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Julián Kadijevic, de Comunicaciones a la selección Sub 20: el enganche que eligió el arco y se destaca en Primera B a los 18 años
Cuando nació, Mascherano ya jugaba en el equipo albiceleste; hoy es su DT en el Juvenil; hijo y nieto de arqueros, mantiene los pies sobre la tierra y se enfoca en disfrutar y aprovechar cada momento
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Frente a una de las puertas de entrada al club Comunicaciones hay un graffiti que sentencia: “Cumple los sueños quien resiste”. Algo de eso sabe Julián Kadijevic, que llegó a la entidad de Agronomía a los 14 años, en 2018, y apenas cuatro años más tarde es el arquero titular del equipo y forma parte de la preselección argentina Sub 20.
Curiosidades del calendario: cuando nació, el 27 de enero de 2004, Javier Mascherano ya había debutado en el conjunto albiceleste. Hoy es su DT en el Juvenil.
La evolución que tuvo su puesto queda en evidencia en su familia. Su abuelo Luis apenas usó los guantes entre 1976 y 1983. Papá Maximiliano, único griego que jugó en el fútbol argentino e integrante del plantel de Huracán que ascendió a Primera en 2000, debió incorporar el uso más frecuente de los pies bajo los tres palos. Tercera generación de arqueros, en la charla con LA NACION, Julián se jacta de su técnica fuera del área (en sus inicios fue enganche) y repasa vivencias en su prometedora carrera futbolística. Como por ejemplo, haberse fotografiarse en el predio de Ezeiza con Messi.
— ¿Cómo se dio ese encuentro?
— Nos tocó ir una semana a entrenarnos a Ezeiza y justo estaba la selecciòn mayor, antes del partido por las Eliminatorias contra Venezuela. Ellos terminaron de trabajar y Leo se acercó con la mejor de las ondas al lugar donde estábamos nosotros. Es un momento que soñás tanto… y cuando lo concretás es una emoción muy grande. Es una foto que quedará para siempre.
— ¿Pudiste hablar algo con él?
— Es que era todo muy rápido. Hacías la fila, le dabas la mano, te sacabas la foto y ya estaba otro compañero preparado para saludarlo y sacarse la suya.
— Algo así como el Papá Noel de los shoppings…
— (Se ríe) Algo así.
— ¿Cómo se dio la citación a la selección Sub 20?
— Debuté acá en Comu el año pasado, a los 17 años. Jugamos el Torneo Complemento, que lo pudimos ganar y tuve un buen rendimiento. Y a comienzos de año me cuentan que me habían venido a ver a un amistoso y me dieron esa oportunidad. Cuando llegó la citación fue una alegría enorme, porque estando en el ascenso uno veía ese sueño como algo muy lejano. Pero también me demostró que la gente que trabaja en la selección mira absolutamente todo y hay que estar siempre al 100 y hacer las cosas bien, porque estas cosas suceden.
— ¿Cómo te enteraste?
— Por las notificaciones del teléfono. Estaba saliendo del gimnasio con un amigo y le digo: “Mirá el celular”. Tenía infinidad de mensajes, que no es común. Empiezo a leer y estaba la convocatoria oficial, las felicitaciones, la información ya estaba en algunos medios que cubren el ascenso. Toda mi familia ya sabía.
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— Siempre con Comu (@siempreconcomu) March 20, 2022
▶ Julián Kadijevic no es ningún arquerito, fecha a fecha justifica con buenas actuaciones su convocatoria a la Sub-20. Desde mañana trabajará por cuarta vez en el predio de Ezeiza. Semana completa con amistoso ante Estados Unidos incluido. @PrensaComu pic.twitter.com/eyS34dTXdM
— ¿Cómo fue tu primer día de entrenamiento?
— Entré al predio y nos hicieron el hisopado de rutina por el Covid. Después sí, la gloria: entrar al vestuario, ver un canasto de ropa con tu nombre, el nivel de los vestuarios, de las canchas. Creo que llegar a la selección es lo mejor que le puede pasar a un futbolista. Es lo que todos sueñan. Lo pude disfrutar, pero también hay que aprovechar al máximo esas posibilidades. Para demostrar que no se equivocaron con la citación.
— ¿Con quién fue el primer cara a cara?
— El primero que se acercó fue Pablo Blanco, el preparador físico, que nos explicó cómo iba a ser todo. Después fuimos a una charla. Ahí ya estaba Javier Mascherano, que se presentó.
— ¿Y qué sentiste?
— Una locura. Cuando nací en 2004, él ya jugaba en la selección. Desde siempre es un referente. Y tenerlo ahí tan cerca fue algo muy lindo.
