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"La doble Z" en la zona de volantes, un sistema con los zurdos al poder del fútbol
D'Alessandro-Pity Martínez en River; Oscar Romero-Acuña en Racing, y Mendoza-Villaba en Atlético Tucumán, algunos ejemplos de los mediocampistas zurdos elegidos por los DT en la última fecha del Torneo de Primera División
No es algo nuevo, pero en este torneo se observa a equipos que tratan, desde las elecciones de las características y los perfiles, arrancar los partidos con dos mediocampistas zurdos por las bandas. “La doble Z” arranca desde la elección de ubicar a dos futbolistas zurdos en la zona de creación, donde se empiezan a ganar los partidos. El foco está en el costado derecho. Claro que la idea no es que jueguen estáticos allí, lo ideal es que sea un punto de partida para luego, con movilidad y desmarque, finalicen en su mejor zona de influencia: los carriles centrales. Pero los análisis necesariamente deben partir de un contexto y de cómo el resto del equipo se mueve también en función de ellos. La propuesta de los DT y las estrategias también tienen que ver, influyen. En la fecha, hubo tres entrenadores que optaron por este recurso: Marcelo Gallardo (River), Ricardo Zielinski (Racing) y Juan Manuel Azconzábal (Atlético de Tucumán). En ningún caso fue algo nuevo, sino como continuidad de lo que ya venían intentando o ensayando en las prácticas. Incluso en el caso de la Academia, el Ruso no hizo otra cosa que aplicar una alternativa que ya había sido probada por Diego Cocca y Facundo Sava .
River salió a jugar ante San Martín con el esquema elegido por Gallardo en este último tiempo: el 4-2-2-2, con Andrés D’Alessandro por la derecha y Pity Martínez por la izquierda. Pero además con dos zurdos más que convivieron en el equipo: Nacho Fernández y Luis Olivera, el reemplazante del lesionado Casco. Más allá de que el equipo millonario no jugó como en las últimas presentaciones, las intenciones fueron las mismas. Y lo que se vio como sistema, no como un simple recurso, son las diagonales hacia adentro de D’Alessandro para los pasajes por detrás del paraguayo Jorge Moreira , casi un wing derecho más dentro del funcionamiento colectivo (como se ve en la imagen). Seguramente no es el lugar donde más cómodo se siente D’Alessandro (incluso se sacrifica en el retroceso por esa banda para marcar), pero si el funcionamiento colectivo lo respalda, un zurdo puede jugar allí. Después, como siempre, va en los gustos de cada uno. ¿En qué piensa un DT cuando resuelve esto? Lo primero, que un zurdo jugando por la derecha tiene la facilidad para amagar, gambetear y quedar con su mejor perfil para desequilibrar con un remate o… una asistencia. Y suelen ser, además, quienes ejecutan las pelotas paradas.
El gol de Alario , de cabeza, arrancó con una triagulación entre D’Alessandro y Driussi; hubo un apoyo del delantero para Nacho Fernández, que metió un gran pase/centro-gol para el ingreso del Nº 9. La movilidad, el desmarque, debe responder a un funcionamiento colectivo. Y eso lo está haciendo muy bien River, más allá de que no estuvo tan preciso ante los sanjuaninos. Pero el estilo de posesión y del control de la pelota, también asumir el protagonismo con mentalidad fuerte es un sello de River bajo el ciclo Gallardo, es lo que les permite a los zurdos generar entendimiento.
Por eso no es casual que, de los tres zurdos tomados como referencia, haya sido D’Alessandro quien más participación tuvo, por encima de Romero y Mendoza: Según los datos de la empresa Opta, el de River tuvo 83 toques de pelota; hizo 54 pases (con una eficacia del 87% en las entregas), remató dos veces al arco, recibió 5 faltas y aportó un quite.
River, además, tiene superpoblación de zurdos en el plantel, aunque eso (por ahora) no aparece como un problema. Porque el recambio también ofrece esos perfiles: entra Iván Alonso para jugar de doble 9; o Tomás Andrade para surgir como wing derecho; o Iván Rossi como eventual doble 5 de Ponzio . Pero cuando se le menciona esto a Gallardo, se le dibuja una sonrisa. Está convencido de que los buenos jugadores siempre pueden convivir y hacer que River juegue bien. Eso sí: ahora, con la llegada de Denis Rodríguez , cuenta con una característica para jugar de mediocampista o extremo derecho diestro que hasta aquí por ahí no tenía.
