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La Argentina se cayó del mapa: por qué la selección no detiene su derrumbe
Cuando el venezolano Rafael Dudamel estrechó la mano de Lionel Scaloni hace algunas semanas en Madrid, quizá se haya sorprendido. El ‘Chamo’, el exarquero de Quilmes, en menos de tres años se enfrentó cuatro veces con la Argentina y en el banco albiceleste siempre lo saludó un entrenador diferente: Gerardo Martino,Edgardo Bauza,Jorge Sampaoli… y Scaloni. ¿El mundo al revés? No. La lógica del derrumbe. "Venezuela hace años que es un ejemplo. Antes era una selección a la que todo el mundo pensaba que se le podía ganar y hasta con comodidad, pero ahora es una selección respetada. Trabajaron de forma bastante similar a como lo queremos hacer nosotros", destacó Scaloni horas antes de un amistoso del que tomó nota el mundo: Venezuela 3 vs. Argentina 1. Vaya paradoja. La Argentina imitará el modelo de un país al que en 1975, en Rosario, goleaba 11 a 0. Vaya ironía. Vaya retroceso.
La selección albiceleste se desplomó en los últimos tiempos, se cayó del mapa. Especialmente después de las tres finales de 2014, 2015 y 2016. Y las derrotas, aquí, son anecdóticas. Se podía perder y aún así, sostenerse como una potencia. Luego, el tobogán se inclinó tanto que la caída tomó indeseable propulsión. Aun con el mejor futbolista del mundo, la Argentina se devaluó. Hasta Lionel Messi subraya el diagnóstico: "Estamos pasando por un momento de recambio. El respeto por Argentina, esté como esté, está siempre en el mundo. Pero, siendo realista, hay que ganárselo dentro de la cancha. Queda mucho trabajo por hacer para ser otra vez una potencia". Scaloni comparte la evaluación: "Hay una Copa América por delante y tenemos que admitirlo: actualmente no somos una potencia mundial y cuesta competir contra las grandes selecciones del mundo".
La próxima Copa América, en Brasil, del 14 de junio al 7 de julio, abrirá una dimensión que la Argentina no transita hace tiempo: no estará entre los candidatos al título. Hay que retroceder hasta la Copa de Bolivia 1997, cuando el entrenador Daniel Passarella apostó por un combinado con mayoría de futbolistas de la liga local, para encontrar a una selección argentina que no partió entre los favoritos. Pero el que se rebela contra esa evaluación de declive que suscriben nada menos que Messi y Scaloni es César Luis Menotti, el director general de selecciones nacionales. ¿Argentina aún es una potencia? "A nivel individual, seguro. Siempre aparecen pibes, lo que pasa es que el fútbol argentino está infectado de urgencias. Viene un entrenador a Boca, por ejemplo, y al año le venden cuatro jugadores y tiene que armar otro equipo... Hay que plantearse un desarrollo de las divisiones inferiores, y diagramar otras circunstancias para no vivir del éxito", explica.
Pero en la descripción de Menotti, justamente aparece uno de los motivos del derrumbe: la inestabilidad. Desde la salida de Marcelo Bielsa, en septiembre de 2004, la sucesión de entrenadores no tiene antecedentes en la historia de la selección: lo siguieron José Pekerman, Alfio Basile, Diego Maradona, Sergio Batista, Alejandro Sabella, Gerardo Martino, Edgardo Bauza, Jorge Sampaoli y Scaloni. Diez apellidos en 14 años. Bauza dirigió apenas ocho partidos, Scaloni no consigue espantar las sombras de un interinato extendido… La fragilidad llegó para quedarse.
De todos modos, Menotti rescata e insiste con el valor del futbolista argentino: "Los brasileños, los uruguayos y nosotros podemos presentar diez selecciones y competir con todas ellas. Yo no sé si Holanda, Italia o Francia pueden armar 10 selecciones; quizás, pueden competir con la primera o con la segunda, pero después ya no... Nosotros, potencialmente, seguimos teniendo jugadores... Acá ves en la televisión a equipos casi amateur en los que también aparecen jugadores... Pero hay un mundo nuevo, el de los grandes negocios. Y, por ejemplo, Boca acaba de vender a un futbolista que nunca jugó en primera [Leonardo Balerdi, al Dortmund], y no por dos pesos, sino por 15 millones". Aunque él lo presente como una fortaleza, justamente en el peritaje de Menotti radica parte del problema: nada cuenta con raíces firmes en la selección.
