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Juan Sebastián Verón: "Acá se necesitan psicólogos; casi todos los futbolistas tendrían que hacer terapia"
Fue un caudillo dentro de las canchas, pero no quiso ser DT. Le ofrecieron ser candidato a intendente y aunque lo rechazó, su vida hoy pasa por la gestión como presidente de Estudiantes, desde donde cuestiona que el estado financie a los clubes
No es fatiga ni desdén: es una somnolencia celular. Juan Sebastián Verón no camina, se desplaza. Cuando gesticula, lo hace a la velocidad de un hipnotizador y hasta su reír es perezoso, porque las carcajadas se acaballan sobre silencios. Sentado en una mesa del comedor del predio de Estudiantes de La Plata sorbe el mate con el mismo apuro de sus pases cuando era jugador: ninguno.
¿A qué edad te hiciste el tatuaje del Che Guevara en el brazo?
Creo que en el 98. Estaba en Parma, en Italia [tenía 23 años]. Había leído un libro, en italiano, El diario del Che en Bolivia me parece que era. Me gustó el personaje, su idea; yo soy apolítico. Creo mucho en lo que hacés por el otro y siempre me quedó esa imagen en la cabeza: el Che trabajaba en el campo, trabajaba en los ingenios azucareros, con la gente.
¿Qué quedó de esa admiración?
Queda eso; sigue. Él pasó de ocupar cargos políticos (en el banco), a bajar al llano a trabajar junto a la gente. Es ese pensamiento, esa idea de hacer política y demostrarlo desde el ejemplo: eso fue lo que me gustó.
Sos un caso raro: pasaste directo de jugador a dirigente. ¿Nunca DT?
No me gustó nunca la parte técnica. Porque es la misma vida o peor que la del futbolista: te encierra sólo en la parte de campo. A mí me gusta el proceso más amplio de un club, proyectar, influir no sólo en el jugador.
Hiciste las inferiores en Estudiantes, pero en primera división sólo estuviste dos años. Pasaste a Boca, donde apenas jugaste 17 partidos y te vendieron a la Sampdoria. ¿Cómo le pedís hoy a un chico que se quede?
Yo ya tenía 21 años cumplidos. Hoy a un chico a los 18/19 le surge la oportunidad. No les pido: sí les aconsejo que miren bien adónde van. Que se preparen porque no es sencillo. Cuando me pasó a mí dije me voy afuera, otro campeonato, hermoso, pero el entrenamiento dura dos horas, tres a lo sumo, y después tenés 21 horas libres sin hacer nada, sin conocer, sin tener con quién relacionarte. Me fui en una época muy distinta a la de hoy, sin internet, sin tanta conexión, con pocos argentinos en el exterior y un plantel donde sólo podía comunicarme en italiano. Estaba solo y ese fue un tema. Hoy a la distancia me pregunto qué hacía. A veces no me acuerdo cómo pasaba el tiempo.
¿Por qué llegabas a la concentración de Estudiantes en auto, pero estacionabas a dos cuadras?
Porque el técnico no quería saber nada con autos nuevos, con que los chicos gastaran plata. Yo ya me había comprado el departamento y quería cosas de chicos, sí o sí el auto. Para que no se enojara lo dejaba, del portón, unos tramos más allá. Era un Pointer bordó.
¿Llegaste a tener seis autos?
Sí, fue un momento de locura. Fue un tiempo corto. Hasta malo, diría. Lo hice de aburrido. ¿En qué gasto la plata? Con el tiempo me di cuenta de que no servía absolutamente de nada. Cosas de un pibe con guita. Dentro de todo tuve bastante suerte, buena guía y buena gente alrededor que me ayudó y pude invertir bien. Lo que hice fue mirá la cantidad de autos que puedo llegar a tener.
En los chicos que están en inferiores ahora, ¿notás cambios respecto de tu época?
