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La historia de despistes que convirtió a la designación del DT en un grotesco
La designación del nuevo conductor del seleccionado suma dislates todos los días; Armando Pérez está atrapado en un laberinto mediático; los candidatos son los únicos sensatos
Es un juego. De otro modo, no habría que tomarlo. Una diversión mediática, parecida a un grotesco estructural. Porque detrás de escena, se evapora una AFA en ruinas, un mundo dirigencial parecido a un concierto de directores de cine bizarro. Al menos, en la ruleta rusa de nombres detrás del seleccionado nacional, hay una certeza: los técnicos exhiben sensatez. Una palabra extraída de otro tiempo. Lo que ocurre, lo que pasa ahora mismo, es que el equipo nacional no tiene cabeza. Aunque no la hay, en realidad, en ningún otro parámetro de nuestro fútbol, si se abren bien los ojos. Una cantidad de nombres (ensuciados, muchos de ellos) propios y una nómina de estilos infinita, en la ensalada creada por el Comité de Regularización de la AFA, cuyo encargado, Armando Pérez, sufre los achaques de una montaña rusa sin final.
Detrás, todo lo demás: el Gobierno ( Fernando Marín, el encargado de Fútbol para Todos, relativiza todo: "no tenemos ninguna injerencia en la elección del técnico"), el campeonato, los clubes, la estructura, la organización, el seleccionado (¿volverá algún día Leo Messi?) la duda existencial. El candidato natural para un candidato libre era Marcelo Bielsa, pero la oferta duró un suspiro, días después de las charlas oficiales de Pérez con Edgardo Bauza y Miguel Russo, aunque Pérez, del Patón, ya haya olvidado su nombre. Detrás del Loco, surgió un discípulo: Jorge Sampaoli, en Sevilla desde hace pocos días. Pérez, en sus entretenidas charlas por los medios, lo llevó al pedestal.
Se refería a una cláusula de rescisión. "No es fácil, pero yo me tengo confianza, a lo mejor son directivos comprensivos. Si estamos hablando de seis millones de euros no los tenemos, pero tendremos que ver, comprometernos a un esfuerzo, combinar", sugirió. Un rato más tarde, Sampaoli bajó la persiana, más allá de que las ganas lo superan. "Entrenar a la Argentina es mi sueño, pero no es el momento. Sería una irresponsabilidad de mi parte dejar ahora Sevilla", contó el santafecino, en una rueda de prensa tras el triunfo amistoso por 1-0 contra Mainz, de Alemania.
En el medio, el desconcierto se convirtió en rutinario. Absurdo, risueño, patético, según la voz y el pensamiento. Las charlas con Bauza y Russo, evidentemente, fueron "charlas de fútbol", sin un rumbo estructural. Patón hizo un vuelo relámpago desde San Pablo –que, a la larga, puede costarle caro– y Miguel ensayó su propuesta con el equipo técnico de Alejandro Sabella, apenas como encuentros de café. Tal vez, como los que mantendrá hoy con Ramón Díaz y Carlos Bianchi, aunque las glorias de River y Boca tienen deseos de asumir el desafío. Y además...
Tubos de ensayo, como los part time. "En un futuro puede ser una posibilidad concreta porque a muchos entrenadores les gustaría y no lo pueden hacer por los contratos con sus clubes. Con el tiempo puede ser una posibilidad", afirmó Diego Simeone, en teoría, el preferido del Gobierno. "Lo conozco muy bien y estoy seguro de que en su mente está dirigir a la Argentina en algún momento, como en la mía, pero creo que ahora no es correcto", intervino Mauricio Pochettino, entrenador de Tottenham, que desnuda otra realidad. En Europa siguen a la distancia como una suerte de Gran Hermano los posibles aspirantes, a quienes le preguntan por su situación. Pero, además, Pochettino pasó de ser un candidato ideal a derrumbarse como un acto de magia. Como el caso de la elección de un técnico por un lapso de tiempo breve, hasta que... Apareció un nombre y un apellido: Eduardo Berizzo.
Rápido y criterioso, como cuando marcaba a los delanteros rivales, Toto se comunicó con un par de periodistas de confianza y les advirtió, con afecto: "Avisá que no dejo Celta". Sentido común, en el juego de la vida del entrenador que aspira a ser de selección, que resume con claridad Marcelo Gallardo, otro de los apuntados. "Me da un poco de vergüenza todo lo que está sucediendo... Parece que todos pueden ser candidatos. Por una cuestión de compromiso y lealtad, mi cabeza está en River. Amo el lugar donde estoy", asume el entrenador millonario, el sexto en decir que no detrás de Bielsa, Sampaoli, Simeone, Pochettino y Berizzo.
Una prudencia lógica, que en realidad es parte de una realidad en la que lo normal no es parte de lo cotidiano. Armando Pérez, mientras, se va a Europa. Para charlar con otros candidatos, para convencer a Messi. Aunque el acento no es sólo deportivo. "Si él no está, la cotización del equipo es de un 40 o 50 por ciento menor". El porcentaje de credibilidad, por otro lado, cotiza bajo cero.
ar/gs
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