Para el extécnico Ángel Cappa, el desmoronamiento es estructural. La Argentina, hasta aquí, no ha contado con un plan. "… A nivel de resultados, llegar a tres finales en años consecutivos es estar ahí, significa estar muy cerca… Pero esa no es la única medida para evaluar. Porque a nivel del juego, la Argentina ha perdido muchísimo terreno e imagen; es más, en el último Mundial fue una hecatombe", disparó sin atenuantes. Algo más explosivo aún fue Osvaldo Ardiles tras Rusia 2018 cuando lanzó su veredicto sobre aquel equipo: "Son la peor selección de la historia".
¿Qué transforma a una selección en potencia? Tres ejes rectores: resultados, jerarquía y legado. Las victorias no son el único indicador, aunque relucen, claro. Los intérpretes tampoco son la explicación absoluta. Adoptar una buena idea o fidelizarse a una escuela futbolística, como método exclusivo para trascender, de ninguna manera garantiza el éxito. Pero los tres elementos sagazmente conducidos seguramente atraparán la atención del planeta-fútbol. Y la admiración.
Para Diego Latorre, exfutbolista y hoy comentarista de Fox y columnista de LA NACION, la base está en ruinas. "Nuestra autoestima, orgullo y deseo de superación hicieron que nos atribuyamos la condición de potencia, pero futbolísticamente, mientras otros han avanzado, nosotros hemos retrocedido. La formación de jugadores ha quedado postergada, condicionada por la angustia y la desesperación en la que se vive, quemando etapas y no asentado a los futbolistas en el medio local para que solo se vayan después de un tiempo de maduración".
Avanza Latorre: "Se ha perdido también el espíritu de equipo, y hay que recuperarlo cuanto antes. Y frente a ese reto, los grandes entrenadores pueden ayudar. Menotti, o Gallardo si viene, para al menos corregir un poco el rumbo. Necesitamos una mirada más global, fundacional, para atacar un montón de problemas, aunque algunos no sé si tienen solución a corto plazo por nuestra cultura y nuestros modelos. Hay buenos jugadores, sí, como en otras selecciones menores, como Croacia o República Checa, pero para formar un equipo hacen falta ideas. Tenemos a Messi, pero hacen falta proyectos e ideas", explica.
Talentos sin contención
Hernán Crespo, exgoleador, mundialista en 1998, 2002 y 2006, y actual director técnico de Banfield, aún con matices, apunta al mismo punto de inflexión que Latorre: "Argentina es uno de los poderosos del mundo, siempre, por la cantidad de talentos emergentes que hay... Pero nos falta organizarlos y potenciarlos..."
También consultados por LA NACION entran en escena dos campeones del mundo. Mario Alberto Kempes le dio el título mundial al fútbol nacional en 1978 y ofrece la mirada más optimista de todas: "Argentina sigue siendo una potencia. Tiene muchos jugadores de nombre y ubicados en las mejores ligas del mundo. Eso la hace una potencia. Ahora lo tiene que refrendar en la cancha, porque no se trata de tener grandes jugadores y no ganar nada. Ese es el problema que yo le veo a la Argentina, pero aun así, sigue siendo una potencia. Vaya adónde vaya, genera muchas expectativas". De todos modos, el ‘Matador’ reclama un título para sentirse nuevamente en la cúspide.
Jorge Luis Burruchaga, autor de la corrida inmortal para la conquista del 86, entiende que la Argentina aun pertenece a la paleta de los mejores, pero sin el protagonismo de ayer: "Hoy Alemania tampoco es la potencia que era hace unos años. Hay procesos. Argentina va a seguir estando entre esos 6 equipos principales del mundo. Ahora, si creemos que tenemos el poderío de hace cuatro años, no, no. Estamos en un recambio y habrá que esperar, entre los jugadores que se están yendo y los que están apareciendo. A Alemania le pasa lo mismo, Brasil ya lo hizo al recambio, está reapareciendo Holanda y Francia es la mejor selección del mundo". Burruchaga reclama síntomas de evolución.