Sí, muchísimos. El lenguaje, la cercanía con el que tienen enfrente, el trato que tienen con la profesión, las responsabilidades que tienen que tomar. Pasó siempre, pero hoy es un poco más duro, el jugador de fútbol lamentablemente está obligado a crecer demasiado rápido. Hay chicos de 17 años que están obligados –entre comillas– a relacionarse con tipos de treinta y pico que les hablan de inversiones y no tienen ni idea, ¡tienen 17 años! Cuando le decís a un chico de 17/18 que tiene que tener representante, que tenga cuidado con lo que le hacen firmar, que invierta, que cuide la plata…
¿Hablás de eso con ellos?
Sí. En su momento –ahora no sé cómo está el tema dentro del vestuario– aparte de aconsejar les reteníamos premios, que eran bastante importantes, para que invirtieran en un departamento. Hay muchos chicos que lo hacen. Les hablamos de la importancia que tiene eso para su futuro. Yo lo aprendí por experiencia, lo fui viendo con el tiempo: le puede pasar a cualquier jugador, sea de 30 o de 17, que se compra un auto y por equis motivo no puede jugar más al fútbol y tiene que salir a laburar. ¿Dónde vivís? Obviamente que hoy es mucho más complejo por la situación económica del país; está más lejos la posibilidad de una casa, el contexto cambió completamente.
¿Qué diferencia encontrás?
Yo con 18 años me pude comprar mi primer departamento.
El jugador ve proyectada su carrera en 10, 12 años. En esos 10 años tenés que tratar de acomodarte, hacer todo. Después, viendo la media de la vida, tenés otros 40 años para vivir. A los 17 años pensás que vas a ser siempre chico
¿Ahora un pibe jugando en Primera no se lo compra?
Imposible. Con un primer sueldo es imposible. Pero no porque el sueldo no sea bueno, sino porque no hay facilidades para que puedan comprar.
Es difícil retenerlos así.
Es difícil por eso y porque también el jugador ve proyectada su carrera en 10, 12 años. En esos 10 años tenés que tratar de acomodarte, hacer todo. Después, viendo la media de la vida, tenés otros 40 años para vivir. A los 17 años pensás que vas a ser siempre chico, por eso uno tiene que tratar de guiarlos.
¿Llegan a probarse a Estudiantes chicos sin talento?
Sí. El sueño del futbolista va más allá de tener talento o no.
¿Cómo se los rechaza?
Y… Se hacen pruebas, pero en ese momento el que quiere ser jugador no se da cuenta por el sueño mismo. Pero con el tiempo lo procesan.
¿Cuántos pibes llegan porque quieren salvar a la familia?
Muchísimos. Hoy muchos más. La familia en eso ve siempre el salvataje económico.
En Manchester United, donde jugaste, había una oficina dedicada a resolverle todo al jugador. ¿Llegará esa oficina al fútbol argentino?
Uf… Puede llegar, pero tiene que cambiar hasta el contexto del país porque el Manchester dispone de cien personas en un club que resuelven todo dentro de la institución y también te resuelven cuestiones de tu vida, de tu casa.
¿Cuál es la oficina que más se necesita acá?
¡Psicológica! Psicólogos, un montón [ríe]. Es que acá es muy complejo, el inglés es mucho más estructurado y tiene todo en su lugar.
¿Decís que todos los jugadores deberían hacer terapia?
No todos, pero casi todos.
¿Por qué en el país los jugadores concentran?
En un momento creo que era más por el grupo, por pasar tiempo, y para que no se escapen. Hoy pasa también por el descanso, la alimentación (comer bien). Creo que ya es hasta cultural.
Si se dejara de concentrar, ¿habría algún beneficio?
Si el jugador lo entendiera, sí. Pero debería entender los horarios, que no puede un día que no se concentra quedarse hasta las 2 de la mañana dando vueltas en la casa de un amigo comiendo un asado.
¿Por qué el jugador argentino afuera lo cumple?
Pasa por una cuestión de educación. Acá no estamos acostumbrados, no es algo que tengamos internalizado. Vas allá y lo hacés. Acá puede pasar que los chicos no salgan y pierdan dos partidos y se diga que perdieron porque no estaban concentrados. Esas cosas allá no existen.
