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Just Fontaine: el francés que nació en Marruecos, jugó el Mundial 58 por casualidad, marcó más goles que nadie y recibió un fusil de premio
En la previa del cruce entre el seleccionado galo y su par africano, la historia del máximo artillero de una Copa;
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Cuatro décadas antes de que Zinedine Zidane levantara la primera copa del mundo para Francia en 1998 y de que Kylian Mbappé, 20 años después, condujera a toda velocidad al seleccionado galo a su segunda coronación en un Mundial, existió un jugador que colocó a Francia en los primeros planos del fútbol internacional e inscribió su nombre y apellido en los libros de historia de la competencia.
Just Fontaine, de él se trata, marcó 13 goles en Suecia 1958. El Mundial lo ganó Brasil, es cierto, y un jovencito llamado Pelé eclipsó ese hito. Pero la realidad es que nunca nadie anotó tantos goles en una sola realización. Ni antes, ni después. A los 89 años, el hombre está convencido de que se despedirá de este planeta sin que nadie se acerque a su récord.
En la previa de la semifinal entre Francia y el sorprendente Marruecos en Qatar 2022 se da una curiosidad que vincula a ambos seleccionados con este implacable goleador. Sucede que el francés Just Fontaine nació en… Marruecos. Cuando llegó al mundo el 18 de agosto de 1933, Marrakesh era parte del protectorado francés de Marruecos, establecido durante la primera mitad del siglo XX. Comenzó en 1912 y finalizó el 2 de marzo de 1956, cuando se produjo la independencia marroquí.
En la actualidad es una de las ciudades más importantes de Marruecos, con más de 1.500.000 habitantes. Fue fundada en 1062 y es, junto a Mequinez, Fez y Rabat, una de las cuatro ciudades imperiales del país africano que está haciendo historia en Qatar 2022.
Con 25 años, Fontaine llegó a la gran cita en suelo sueco en un gran nivel. Su sociedad con Raymond Kopa había potenciado su voracidad goleadora, esa que tanto había mostrado en su paso por el Casablanca y el Union Sportive Marocaine de Marruecos, y en Francia en el Niza y Stade de Reims, donde precisamente llegó para reemplazar a su socio, que había sido adquirido por Real Madrid.
“Just era el delantero que se adaptaba perfectamente a mi juego. Él percibía perfectamente lo que yo hacía, y yo estaba seguro de encontrarlo al otro lado de mis gambetas”, destacó alguna vez Kopa. “Todo lo que hice se lo debo a él. Fue mi amigo quien me quitó la torpeza y practicó conmigo los pases que nos llevaron a meter goles”, devolvió elogios Fontaine. Aunque también valoró sus propias virtudes: “Raymond es un astro comparable a Di Stéfano, Didí o Pelé, pero con o sin él yo siempre hice goles. Algo debo poner también de mi parte ¿no?”.
Mundialista por casualidad (y sin botines)
Aunque sorprenda, Just Fontaine jugó el Mundial de 1958 de casualidad. Una operación de meniscos que se realizó a comienzos de ese año lo obligó a hacer un trabajo especial para llegar en óptimas condiciones a la gran cita. Así y todo, su ingreso al plantel mundialista de Francia se dio por la lesión de un compañero, René Bliart, que sufrió un inoportuno esguince de tobillo y quedó marginado.
Operado y por la ventana. Así llegó Just Fontaine a Suecia 1958. No podría haber más obstáculos. O sí. Porque sus botines estaban rotos. En épocas de escasos recursos, debió pedirle prestado un par a Stéphane Bruey.
Después de tantos nubarrones, salió el sol. Pese a todo, el destino estaba empecinado en que Just Fontaine jugara ese Mundial. El debut ante Paraguay fue soñado. Francia goleó 7 a 3 y el delantero marcó un hat trick. En el partido siguiente volvió a marcar, esta vez por duplicado. Aunque el triunfo fue para Yugoslavia por 3 a 2. En la última jornada del grupo 2, los galos derrotaron 2 a 1 a Escocia con un tanto más de Fontaine, que en tres juegos ya sumaba 6. “Los goles llegaron gracias a dos espíritus en el interior de un mismo zapato”, declaró, en broma.
Los cuartos de final fueron un trámite para Francia: 4 a 0 sobre Irlanda del Norte, con dos goles de su delantero estrella. Que en la semifinales marcó otro. Pero no alcanzó: Brasil, con tres conquistas de Pelé, una de Vavá y la otra de Didí, goleó 5 a 2 y mandó a los galos a jugar por el tercer puesto frente a Alemania Federal.
A pesar del impacto que significó quedarse afuera del partido decisivo, Francia se enfocó en subirse al último escalón del podio. Logró el objetivo con un 6 a 3 sobre los germanos y un Fontaine superlativo, que anotó 4 goles. La marca todavía parece irreal: Just Fontaine marcó en el Mundial de Suecia 1958 nada menos que 13 goles en 6 partidos. El promedio es de más de 2 conquistas propias por juego. Inigualable.
Como reconocimiento a tamaña gesta, el goleador del torneo recibió un curioso regalo de parte de un diario sueco: un fusil de asalto. Todavía sorprendido, el delantero lo exhibió en su regreso a Francia.
Quienes lo vieron jugar aseguran que fue un futbolista muy completo. Implacable dentro del área. Era capaz de marcar desde cualquier posición, con ambos pies y de cabeza. “Salto tanto para cabecear que cuando bajo tengo nieve en el pelo”, le dijo entre risas a Fifa.com en una entrevista realizada en 2010.
Una grave lesión (doble fractura, de tibia y peroné) lo obligó a retirarse a los 29 años. No pudo ganar el Mundial, pero sí conquistó cuatro ligas francesas, dos copas de Francia y dos Supercopa.
Alejado del fútbol, probó suerte como cantante. Un productor lo convenció de grabar un disco y hacer presentaciones. Se divirtió con la experiencia, pero su incursión por la música fue breve.
Como entrenador dirigió a la selección de Francia en 1967. Y más tarde, entre 1973 y 1976, condujo al PSG. Se fue un año antes de que el conjunto parisino incorporara a Carlos Bianchi como centrodelantero. También fue el DT de Toulouse y del Maroc, de la liga marroquí. Su reconocimiento tardó en llegar. Recién en 2012 fue incorporado al Salón de la Fama del fútbol internacional.
“Marcar goles en 1958 no era más fácil que ahora. El estado de los campos de juego, la calidad de materiales y el peso del balón, la duración de los viajes entre un partido y otro y el amateurismo en general hacían que todo fuera muchísimo más complicado que hoy. De hecho, hasta usé botines que no eran míos”, contextualizó Fontaine, en una entrevista con el diario británico The Guardian.
En esa misma charla, comparó: “Cambiaron muchas cosas. La pelota y los botines son mucho más livianos. El último gran goleador mundialista, el brasileño Ronaldo, jugó contra equipos como China y Costa Rica. Y, por sobre todas las cosas, los árbitros protegen a los delanteros mucho más que en mi época. Así que permítanme repetirlo: hacer 13 goles en un solo Mundial es un logro enorme. ¿Batir mi récord? No creo que se pueda lograr”.
El partido de este miércoles lo atraviesa emocionalmente. Africano de nacimiento, pero francés por aquel contexto político y por adopción, Just Fontaine ya está feliz porque sabe a quién alentará en la gran final. Y a los 89 años verá el encuentro junto a sus seres queridos y en su casa ubicada en una calle de Toulouse. ¿La altura? El número 13…
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