— ¿Y cómo sigue la historia?
— Hasta el momento hubo cuatro citaciones en el año. A veces me toca estar en la lista y otras no. Van rotando porque quieren ver a varios jugadores. Estuve en la primera convocatoria, a comienzos de febrero, y hasta el momento en dos más. A mitad de año hay un par de amistosos, y todo eso sirve para ir definiendo el equipo para el Sudamericano del año próximo en Colombia, donde se buscará la clasificación al Mundial de Indonesia.
— ¿Qué te dijeron tus compañeros, los rivales y los hinchas después de la citación?
— Mis compañeros siempre me alentaron mucho. Desde el primer día mío acá en el club. Y ese día se alegraron mucho. Y los rivales también. Varios arqueros se acercaron a felicitarme, al igual que la gente. Me llegaban mensajes de ellos alegrándose por la convocatoria y esa banca suma mucho, lo mismo de parte del club. Es una alegría inmensa para todos.
— ¿Esta citación te abre puertas para que otros equipos de acá o del exterior se fijen en vos?
— Hoy estoy muy enfocado en hacer las cosas de la mejor manera en Comu. Porque el trabajo mío de cada día es lo que me terminará dando la posibilidad de ser citado otra vez a la selección y acceso a todo lo que tenga que venir. Pero insisto: la clave está en hacer las cosas lo mejor posible en el club todos los días.
— Se cumplieron sueños demasiado rápido...
— La verdad que sí. Porque quizás cuando llegué a Comu fue para ir viendo cuándo empezar a jugar. Y de repente debuto en Primera y me citan de la selección. Te cambia todo muy rápido. Y por eso hay que estar muy fuerte de la cabeza. Más que nada para estar preparado y poder disfrutarlo.
— ¿Y en eso quién te ayuda?
— Mi papá, mi mamá (Mariela), mi hermana Agustina y toda la familia. Todos estuvieron y están siempre cuando los necesito. En las buenas y en las malas. Y tengo mucha gente a mi alrededor que me ayuda y me acompaña. Acá en el club está el entrenador de arqueros, que es Pablo Aurrecochea. Él siempre me ayudó desde que llegué. Siempre hablo con él. Es alguien de mucha confianza para mí y le estoy muy agradecido.
— ¿En qué cosas sentís que te bancó o acompañó?
— Me acuerdo que él llegó con el cuerpo técnico anterior, con el técnico Martín Perelman. Y cuando asumió Germán Cavalieri, él siguió. Una vez estábamos haciendo fútbol; yo estaba de cuarto arquero. Era más chico y debutar era algo que yo veía muy lejano entonces. Y él me agarró y me dijo: “Te veo muchas condiciones. Es posible que se te dé una oportunidad”. Y desde ahí me entrenó con más intensidad, me fue ayudando muchísimo dentro y fuera de la cancha. Estuvo siempre a disposición y él sabe que es una parte muy importante de todo lo que me está pasando. No te digo que me descubrió, pero sí que me ayudó con miles de cosas que hicieron que hoy pueda estar viviendo este presente.
— Con un abuelo y un padre arquero, ¿cuánta “libertad” tuviste para decidir qué querías ser de grande?
— Nunca lo sentí como una presión. Al contrario. Siempre me dieron todas las libertades para que eligiera lo que yo quisiera. Lo elegí porque me gusta y lo disfruto. Es algo que se fue dando naturalmente. Nací en el fútbol, acompañando a mi papá a todas las canchas cuando él jugaba.
— Tu papá fue el primer arquero griego del ascenso, ¿mantienen alguna tradición de ese país?
— La verdad que no, porque en realidad fue una casualidad que él naciera en Grecia. Justo mi abuelo estaba atajando allá, en un club llamado Kalamata.
— ¿Te dieron o dan consejos?
— Cuando hablo con mi familia de fútbol lo hacemos desde otro lado. Mi papá no es mi entrenador, ni mi entrenador de arqueros. Hablamos siempre, pero desde otro lado. Mucho más anímico y del lado familiar. Lo mismo con mi mamá. E igual con mi abuelo, que lamentablemente falleció a fin de año.
— ¿Cuándo y por qué decidiste ser arquero?
— Inicialmente yo jugaba en el medio, de enganche. Y me puse a atajar en 2016, a mis 12 años en Baby Fútbol en el Club Don Bosco, que es de Ramos Mejía y adonde fui desde que nací. Después atajé un año en cancha de 11 en 2017 y en 2018 me vine a Comunicaciones. Estaba en novena, ya en divisiones juveniles de AFA.
— ¿Qué recuerdos tenés de tu infancia en Ramos Mejía?