Por el escándalo del último clásico de La Plata, Estudiantes sancionó con multas y tareas comunitarias a sus jugadores. Pero ambos clubes (Estudiantes y Gimnasia) programaron partidos para que los sancionados purgaran fechas y debutaran antes en el campeonato. ¿No es contradictorio?
Es contradictorio, pero en definitiva es lo que te permite el reglamento.
¿Pero la sanción no debería ser hiciste esto, te toca esto?
Tendría que ser así, pero hay una parte del reglamento que permite hacer eso y, en definitiva, se usa. Otros equipos lo han hecho y está dentro de lo permitido; no es que hicimos un anexo o buscamos otra cosa. La realidad es que no está bien. Se habla del rugby como ejemplo: en su reglamentación no hay lugar para sacar ventaja de algo; en la del fútbol hay mucho de interpretación. Eso te abre la puerta.
¿Habría que cambiar el reglamento para que sea más claro?
Habría quizá que hacerlo para que sea más puntual y más conciso.
Mientras tanto…
Mientras tanto nosotros usamos el reglamento.
Alex Ferguson [DT suyo en Manchester] dijo que nunca te esforzaste por aprender inglés.
Tiene razón.
¿Por qué no aprendiste inglés?
No aprendí de la manera convencional. Entiendo, hablo poco, pero el estudio nunca fue lo mío.
¿Laburaste en una gomería al dejar el colegio?
Sí, mis viejos me mandaron porque no quería estudiar más. Me dijeron que me tomara en serio el fútbol como lo había hecho hasta ese momento –no salía, me autoconcentraba cuando no era necesario– pero que, además, tenía que trabajar. Cuando surgió lo de la gomería fue bárbaro porque era de unos conocidos. Pero ahí me di cuenta realmente de lo que era laburar. Levantarme a las 6 de la mañana… Seis meses duré. Tenía 16 años.
¿Te arrepentiste de no haber aprendido inglés?
Bastante, porque mis chicos y mi señora saben inglés. Me doy cuenta de que cada vez lo necesito más. Tengo relación con ex compañeros ingleses y a veces cuando mando mensajes quedo atado a la traducción del teléfono.
¿Te arrepentís de haberte ido de Manchester?
La verdad que sí. Fue por esas cosas que a veces tiene el jugador: el ego. Me decían mirá que no sé si vas a jugar y del otro lado me decían que iba a ser importante. Elegí al otro. No fue mala la decisión, pero estaba para estar un tiempo más.
En el exterior los clubes tienen una orientación más gerencial. Lo has destacado. ¿Apostás por un fútbol con clubes con dueño acá?
No necesariamente. Para mí puede haber un mix, tener áreas gerenciadas del club. Acá la esencia del club es una sociedad sin fines de lucro. Hay experiencias buenas y otras que no tanto: el Parma es una [quebró el año pasado].
No coincidías con que el Gobierno gerenciara el fútbol en su totalidad, hablaste ahí también de un manejo mixto. ¿Cómo sería?
No me parece bien que el Gobierno sea el que tenga el manejo del fútbol y que sea de donde salen todos los fondos, hay cuestiones más importantes en el país para destinarlos. Tiene que haber pauta privada y después, si se quisiera destinar algo, que se haga. Sería importante que se orientara a la cuestión educativa, más formativa.
Aunque no eras asambleísta estuviste el día de la elección empatada en AFA. ¿Por qué fuiste?
Porque era un momento trascendental en la vida del fútbol argentino: había que estar.
Apoyabas a Tinelli. Segura se baja. ¿Sigue siendo Tinelli tu candidato?
Sigo pensando que estamos en un momento donde la federación madre [la FIFA] y varias en el mundo han tenido un cimbronazo y se apuesta a un cambio. Obviamente que Marcelo, por idea, por lo que representa, es una persona que dentro de un grupo de dirigentes lo puede encabezar. Ahora, después de eso [el empate], es como que todo se aplacó y hoy no se habla mucho de las elecciones. Sí me parece que se puede y que se está, de a poco, viendo un cambio, una manera de gestionar. Pero es bastante embrionario, hay que darle tiempo.