¿Cuánto hace que la Argentina, por ejemplo, no le gana a una potencia en una Copa del Mundo? Mucho, muchísimo. Demasiado. Hay que rastrillar hasta… Italia 1990. Aquel 1-0 casi milagroso frente a Brasil, en los octavos de final, cuando Caniggia entró en la eternidad. Por cierto, un partido del que casi nadie podría presumir sentirse orgulloso. Después..., perdió con Alemania, su bestia negra (1990, 2006, 2010 y 2014), y también con Holanda (1998), Inglaterra (2002) y Francia (2018), de diferentes capacidades, pero en definitiva, una y otra vez frustraron a la Argentina. Es más, por una Copa América, la selección no derrota a Brasil desde 1991, en Chile, por 3 a 2. En 1993 empataron y aquel conjunto de Basile pasó por penales, y luego, en 1995, 1999, 2004 y 2007, siempre se impuso el Scratch. Y esos éxitos significaron la eliminación albiceleste del torneo o, directamente, la consagración para los brasileños. Porque más allá de que la curva descendente se ha acelerado a partir de mayo de 2017 (ver infografía ‘La caída’), tampoco se puede desconocer que ya se encadenan 26 años sin que la Argentina pueda calzarse alguna corona en mayores.
Alejados de la élite
Para el exdefensor Juan Simón, mundialista en Italia 90 y actualmente comentarista en ESPN, las razones del retroceso son evidentes: "La respuesta se encuentra preguntándose cuántos futbolistas, hoy, juegan en el primerísimo nivel. Saquemos a Messi; solamente Di María, en París Saint Germain, y en un fútbol de menor categoría como el francés, más Sergio Agüero y Nicolás Otamendi. Punto. Eso pinta el actual fútbol argentino, nadie se destaca en los grandes equipos de las grandes ligas. Eso te da un indicio. Ya sin la generación dorada, porque para mí ellos han sido fantásticos, admiro lo que hicieron, el recambio es de menor jerarquía. Además, contamos con un técnico que para mí sigue siendo interino y padecemos una dirigencia incoherente… Deseo que el ‘Flaco’ Menotti ordene las ideas", analizó.
En esa dirección construyó un artículo Simon Kuper, periodista y escritor británico, en julio del año pasado, en pleno Mundial de Rusia. Bajo el título ‘De ser potencia a la debacle: por qué la selección argentina puede terminar como Hungría’, Kuper anticipaba un futuro sombrío: "A medida que la generación de Messi envejezca y comience a retirarse del fútbol, es probable que veamos a un seleccionado argentino aún peor". Precisamente Sampaoli, antes el debut con Islandia, había planteado que el mayor desafío que iba a asumir su equipo era "demostrar que la Argentina tiene muchísimos valores para seguir siendo una potencia". Todo quedó a la vista en un puñado de semanas. Y de esa telaraña, la selección no se puede escapar.
¿Y si Messi no existiera? Agüero, el síntoma de un lento recambio
Apenas una pregunta. Una pregunta que es capaz de instalar un frío helado en la espalda: ¿qué sería de la selección argentina sin Lionel Messi? Probablemente, un equipo ordinario, uno más en el rebaño mundial. Y si Messi no existiera, ¿quién sería el mejor futbolista argentino? Se abre una paleta que, naturalmente, no brilla con el fulgor del crack rosarino. Sergio Agüero, uno de los pretendientes más calificados para ese trono imaginario, un día lanzó un presagio que le valió una catarata de críticas: "Cuando no estemos más se va a notar, nos van a extrañar en la selección". El tiempo comienza a darle la razón. Y hasta Messi pide paciencia: "Es normal el cambio de generación. Hay un montón de chicos muy buenos, mucho potencial. Pero fue un cambio muy brusco. Se tenía que haber hecho de a poquito, mechar jóvenes con los de experiencia". Ese daño ya es irreparable.
La propuesta de LA NACION es intentar llenar ese casillero que dejaría Messi. Para Roberto Ayala, ex defensor en los mundiales 1998, 2002 y 2006, la tarea es… imposible. "¿Hoy?... Ufff…, no hay. El diferente es solo él, marca mucha distancia con el resto. Sí tenemos muy buenos delanteros porque la saliente y la nueva han sido y son camadas más ricas de mitad de cancha hacia adelante…", destaca.
A Mario Kempes lo invade el deseo, por delante del análisis de la actualidad. "Ojalá fuese Dybala nuestra próxima joya. ¡Y es cordobés y de Instituto! Hoy por hoy a Leo nadie le hace sombra, pero hay que pensar en mañana. Y uno de los más brillantes que tenemos es Dybala, al que habrá que saber rodearlo de otros buenos y sacrificados jugadores". Y el exarquero Ricardo La Volpe, hoy entrenador de Toluca, también confía en que el volante de Juventus no se estancará: "A mí me encanta Dybala, suelto, creativo, a mi me gusta Dybala. Por el medio, llegado desde atrás. Dybala tiene mucho gol", enfatiza.