— Prácticamente nací en el Club Don Bosco. De hecho, sigo yendo. Está el Futsal, la cancha de 11, ahora juegan mis primos. Los recuerdos de la infancia fueron de ahí. Ahora está mi papá manejando el club, así que el vínculo sigue siendo muy cercano.
— ¿Siempre fuiste el más alto de la clase?
— No. Tenía una altura normal, promedio para mi edad. Y en los últimos años pegué el estirón. Ahora mido 1,86m.
— Desde que debutó tu abuelo hasta la actualidad, el puesto cambió mucho.
— Es verdad. Al principio mi papá mucho no quería que atajara. Pero empecé a hacerlo y es lo que me gusta y lo disfruto. Y lo de jugar con los pies es posible que lo maneje como algo más natural por haber jugado antes fuera del arco y tener más técnica. Ellos eran más bruscos con los pies porque antes casi no los usaban.
— ¿Cómo es el día a día en Comunicaciones?
— En el ascenso es un club que está en otro nivel para la categoría donde compite (Primera B). Tiene muy buenas instalaciones para entrenarse, vestuarios muy bien equipados. Es un club muy cómodo, y eso suma mucho. Nos entrenamos como cualquier club. Pero destaco todo el crecimiento que tuvo como entidad; las canchas están siempre impecables y eso ayuda.
— ¿Cómo viene el equipo?
— Estamos haciendo un buen torneo. Creo que hay un muy buen equipo. Arrancamos muy bien y tenemos que intentar sostener eso porque es lo que nos dará grandes cosas.
— Siendo tan joven, ¿cómo es el trato de tus compañeros y de tus rivales?
— Desde que subí a entrenarme con la Primera, mis compañeros tuvieron siempre la mejor, acompañándome y tirando para adelante, Me ayudaron mucho y me dieron toda la confianza, que es importantísimo. Me tocó debutar en la última fecha, en un campeonato que ya no jugábamos por nada. Y lo único que me dijeron fue que disfrutara de ese momento Y así fue.
— ¿Y seguís disfrutando?
— ¡Obvio!
— ¿Ves mucho fútbol? ¿En qué arqueros te fijás?
— Me gusta ver mucho fútbol europeo. Miro mucho a Ter Stegen, a Neuer, a Ederson, del City. Trato de ver a los mejores. De acá de la Argentina me gustaba mucho Andrada en Boca, y también Armani.
— ¿Hace bien ver que ellos también se equivocan, cómo pasó este año con Donnarumma?
— Sin dudas. Capaz que yo me equivoco acá en Comu y eso te demuestra que le puede pasar a cualquiera.
— Y cuando pasan esas cosas, ¿cómo las manejás?
— Por ahora sólo me pasó una vez eso de tener un error grande. Pero tuve la suerte de que la jugada no terminó en gol. Así que zafé. Pero no soy de bajonearme. Tengo claro que cada pelota es la última. La que pasó, pasó. Y ya vendrá la siguiente. Esto es pelota por pelota. Es difícil, pero hay que estar fuerte de la cabeza.
— ¿Es un puesto ingrato, como se dice?
— Es una presión distinta, que yo disfruto. En el arco convivís con el error. La falla de un jugador se puede corregir, pero una pifia del arquero generalmente es gol. Es un puesto donde tenés que ser muy fuerte de la cabeza. Porque a la vez es lindo tener esa presión o esa responsabilidad de saber que, si vos fallás, podés hacer que el equipo reciba un gol. Hay que estar constantemente concentrado para hacer todo lo mejor posible.
— ¿Sos un arquero salidor o más precavido?
— Me gusta salir. Me gusta ir a cortar centros. Juego bien con los pies. Pero siempre digo que el arquero está para atajar. Como sea. Todo lo demás son características adicionales que ayudan. Intento hacer las cosas lo más simple posible para no complicarme.
#FútbolMasculino
— Comunicaciones (@PrensaComu) January 25, 2022
🥅 ¡Hay presente y futuro en el arco!
✒ Julián Kadijevic, quien debutó el Torneo pasado en la Primera de COMU, firmó su primer contrato profesional hasta 2024.
¡Felicitaciones Julián!#SeguirCreciendo@SABADOGOL pic.twitter.com/IuByMgktoz
— Redes sociales, ¿sí o no?
— Las uso, pero lo normal y para informarme. No soy de estar todo el tiempo publicando cosas. Si las sabés usar, son una herramienta muy buena.
— ¿Qué actividad hacés más allá del fútbol?
— Terminé la secundaria el año pasado en la escuela número 126 de Ramos Mejía y por el momento no seguí una carrera. Pero es importante estudiar, porque te abre la cabeza.
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