Sigo pensando que estamos en un momento donde la federación madre [la FIFA] y varias en el mundo han tenido un cimbronazo y se apuesta a un cambio. Obviamente que Tinelli es una persona que dentro de un grupo de dirigentes lo puede encabezar.
Si hoy fuera junio y tenés que ir y poner el voto...
Sigo pensando lo mismo. Si el candidato siguiera siendo Marcelo, obviamente que sí.
Pero puede ser otro la renovación.
Podría ser otro, la verdad es que hoy no lo sé.
Daniel Grinbank dijo que llevar a los Stones al Único de La Plata le evitó el tema de las barras, tener que dar entradas. ¿Un estadio que depende de un Gobierno es la solución?
No. La solución es la contención que un gobierno dé a los clubes. Ya ha ocurrido que presidentes tomaran decisiones y quedan en nada; al contrario. Desde el club podés contener y prevenir, no más que eso. Podés elevar alguna denuncia, podés pelearte, pero después la decisión política es fundamental, porque te resguarda y te cuida a vos también.
Recuerdo la imagen de Sabella DT de Estudiantes en 2010, durante un entrenamiento, hablando con barras. ¿Desde que juegan en el Único eso se calmó?
La barra de Estudiantes sigue estando; no te voy a decir que no. Nosotros tratamos de contener, que unos tengan su espacio y la familia tenga el suyo. Hasta ahí hacemos. También pasa una cosa: a la gente le gusta ir al medio, sentir a la gente cantando, el folklore, y eso es difícil de controlar.
¿Se podrá volver a tener hinchada visitante?
Si se puede hacer en el verano, ¿por qué no durante el año?
¿Tiene sentido que vuelva? Hay mucha gente que ahora elige ir con sus hijos.
Creo que cada club tiene que ordenarse y ver qué es lo que prefiere, si le conviene o no. A la gente le gusta y me parece que el folklore bien visto, en esto de tener los dos públicos, le da su color. Hay gente a la que le gustaría y otros que prefieren que no porque están más tranquilos así.
¿Estás a favor o en contra?
Estoy a favor, pero no puedo obligar a un club a que esté abierto a eso.
¿Por qué Estudiantes quiere volver a tener su cancha?
Estamos ya en un período de firmar los contratos para que siga la obra. El porqué: está bárbaro que vengan Coldplay, los Stones, que toque La Beriso, pero nosotros nos quedamos sin lugar para jugar porque no hay un calendario deportivo y uno de espectáculos. Afuera sí existe, por ejemplo en Italia, donde Milan e Inter comparten San Siro (aunque el Milan quiere hacer su estadio ahora). Ellos tienen un calendario claro de espectáculos que va desde finales de la temporada hasta prácticamente el inicio de la siguiente; en el medio no hay shows. Nosotros no tenemos esa certeza. Entonces, lo que nos pasa es que hoy salimos de nuestra cancha, jugamos los primeros partidos afuera, luego volvemos a jugar para después volver a salir.
Te ofrecieron candidatearte políticamente. ¿Quién y cuándo?
No digo quién y fue ahora, en estas últimas elecciones.
¿A qué?
A intendente de La Plata.
¿Qué pensaste de los que te ofrecieron el puesto?
Pensar no pienso nada. Pero no estoy preparado para eso. El deporte es una zona que conozco, aunque puedo equivocarme. Más allá de que llegué rápido a la dirigencia, es algo que venía masticando, charlando con muchachos relacionados con otros deportes. La política es mucho más compleja.
Hablaste mucho con Pepe Sánchez y con Agustín Pichot. ¿Del ámbito del fútbol nadie?
Hablé también con Julio Velasco. Del fútbol, en mi misma situación y acá, no encontré.
"Fuera del fútbol hablaría de sexo y droga. Y de amistad: sólo una vez he odiado, cuando fui traicionado por un amigo", respondiste a una revista italiana hace 14 años. Te preguntaban qué libro escribirías.