Romero, más incómodo
Oscar Romero jugó en Racing como volante externo sobre la derecha en un 4-4-2 y en el carril opuesto actuó Marcos Acuña . Por la estrategia pensada por Zielinski, el paraguayo entró menos en juego: 44 toques de pelota, 20 pases (con una eficacia en las entregas del 60%), se sacrificó y aportó 3 quites; recibió 4 faltas y cometió una; y remató dos veces al arco. Pero estuvo incómodo porque la Academia decidió cederle la posesión a Defensa y Justicia (en el primer tiempo fue de 36% a 64%) y jugar al pelotazo, a la segunda jugada, algo que también había aplicado en el debut del Ruso en San Juan.
Romero generó algún amago, algún caño y cambio de frente para Acuña, pero partió siempre de tan atrás que cada vez que intentó desequilibrar tenía tres rivales para sortear: dos adversarios, más la línea lateral, que siempre juega a favor del que defiende. Romero podía sortear una, dos piernas, pero en la tercera ya perdía y se frustraba. Y si bien acompañó cada avance y llegó a la altura del segundo palo cada vez que del otro costado Acuña enviaba un centro, no se lo vio fresco en el desgaste. Encima, al apostar por el pelotazo y la segunda jugada, casi nunca Gastón Díaz lograba pasarle por detrás (como hizo Moreira con D’Alessandro) porque a la misma velocidad que la pelota iba, volvía. No pudo haber avances escalonados ni respaldados. Y en el balance general, el zurdo estuvo más cerca de Orion que del arquero Rossi. Los mejores pasajes de fútbol de Romero en Racing (más allá del DT de turno) fueron jugando por el centro, con remates peligrosos o asistencias pinchadas a las espaldas de los centrales para los piques al espacio de Bou, Milito y Lisandro López.
Mendoza, más participativo por la izquierda
Javier Mendoza jugó como volante por la derecha en un 4-4-2 de Atlético de Tucumán frente a Estudiantes. Y en el carril opuesto tuvo otro zurdo: Lucas Villalba . Trató de cerrarse Mendoza de derecha al centro para dejarle el hueco a un lateral de características bien ofensivas como Di Plácido, pero más allá de intentar los clásicos slalom y probar con dos remates desde afuera, entró más en contacto con la pelota cuando ingresó Rodrigo Aliendro por Villalba (a los 13 minutos del ST, y se ubicó como volante por la derecha) y el ex Gimnasia se corrió a la izquierda. Por eso de las 60 pelotas que tocó, 25 fueron entre los 23 y los 37 minutos del segundo tiempo, cuando actuó por la izquierda. Luego salió golpeado. Tuvo una precisión en las entregas del 72%, recuperó 6 pelotas y cometió la misma cantidad de infracciones que recibió: 4.
En la selección de Edgardo Bauza , así como sucedía con Sabella o Martino, parece que convivirán Lionel Messi (ahora partiendo más de la derecha al centro) y Di María. Messi es de otro planeta y rompe con cualquier estadística o lógica, pero hasta el propio Di María no entra tanto en juego cuando juega como extremo derecho. Eso sí, en caso de amagar y quedar perfilado, queda en posición de remate más favorable. Lo que un DT debe analizar también son la cantidad de participaciones de los zurdos jugando por la derecha. Quizás, salvo excepciones, ese posible amago y remate queda reducido a una, dos o a lo sumo tres posibilidades por partido. En cambio, un diestro tan ofensivo como el zurdo podría involucrarse más veces en la estructura colectiva del equipo. Por ejemplo: Juanpi Añor, el zurdo que le hizo el golazo a la Argentina en las eliminatorias, es un claro ejemplo de lo que buscan los entrenadores cuando ubican un zurdo sobre la derecha, pero... ¿cuántas veces más participó de la elaboración del juego de Venezuela? También es cuestión de tiempo y de trabajo, de entendimiento.
Son decisiones y todos los sistemas y recursos son válidos. Los rivales también juegan y condicionan. Pero está claro que el estilo, el convencimiento y el resto de las características que componen el equipo también ayudan o dificultan el desequilibrio de los zurdos habilidosos cuando juegan por la derecha.
cl
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