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La discriminación invade la cancha, aunque quieran disfrazarla
"No son santos los futbolistas: un vestuario es un mundo muy especial, pero no racista", jura Nelson Vivas; sexo y nacionalidad
La discriminación sobrevuela al fútbol. Sobran expresiones que corresponde encuadrarlas como sectarias, pero el fútbol se defiende desde códigos muy discutibles. "El fútbol no estigmatiza, no es discriminatorio. No son santos los futbolistas: un vestuario es un mundo muy especial, pero no racista", advierte Nelson Vivas, el entrenador de Estudiantes. Y se suma Claudio Vivas, ex DT de Banfield: "Hay expresiones que están arraigas y se volvieron folclóricas, pero que desde luego son absolutamente discriminatorias. Nunca las voy a justificar, sólo diré que en su esencia no apuntan a hacer sentir al otro como alguien inferior, sino que son giros que buscan hacer enojar al otro, sacarlo, buscando una ventaja deportiva. Pero insisto, claro que son discriminatorias en su enunciado. No las justifico".
"Las trampitas antes no se veían como ahora -se incorpora Ángel Sánchez-. A lo sumo, estaba Guillermo que les hablaba a todos buscando enfurecerlos, pero era diferente... no existía esta histeria. Yo me retiré hace 10 años y había otros códigos, otras formas. Recuerdo un partido... había un jugador de Belgrano al que todos le decían 'Negro de acá, Negro de alla', y en un momento le dije 'Negro ponete acá guardando la distancia en la barrera' y me contesto: 'Yo no le di confianza' Otro clima, otras formas. Esos comentarios en el fútbol nunca se sintieron como discriminatorios, ni siquiera los cantitos de los hinchas se sentían así?".
"Negro de mierda no apunta al color de su piel, aunque la frase así lo diga. Acá el negro de mierda es casi un latiguillo, no tiene la connotación hiriente que sí sabemos que se le da en Europa. Acá le decimos negro a un amigo, utilizamos el Negro cariñosamente. Por ejemplo, lo diferenciaría claramente del 'judío de mierda'. Todos sabemos lo que sufrió ese pueblo y jamás escuché ese insulto de un futbolista a otro", suma Nelson Vivas. Y se le pega Claudio: "¡Pendejo de mierda, la concha de tu madre!", es un grito que forma parte de los códigos, el rigor que los grandes le hacen sentir a los chicos para que valoren el lugar al que llegaron".
Herbella ingresa en el debate: "El fútbol es de las profesiones más ecuánimes y menos discriminadoras. ¿Por qué? Porque se trata de un escenario muy heterodoxo. Acá el analfabeto es titular y el universitario es suplente; el pobre está entre los once y el rico va al banco; el villero es ídolo y el instruido es vilipendiado. Es una de las actividades más meritocráticas que existen". Pero.., ¿del postergado no puede aflorar un espíritu discriminador? "Pero eso no sería discriminación, sino odio o egoísmo. El tipo que juega bien les hace ganar plata a todos y ahí se acaba cualquier destrato o socavación", completa el doctor Herbella.
Bolita, paragua, peruca, brazuca. "Los gritos que giran alrededor de la nacionalidad del futbolista siempre se utilizan contra el rival, nunca con el compañero. Buscan enojarlo, desestabilizarlo?, otra vez, sacar una ventaja. Pero tampoco se intenta menoscabar su ser nacional, aunque desde luego que el enunciado es irritantemente discriminatorio", vuelve Nelson Vivas. Y avanza sobre otro costado: "Con frases como villerito o concheto los planteles hacen bromas de vestuario. En un loco es usual escuchar el ?¡¡Dale villa, dale villa?!!' y en ningún momento se está despreciando a nadie. Como también al metrosexual, que se la pasa arreglándose frente al espejo y le dicen concheto. Pero acá el sentido es bardearlo".
La elección sexual aparece en el temario. Claudio Vivas no lo elude: "¿Qué hacés metro? o ¿cómo anda el novio de Ricky Fort? son frases que están concebidas como cargadas. Y no apuntan a agredir a un homosexual, sino a burlarse del compañero. Pero entiendo que el límite puede ser muy finito y, entonces, la que se siente ofendida es la colectividad gay y no el futbolista al que le dirigen el comentario". Y Nelson, agrega: "El hetero, quizá en su homofobia, hace algunos comentarios en voz baja, como susurrando? 'che, ¿este tendrá los cubiertos en el bolsillo?', pero como chusmas de barrio, ¿me explico? Nunca viví un caso de discriminación sexual en mi carrera. Sí, se escucha todo el tiempo el 'dale puto', pero como arenga, como motivación. En el mismo sentido que ante una gran jugada, un compañero le dice al otro como elogio: ¡Pero qué pedazo de hijo de puta!'.
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