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José Sosa, el trotamundos del fútbol que escapó de una guerra civil y ahora da batalla en Estambul
Actual campeón con Besiktas, en Turquía, el argentino explica su experiencia en los lugares más exóticos
"Mirá, yo soy muy de pueblo, y si te digo la verdad, de chico casi no miraba nada de fútbol internacional. Recién a medida que fueron pasando los años, cuando llegué a Primera y empecé a jugar torneos como la Copa Libertadores o a escuchar nombres de argentinos en otras partes del mundo, comencé a preguntarme qué habría del otro lado que todos quieren ir. Y ya ves… nunca me imaginé que iba a estar en tantos lugares". Allá, en su Carcarañá natal, José Sosa simplemente soñaba con debutar entre los grandes, con enfrentarse a Boca, a River y volver al pueblo a comer un asado con su gente. Pero el destino le tendría reservada otra vida, otra historia, con un pasaporte lleno de sellos y una valija cargada de experiencias.
Revisar la ficha de aquel Principito que deslumbró en el Estudiantes campeón del Apertura 2006 significa dar un paseo por media Europa: Alemania, España, Italia, Ucrania y actualmente, la histórica y deslumbrante Estambul, donde a los 30 años José Sosa se da el lujo de cabalgar sobre dos continentes. El hombre que lleva la camiseta número 5 de Besiktas vive y se entrena en Asia, donde el club posee una elegante ciudad deportiva; pero juega en Europa, al otro lado del Estrecho del Bósforo, porque ahí se encuentra el estadio del equipo que ganó la Superliga turca, un título que no conseguía desde 2009.
-¿Qué te dejó el peregrinaje?
-Aprendí que asumir riesgos fortalece la personalidad porque hay que ir afrontando cosas que no son sencillas. Hubiese sido fácil haberme ido de Estudiantes a un equipo español, como suele pasar normalmente, pero mi situación fue diferente. Primero tuve la oferta de un club tan grande como el Bayern Munich y después estuve en países en los que otros dicen: "No voy ni loco", pero es lo que me tocó y creo que me dio mucho más en el plano personal.
-Alguna vez, por ejemplo en Kharkiv, esa ciudad ucrania que nos suena tan exótica, ¿no pensaste qué estoy haciendo acá?
-¡Ja! Eso no, pero porque el primer día me pasó algo cómico. Llegamos, nos fuimos al hotel y mientras esperábamos para reunirnos esa tarde con el club, viene uno de los representantes a mi habitación, me ve pensativo y me dice: "Mirá José que la última palabra la tenés vos, eh". No me acuerdo en qué pensaba, pero él se imaginó que estaba valorando si nos quedábamos o no, y ahí me metió en un mar de dudas. Lo miré como diciendo: "Serás… En vez de ayudarme me estás matando psicológicamente". Pero ya estábamos ahí y no íbamos a ir para atrás, así que ya no volví a pensar en dónde me había metido.
-Aquella experiencia terminó mal cuando estalló la guerra civil.
-Sí, fue muy desagradable, pero zafé bastante. El conflicto empezó a crecer justo durante los seis meses que me fui al Atlético de Madrid y eran los compañeros argentinos que estaban en el club (Sebastián Blanco, Alejandro Gómez, Jonathan Cristaldo) los que me iban comentando la situación. Al volver al Metalist nos fuimos a Austria de pretemporada, por lo que seguíamos viendo el panorama desde lejos. Ahí fue cuando se armó el problema de verdad; entonces charlamos con los otros argentinos y nos planteamos no volver a Ucrania, porque realmente no teníamos ganas de exponer a nuestras familias o novias. Hicimos fuerza, ellos lo entendieron y fue cuando me vine para Estambul.
-Turquía también tiene lo suyo…
-Sí, parece que voy siempre al lado de los conflictos. Sabemos que hay problemas acá, pero la realidad es que el mundo está viviendo situaciones raras donde en cualquier lugar suceden cosas que no son lindas, y uno lo sufre como si estuviera ahí adonde ocurren. Gracias a Dios cerca de donde solemos movernos no pasa nada y ojalá no pase para bien de todos.
