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Jesse Marsch, el técnico de Canadá que quiere arruinarle la fiesta a Argentina en la inauguración de la Copa América
El estadounidense, de 50 años, tiene una amplia trayectoria: dirigió en Austria, Alemania e Inglaterra, donde salvó del descenso al Leeds
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Estos últimos fueron años paradójicos para el fútbol de Canadá. Un proceso deportivo exitoso lo llevó a disputar el primer Mundial después de 36 años. Qatar 2022 constituyó una experiencia agridulce, pues el equipo tuvo buenas actuaciones, pero la realidad lo pasó por arriba: no superó la fase de grupos. Sin embargo, marcó a fuego a una nueva generación de jugadores que llevan la bandera rojiblanca con la hoja de arce por las ligas de elite. Pero a la par de este despertar futbolístico, los problemas institucionales y financieros de su federación explotaron y simultáneamente se consumó la salida del inglés John Herdman como director técnico.
Hubo un breve interinato de Mauro Biello, uno de los colaboradores de Herdman, pero la búsqueda de un nuevo conductor se chocaba con una realidad inocultable: no había dinero para pagar el contrato de un técnico de elite. Con la Copa América por delante, en marzo asumió como director general de la Federación un hombre ajeno al universo del fútbol. Kevin Blue llegó desde un palo completamente diferente: el golf. Y este hombre que dedicó su vida a la filantropía deportiva pergeñó un plan para financiar un buen contrato. Primero, le apuntó al hombre deseado, el estadounidense Jesse Marsch; luego, hizo posible lo imposible: que las tres franquicias principales de Canadá, con participación en la MLS, se hicieran cargo. Coincidieron en que potenciar a la selección dará ganancias para todos. De esta manera, los propietarios de Vancouver Whitecaps, Montreal Impact y Toronto FC abrieron sus billeteras y solventaron la llegada del hombre apuntado.
Jesse Marsch asumió como entrenador de la selección de Canadá el 13 de mayo, con menos de dos meses para preparar una cita tan importante como la Copa América. Y Marsch se lo tomó en serio. A tal punto que hizo la gran Bilardo: como todos los futbolistas aún estaban dispersos por el mundo, viajó a ver a cada uno para conocerlos. “Han sido unos días de locura –le graficaba al diario inglés The Guardian-. “Estoy intentando ver a los jugadores, intentando ir aquí, allá y a todas partes y un montón de cosas logísticas que resolver. Ha sido una locura”.
Es un hombre verborrágico y muy firme, y nunca se guarda lo que piensa. Como cuando quedó resentido por la imposibilidad de dirigir a la selección de su país. Mientras estaba en negociaciones con la UNMNT (la asociación que maneja el fútbol masculino estadounidense), sorpresivamente se bajó de la posibilidad. “No me trataron muy bien en el proceso”, explicó hace un mes en un podcast de la CBS. En el pequeño mundo futbolero estadounidense, muchos lo consideraron un traidor no solo por el desplante, sino por cerrar vínculo con una selección rival.
Después de una discreta carrera como futbolista, Marsch fue asistente de Bob Bradley en la selección de Estados Unidos. Y luego pululó por los clubes de Red Bull. Primero, en New York; luego, en el de Salzburgo, donde se formó una reputación (ganó dos ligas y dos copas de Austria), a tal punto que fue convocado para formar parte del cuerpo técnico del Leipzig, a cargo de Ralf Rangnick. Volvió a Salzburgo; volvió a Leipzig como técnico principal… Jesse Marsch ya era un entrenador codiciado.
En febrero de 2022, el director deportivo Víctor Orta lo contrató para una misión difícil: rescatar a Leeds del descenso en la Premier League, tras el despido de Marcelo Bielsa. Y lo logró, aunque la temporada siguiente no fue buena y se terminó yendo en no muy buenos términos.
Lo contó Angus Kinnear, CEO de Leeds, a ESPN: “Hubo ciertas cosas que Víctor vio que mostraron que había sinergias entre Marsch y Bielsa. Marcelo es la definición de lo único. Intentar encontrar a alguien capaz de rendir de la misma manera que él iba a ser difícil. Jesse trabajó muy, muy duro. Tenía un historial muy bueno como entrenador, pero hay que aceptar que fracasó, y también fracasó desde el punto de vista del reclutamiento”.
“A pesar de sus mejores intenciones, Jesse Marsch no funcionó en el Leeds. Los aficionados tenían la impresión de que se había aferrado a un estilo que, después de once meses y medio, seguía sin dar resultados. A los aficionados les resultaba difícil conciliar el rendimiento del equipo y las declaraciones ultrapositivas en rueda de prensa -como decir que una derrota por 4-0 “parecía una victoria” y que una derrota por 2-1 era “la actuación completa”- les indignaban aún más”, explicó el periodista Joe Donnohue, del Yorkshire Evening Post.
Pero la pica entre Marsch y la UNMST tiene varios capítulos. Al hombre le gusta mucho la comunicación y tuvo apariciones en la TV como analista de la Nations League de la Concacaf. En una de ellos, cuestionó a Gregg Berhalter, técnico de Estados Unidos, por sus manejos en la (no) convocatoria de Gio Reyna, una de las figuras. “Quería que a Estados Unidos le fuera bien. Todavía lo quiero”, explicó entonces.
Marsch es, sobre todo, un hombre de mundo. Ha visitado 80 países, ha trabajado en Canadá, Estados Unidos, Austria, Alemania e Inglaterra. Pero vive en la Toscana con su mujer, Kim. Sus tres hijos estudian en el extranjero.
La forma en la que llegó a Canadá no tiene precedentes. La Federación de ese país tiene un déficit operativo de 4 millones de dólares anuales. Que los tres clubes poderosos de un país pongan 1.500.000 dólares para financiar a un DT ha generado revuelo. Fiel a su personalidad, Marsch no esquivó a referirse a si eso condicionará el armado del plantel. “Alguien me lo preguntó y le dije ¡no seas tonto! Ningún entrenador aceptaría un puesto con ese tipo de estipulación. Creo que lo que demuestra, en realidad, es que hay unidad detrás de mi nombramiento y el hecho de que la gente que está en posiciones de liderazgo estuviera realmente motivada para que esto se hiciera, me motivó”.
Está claro que es un hombre al que no lo asustan los grandes desafíos. En el Leipzig reemplazó a Julian Nagelsmann; en Leeds, a un santo patrono como Marcelo Bielsa. “Soy muy consciente de que he seguido a figuras legendarias. Y yo incluiría a [Herdman, el anterior DT de Canadá] en ese grupo. He intentado tomarles el pulso a las cosas que tenemos que mantener y cómo podemos evolucionar. Ese ha sido siempre el proceso. No sé si me lo he planteado así porque [mis predecesores] eran legendarios. Es algo natural. Intento ser bastante maleable: conozco culturas y personas, pero también me mantengo fiel a mí mismo. Eso será importante para Canadá. Tenemos que asegurarnos de que este equipo refleje a todo el país de manera que todos nos sintamos orgullosos en 2026. Será un reto, pero estoy entusiasmado “.
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