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La selección, en su salida más incómoda y entre las turbulencias de un país ahogado
MÉRIDA.- “Los venezolanos no tenemos derecho a nada, ni siquiera a poder ver a Messi”, se lamenta, sin dejar de ser irónica, Yarritza, que en una frase condensa la difícil situación económica y social del país con algo menos trascendente como el fútbol. El seleccionado argentino también está un tanto preocupado y atento a lo que será desde casi la medianoche de este domingo su visita a esta ciudad Andina, al Occidente, geográficamente incómoda para su acceso. Atrás habrá dejado nueve horas de vuelo en un chárter que hará escala en Manaos (Brasil).
Con el aeropuerto local clausurado desde hace años, el plantel arribará a las 22 a la estación aérea El Vigía, situada a poco más de una hora en ómnibus de Mérida. El camino es bueno, pero sinuoso y serpenteante, se va enroscando entre los cerros. Agradable de día por el paisaje de las laderas resecas y con cactus, pero para hacerlo con sumo cuidado en horario nocturno.
La FIFA y la Conmebol fueron más tolerantes que la Federación Internacional de Tenis (FIT) con el agitado clima social que vive Venezuela, donde la oposición a Nicolás Maduro sube como la espuma. La FIT obligó al tenis venezolano a cambiar la sede de Anzoátegui, a elegir un país neutral, para recibir a Perú por la Zona Americana de la Copa Davis. Conmebol dudó, pero al final le dio luz verde a la localía en Mérida, donde Venezuela sólo disputó cuatro partidos en su historia, y es la tierra adoptiva de Rafael Dudamel, que vivió aquí desde los 10 años, tras el divorcio de sus padres.
Hace unas semanas hubo una visita de inspección de empleados de AFA para tener una idea de lo que se encontrarán. Lo logístico puede ser un obstáculo mayor que el deportivo. Por un lado está el desabastecimiento brutal de Venezuela: los alimentos básicos (arroz, pastas, azúcar, etc) y los productos de higiene se consiguen en el mercado negro, puestos atendidos por los “bachaqueros”, señalados como ventajistas del Gobierno, que venden a un precio superior de entre cinco y diez veces. El expendio oficial está racionalizado por el Gobierno y para hacer la compra hay que pasarse una noche haciendo cola. “En Venezuela se sobrevive, y ni siquiera se puede hacerlo de manera digna”, es un comentario que se repite. El cuadro es más dramático por la falta de todo tipo de medicamentos. Muchos enfermos se mueren sin poder ser debidamente tratados.
Lo de aquí es más que una grieta, es un cráter de un volcán en continua erupción. De un lado, Maduro y su ideología chavista para construir un socialismo bolivariano le echan la culpa al “imperio”, “a la asfixia que lo somete el mundo capitalista”. Quien dice gobernar para todo un pueblo se está quedando cada vez más solo, los rechazos crecen día a día. Del otro lado está la oposición, que denuncia que en Venezuela reina “la corrupción, el hambre y la miseria”. Y sueña con el referendo revocatorio contra Maduro.
La Argentina llegará tres días después de la masiva manifestación opositora “La toma de Caracas”, que si bien tuvo su epicentro en la capital, en Mérida también se hizo sentir con marchas que cubrieron 29 cuadras. La pintura social invita a la psicosis y a extremar los recaudos. No faltan los que recuerdan el accidente en ómnibus que padeció Huracán en Caracas, donde Toranzo y Mendoza se llevaron la peor parte y estuvieron varios meses sin jugar. Si de medidas de seguridad se trata, el operativo en Mendoza distó de ser impecable con los tres adolescentes que se metieron en la cancha y llegaron hasta Messi en pleno partido.
En el estado de Mérida falleció en marzo de 2014 un manifestante tras recibir un balazo en el abdomen, en disturbios que comenzaron con la quema de un transporte público. La geografía se ensañó en noviembre de 2015, cuando un sismo de 5,1 grados en la escala de Richter provocó un muerto, cuatro heridos, más de 30 casas con daños y el corte de la autopista que une Mérida con El Vigía, epicentro del movimiento.
Desde hace unos días, en el seleccionado argentino se habla más del entorno, del ambiente, que de la oposición futbolística que puede plantearle esta Venezuela que está última, con un punto en siete fechas, de local perdió con el ex técnico Noel Sanvicente los tres partidos (Paraguay, Ecuador y Chile), y que tendrá tres bajas por suspensiones: los defensores Ángel y Feltscher, y el volante Figuera. Anteayer, 5000 meridanos fueron a darle apoyo a la Vinotinto en la práctica a puertas abiertas en el estadio Metropolitano, obra que es un orgullo chavista. Como suele arengar Dudamel desde que dirigió a los seleccionados juveniles Sub 17 (lo clasificó para el Mundial 2013) y Sub 20, “es por ti, Venezuela”. Por un país que está más abajo que su seleccionado en las eliminatorias.
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