Sosa arrancó su periplo como trotamundos en Munich, cuando el Bayern se lo llevó de Estudiantes por 8 millones de euros, siguió en Nápoles –"Ahí me di cuenta de que no todos los clubes europeos tienen el mismo nivel"–, se prolongó hasta Kharkiv, hizo una escala en Madrid y por ahora se asentó en Estambul, donde además acaban de nacer sus mellizas: "Que son turcas, pero ya les estoy tramitando el pasaporte argentino".
-Decías que ganaste más en lo personal que en lo futbolístico, es decir que sos consciente que jugar en Ucrania o Turquía no da mucha chapa…
-Sí, estoy de acuerdo. No es lo mismo la liga española, inglesa o alemana que Turquía. Pero es un reto, y creo que de eso se trata también la carrera de un futbolista: más allá de estar en grandes clubes también es afrontar ciertos desafíos que te den cada vez más ganas de mejorar. Para mí, con la edad que tengo, fue muy lindo volver a darle un campeonato a Besiktas y, más adelante, tener la opción de jugar la Champions con esta gente que me trató fenómeno desde el día que llegamos.
La vuelta a casa puede esperar
Al Principito Sosa el Mundial 2014 le quedó atragantado. Alejandro Sabella lo convocó para varios partidos de las eliminatorias e incluso estuvo en la lista previa de 26 jugadores, pero no superó el corte definitivo, y aunque lo acepte, a nadie le gusta quedarse afuera cuando se llega hasta la misma puerta de la gloria. "Creo que en ese punto estar en Ucrania me jugó en contra. No por el nivel de la liga ucrania, sino por el calendario. Allá hay una pausa importante en diciembre, enero y febrero, y eso me hacía llegar sin ritmo a los compromisos con la selección. Después fue una decisión del cuerpo técnico haberme dejado afuera de los 23 y no tengo nada que decir. En todo caso, agradezco la experiencia de haber podido participar en las eliminatorias".
-¿Y ahora cómo lo ves?
-Tranquilo, de lejos. Entiendo que sobre la base de los compañeros que vienen haciéndolo muy bien en los últimos años es el momento de ir probando gente nueva que puede estar de la mejor manera en el Mundial.
-Parece que ya hubieras cerrado la puerta…
-La realidad es que en la selección no es mi momento. Pero si me llega otra vez la posibilidad, bienvenida sea. La liga turca se sigue poco, pero si uno hace bien las cosas y aprovecha algún momento en el que haya exposición mediática, ya sea por lograr el campeonato o jugar una Champions.
-Está la idea de que el fútbol turco es flojo.
-No creas, sé que no se la considera entre las ligas más importantes, pero a medida que van pasando los años están haciendo grandes contrataciones, como el caso de Mario Gómez, Van Persie, Nani, Quaresma, Eto’o, que llegaron esta temporada y le están dando otro nivel al torneo.
-Pero se trata de gente que ya vivió su apogeo...
-Sí, sí, digamos que no están llegando en la plenitud de sus carreras. Pero más allá del momento que viva cada uno creo que le aportan prestigio a la liga.
-Otra opción para mostrarse sería jugar en la Argentina, ¿todavía no te planteaste pegar la vuelta, ahora que casi se puso de moda?
-Tengo dos años más de contrato en Besiktas y moverme ahora con las mellizas recién nacidas es todo un tema. Por eso cada paso que dé de ahora en más, cada decisión que tome, tendrá que ser bien analizada desde la cuestión familiar.
Uno de los tres poderosos con figuras de experiencia
Besiktas, el equipo en el que juega Sosa, es uno de los tres grandes de Estambul y de la Liga turca junto con Galatasaray y Fenerbahce, aunque en los últimos años ha vivido a la sombra de sus vecinos. Ahora, las Águilas Negras cortaron la mala racha. Además de Sosa, sus otras figuras también son treintañeros célebres. Uno es el alemán Mario Gómez, ex Bayern Munich, Fiorentina y la selección germana. El otro es Ricardo Quaresma, portugués con pasado en Porto e Inter y su seleccionado. El título coronó una gran temporada de Besiktas, que hace apenas un mes reinauguró su estadio, que ahora se llama Vodafone Arena y es un modernísimo complejo situado a 200 metros del estrecho del Bósforo donde 42.000 personas festejaron el título.
rc/jt/ae
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