Si en su momento lo dije… ¿Hace 14 años? ¿Dónde estaba? Estaba en el Inter.
¿Un solo amigo te traicionó?
Sí. O medio amigo.
Te peleaste con Palermo, con Calderón, con Sorín, con Maradona y no volviste a hablar con ellos. ¿No perdonás?
Tiene que ser algo muy jodido para no perdonar. Con Martín hablo. Con Maradona no se dio la charla, pero no tengo problema.
¿Y los otros? ¿Cuáles eran?
Sorín y Calderón. Por ahí uno de esos.
Cuando volvió Carlos Tevez al país dijiste: "Ojalá que no se canse de todo lo que rodea". ¿Cómo lo ves?
¿Y? [ríe]
¿Y?
Y ojalá que no se canse. Que no lo cansen.
Ojalá que Tevez no se canse. Que no lo cansen.
¿Creés que se está cansando?
No creo nada. Hablé con Carlos, sé que está contento, por la familia, por la vuelta; a todos nos pasa. Después transcurre el tiempo y pasa la novedad. Yo pasé por un proceso antes de ser dirigente en el que hubo momentos en los que decía ¿qué hago acá? Si estaba tranquilo, no tenía que pelearme para poner butacas, por el césped, que los chicos tengan esto o aquello. La mirada del dirigente común en la Argentina es que si tienen las cosas, ¿para qué necesitás más? No es necesario. Son cosas que nosotros las fuimos viendo afuera y las queremos aplicar acá. Es difícil por cuestiones económicas y demás. Pero de a poco se puede ir haciendo. Me pongo en la piel de Carlos: es un tipo consagrado, que lo exigen, que tiene que jugar bien, que tiene que estar bien, que tiene que dar el ejemplo, salir a firmar, estar con la gente y aparte lidiar con el dirigente para pedirle esto y lo otro. Todo eso, todos los días, cargarse esa mochila. Aparte los resultados por ahí no son los mejores… Puede ser que se canse.
¿Te soñás jugando?
A veces sí; bastante. Se me cruzan distintos ex compañeros de equipo. La situación es jugando o en algún viaje.
¿Qué queda de la época de escaparte de las concentraciones con Christian Karembeu, en la Sampdoria?
¡Nada! Igual fue corta. Por eso digo a veces que las concentraciones son buenas [ríe].
¿Es cierto que vivís en una casa y no tenés mucama?
Vivo en una casa y no, no tengo mucama. Nunca tuvimos. Sólo tuvimos durante un lapso, un par de meses, cuando nacieron los chicos, que son muy seguidos [se llevan sólo 14 meses de diferencia]. Pero no pudimos. No nos gustó. Hacíamos las cosas nosotros. Bah, mi señora; yo jugaba, me iba.
¿Ahora hacen todo ustedes?
Sí. ¿Cómo me ves?
Perdoname, pero no creo que vos hagas mucho.
¿No? La llamo a Florencia y te voy a hacer hablar. Yo no voy a decir nada, vos le preguntás.
[El primer llamado es fallido]
¿Hacés la cama?
[Intenta nuevamente la llamada]
¿Sabés usar el lavarropas?
No, eso no.
¿Barrés?
... [Me mira. pero sigue intentando la llamada]
¿Tenés perro?
Tengo tres
Hacen caca, ¿la levantás?
[Finalmente Florencia devuelve la llamada] "Hola, estoy haciendo la nota con la revista de LA NACION y una de las preguntas es qué hago yo en casa. Te paso".
Florencia, su mujer desde hace más de veinte años, corrobora la versión de Verón, sobre todo con los perros "porque los trajo él". En el desglose (limpiar, cocinar, hacer la cama) la charla se desvanece en "a veces, a veces".
Al final, ¿terminaste el secundario?
No lo terminé. No está bueno por mis hijos, cuando les ando atrás…
¿Te dicen algo?
Sí, me dicen "¿qué decís si vos si no terminaste el secundario?"
¿Qué respondés?
Que yo no soy ejemplo [ríe].
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