Hernán Crespo cree todavía que la vieja guardia conserva al mejor diamante: "Gracias a Dios hay muchos buenos jugadores..., pero creo que Di María es un futbolista que hace dos fases que son fundamentales: potencia el ataque y contagia desde la inteligencia táctica. Cuando empezamos a prepara la Copa América de Venezuela, en 2007, ‘Coco’ Basile puso a un pibe de los sparring..., era Di María. Venía de Rosario Central con todas las dificultades físicas que podía traer un pibe de 19 años. Pero ya veías que era diferente, un pedazo de jugador".
No son muchos los apellidos que aparecen ante la propuesta. Dybala, Di María… y Sergio Agüero, el goleador histórico de Manchester City. El atacante que encadena tres temporadas en el fútbol europeo y, a los 30 años, está muy vigente. Frente a la pregunta, Javier Saviola así reacciona: "Uhhh…, y…, el ‘Kun’. Siempre me ha gustado mucho porque tiene una forma de jugar parecida a como yo jugaba. Me siento representado por él. Él, y tantos más, han representado a una camada increíble. En Europa están mejor vistos que acá, lamentablemente porque no pudieron coronar con un título su paso por la selección".
Agüero todavía no fue citado por Scaloni en su ciclo en la selección. Ni un minuto jugó porque las opciones han sido para Lautaro Martínez, Gio Simeone, Icardi, Benedetto y Matías Suárez, que sí están en el radar del entrenador. Agüero aún es una intriga de cara a la Copa América de Brasil. Mauricio Pochettino, no duda: "Quizás por proyección, Dybala. Por el presente, Agüero. Daría un montón de nombres, pero perdería valor la pregunta. Vale lo primero que me salió". Y Ángel Cappa… arriba a la misma conclusión: "… No lo sé, hay muchos pibes que apuntan a eso. Lo veo jugar a Lo Celso y me gusta muchísimo, sabe jugar al fútbol, tiene técnica, manejo y llega al gol. Pero... el ‘Kun’ Agüero, sí, el ‘Kun’ Agüero hace muchísimos años que está ahí, en primera fila. Que se destaque así, tan claramente, sí, sí, después de Messi viene el ‘Kun’ Agüero".
35 a 2, el mejor ejemplo de una fábrica en crisis
La gestión formativa de José Pekerman, la más productiva de la historia, nutrió a la Argentina de 35 futbolistas para los mundiales 2002, 2006, 2010, 2014 y 2018. De Sorin a Salvio, de Samuel a Fazio, de Aimar a Banega, de Placente a Mercado, de Mascherano a Lavezzi, de Messi a Gago, pasando por Saviola, Cambiasso, Tevez, Riquelme, Biglia, Zabaleta, Agüero, Romero, Di María y tantos más. Apellidos que integraron diferentes categorías bajo un proyecto global que llevaba la firma de Pekerman y Tocalli. El contraste con los años siguientes resultó desolador. Las conducciones posteriores apenas le aportaron dos jugadores mundialistas a la mayor: Nicolás Tagliafico y Cristian Pavón. Pudieron ser tres, es cierto, si Lanzini no sufría la rotura de los ligamentos e iba a Rusia. En casi el mismo tiempo, poco más de una década para cada proceso: 35 futbolistas contra 2, una asimetría que encierra muchas explicaciones.
LAS CIFRAS
26 torneos: jugó la Argentina en la última década entre mayores y juveniles, entre Mundiales, Sudamericanos, Copas América y Juegos Olímpicos. Ganó 3, dos Sudamericanos Sub 17 (2013 y 2019) y uno Sub 20 (2015). Ni se clasificó para los Mundiales Sub 20 de 2009 y 2013, para el Mundial Sub 17 de 2017 y para los Juegos Olímpicos de Londres 2012.
4 veces: la Argentina ni superó la primera rueda de un torneo en la última década: los mundiales Sub 20 de Corea del Sur 2017 y Nueva Zelanda 2015, el Mundial Sub 17 de Chile 2015, y los Juegos Olímpicos de Río 2016.
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