antes de cada partido, pedirle la pelota al arquero José Marín y patearla al fondo de la red. Así empezó y terminó aquella campaña. ¿Otra? A la hora de formar el equipo para los fotógrafos, se sentaba en el centro, arriba de la pelota. No solo era un momento importante para quien luego sería el DT más exitoso de la historia de Vélez y de Boca, sino también en lo personal. Se acababa de casar con Margarita Pila, quien es su gran compañera de toda la vida, en la parroquia de Asunción y San Andrés, en la ciudad de San Martín.
El año 1971 se fue sin títulos para Boca. En el Metropolitano había quedado octavo y el campeón había sido Independiente. El entrenador Fernando José Riera Bauza habló con Alberto J. Armando, por entonces presidente de la entidad de la Ribera, para pedirle que inicie las charlas para contratarlo a Bianchi. "Necesitamos más goles, un delantero con oficio y picardía", le pidió. Boca tenía a Hugo Curioni como principal referencia de área, pero necesitaba más gol. En el Nacional siguiente el goleador fue Osvaldo Patota Potente, que ni siquiera era un delantero de área. La Copa Libertadores terminó con un escándalo ante Sporting Cristal. Boca necesitaba a Bianchi, pero Vélez no quería saber nada con venderlo. Y menos en el fútbol argentino.
Además, en el medio apareció una distracción en las negociaciones. "Cruz Azul estaba muy interesado en contratarme. No solo a mí, también a Marín, arquero que además jugaba en la selección argentina", contó alguna vez el Virrey. ¿Qué sucedió? El presidente de la AFA en ese momento era Raúl D’Onofrio (el papá de Rodolfo, actual presidente de River, había asumido como interventor). Como él era hincha de Vélez, la AFA impuso una prohibición. Los jugadores menores a 23 años no podían ser vendidos al exterior. Marín era cuatro años mayor que Bianchi y se fue a Cruz Azul; el Virrey, por entonces, tenía… 22 años y nueve meses. Era un secreto a voces que se impuso una regla para Bianchi. Raúl Cárdenas –entrenador del equipo y que el año anterior había dirigido a la selección mexicana en el mundial– visitó la Argentina para ver al centrodelantero, pero también se quedó impresionado con el arquero. El pase de Marín a Cruz Azul se hizo en 30.000 dólares.
La historia no terminó ahí. "Guillermo Álvarez Macías, presidente de Cruz Azul, se entera de todo esto y me dice: Carlos, como no se pudo hacer el pase, igual quiero ofrecerle como regalo de casamiento la luna de miel. Y así fue", contó Bianchi. Pasajes de avión, una semana en el Distrito Federal, luego Acapulco, Guadalajara, Morelia. Estuvo tres semanas paseando por todo México. Del interés de Boca se enteró en el viaje de vuelta, leyendo los diarios. La paradoja fue que no solo luego Bianchi le terminó ganando una final de Copa Libertadores como DT xeneize a Cruz Azul (2001), sino que la entidad mexicana varias veces lo quiso (también como entrenador), pero nunca logró hacer realidad esa posibilidad.
El segundo intento
Enero de 1979. Boca había peleado el Metropolitano 78 con Quilmes, pero en el Nacional terminó cuarto con más goles en contra (25) que a favor (19). La atención estaba en la Copa Libertadores y ganó el título. Pero no tenía un artillero que garantizara el gol. Ernesto Mastrángelo y Carlos Salinas, con tres cada uno, habían sido los goleadores.
Juan Carlos Lorenzo (que luego lo dirigiría en Vélez en 1984) lo quiso a Bianchi como refuerzo. Entre otras cosas, para potenciar el ataque del equipo que meses más tarde se lanzaría para buscar el tricampeonato de América, luego de las conquistas xeneizes en las Libertadores de 1977 y 1978. "Estaba en París Saint Germain. Era el goleador del equipo y los dirigentes no me querían largar", dijo sobre aquella oportunidad Bianchi. Luego de las consagraciones ante Cruzeiro, de Brasil, y Deportivo Cali, de Colombia, respectivamente, el Boca del Toto Lorenzo terminó perdiendo la final de 1979 ante Olimpia, de Paraguay: cayó 0-2 como visitante y empató 0-0 en la Bombonera. "Ese pase no se dio porque yo era de respetar los contratos y la palabra. Nunca fui un jugador conflictivo o de perfil alto. Entonces si un club me quería pero el club en el que estaba no pretendía negociarme, no me iba, respetaba las normas", supo explicar durante su carrera.
Enero de 1995. Ya como técnico, Bianchi también pudo haber llegado antes a Boca (terminó haciéndolo en 1998). Vélez venía de ser campeón intercontinental tras ganarle a Milan en Japón, a fines de 1994. El Virrey era pretendido por Boca y por River. Carlos Heller, vicepresidente del club de la Ribera, había sido su principal impulsor para acercarlo y llegó a tener contacto con Bianchi, pero nunca pudo convencer a Antonio Alegre, el por entonces presidente. Alegre quería a un DT que tuviera un paso xeneize como jugador, por lo que se terminó inclinando por Silvio Marzolini. Años más tarde, tras el bicampeonato local en el Clausura 1999, Alegre reconoció que se había equivocado en no haber contratado a Bianchi.
El último partido de Bianchi con la camiseta de Vélez también fue ante Boca (1984). Los hinchas xeneizes, reconociendo su trayectoria (con más de 400 goles), lo despidieron al grito de: "¡Bianchi corazón!" ¿Si le hubiera gustado ser jugador xeneize? Mientras estuvo en la Ribera logró una gran identificación con el club y hasta le hicieron una estatua, aunque el amor por Vélez no fue menor (más allá que mientras fue DT de Boca muchos en Liniers no querían aceptar verlo en esa foto). Cada vez que puede, va a la cancha del Fortín y a su círculo íntimo le dice: "¿Pude haber sido jugador de Boca? Sí, pero... En el fondo me dio placer jugar en un solo club de la Argentina. Yo volví de afuera para cerrar mi carrera en Vélez. ¡Arranqué a los 11 años en Vélez! Eso despierta sentimientos".
Los 9 títulos xeneizes y los 6 en Vélez
Tocar el cielo con las manos como DT (primera parte): Carlos Bianchi nació el 26 de abril de 1949. Debutó como jugador en Vélez el 23 de julio de 1967 y en su carrera anotó 423 goles a nivel clubes, más ocho que convirtió en la selección. En Vélez asumió como entrenador en 1993, donde conquistó seis títulos, tres locales y tres internacionales, alcanzando la gloria venciendo a Milan en Japón. Sus logros fueron: Clausura 93, Copa Libertadores 94, Copa Europeo-Sudamericana 94, Apertura 95, Interamericana 96 y el Clausura 96.
Tocar el cielo con las manos como DT (segunda parte): En Boca levantó 9 títulos en dos ciclos (1998-2001 y 2003-2004): Apertura 98, Clausura 99, Apertura 2000, Apertura 2003, Copas Libertadores 2000, 2001 y 2003; Copas Europeos-Sudamericanas 2000 y 2003, ganadas ante Real Madrid y Milan, en Japón. Tuvo varios récords, entre ellos estar 40 partidos invicto, entre 1998 y 1999.
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